Benito Mussolini pronunció un discurso el 2 de octubre de 1935 ante 20 millones de italianos reunidos en las plazas del país. En el discurso, Mussolini declaró que la manifestación demostraba que la identidad de Italia y el fascismo eran perfectas e inalterables. También criticó a la Sociedad de Naciones por hablar de sanciones contra Italia en lugar de reconocer sus derechos, y advirtió que Italia respondería a cualquier sanción económica con disciplina, sobriedad y espíritu de sacrificio.