Escribir hoy sobre celibato puede ser algo muy complicado
1. Teología espiritual.
¿CUÁL ES LA VERDADERA CRISIS DEL CELIBATO?
Escribir hoy sobre celibato puede ser algo muy complicado; desde muchas ópticas
tratan de mostrar este como una imposición que es más fácil incumplir que
observarla, justificando con esto la necesidad de abolirlo, como si fuera un
problema de salud pública y este fuera causa de los sacerdotes pederastas o
abusadores de menores de edad. Estas líneas pretenden más que ser una
apología de la vida celibataria en tiempos de crisis, busca mostrar la importancia
de esta y la forma como se debe potencializar en la famosa época de la revolución
sexual y del carácter mercantilista y comercial que ha adquirido el sexo y que
identifica el celibato como una práctica en desuso, cuando, “el celibato es más
actual que nunca, porque una civilización que despersonaliza, sea mediante el
pragmatismo técnico, sea mediante el consumo de bienestar, necesita, por encima
de todo, signos de valores éticos y de trascendencia” (Garrido)
Para potencializar, hay que cambiar mentalidades, hay que superar la concepción
de imposición y de carga onerosa por una concepción del celibato como carisma,
“el celibato es un don del Espíritu Santo y por tanto un carisma esencialmente
sobrenatural, sin embargo llevamos este tesoro en vasos de barro, y como nos
recuerda con fuerza San Pablo, hay una lucha constante, entre los deseos de la
carne y las aspiraciones del Espíritu. Proteger y alimentar este don requiere un
esfuerzo constante, un ascetismo sostenido por la participación diaria en el
Misterio pascual de la muerte y resurrección de Cristo” (McGovern).
Muchas son las causas de la crisis celibataria o de práctica del celibato, entre las
que se pueden mencionar están: mediocridad en la vida espiritual y sacramental,
estancar la amistad con Jesús, dejar los espacios formativos y convertir el
ministerio en algo de horarios y profesión, inmadurez afectiva, entre las muchas
otras que se pueden observar y que no son el lugar para explicar ahora, pero hay
que ver en la crisis posibilidades, pues, “si el célibe vive procesos de integración
afectiva, podrá asumir las condiciones del mundo que le toca vivir, no es posible
un celibato de muros protectores, urge la necesidad de amar sin miedo y de sufrir
crisis” (Garrido).
La crisis de la vivencia del celibato en muchos casos responde a la ausencia de
verdaderas motivaciones vocacionales como son las de Cristo y el Evangelio,
muchos de los candidatos a una vida consagrada, fundamentan el celibato en
errores como la sublimación sexual, o una estrategia económica de la Iglesia, o el
excesivo trabajo pastoral, “por tanto quienes estén discerniendo su vocación al
celibato deberían plantearse las siguientes preguntas: ¿Amo de verdad a Cristo a
un nivel de amistad íntima y especial?, mis deseos de vida célibe y mi experiencia
actual de ese estilo de vida ¿brotan de mi relación personal con Jesús y me
impulsan a una mayor comunión con él?” (Nemeck), pues, “quien no tiene
2. Teología espiritual.
madurez sexual no sirve ni para el matrimonio ni para el celibato sacerdotal, el
celibato y el matrimonio no son clínicas para tratar frustrados, tanto el matrimonio
como el celibato son opciones afectivas definitivas, son estados de realización de
la afectividad o de la sexualidad (Zanini).
La principal norma para vivir el celibato, es definir un proyecto de vida claro, con
metas, indicadores, formar y afianzar las convicciones, pues son las que ayudan a
que el hombre ejerza la lucha. Vivir el celibato supone esfuerzo, pero será un
imposible a quien trate de vivirlo sin amor, sin escuchar a Dios, donde la oración,
ese trato asiduo y personal con la Trinidad, debe ser la compañía inseparable del
que quiere ser fiel al compromiso adquirido.
Frente a los que piensan que el celibato es de locos o de personas con miedos
conviene “recordar que el célibe no debe situarse fuera de la sexualidad, puede la
persona célibe manifestar que el amor no es sólo conyugal o paternal, el célibe le
recuerda al mundo que no puede encerrarse dentro de sí mismo y estancarse en
la auto-satisfacción sino que está llamado a participar de una sociedad cada vez
más humana” (Perales). En sí, la vida del celibato es una opción más de vida a la
que no debemos renunciar ni ver mal, es otra forma de buscar el Reino de Dios
siempre y cuando se busque el amor en servicio de los demás.
Se suele escuchar con frecuencia afirmar que el celibato es una contradicción a la
naturaleza humana, porque excluye a las personas del cumplimiento de ciertos
placeres físicos, psicológicos y afectivos, como si el acto sexual fuera una
necesidad fundamental en sí mismo, error en los que muchos han caído por la
visión hedonista degradada que se tiene del placer, nuestra naturaleza está
constituida por el entendimiento y la capacidad de elección, en virtud de estas
facultades el hombre es superior al resto de la creación, y con la ayuda de la
gracia de Dios, es dueño de sus inclinaciones físicas, psicológicas o afectivas, la
elección del celibato no implica ignorancia o desprecio por el instinto sexual o la
afectividad humana, más bien supone una profunda apreciación de su papel
dentro de los planes de Dios acerca de la sociedad y de la persona” (McGovern).
En esta época, el celibato no puede ser una rueda suelta en la vida sacerdotal,
como un añadido, que agudizaría más la crisis vivencial de este don, como
consejo evangélico debe estar relacionado con los otros, por tanto es imposible y
dificultoso “vivirlo sin estar dispuesto a una vida pobre y solidaria con los pobres y
hacerse obediente y disponible para dedicarse totalmente a la misión eclesial”
(Busquets).
Para concluir, afirmo que la crisis de la vivencia celibataria se superará en la
medida que las personas que opten por esta forma de vida estén convencidas de
3. Teología espiritual.
Cristo y su Evangelio, este sea su norte, y ante todo haya la mayor sinceridad de
los candidatos al comprender la vida sacerdotal no como estatus, sino como amor
a Dios y servicio a los hombres.
BIBLIOGRAFÍA
• McGOVERN, Thomas. El Celibato Sacerdotal: Una perspectiva actual.
Cristiandad. Madrid, 2004. Páginas 38, 278.
• GARRIDO, Javier. Grandeza y Miseria del Celibato Cristiano. Sal Terrae.
Pamplona, 1987. Página 18.
• NEMECK, Francis Kelly. Discerniendo Vocaciones al Matrimonio, Celibato y
Soltería. Nueva York, 2010. Página 220.
• ZANINI, Ovidio. Como Vivir la Sexualidad. Ediciones Loyola. San Pablo,
2001. Página 57.
• PERALES PAREDES, María de la Luz. Cristo te Invita. Editorial Progreso.
México, 2002. Página 42.
• BUSQUETS, Joan. La Vocación: Seguimiento y servicio. Emaús.
Barcelona, 1997. Página 38.