Un terremoto es causado por la liberación repentina de energía en las fallas de las rocas debajo de la superficie de la Tierra. Los sismógrafos miden la magnitud y la intensidad de los terremotos usando las escalas de Richter y Mercalli, respectivamente. Aunque los terremotos no pueden predecirse con precisión, los mapas de riesgo sísmico y las normas de construcción pueden reducir los daños potenciales.