Exposición "Occidens". Desde el milenario Reyno de Navarra
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EXPOSICIÓN OCCIDENS. DESCUBRE LOS
ORÍGENES
Proyecto que desvelará el hondón del “yo” y del “nosotros”, del aquí
y los “horizontes” que éste condensa.
¿Qué merece o qué debe ser preservado de Occidente?
(Exposición objetiva y reflexión personal)
NOS HALLAMOS en el corazón de la S. I. catedral de Pamplona, en
su preciosa sacristía rococó, en un ciclo de seis conferencias. Dos se celebraron
el pasado miércoles día 3 de octubre, y cuatro quedan pendientes para
comenzar a las cinco de la tarde el 10 y 17 del presente octubre: se darán cita el
derecho, la arqueología, el arte románico y gótico, y el arte y fiesta del
Renacimiento y Barroco.
Estas conferencias, organizadas por la “Cátedra de Patrimonio y arte
navarro. Universidad de Navarra”, son la presentación de un muy
sugerente Proyecto.
En la primera de ellas, se ha EXPUESTO este proyecto, que es muy
ambicioso y hermoso, y que resulta una importante y significativa novedad.
Importante por la interdisciplinariedad y el volumen del trabajo de campo y
laboratorio. Significativa porque muestra que hoy se sigue investigando “contra
viento y marea”, y que Navarra se mantiene abierta como parte del mundo, de
Occidens. Con su enorme personalidad, Navarra nunca fue una isla, ni sus
pobladores se han engreído con ideologías “modernas” exclusivistas. En
realidad, Navarra sobrepasa lo “moderno”, pues en ella la transmisión –la
tradición, tradere- ha sido familiar, con una configuración abierta y una
auténtica base de futuro. Desde el roce diario, desmintamos en confianza esa
descortesía y más que bobada de algunos que, jocundos, y que no entienden la
cualidad y virtud del “ser”, hablan tontamente de la “boina” de nuestros
navarros. No diremos más. En Navarra se entiende perfectamente el
poblamiento de las Américas, el afán misionero, el periplo humano y religioso
de ese gran misionero que fue –y sigue siendo- San Francisco Javier. Sólo quien
tiene una profunda raíz y un gran amor por su familia y suma de familias en un
tiempo y lugar concreto, puede desparramarse por el mundo sin dejar de ser él
mismo.
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2. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
Ala derecha de la sala tras la intervención del Ilmo. Fco. Javier Aizpún. Foto: JFG2012
No se trata en estas conferencia de hablar por hablar, o de cubrir un
currículo académico de “siempre los mismos”, ni de hacer juegos florales en los
que poco o nada se aprende, sino de profundizar con la palabra en la verdad de
nosotros mismos y de un hombre y comunidad concretos, para identificar lo
específico y lo compartido e interrelacionado dentro del mismo “ser” espiritual,
a través de los abundantes y variados restos encontrados en la catedral de
Pamplona. Estos son los restos que permitirán remontarnos a otras culturas
para, de acogerlas nuestros padres y luego nosotros en ellos, llegar a una síntesis
de vida.
Unos analistas insistirán en la investigación de las fuentes históricas,
otros en profundizar sobre su significado desvelando su verdad oculta, pero en
todo caso ambas perspectivas se suponen y complementan entre sí.
Se presenta al gran público un ambicioso Proyecto de amplio
alcance, científico e interdisciplinar, incluida la música y el derecho, a
prolongar como filosofía y también teología, consideradas ambas como ciencias
principales y también auxiliares.
Mucho pueden aportar las dependencias y subsuelo de la catedral de
Pamplona al hombre de hoy. No en vano, el cruce del “cardo” y “decumano”
romano estaba en el actual atrio catedralicio, delimitado para el fiel y el
transeúnte por las hermosas verjas de la catedral.
Entender los abundantes y variados restos de la antigua y milenaria
Pamplona, puede ayudar la respuesta a ciertas preguntas vitales del hombre
“moderno”, y hasta a salir de la posible desorientación cultural y espiritual de
nuestra etapa histórica llamada “modernidad”, “postmodernidad” o el término
que le indiquen nuestros descendientes.
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3. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
Díptico del anuncio de las conferencias en torno a la exposición. JFG2012
La exposición a inaugurar, conducirá al visitante “moderno”, mediante
una pasarela metálica, por todos los espacios y dependencias catedralicias, que
se remontan, en el subsuelo, a los pobladores romanos e indígenas, en su
mayoría de vascones, algunos celtas etc., a los primeros cristianos… para llegar
hasta el hombre de hoy. También recorrerá espacios de difícil restauración
arqueológica debido a la actual crisis económica. La sala de pintura será el final
del recorrido. Pues bien, es ahí donde puede surgir una reflexión: ¿y ahora
qué?
La exposición mostrará una investigación siempre actual y “en
vivo”. Si por un lado, lo ya encontrado ha cambiado ciertas interpretaciones de
lo que aparece en los documentos escritos de la riquísima biblioteca de la
catedral, por otro, lo que se encuentre en adelante, podrá cambiar las
conclusiones ya alcanzadas. Seguirán realizándose los trabajos arqueológicos,
que el visitante podrá contemplar con paciencia y afán, para así advertir los
posibles cambios de los resultados de las investigaciones gracias a la aportación
de nuevos datos.
Detrás del proyecto se encuentran investigadores de tres universidades,
aunque quizás pueda echarse en falta un trabajo más compartido y extendido.
Quizás en el mundo de la llamada “globalización” ésta no sea tanta, rindiendo
así tributo a la realidad limitada del hombre e instituciones.
Sobre la estructura de la exposición ya señalada disertó don Francisco
Javier Aizpún Bobadilla, arquitecto, miembro del Cabildo catedralicio, y en
el presente Vicario Episcopal de Economía y Patrimonio. También justificó el
sugerente título de la exposición, de la que ofrecemos una síntesis realizada bajo
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4. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
nuestra responsabilidad, por lo que cualquier sugerencia del ponente será bien
recibida.
Occidente es la ruta iniciada a consumar en un Oriente –Oriens- que
representa la vida, el sol naciente, a N.S. Jesucristo como alfa y omega, principio
y fin. La historia se pone en marcha hacia Occidente –mejor Occidens-, cuyo
símbolo es la Cruz, en un largo recorrido hacia la mejora y la culminación.
Un recorrido éste en el que, en la actual globalización, nos pregunta sobre
cuáles son los valores (bienes) fundamentales que debemos preservar. Occidens
es un camino con un punto final, supone culturas y civilizaciones, y una
paulatina suma y síntesis de un largo trayecto histórico.
Occidens sintetiza la aportación de Atenas (la libertad bajo la ley, la
ciencia filosófica y de escuela, el canon clásico de belleza aunque este último
pudiera modificarse –quizás, añado, como “servidumbre” al qué dirán-),
sintetiza Jerusalén (la moral y la escatología bíblicas), y Roma (el derecho y el
concepto de persona), a modo de tres firmes soportes de la misma mesa cuya
tabla fue la reforma gregoriana (para alguno el inadecuado término de
“revolución papal”) extendida en los siglos XI a XIII inclusive. En esta reforma
nació Occidens, fundamentado en el virtuoso ejercicio de la libertad de la
persona humana, la solidaridad y la defensa de los más débiles.
***
La conferencia de la Dra.
Mercedes Galán Lorda,
profesora universitaria de
historia del Derecho, fue un
alarde de síntesis. No tenía por
qué excusar la brillantez del
título de su ponencia: “El solar
navarro: del contexto de un
imperio al nacimiento y
desarrollo de un reino”. El
oyente podía suponer que se
trataba del Imperio romano, en
el que Teodosio I el Grande
declaró al cristianismo como la
religión oficial del Imperio (año
395), seguido por el Imperio
cristiano de Carlomagno (800).
Para la autora, Navarra será una
cultura de síntesis, y por ello, un
exponente de todo Occidens, de
la cultura occidental.
Se preguntó sobre las aportaciones que Navarra recibió desde el punto de
vista del Derecho. Para ello la ponente distinguió tres etapas: a) la antigüedad
(312-712), b) la cristiandad medieval (712-1512), y c) la edad moderna (1512-
2012).
Quien esto escribe cree que sería mejor relegar la estética y la imagen de
los años acabados en “12” a un segundo plano, respetando la cronología (313 y
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5. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
711), y, por varias razones, diferenciar la edad moderna y la contemporánea. Es
más, quién sabe si estamos comenzado una nueva era.
A continuación, la conferenciante aclaró los aspectos del Derecho de cada
etapa en Navarra. La Navarra medieval sintetizaría el mundo romano, las
invasiones germánicas, la aportación visigoda y la invasión musulmana. España
–Hispania, y Navarra en ella- sería un encuentro de culturas, aunque
personalmente creemos que así como los visigodos estaban muy romanizados,
hubo un encontronazo más que convivencia con los musulmanes y, con los
judíos –que no se mencionaron-, una moderada segregación.
Según la ponente, el cristianismo humanizó el derecho romano, por
ejemplo en el tratamiento legal de la mujer, en la supresión de la esclavitud, y en
el derecho de alimentos a favor de los hijos naturales. Por su parte, el espíritu
germánico aportará la afirmación de lo colectivo -expresado hoy en la propiedad
colectiva o comunal- y la elección del jefe por la asamblea de varones militares
como ejemplo de participación política. A su vez, el derecho visigodo será una
síntesis del derecho romano vulgar, el derecho consuetudinario visigodo y el
derecho canónico.
Tras la conversión de Recadero al catolicismo en el año 589, existió un
gran vínculo entre la Iglesia católica y el Estado, unión “que no es deseable” –
señaló la autora-. Este último juicio de valor –y con él mi discrepancia- choca
con el empirismo de toda la exposición, y es un juicio similar al realizado por el
ponente anterior, para quien si la Iglesia “decía” algo al Estado a su vez éste se
entrometía en cuestiones de la Iglesia, recordando a su vez lo de “dad al César
lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Creemos que estas razones –permítanos el lector y la ponente- han sido
rebatidas en numerosas ocasiones. En efecto, la unión Iglesia-Estado no
significaba confusión de poderes, y toda unión o vinculación exigía la distinción
de ambos. Que el poder civil supremo y otros intermedios profese como tal una
religión, nada tiene que ver con el “patronato regio”, sino con los deberes que él
tiene hacia la verdadera religión -también el César debe dar a Dios lo que es de
Él- y el bien común.
Hecha esta digresión, volvamos al desarrollo de la ponencia. En la Edad
Media era lógico que no existieran normas comunes en todo el territorio. No
hubo leyes generales para todo el Reino por ser aquel un mundo cambiante,
desconectado y de límites imprecisos. En relación con el surgimiento del
Derecho, éste iba detrás de la sociedad, y las leyes y normas no necesariamente
se escribían. Sólo en el s. XIII, cuando los límites están perfilados, los monarcas
pensaron elaborar un texto y leyes comunes en todo el Reino.
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6. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
Intervención de la doctora Mercedes Galán Lorda. Foto:JFG2012
Así aparece el Fuero General de Navarra, cuya Ley 1ª es una ley
constitucional en aquella época. La ponente destacó con acierto el Título I,
Capítulo 1 de dicho Fuero, que dice:
“Y, en primer lugar, fue establecido por Fuero en España de alzar
o levantar Rey para siempre, porque ningún Rey que eligieran no
podría hacerles mal, ya que el concejo, es decir el pueblo, lo alzaban por
Rey y le daban lo que ellos arrebataban y ganaban de los moros”.
De ahí se deduce que el Reino no era patrimonio del monarca, que los
súbditos entregaban al rey la tierra conquistada a los moros a cambio de ser
protegidos y gobernados con justicia por él, con las condiciones e instituciones
que a continuación se señalan en dicha Ley 1ª.
En realidad, esta Ley 1ª expresa claramente el pactismo propio de la
monarquía Navarra, semejante al pactismo de los Reinos de la Corona de
Aragón. En Castilla era diferente.
La conferenciante explicó la singularidad de Navarra al elegir caudillos y
no condes como en Cataluña, ni reyes descendientes de godos como en Asturias
al inicio de la Reconquista. Explicó la naturaleza pactista del Fuero del Reino, la
incorporación (no anexión) de Navarra a Castilla como Reino separado o por sí -
y no como Reino unido- en 1515, el mantenimiento del propio esquema navarro
tras dicha incorporación a diferencia de la costumbre en Castilla de asimilar las
partes agregadas, y que el rey se permita a los navarros el “obedézcase pero no
se cumpla”.
A partir de la Constitución de Cádiz de 1812 (añadamos que sin duda
mejor sería destacar los muchos años que entre 1812 y 1841 no se aplicó dicha
Constitución en Navarra), Navarra perdería la condición de Reino. Es chocante
que el discurso preliminar de dicha Constitución ensalce largamente la
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7. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
constitución histórica de Navarra, mientras el texto del articulado lo ignora,
igualando al reino milenario con el resto de las provincias puramente
administrativas. Navarra pasó de Reino por sí, a Provincia en 1841 mediante
pacto –lo que comentaremos-, y a provincial Foral en 1869, precisión ésta
adecuada porque mantenía una soberanía fiscal y los Ayuntamientos
permanecían bajo la autoridad de la Diputación.
A una pregunta del público de si en Navarra hubo oposición a la pérdida
foral en 1841, la ponente respondió que se veía que algo tenía que ceder
Navarra, reconociendo también la circunstancia de la derrota de las armas
carlistas.
***
Ofrezcamos a
continuación una
REFLEXIÓN PERSONAL,
primero de ensayo
filosófico y después de
carácter histórico, que
espero sea enriquecedora.
Creo que este es uno de los
frutos de dicha exposición.
El coloquio abierto con el
responsable del equipo que lleva
adelante este apasionante
Proyecto, y con la Dra. Galán,
fue –y es una pena- muy breve.
Ello impidió a ambos ponentes
ampliar o precisar algunos
Pamplona, baluarte “El Redín”. Foto:JFG2012
aspectos de sus brillantes
intervenciones.
Hubiéramos querido suscitar en el coloquio los temas que siguen,
vertebrales para nosotros, pero no fue posible por la premura del tiempo.
Sobre el sentido de la Historia. Además de añadir a la primera
exposición el elemento cultural germánico como cuarto soporte de la mesa, en el
que insistió la dra. Galán, también se puede incidir en el mensaje del Nuevo
Testamento, incluido sin duda en el término “Jerusalén” mencionado en la
reseña anterior. En efecto, el Nuevo Testamento es mucho más nuclear que una
reforma gregoriana, aunque supusiera la revitalización de la Iglesia medieval.
¿Qué ocurre en la proyección de la Historia hacia el futuro si se quiebra el
virtuoso ejercicio de la libertad de la persona humana, la solidaridad y la
defensa de los más débiles? ¿No hay que poner la obra buena en la actuación del
hombre, en su dimensión individual y comunitaria, sin que sea suficiente la
buena intención? ¿Qué ocurre cuando se soslaya la necesidad de la Redención
del Nuevo Testamento? ¿No impedirá ello que las personas lleguen a Oriens,
aunque la historia se consuma gracias a la Providencia divina que escribe recto
con los renglones torcidos de los hombres?
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8. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
De partir del elemento cultural –que en si mismo tiende a ser
tradicionalista-, impreso en los restos arqueológicos de la catedral, la
centralidad del Nuevo Testamento en la Historia estaría intuida en cuanto
exigida en el análisis cultural, al ser muy conveniente para entender con
plenitud, en toda su profundidad, más allá del chato empirismo, los datos de
las fuentes históricas. Por otra parte, el descubrimiento de dicha centralidad
sería el punto nuclear en una larga pedagogía o mayéutica socrática realizada en
el hombre moderno a partir de los restos históricos y culturales. ¿Estará dicho
núcleo de comprensión de lo real al final del recorrido de la pasarela metálica?
Al ser el ingrediente nuclear de toda esta síntesis el cristianismo novo
testamentario, éste es el medio necesario de salvación de la misma naturaleza
humana, pero también como presencia de Dios y fundamento liberador del
verdadero camino hacia Oriens, punto omega de la Creación, cuyo
cumplimiento y sobre elevación a la vida divina en esta tierra sólo la Redención
de N. S. Jesucristo ofrece. Por eso mismo, la religión no es una realidad sólo
individual sino que se encuentra en el seno de las sociedades y los poderes
civiles supremos o intermedios –el hombre es sociable por naturaleza-, que
también ellos debe reconocer al Cristo como Señor. El rotundo fracaso del
planteamiento maritainiano al respecto algo debe indicar.
Caminar a Oriens desde Occidens es la aventura del hombre en sus
dimensiones individual y social, cuya salvación intramundana y definitivamente
más allá del tiempo solo es posible siendo iluminado y guiado por la Gracia
divina. Era necesario un Redentor, implícito en las palabras del ponente. Sin
éste, Occidens carecería de sentido y meta.
¿No hablamos de la libertad humana? El hombre sin gracia sobrenatural
es incapaz de llegar, qué digo, ni de caminar adecuadamente por Occidens. Lo
estamos viendo ante nuestros propios ojos. Puede perderse en unas u otras
selvas del mundo, como canta Dante Alighieri en su primer canto:
“En mitad del camino de la vida/ me hallé en el medio de una
selva oscura/ después de dar mi senda por perdida// ¡Ay, cuánto el
descubrir es cosa dura/ esta selva salvaje, áspera y fuerte/ que en el
alma renueva la amargura!” (Divina Comedia).
Lo que importa es que así como Dios escribe derecho con los renglones
torcidos de los hombres, llevará la Creación a su cumplimiento, aunque haya
hombres y mujeres que se queden voluntaria y penosamente perdidos por el
camino, y en la amargura por no haber sido fieles.
Vemos extendida entre nosotros la cultura del “decisionismo”,
cuando en realidad pocos deciden y además deciden sobre todo lo
humano y divino. Hablar del paulatino descubrimiento de grandes culturas
en el camino de Occidens a Oriens, tales el Extremo Oriente, Grecia, Roma, las
Américas… es un atractivo juego estético; sirva empero la imagen que crea.
¿Qué, entre lo que Dios ha dejado al arbitrio de los hombres, merece ser
preservado de la tradición de Occidente, en su caminar hacia Oriens? Digamos
que salvo ciertos elementos esenciales a la naturaleza humana y salvo el
sagrado ámbito de la Redención, cada acto de verdadera responsabilidad hacia
la propia cultura y civilización que el hombre origina, mostrará a la larga lo que
merezca ser preservado. Cada cultura es un resultado actuante que tiene unos
elementos esenciales más allá de la ley natural y la Revelación divina,
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9. José Fermín Garralda Arizcun. 2012
naturaleza y Revelación que se debe acoger para que la cultura sea verdadera y
plena, lejos así de cualquier historicismo. No se puede decir a priori: este
contenido humano no es esencial, luego no debemos preservar.
Que ciertos elementos esenciales puramente temporales no sean
esenciales para el hombre purista, angelista o mejor racionalista –no ya
razonador-, para el idealista, sentimental o libertario, para quien cree que todo
es libertad de opción…, simplemente expresa el error del desarraigo, del orgullo
individualista y de la autosuficiencia de la “modernidad”. A veces se oye decir: si
Dios no nos imputa en culpa errores en temas que él deja a la libre discusión de
los hombres, es que nada se puede “imponer” –siempre el punto de vista
“moderno” del yo autónomo- en la sociedad. Es más, si Dios ha dejado muchos
temas al arbitrio del hombre, sobre estos sólo sería posible el acuerdo social fiel
al lema de “un hombre un voto”. Como si la realidad, el ser de las cosas y las
circunstancias, no tuvieran sus graves exigencias.
En realidad, que existan aspectos no negociables entre los hombres es
parte de su propia humanidad, donde lo accidental ante Dios puede ser
esencial para el hombre y las comunidades históricas. Por ejemplo, ¿puede
reducirse la existencia de la Patria al valor de lo relativo y secundario, de lo
negociable? Es un caso extremo pero indicativo de lo que se quiere decir. ¿Existe
un hombre sano, desarraigado y sin Patria? ¿Qué decir de la obligación hacia los
propios padres? ¿Puede existir en el desarraigo una comunidad configurada? ¿Y
las consecuencias? Afortunadamente, en la Navarra de siempre nunca hubo
estos problemas; si hoy existen tienen el valor de lo artificioso.
Ahora bien, el hombre, por vanidosamente inteligente que se crea, no es
quién para decir a otros, caprichosamente y desde el voluntarismo, lo que
deben preservar, ni puede estar siempre decidiendo sobre todo, ni decidiendo a
priori, ni respecto a los demás. Lo cierto es que una decisión caprichosa y
voluntarista no es propia de buena vecindad o ciudadanía, porque los deberes y
la realidad están al margen de categorías irresponsables como el capricho, el
desarraigo, la rotura de la transmisión paterno-filial, y la mera voluntad.
Lo peor de hoy es que no sólo se pone en entredicho o relativiza lo
opinable ante los ojos de Dios, sino que se expresa una concepción macro
cefálica de la “libertad” individual es base a un grosero individualismo.
Paradójicamente y en contra de lo que pudiera pensarse, hoy se ha impuesto e
impone a los ciudadanos abundantísimas leyes y normas. Dicen que es para
hacernos felices. Es más, incluso hay leyes contra natura y laicistas (que
ignoran a Dios y luego legislan contra Dios y el hombre imagen de Dios), contra
las que ni siquiera se admite hoy la “objeción de conciencia”. También se quiere
suprimir la libertad para decir que tal o cual acto humano es inhumano e
injusto. Enseguida te tachan de algo. Más que el triunfo del relativismo es el
triunfo de los lobbys de presión de una contra civilización errática como vida en
selva. Esta “ultrademocracia” (hoy todo se disfraza con la palabra “democracia”
como ayer de Estado, clase o nación) aplicada a todo, a lo opinable o no
opinable, va conduciendo a los occidentales a la disgregación, al relativismo, a la
anarquía y a una verdadera inversión. Afortunadamente, hay mucha gente
buena que vive en el silencio, no sale en los medios de comunicación, y sostiene
el edificio social con su buen hacer y la Gracia divina.
Valga una sencilla aportación a la segunda conferencia. Dos preguntas:
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¿Los Fueros se justificaban únicamente por la supuesta
incapacidad del poder político medieval? Es muy comprensible la ya
citada justificación de la autora sobre la diversidad de leyes, normas y Fueros en
el mismo Reino. Sin embargo, no tiene por qué ser esa la única razón que
justifique los Fueros. La realidad puede ser menos simple y mecánica, y el
método de conocimiento puede ir más allá de motivos como el de la necesidad.
Entendamos los Fueros en su profundo sentido. La diversidad de leyes y
Fueros y su mantenimiento en el tiempo, darían a lo existente una fuerza moral
y jurídica superior al acto de voluntad, y superior también a la decisión
unilateral del gobernante centralizador, convertida -de ser tal- en decisión
arbitraria e injusta.
Digamos que así ocurriría en el caso de existir una sociedad que ejerce en
sus relaciones sociales una mentalidad pactista y que consiguientemente la
traslada a la política. En el caso de existir una cultura que respeta como una
riqueza y en su plenitud la persona y cada núcleo social que ésta genera. De
haber una sociedad donde del surgimiento se llega a la configuración, y además
todo ello se realiza desde el ejercicio de las libertades. De existir un afán
continuador y de perfección –renovador-; de respetarse la costumbre, y cuando
una situación de hecho queda transformada en derecho propio e inviolable. Por
último, así ocurriría de practicarse el principio social y de derecho natural
llamado principio de subsidiariedad, que si es válido para el s. XX también lo es
para otros siglos.
Cuando se pretende rendir tributo al racionalismo de una época como la
presente, y cuando se desea suprimir toda posible crítica malintencionada,
existe la tentación de fundar una sociedad desde cero, con el sano pero
sumamente ingenuo propósito de rehacer todo desde sus cimientos. Ahora bien,
esto es injusto hacia los padres, es algo imposible como lo es dejar todo a la
convención social y al acuerdo mayoritario, y crea un vacío antinatural que
deberá ser llenado por una “nueva memoria” ajena, manipulada y aún contraria
a la verdad.
La ley Paccionada de 1841, ¿fue un deber ser o simplemente un
hecho? El milenario Reyno de Navarra, ¿debía convertirse en una provincia en
1812 y 1841? Es paradójico que en el régimen liberal de entonces, la voz de los
navarros no hubiese contado para nada. No contó en 1812, ni en 1820, ni
después. No olvidemos tampoco que tanto Godoy en 1796 como Fernando VII
en 1829, estaban dispuestos a vulnerar gravemente los Fueros del Reino. En
1833 los navarros sólo pudieron recurrir a la suerte de las Armas. Los cambios
políticos realizados por doña María Cristina antes de morir Fernando VII
indicaban un claro camino a seguir, por mucho que el primer manifiesto de la
después Regente indicase que nada iba a cambiar. La gente no es tonta. Mayor
desdén e injusticia que la de 1841 no se ha dado en la historia política de
España, salvo el caso de conquista. No sé si esto es un juicio de valor o bien sale
naturalmente de los datos.
La ley Paccionada de 1841 no fue según derecho porque la Diputación que
la negoció no era representativa, y además no se reunieron Cortes en Navarra.
No obstante, el cómo se elaboró recoge ciertamente los caracteres de una ley
Paccionada y no sólo de Ley especial y menos ordinaria. Otra cuestión distinta
es que, con el transcurso de un largo período de tiempo, el hecho de la pérdida
del Reino se convierta en derecho debido a la consolidación de la nueva
situación y en aras al bien común.
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¿Hubo resistencia en Navarra a la pérdida de Fueros? Quizás –ya lo
hemos señalado- el tiempo y la obligada rapidez de la respuesta de la ponente
no dio más de sí, pero lo cierto es que la defensa de Navarra de sus Fueros fue
vivísima en la guerra realista (1821-1823, dos años) y la primera carlista (1833-
1839). Fue vivísima, y fue una herencia de la defensa que el Reino hizo de sus
Fueros frente al absolutismo y el despotismo ilustrado desde 1765. Nueve años
de guerra después de la agotadora guerra por la independencia, muestra la gran
oposición de los navarros al llamado “nuevo” régimen, oposición que en
adelante continuó. Además, la ley Paccionada fue pacto, sí, pero entre la
minoría liberal conservadora de la Diputación y el gobierno liberal de Madrid.
Fue pacto entre los liberales, y fue imposición rotunda a la mayoría del viejo
Reyno que había optado por don Carlos V de Castilla y VIII de Navarra. Ante la
imposición no había elección, lo que vicia el “algo tenía que ceder Navarra”. No
digo más.
Justificar o rechazar desde la historia la Ley Paccionada es un juicio de
valor ajeno al historiador. Mejor es dejar a los navarros de aquella época el
juzgar dicha ley. Mientras los liberales la aceptaron, los carlistas, mayoría en
Navarra, la rechazaron. Expliquémoslo sin tintes de futurismos, presentismos o
juicios de valor, sino desde dentro de los protagonistas, si somos capaces de ello.
Al menos sabemos qué hicieron estos.
Valgan estas anotaciones como respetuoso comentario. Agradecemos a
los dos ponentes del miércoles día 3 de octubre por originar inquietudes
personales, y al medio internatua (es decir, al paciente lector) por permitir que
el pensamiento no se quede en lo oculto del hombre. Hoy día, si no eres de unos
o de otros, no tienes lugar en el mesón, y deberás buscarte la vida hacia
Occidens. Es una imagen. Al menos, aunque muchos no tengamos voz, al menos
tenemos letra.
Con la mirada puesta en el interesantísimo Proyecto que se presenta,
para intentar desgranarlo con los demás, con el agradecimiento a los científicos
y organizaciones que trabajan en él, y con un profundo afecto a todos los
interesados en el solar de nuestra catedral, cuna de aquel milenario Reyno de
Navarra, hoy Comunidad Foral de Navarra, que culmina en Hispanidad, les
saluda,
José Fermín Garralda Arizcun
Pamplona (Navarra), 7 de octubre de 2012
A los cinco días de la fiesta de la Hispanidad,
hito neurálgico del camino de Occidens
historiadenavarraacuba.blogspot.com
Laus Deo
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