El documento anima a la gente a anunciar alegremente por todas partes que un Salvador ha nacido, incluyendo en las calles, plazas, universidades, hospitales, industrias, mercados, restaurantes, discotecas y templos. Aunque algunos puedan considerar este mensaje loco, se insta a repetirlo incansablemente. Dios ha vuelto a poner su casa entre nosotros y es un compañero inseparable, por lo que debemos llenarnos de su amor y entregarlo al mundo.