2. Saúl había sido elegido por Dios como el primer rey de Israel. El
pueblo había pedido un rey a Dios, para ser igual que los demás
pueblos que los rodeaban. Y así fue.
3. Pero el rey Saúl no fue obediente a Dios y no siguió el camino de Dios, por
lo que el profeta Samuel le fue a ver y le dijo que Dios iba a buscar otro
rey para Israel. El nuevo rey elegido sería David.
4. Saúl intentó liberar a su pueblo de la opresión que sufría a manos de
los filisteos. Fue entonces cuando David, que Saúl no sabía que era el
nuevo elegido por Dios, derrotó al gigante Goliat.
5. Al principio Saúl se alegró de la victoria de David, pero al ver cómo
cantaban y se felicitaban todos por la valentía del chico, le empezó a
corroer la envidia y empezó a detestar a David.
6. Saúl se decía “sólo le falta ser rey”, pero todo lo que emprendía David
le salía bien, por lo que empezó a temerle, porque Dios estaba con
David pero se había apartado de Saúl.
7. Por eso en varias ocasiones mandó gente a matarlo y persiguió a David
a través del desierto, pero Dios siempre libraba a David de la muerte.
8. En una ocasión, Saúl y toda su gente se pararon una noche a dormir,
mientras perseguían a David. Éste atravesó el campamento y llegó hasta
Saúl, pero le perdonó la vida.
9. La envidia y los celos acompañaron a Saúl el resto de su vida, hasta
que murió en una batalla contra los filisteos. Saúl desobedeció a Dios,
y además no pudo soportar que eligiera a una persona buena y fiel
como David.
10. Texto e imágenes
Revista Gesto, Nº 155
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