Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes, además de recordar que cada persona tiene emociones y sentimientos que sufren, lloran, ríen, que son sensibles, pueden ocurrir milagros.
1. ¿Cómo ayudar a cambiar las Malas Actitudes de otros?
Durante un año tuve una estudiante que se comportaba de forma
inadecuada.
Esta historia empieza el primer día de trabajo.
Cuando ingresé al quinto curso de secundaria a dar mi primera clase, me
topé con un grupo de estudiantes con un espíritu rebelde y de indiferencia.
No fue difícil identificar a la líder, que a propó sito era una señorita muy
inteligente.
Cada vez que entraba a la aula de clases
esta señorita de nombre Sandra,
empezaba a inquietar al resto de alumnos,
se ponía de pies sin pedir permiso, en
pocas palabras hacía lo que le daba la
gana.
Mi posición frente a ella era la de ponerle
en su sitio y disciplinarla. Pero esto no
calmaba para nada a esta señorita.
Un día ya cansado de reprenderle me hice
una pregunta ¿Cómo puedo cambiar la actitud negativa de Sandra?
Gracias a Dios se me ocurrió una idea genial, pedí a todos los alumnos que
fueran a la biblioteca, que yo les llamaría uno por uno para conversar con
ellos.
Mientras iba conversando con cada uno de mis estudiantes me di cuenta que
Sandra influenciaba en todos muy sutilmente.
Llegó el momento de conversar cara a cara sin ningún testigo con esta
estudiante.
Se sentó frente a mi, me miró a los ojos como desafiándome y esperando
que le rete, pero se topó con la sorpresa que su profesor le pedía disculpas
por tratarle en forma enérgica y a veces tosca.
2. Luego le dije que ella era una mujer muy inteligente y que ella sería un gran
líder, que Dios la había escogido para influir en muchas personas, pero que
necesitaba ir tallando su carácter y que debía cambiar de actitud si quería
llegar a ser muy importante.
Cuando de pronto su rostro altivo se transformó y empezó a llorar y dijo
discúlpeme por comportarme tan mal con usted, he tenido problemas en
todos los colegios en que he estado por mi forma de ser, este es uno más de
ellos.
Mientras ella lloraba mi corazón se quebrantó y empecé a llorar con ella.
Fueron unas lágrimas hermosas porque desde ese día en el aula todo
empezó a cambiar porque ella y yo nos comunicamos y nos perdonamos.
Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes,
además de recordar que cada persona tiene emociones y
sentimientos que sufren, lloran, ríen, que son sensibles, pueden
ocurrir milagros.
Es hora de comunicarnos deponiendo actitudes y dando lugar al perdón.