La autoestima no es amor propio egoísta ni alardeo, sino cómo nos sentimos de valiosos basado en nuestra crianza. Una autoestima saludable depende de aceptarnos a nosotros mismos y no necesitar aprobación externa, mientras que baja autoestima se caracteriza por autocrítica y necesidad de complacer a otros. Se puede construir una autoestima sana a través de amor propio y aceptación incondicional de uno mismo.