Este documento compara y contrasta el centralismo y el federalismo. Explica que el centralismo concentra todo el poder político y administrativo en un solo órgano central del estado, mientras que el federalismo divide el poder político entre un gobierno central y varios gobiernos regionales que conservan cierta soberanía. También describe algunas de las características clave de cada sistema, como que el federalismo es más aplicable a países grandes o culturalmente diversos, mientras que el centralismo funciona mejor en países pequeños y culturalmente similares.
1. Centralismo Federalismo
Del latín centra, “un solo lugar” y lismo,
“persona”. Es un sistema que concentra el
poder y las funciones político administrativas
en un órgano central: el Estado como autoridad
suprema, el cual provee exclusivamente el
ejercicio y administración de los derechos
públicos y colectivos del país.
Del latín fœdus, “pacto”. El federalismo es
un acuerdo de unión entre varias entidades
territoriales llamadas estados o provincias
que delegan parte de su autonomía en un
organismo u autoridad general: el Estado.
Los estados conservan su soberanía, leyes
y autoridades propias.
La definición de centralismo y la definición de federalismo pueden ser bien expuestas
examinando sus elementos —ya que ambos conceptos son opuestos y se entienden así,
mejor.
Lo que sigue es una relación de los elementos que forman al federalismo y al centralismo.
• Ambos conceptos se refieren al arreglo político —al sistema de gobierno de un país— en
cuanto a la manera en la que se administran los poderes en el territorio.
• Dentro del federalismo se establece una división territorial del poder político —y que crea
un gobierno federal central y adición a una serie de gobiernos regionales con variables
dosis de soberanía.
• Dentro del centralismo no existe esa división territorial del poder político —solamente
existe el gobierno central sin gobiernos regionales.
• En el federalismo, existen unidades políticas que reciben varios nombres: estados,
provincias, comunidades, departamentos, u otros —los que tienen soberanía territorial en
asuntos como policía, tribunales, sistema educativo, impuestos locales y otros.
El gobierno central o federal, en cambio, mantiene poderes de cobertura nacional, como
impuestos nacionales, relaciones internacionales, constitución nacional, política monetaria,
defensa nacional y otros.
• En el centralismo, no existen unidades políticas territoriales y existe una sola entidad que
es el gobierno nacional central, en el que caen todas las responsabilidades —y que tiene
oficinas de representación en las diferentes localidades, como oficinas de impuestos y
similares.
• En lo general, se piensa que el sistema federal resulta más conveniente en casos de países
con grandes territorios o marcados contrastes culturales dentro de ellos —mientras que el
centralismo es más aplicable a casos de países pequeños y con culturas muy similares en
todas partes.
2. Lo anterior explica la naturaleza del sistema federal y del sistema centralista, pero no las
sutilezas que pueden presentarse y las dificultades en su implantación —que es lo que
intento hacer en lo que sigue.
Es una posibilidad real el que existan casos de sistemas federales que sólo lo sean de
nombre y que funcionen más como un caso de un sistema central —lo que bien puede
descubrirse conociendo el sistema fiscal del país.
Del total de impuestos pagados, el sistema será federal en la medida en la que ellos sean
cobrados y administrados por los estados o provincias, y no por el gobierno federal —y lo
opuesto: si la mayoría de esos impuestos son recolectados por el gobierno federal, se estará
en un caso de apariencia federal, pero realmente centralista.
Igualmente, aunque de nombre sea federal el sistema, será centralista en el monto en el que
los viajes a la sede del gobierno federal sean parte de la vida empresarial —traslados
destinados a conseguir permisos, obtener licencias y hacer negociaciones.
El sistema federal es más consistente con el principio esencial de la división del poder
político, que así minimiza posibilidades de abusos de poder —pero contiene desventajas,
como la duplicidad latente de funciones gubernamentales en ambos niveles y posiblemente
una burocracia neta mayor a la que se tendría en un sistema centralista.
Además, mientras que en el centralismo la unidad política es sólida, en el federalismo se
tiende a la desmembración de la federación —cuando uno o más de los estados pueden
amenazar con la separación reclamando su soberanía.