4. Los lugares de la obra tienen un fuerte componente
simbólico, es decir, están cargados de significados.
La mayoría de los espacios son interiores y cerrados, como la
casa familiar o la escuela, de estructura irregular y llena de
recovecos, lugares de autoridad, que podrían representar
lugares cerrados, que son, la mente de un ser egocéntrico y
encerrado en sí mismo.
“¡Pero la casa! ¡Qué extraño era aquel viejo edificio! Y para mí,
¡qué palacio encantado! Realmente sus recovecos eran infinitos,
así como sus incomprensibles subdivisiones. “
5. La escuela, ese caserón isabelino (es decir, del siglo
XVI), corresponde con esos viejos caserones
americanos que serán el escenario de tantos cuentos de
Poe, y que quedarán como lugares de misterio y
terror para la literatura y el cine posteriores.
“Mis mas tempranos recuerdos de la vida escolar se
relacionan con una casa isabelina, amplia e irregular en
un pueblo de Inglaterra, cubierto de niebla, donde se
alzaban innumerables árboles nudosos y gigantescos, y
donde todas las casas eran excesivamente antiguas.”
6. “Ya he dicho antes que la cara era antigua e irregular. Se
erguía en un terreno extenso y un alto y sólido muro de
ladrillos, coronado por una capa de cemento y de vidrios
rotos, rodeaba la ciudad.”
“ El extenso muro era de forma irregular, con abundantes
recesos espacioso.”
9. Eton y Oxford son los lugares en que el protagonista
desarrolla sus malas artes para la vida.
Huye de su doble a través de Europa: Roma, Viena,
Berlín y Moscú, lugares acordes con el cosmopolitismo
de un caballero de clase alta.
“¡Miserable! ¡En Roma se interpuso entre mis ambiciones
y yo con inoportuna y espectral solicitud! También en
Viena, en Berlín y en Moscú.”
10. Los últimos espacios son:
Las salas del palacio de Di Broglio, donde se celebra un
baile de máscaras (hay que recordar que el propio
nombre del personaje, “William Wilson", es una
máscara, un disfraz: el relato comienza con un disfraz y
acaba con otro).
“Fue en Roma, durante el carnaval del 18.., que asistí a un
baile de máscaras en el palazzo del duque napolitano Di
Broglio.”
11. La antecámara donde mata a su doble, y en la que se
contempla al final en un espejo, espacio cerrado de la otra
realidad, de unan-realidad de lo fantástico, y que, como el
espejo de los cuentos populares, muestra la imagen de lo
que será William Wilson. Todos los espacios son unidos
por los dos William Wilson, aunque el viaje entre los
diferentes lugares carece de importancia y no se describe.
“¡Miserable!- grité con voz ronca por la furia que cada sílaba
que pronunciaba parecía atizar-. ¡Miserable! ¡Impostor!
¡Maldito villano! ¡No permitiré…no permitiré que me persigas
hasta la muerte! ¡Sígueme o te atravesaré aquí mismo con mi
espada! – Y me encaminé a una pequeña antecámara
contigua, arrastrándolo conmigo sin que él se resistiera.”
12. “Un gran espejo- o por lo menos en mi confusión eso me
pareció al principio-, alzábase donde antes no había
nada. Y cuando avancé hacia él, en el colmo del espanto,
cubierta de sangre y pálida la cara, mi propia imagen
vino tabaleándose hacia mí.”
“Su mascara y su capa yacían en el suelo, donde las
había arrojado. Cada hebra de su ropa, cada línea de los
mercados y singulares rasgos de su cara ¡eran idénticos a
los mios!”
13. “Has vencido y me entrego. Pero a partir de ahora tú
también estás muerto… muerto para el mundo, para el
cielo y para la esperanza. En mí existías… y observa
esta imagen, que es la tuya, porque al matarme te has
asesinado tú mismo!”
14.
15. La historia tiene lugar a principios del siglo XIX, pues
nuestro protagonista (y también el antagonista) nace
el 19 de enero de 1813 (día y mes del nacimiento de
Poe).
La historia cuenta desde su infancia hasta su madurez,
pues lo suponemos ya que después de ingresar en la
universidad, nos dice que volaron los años viajando
por diferentes ciudades del mundo.
16. No aparecen , excepto por la fecha renacimiento del
protagonista, referencias a fechas o momentos que puedan
asegurarnos de manera verosímil el tiempo trascurrido. De
alguna forma, se busca una cierta atemporalidad, propia
de los relatos de misterio y terror.
En apariencia es una narración lineal, puesto que, desde la
estancia en la escuela, la narración avanza
cronológicamente (aunque hay muchos momentos no
narrados, pues un cuento debe ceñirse a lo esencial para el
relato); pero el narrador, William Wilson, cuenta desde el
final de la experiencia, y desde ese final vuelve a su
infancia, por lo que hay una analepsias que abarca todo el
relato.