1. Artículo publicado en la revista LiberAddictus.
Para consultar más artículos haga click en:
www.infoadicciones.net
Atendiendo al paciente dual
Alberto Guerrero Ochoa y José Jorge Prado García
Dos diagnósticos
Valdría la pena, en un principio, comentar qué significa trastorno dual. Este
es un término que se ha escuchado mucho en los últimos años, pero que,
al mismo tiempo, resulta un concepto poco entendido por la mayoría.
Trastorno dual es aquel padecimiento en donde el individuo, además de ser
farmacodependiente o alcohólico presenta otra(s) patología(s) mentales o
emocionales.
A través de nuestra experiencia, hemos concientizado que la suma de
estos dos problemas mentales representa, en realidad, un tercer problema,
apareciendo, así, ante nuestros ojos, una nueva patología que cursa de un
modo particular, con características específicas, y que fundamentalmente
debe ser tratada como una patología distinta y de manera especial.
Sabemos ahora que la interacción entre estas dos patologías modifica la
evolución característica, tanto de la adicción como la del trastorno mental,
dando como resultado un proceso complejo que no puede resolverse con
los recursos y técnicas habituales para los problemas originales.
La patología mental que se observa comúnmente en los trastornos
duales son: la psicosis funcional, la esquizofrenia, los trastornos afectivos,
los síndromes cerebrales orgánicos, los trastornos de la personalidad y los
trastornos de ansiedad.
El reconocer claramente la existencia de pacientes duales es, en realidad,
asumir la complejidad del hombre, que representa un conjunto infinito de
variables, mismas que, dentro de su patología mental, exigen tratamientos
cada vez más personalizados.
El hombre psicótico vive aislado; tiene una forma de ver y entender
el mundo muy particular; extraño, para la mayoría de las personas, vive
incomprendido y es marginado. Sus experiencias perceptuales y sensoriales
1
2. son diferentes a las de los demás y, por lo tanto entiende el mundo de otra
manera. Las emociones que le pueden despertar sus alucinaciones o sus
delirios son imposibles de transmitir cabalmente a los demás.
Las personas que lo rodean se asustan y, por más que el individuo intenta
darle a esto una explicación racional, le es imposible, dando como resultado
más miedo.
Locura más droga
Cuando el hombre psicótico se droga encuentra por primera vez una relación
de causa-efecto entre el consumir alguna droga y la modificación de sus
sensaciones y percepciones. Es entonces cuando vive algún tipo de control
ante las experiencias que lo asombraban, lo desconcertaban y lo confundían.
La ansiedad ante los efectos caóticos en su vida psíquica parecen tener
ahora algún sentido. La adicción se convierte en una compañera de su
psicosis y logra, inconcluso, enmascarar a ésta.
Ahora bien, cuando el adicto se psicotiza como consecuencia del consumo
de alguna droga, entra en un espacio novedoso en donde las motivaciones
cotidianas se vuelven intrascendentes: la psicosis lo fascinará; encontrará
un espacio profundo en donde su manera de observar su entorno se
modificará sustancialmente.
La vida cotidiana del paciente dual está impregnada de aislamiento,
inadaptación, declive del nivel de funcionamiento personal: un estado de ánimo
con modulaciones extremas. Los motivos para consumir drogas son diferentes
en el adicto que en el psicótico; el primero logra una identidad al psicotizarse;
el segundo, aumenta su sociabilidad, se desinhibe, se activa, se revela ante la
apatía y mediocridad de una vida rutinaria de enfermo mental.
En el curso de los padecimientos duales el psicótico podrá ser tratado
como adicto puro o el adicto ser tratado como psicótico, teniendo como
resultado el fracaso y la frustración, tanto personal como familiar.
Estos casos son muy desgastantes para la familia y llevan siempre, al
final, a la desesperación y al abandono. Todo esto debido a la impotencia
que se presenta ante las múltiples recaídas sin ningún resultado positivo y
que paso a paso empeoran el problema, tanto psicótico como adictivo.
“Entre más enferma está
una persona, menos lo acepta”
El obstáculo característico en la rehabilitación del paciente dual es la negación
del problema psiquiátrico, tanto del individuo como de la familia. Si ya de
por sí es difícil la aceptación de que un familiar tenga un problema de
drogadicción, aceptar que éste no sólo es adicto, sino que también tiene un
problema mental agregado, resulta devastador para las familias; mientras
que, para el paciente, resulta, en la mayoría de los casos, imposible aceptar
su problema psiquiátrico, pues su mismo trastorno mental se lo impide.
El paciente requiere recibir un tratamiento que le dé una estructura
médica formal para atender sus problemas mentales, sin tener que vivir las
2
más artículos en: www.infoadicciones.net
3. restricciones implícitas de un hospital psiquiátrico. Al mismo tiempo, debe
contar con los recursos propios de los programas para farmacodependientes,
pero sin esperar que se comporte como un paciente adicto puro. El paciente
con un trastorno dual debe ser tratado como tal y no como otra cosa.
Pasos para abordar trastornos duales
Lo primero que hay que considerar, como ya se ha hecho mención
anteriormente, es que la evolución tendrá un curso diferente de los casos
de farmacodependencia o de otros problemas psiquiátricos. Por lo tanto,
el tratamiento tendrá que ser distinto.
El tratamiento se iniciará siempre con dos evoluciones psiquiátricas,
debido a la complejidad de los casos. Con estas se concretarán dos puntos
fundamentales. El primero, poder hacer un diagnóstico, lo más certero posible,
del cual se desprenderá el tratamiento inicial, piedra angular para el éxito
posterior. Y segundo, reconocer si el individuo será aceptado de una manera
adecuada por parte de los pacientes, ya en tratamiento hospitalario.
Otros puntos importantes de esta evaluación, son el poder determinar el
grado de aceptación del tratamiento, por parte del paciente, y el grado de
desadaptación y daño que él presenta en esos momentos, para así definir
qué nivel de rehabilitación le será ofrecido.
Los niveles de rehabilitación son fundamentalmente tres: la rehabilitación
personal, en donde el individuo no es capaz de valerse por sí mismo y
donde todas las acciones irán dirigidas hacia este logro; la rehabilitación
familiar, en donde el paciente es enseñado a poderse relacionar de una
manera sana con su familia —en el momento del internamiento, su familia
sustituida es la clínica—; y por último, la rehabilitación comunitaria, en
donde hay una dificultad para relacionarse con la sociedad de una manera
adecuada —el programa de tratamiento irá dirigido a reinsertar al paciente
en su comunidad.
Recaídas más complejas
En los pacientes duales las recaídas tienden a ser más frecuentes que en los
adictos. La supervisión, por consecuente, deberá ser mucho más estrecha
y prolongada.
Las recaídas pueden deberse a factores comunes en el adicto (negación,
deshonestidad, prepotencia) o también a factores psicóticos (ideas delirantes
que justifican el consumo, aislamiento social, temores paranoides que
orillan a la marginación, acceso a medicamentos que son incorporados al
abuso o a la dependencia, etc.) por lo tanto, las recaídas no deben verse
como un fracaso en los pacientes duales sino como parte de la evolución
hacia la rehabilitación.
El tratamiento se plantea en espacios prolongados de tiempo (de 6 a
48 meses) y se establece un espacio físico y un ambiente similares a una
casa de familia con respaldo médico, psiquiátrico y psicoterapéutico; las
condiciones disciplinarias son claras, pero flexibles, tratando de diseñar
3
más artículos en: www.infoadicciones.net
4. condiciones congruentes con el punto clínico en que se encuentre el
paciente.
A continuación se muestra un esquema de diferenciación entre dos situaciones
donde existe psicosis y a su vez droga, pero que deben considerarse con mayor
atención para su comprensión y tratamiento.
más artículos en: www.infoadicciones.net
4