Una instalación eléctrica está compuesta por ductos (tuberías), conectores y cajas. Los ductos pueden ser de metal o plástico y vienen en diferentes diámetros. Los conectores unen los ductos y permiten cambios de dirección o derivaciones a cargas eléctricas. Las cajas alojan los componentes eléctricos como interruptores o tomacorrientes y vienen en diferentes formas y tamaños dependiendo de su propósito.