8. • Factores de riesgo.
En general, varias actividades humanas normales se asocian a una desestabilización de las
comunidades microbionas vaginales, lo que puede redundar en una mayor vulnerabilidad:
actividad sexual frecuente, múltiples compañeros sexuales, sexo oral receptivo frecuente,
empleo de duchas y espermicidas. Algunos autores consideran a la menstruación como una
posible etapa de inestabilidad de la microbiota habitual. (Hickey RJ et al. 2012).
• Cuadro clínico.
Se estima que alrededor del 40 - 50% de las mujeres con VB cursan asintomáticas.
Las manifestaciones son variables: aumento en la descarga vaginal, de color grisáseo o
blanquecino, de consistencia lechosa. El signo clásico consiste en un olor fétido, referido
por las pacientes como "olor a pescado", que es causado por la producción de aminas
(trimetilamina, putrescina, cadaverina, entre ellas) por las bacterias anaerobias. Estas aminas
se volatilizan cuando aumenta el pH, lo cual sucede en presencia de semen, por lo que el
olor puede intensificarse después de una relación sexual. También se reportan sensación de
picazón, quemadura, dolor, mismos que pueden confundirse con otras causas de vaginitis.
Habitualmente no se aprecian signos de inflamación y el cérvix se observa normal. Cuando
se asocia cervicitis, esta se debe, en general, a otros patógenos. (Livenwood. 2009; Sobel.
2000).
• Complicaciones.
Incluyen secreción transvaginal continua, fétida, recurrencias, asociación con infecciones de
transmisión sexual, aborto, infertilidad, parto prematuro, corioamnionitis, enfermedad
inflamatoria pélvica e infección de vías urinarias. (Marazzo. 2011).
9.
10.
11. • Actualmente se ha incrementado el uso de técnicas de biología molecular como
la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la cual consiste en amplificar genes
de algunas especies bacterianas usando iniciadores (primers) específicos; este
método es rápido, confiable y con una alta sensibilidad y especificidad.
Las herramientas moleculares ofrecen la oportunidad de estudiar los factores que
influencian la microbiota vaginal y la influencia de esta microbiota en la salud
humana. (Fredricks. 2011).
• En el diagnóstico diferencial deben considerarse: Candidiasis, infección clamidial,
infección gonocócica, infección por Herpes simplex, tricomoniasis, vaginitis de
diferente etiología, y cervicitis.
• Tratamiento.
Los antibióticos con actividad anaerobia son efectivos. El metronidazol y la
clindamicina son los más utilizados.
• El tratamiento habitual contra la VB consiste en metronidazol oral durante 5 - 7
días. El porcentaje de curación alcanza hasta un 95% pero no se modifica la
posibilidad de recurrencias. Se autorizan los tratamientos tópicos intravaginales a
base de clindamicina o geles de metronidazol. Son más costosos y tienen una
eficacia similar. En algunos casos se sugieren probióticos. Se han propuesto
lactobacilos vaginales y gel de ácido láctico para acidificar la vagina. (Hay. 2010).