Psorinum y sus usos en la homeopatía y la dermatología
Marco teórico
1. Representaciones sociales
El término representación social tiene su origen en la sociología. En un principio se le identificaba
como representación colectiva, concepto desarrollado por Durkheim a lo largo de su obra, quien lo
consideraba el objeto propio y exclusivo de la sociología, limitando la psicología al estudio de las
representaciones individuales. Sin embargo, en esta ciencia no logra desarrollarse y el concepto es
retomado por Serge Moscovici (nacido en Rumania, en 1925), psicólogo social francés, en 1961, y
empieza el desarrollo de la teoría desde el campo de la psicología social (Jodelete, 1985; Mora,
2002; Ramírez, 2007).
Para comprender en su dimensión el desarrollo de la teoría de Moscovici, conviene ir un poco hacia
atrás en el tiempo y analizar el pensamiento de Émile Durkheim (1858-1917), sociólogo francés
considerado uno de los padres de esta ciencia; aunque es importante ampliar que el pensamiento de
Moscovici en torno a este tema, también ha sido influenciado por
Lucien Lévy-Bruhl y su estudio sobre las funciones mentales en las sociedades primitivas;
Jean Piaget y sus estudios sobre la representación del mundo en los niños y las niñas y las
teorías de Sigmund Freud sobre la sexualidad infantil.
Asimismo, Fritz Heider con sus estudios sobre sicología del sentido común y Berger y
Luckman, con su propuesta de la construcción social del conocimiento… (Araya, 2002, p.
20).
Como ya se mencionó, se empezará por hacer un breve pero profundo reconocimiento del concepto
de representación colectiva de Durkheim y luego se mencionará, de forma puntual, los aportes de
los otros teóricos.
Ramírez (2007), desarrolla un análisis del trabajo de Durkheim en el cual señala que el sociólogo,
muy influenciado por filósofos de los siglos XVII y XVIII como Kant, Wundt, Hegel,
Schopenhauer, Charles Renouvier, Emile Boutrox y Octave Hamelin, no desarrolla una definición
de las representaciones, sino que asume lo que se entiende en ese momento, como idea:
Brooks ha señalado que hacia el año 1890 el término représentation se había tornado
equivalente a la palabra inglesa idea (en Romani: 2002:285). Pero no sólo [sic] era común:
[sic] en la filosofía y la psicología de la época, fuertemente influidas por Kant, la palabra se
había tornado fundamental para estudiar la constitución psicológica de la mente y abordar
complejos problemas relativos al conocimiento. (Ramírez, 2007, pp. 20-21)
2. Para Durkheim, toda idea representa un objeto. Utiliza la palabra idée en el sentido de estado de
conciencia particularmente referido a un objeto, o sea, remite a algo que no es la idea en sí, sino el
objeto que representa. Creía que “la inteligencia, o facultad de conocer, tiene un acto propio que es
la idea y lo característico de la idea es ser representativa” por lo tanto, “la idea es un acto del
espíritu que representa un objeto; toda idea es una representación” (Ramírez, 2007, p. 22) y estas
representaciones generan en la persona una serie de “fenómenos orgánicos y físicos (Durkheim,
1893/1994: 124)” (Ramírez, 2007, p. 22). En otras palabras, continúa explicando Ramírez (2007),
“las representaciones designan todo contenido mental, en el que caben las sensaciones, las
percepciones, las imágenes y los conceptos” (p. 23).
Partiendo de lo anterior, Durkheim afirma que “todo conocimiento del mundo se compone
únicamente de representaciones, afirmación análoga a la de que la vida social está hecha
esencialmente de representaciones” (Ramírez, 2007, p. 23), lo cual le llevó a postular la existencia
de una conciencia social que hiciera las veces de marco para las representaciones colectivas,
definiéndolas como “el producto de todos los individuos y se sostienen, a su vez, en todos ellos
(Durkheim, 1898/2000).” (Ramírez, 2007, p.35), o sea, cada individuo contienen algo de la obra
colectiva, pero esta no está por completa en ninguno (Ramírez, 2007).
El concepto de representaciones colectivas se refiere entonces a “un conjunto relativamente preciso,
circunscrito y organizado de fenómenos mentales que, en su opinión, son compartidos por el
promedio de miembros de la sociedad” (Ramírez, 2007, p. 26), al que se le llama conciencia
colectiva o común, pero no como una prolongación de la conciencia individual, sino como una
realidad sui generis, externa a las personas, distinta de la conciencia de los individuos, pero que
solo existe y se manifiesta a través de ellos como reflejo pasivo de la sociedad (Araya, 2002;
Ramírez, 2007).
En el año de 1961, Serge Moscovici, propone el concepto de Representaciones Sociales, como
resultado de su tesis doctoral La Psychoanalyse son imàge et son public (El Psicoanálisis, su
imagen y su público), cuyo objetivo fue estudiar la forma como el psicoanálisis penetró en la
sociedad francesa en la década de 1950 (Jodelet, 1985; Mora, 2002; Rodríguez y García, 2007).
Moscovici, hace una integración de la sociología y la psicología, en la psicología social,
replanteando el concepto de representaciones colectivas por el de representaciones sociales, dejando
atrás la concepción diádica de Durkheim (sujeto – colectividad) y negando el conductismo de moda
en la época que desarrolla su teoría, proponiendo una “lectura ternaria de los hechos y las
3. relaciones… una relación en clave de tres términos: Sujeto individual – Sujeto social – Objeto… de
otra manera: Ego – Alter - Objeto” (Moscovici, 1985, p. 21).
Ego o Sujeto
Objeto
Alter
El Alter puede ser un sujeto o un grupo que interactúa de forma íntima con el Ego o Sujeto, y
ambos, a su vez, lo hacen con el objeto. Aquí lo importante son las interacciones, no los substratos y
lo que permite calificar de sociales las representaciones, es menos sus soportes individuales
o grupales que el hecho de que ellas sean elaboradas en el curso del proceso de
intercambios y de interacciones [el resaltado no es del original] (Moscovici, cfr. Branchs,
2000:8-9). (Araya, 2002, p.22)
Ahora bien, para Moscovici (1985), esta relación puede ser estática (una simple co-presencia) o
dinámica, donde sí hay interacción y, en cuyo caso, se dan “modificaciones que afectan el
pensamiento y el comportamiento de cada individuo” (p. 22) interactuando e incidiendo, a su vez,
en la relación Sujeto – Objeto. De lo anterior, se desprende que este enfoque da más atención a la
relación entre el sujeto y el grupo o los otros sujetos, ya que:
a) Los otros y las otras son mediadores y mediadoras del proceso de construcción del
conocimiento y b) La relación de los y las otras con el objeto –físico, social, imaginario
o real- es lo que posibilita la construcción de contenidos. (Araya, 2002, p. 18)
De los estudios Lucien Lévy-Bruhl, sobre las funciones mentales en las sociedades primitivas,
rescata que “no son los actos y pensamientos atomizados los que deben retener nuestra atención,
sino el conjunto de creencias y de ideas que tienen una coherencia propia (cfr. Moscovici, 1989)”
poniendo el acento “más en su dinámica que en su carácter colectivo (Moscovici, 1989).” (Araya,
2002, p. 22 y 23).O sea, lo importante es el proceso de construcción que posibilita la existencia de
las representaciones.
Por su parte, Jean Piaget postula que el pensamiento de los niños y niñas no es inferior al de los
adultos, sino diferente, de la misma forma que Lévy-Bruhl no considera inferior el pensamiento
primitivo. Para Moscovici “la importancia del lenguaje en los procesos de construcción de la
4. inteligencia, son los aportes que rescata… de la teoría piagetiana” (Araya, 2002, p. 23), ya que es a
través de la comunicación que los sujetos logran interactuar.
De Freud rescata su afirmación de que
en la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente “el otro”, como
modelo, objeto, auxiliar, o adversario, y de este modo, la sicología individual es al mismo
tiempo y desde un principio sicología social, en un sentido amplio, pero plenamente
justificado (Freud, cfr. López, 1999:43). (Araya, 2002, p. 24)
Otra fuente teórica en la cual fundamentar su propuesta, Moscovici la encuentra en la psicología
ingenua o psicología del sentido común, desarrollada por Fritz Heider, quien propuso que “la gente
trata de desarrollar una concepción ordenada y coherente de su medio y construye así una sicología
ingenua”, influyendo “en su planteamiento de que las representaciones sociales, implican un
pensamiento social, cuyo valor está fundado en la vida cotidiana de los sujetos” (Araya, 2002, p.
25).
Finalmente, el aporte de Berger y Luckmann, es quizá, y a criterio de esta investigadora, junto con
el Durkheim, de los más valiosos. Ellos parten del supuesto de que “la realidad se construye en la
vida cotidiana” (Araya, 2002, p. 25), en la cual se interactúa y se comunica con otros que tienen su
propia realidad, pero con los que se comparte, cita Araya (2002), la aceptación de las
“objetivaciones por las cuales este mundo se ordena… (Burger y Luckmann, 1991:40-41).” (p.26).
Araya (2002), resalta que
Para Elejabarrieta (op. cit.), el trabajo de Berger y Luckmann aporta tres elementos
fundamentales a la propuesta teórica de Moecovici:
El carácter generativo y constructivo que tiene el conocimiento en la vida cotidiana.
Es decir, que nuestro conocimiento más que ser reproductor de algo preexistente, es
producto de forma inmanente en relación con los objetos sociales que conocemos.
Que la naturaleza de esa generación y construcción es social, esto es, que pasa por
la comunicación y la interacción entre individuos, grupos o insitutciones.
La importancia del lenguaje y la comunicación como mecanismos en los que se
transmite y crea la realidad, por una parte, y como marco en que la realidad
adquiere sentido, por otra. (Elejabarrieta, 1991:259)
5. Conociendo el origen filosófico y teórico de las representaciones sociales, se puede entonces,
proceder a estudiar su definición. El mismo Moscovici (1979), citado por Araya (2002), las define
como:
(…) una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los
comportamientos y la comunicación entre los individuos… La representación es un corpus
organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los
hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o una relación
cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación (Moscovici, 1979:17-18).
(p. 27)
Esto quiere decir que las representaciones sociales son el bagaje de conocimiento que tiene el sujeto
para saber cómo debe comportarse y llevar a cabo la comunicación con otros sujetos, a la vez que
les permite entender, de forma individual, la realidad en la que están insertos a través de sus
procesos cognitivos e intercambiar los resultados de estos, modificando de esta forma su propia
realidad. Para el sujeto, las representaciones sociales es lo que se conoce como el sentido común.
En palabras de Roxana Giamello, citada por Díaz y Blandón (2009), “la representación social es
considerada como proceso y producto de una actividad mental por la que un individuo o un grupo
constituyen y reconstituyen la realidad y le atribuyen un significado específico” (p. 16). Y continua
afirmando que este proceso está influenciado por
la historia de la vida individual, el sistema social e ideológico, el arbitrario cultural y
hegemónico del sistema social del cual un sujeto es parte, y la naturaleza de los lazos que
cada sujeto sostiene con el sistema… que si bien es una construcción individual es
paradójicamente colectiva, ya que es una construcción socialmente compartida.
Esta construcción de las representaciones sociales se conforma a través de “dos procesos básicos
que explican cómo lo social transforma un conocimiento en representación colectiva y cómo esta
modifica lo social: la objetivación y el anclaje” (Mora, 2002, p. 11; cfr. Jodelet, 1985, p. 480).
La importancia de estos conceptos radica en “la naturaleza del trabajo psicológico y social que
ponen de manifiesto” (Jodelet, 1985, p. 480), y que, junto con las representaciones sociales, se
conforman en la base de las operaciones mentales que explican el funcionamiento del pensamiento
social, así como el aporte que dan en la comprensión de la integración de la novedad como una
propiedad del saber y una función básica de la representaciones social (Jodelet, 1985).
6. La objetivación se subdivide en tres etapas:
1. La construcción selectiva.
2. El esquema figurativo.
3. La naturalización.
Bibliografía
Araya Umaña, Sandra. (2002). Las representaciones sociales: Ejes teóricos para su discusión.
Cuaderno de Ciencias Sociales, 127. San José, Costa Rica: FLACSO.
Mora, Martín. (Otoño, 2002). La teoría de las representaciones sociales de Serge Moscovici.
Athenea Digital. 2. Recuperado el 21 de agosto de 2012 desde
<http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/55 >
Jodelet, Denise. (1985). La representación social: fenómenos, concepto y teoría. Psicología social,
II. Pensamiento y vida social. Psicología social y problemas sociales. Tr. David
Rosenbaum. (1985). Phsycologie Sociale. España: Paidós. (SON UNAS FOTOCOPIAS.
LA REFERENCIA COMPLETA LA OBTUVE DE http://books.google.co.cr/books?id=-
Wy9OdYWO-
8C&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false)
Rodríguez, Salazar Tanía y García Couriel, María de Lourdes. (2007). Representaciones sociales:
teoría e investigación. México: Universidad de Guadalajara. Centro universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades. Recuperado el 4 de abril de 2012 de
<http://books.google.co.cr/books?id=X3Eb7sKFaWMC&printsec=frontcover#v=onepage&
q&f=false>