Es una crítica a las opiniones vertidas en una nota del diario The Washington Post dadas por un médico cardiologo acerca de la innecesariedad de la auscultación cardíaca a la luz de los adelantos tecnológicos, utilizando la frase "El estetocopio ha muerto". Trazo un paralelismo con la frase El hombre ha muerto" de Foucault mas que con la idea Nietzschiana.
"El estetoscopio no ha muerto" por Efrain Salvioli
1. El estetoscopiono ha muerto
Por EfraínSalvioli.
Dedicado a todos los docentes que al a lado de la cama de los pacientes enseñaron el arte y la ciencia de
auscultar un corazón
En Francia, un joven médico de 35 años nacido en “la Bretaña”, al
examinar a una paciente a la que fue convocado por una presunta
afección cardíaca, y viendo que la percusión y la palpación no arrojaban
elementosdiagnósticosparasuinterpretación,quedópensativofrenteal
problemaque lapráctica médica le planteabaesamañana.Añosdespués
el joven Leannec puso en letras el pensamiento que lo asaltó en ese
momento; “… recordé un fenómeno de acústica muy conocido: si se
aplica el oído a la extremidad de una viga, se oye muy claramente el
golpedado con un alfiler en el otro extremo…” eso lo llevó a utilizar este
sencilloconceptoenlaexploraciónde lapaciente yponerloal servicióde lasolucióndel problema,
siguiódichopensamiento con la siguiente acción: “…tomé un cuadernillo de papel, lo enrollé muy
apretadamentey apliquéuna extremidad sobre la región precordial.. Y al colocar el oído en el otro
extremo, quedé muy sorprendido y satisfecho, al oír los latidos del corazón de una manera muy
clara y neta…”.
La pariciónde ese díano fue solola del estetoscopiocomoinstrumento auxiliar de la exploración
física medica, sino también un símbolo y un significante del trabajo médico. Lo que siguió en su
historia fue una sucesión de descubrimientos y descripciónes que conforman, hoy, una gran
enciclopedia de saberes vinculados a la fisiología, anatomía , patología y fisiopatologías que
enriquecen la práctica de la auscultación cardíaca y que todos los médicos y medicas tenemos
presentes al momento de apoyar la membrana sobre el precordio de un ser humano.
En estos días se cumplirían 200 años desde aquel hecho protagonizado por el joven discípulo de
Corvisart,( quien no pudo utilizar el descubrimiento de su aprendiz, cuando atendía a Napoleón
de su ulcera péptica), y algunos lo recuerdan.
Atentosa este aniversario,el periódicoWashingtonPost publica una nota en su sección de Salud
en la que le da voz a varios médicos clínicos y cardiólogos, algunos de ellos conocidos entre
nosotros por suspublicaciones.Entre lasdiversasopinionesunaeslaque quisiera que analicemos
y verifiquemos en relación a que nos aporta hoy en nuestra práctica clínica semiológica y ,
fundamentalmente, desde la perspectiva de la educación médica.
2. “..El estetoscopio ha muerto”, dijo Jagat Narula, cardiólogo del “Icahn School of Medicine” del
“Mount Sinai Hospital” de Nueva York, agregando la siguiente consideración: “..El tiempo para
el estetoscopio ha pasado”
Es una tentación de la frase obligarnos a sucumbir a la necesidad de trazar un paralelismo con la
ideanietschiana.CuandoF.Niestche plantealamuerte de dios, habla también de un nacimiento.
Diosha muerto,esdecirque el hombre quedasoloyabandonalo suprasensible,queda sujeto a si
mismo y al horror de saberse principio y fin, es un grito tardío de la modernidad filosófica y que
vuelve a poner al hombre en el centro. Muere lo suprasensible, nace el hombre, como una
continuidaddel cogitoergosumdescartiano.Al morirdios,al morirlosuprasensible,al morir todo
lo que condiciona al hombre por fuera de el surge entonces una pregunta: …que nace? A que da
lugaresa muerte?..Nace lanecesidadde un superhombre diríaNietsche,el hombre por si mismo,
solo frente a su solitaria condición.
Bien, el estetoscopio ha muerto…que muere con el?, que termina con el?, y que nace de esta
dialéctica?.
Probablemete se pretenda enterrar al estetoscopio, cual faraón egipcio, con sus amantes,
seguidores y con quienes lo alimentaron. Con el estetoscopio muere cierta curiosidad que se
responde con los sentidos, muere una posibilidad mas de tocar el cuerpo que pretende ser
sanado,muere laideade que basta en la mayoría de los casos métodos simples y accesibles para
resolverproblemasmédicos,muere laposibilidad de tocar, ver y palpar al mismo tiempo, muere
esa sensación de ayudar con poco ( auque sea inmenso), muere un dialogo directo y silencioso
entre el explorador y el cuerpo, entre la ciencia y el misterio.
Cuando esto sea enterrado, lo que queda, bajo la forma de escombros del futuro, es un camino
que deslumbra pero que encierra ciertos peligros. El estetoscopio al morir hace nacer una
herramientatecnológicaque nonecesitade nuestrossentidos,nace unmédicoymedicaque debe
trasladar sus interrogantes por fuera de si mismos, nace una práctica que puede prescindir del
contacto directoconel/lapaciente,nace unamedicinaque confíamasenlosintermediarios, nace
una nueva práctica que profundiza la desigualdad al acceso a la salud en el mundo.
No,nada de estose parece a la ideamoderna,antropocéntricade Niestche,mas bien deberíamos
recordar otra idea similar, la de Foucault, la que nace de un concepto basado en un hombre
sujetado por los significantes del mundo, por la estructura, un hombre hiperdeterminado,
imposible de hacer valer principios genuinamente propios ni de expresarlos, sino a través de la
cultura dominante, la que se apropia de un hombre incapaz de salir de ese laberinto e
imposibilitado de rebelarse. Foucault decía, con cierta desesperanza, “El hombre ha muerto”.
Si, la frase “el estetoscopio ha muerto” se parece mas a la idea Foucoultiana que encierra la
desaparcióndel hombre sepultadoporlaestructurasocial yeconómicaque loanula , que a laidea
liberadora aunque perturbadora de Niestche.
3. En otras palabras,la muerte del hombre ydel estetoscopioesel nacimiento de la tecnocracia que
los reemplaza e intentará prescindir de ambos.
Muchos creemos que el estetoscopio no ha muerto, que sigue vivo cada vez que un médico o
médicase lodescuelgandel cuello y lo ponen al servicio de la solución de un problema de salud,
poniendoenjuegounaprácticasencillayaccesible,pero también profunda y humana, tanto para
el paciente que se siente explorado,”tocado” por quien eligió como su medicx, como para el
médico que se ve interpelado en sus sentidos y su raciocinio, por un sonido, por un tono, por el
lenguaje del cuerpo que intenta sanar.
El Estetocopio no ha muerto, porque no ha muerto el médico o medica que crea en su utilidad y
este dispuestx a usarlo como un primer gesto de entendimiento antes de decidir otros estudios
mas complejos.
El estetoscopio no ha muerto, porque no han muerto los docentes que desde las aulas, los
hospitales , los centros de salud, siguen ayudando a comprender a los alumnos y alumnas la
necesidad de su comprensión.
Pero estas palabras no garantizan la inmortalidad del estetoscopio ( que y quien pueden
garantizarla?), pero al menos lo convierte en algo que va mas allá de sus olivas, sus tubos y su
membrana, lotransformaenuna trinchera, unlugar de resistencia,de todoslosmilesde miles de
médicosymédicasque ejercemosyenseñamosunamedicinateñidade humanismoal serviciodel
paciente su famiiaysu comunidadprotegiéndolas de la voracidad tecnocrática y mercantilista de
un mundo que necesita médicos y médicas que revivan en cada entrevista el arte y la ciencia de
auscultar el corazón.
Efraín Salvioli
Docente de la Cátedra “A” de Clínica Médica de la UNLP.
Instructor de Residentes de Clínica Médica. Htal. Gonnet. De La Plata.