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Voces dormidas en los pliegues de la Historiografía Brasileña. Luces y Sombras en la escala
cromática del Brasil. (1890-1960)
Javier G. Bonafina1
INTRODUCCION.
Considerad lo oscuro y el gran frío
De este valle que resuena de lamentos.
Brecht, La ópera de tres centavos
.
Este trabajo se inicia con una pregunta sencilla ¿Cuáles son las tensiones que están
presentes en la obra de los intelectuales brasileños que se han ocupado de los aspectos históricos?
Una hipótesis tentativa sería la de sostener lo que parece una verdad de Perogrullo. Son hijos de la
época que les toca vivir y al mismo tiempo son deudores de sus antecesores, esta representaría la
primera tensión. Por un lado, representar los aspectos emblemáticos del objeto de estudio al cual
quieren aproximarse, y por el otro sostener sus hipótesis dentro de un marco más general, el de los
descubrimientos realizados por el conocimiento legitimado por el mundo intelectual instituido e
institucionalizado.
Propongo que las obras de los intelectuales brasileños que abarcan desde la segunda mitad
del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX se encuentran imbuidas de las tensiones de la
sociedad que les toca vivir. Sin embargo, es posible descubrir aquello que se trata de ocultar, a
partir del momento en que esas tensiones se materializan en la obra de un intelectual. Esto
representaría un momento de ruptura epistemológica en la construcción de un imaginario social, en
un momento dado y en un espacio articulado por relaciones de dominación. Y en ese sentido
seguimos las intuiciones de Adolfo Cavias de Sáez2
, que propone la idea de que antropología,
etnología e historia concurren en la construcción de una Nación para el Estado Brasileño, y cómo
relato ficcional intentan resolver los antagonismos presentes en la coexistencia de diferentes etnias
(indios, negros y portugueses) atravesadas por relaciones entre dominados y dominadores,
oprimidos y opresores.
1 Magister en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella.
2 Calavia Sáez, Oscar. La fábula de las tres ciencias. Antropología, Etnología e Historia en Brasil. En
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/viewFile/538/604. También puede hallarse aquí un recorrido sobre los problemas de las ciencias
sociales para encontrar un espacio de legitimación por fuera de los espacios del poder legitimado. Creo que la mención en torno a la fabulación que contiene a las
construcciones intelectuales, no deja de ser una interesante forma de reflexionar sobre las estructuras narrativas y de la complejidad de abandonar los lugares comunes de
algunas hipótesis que dicen sostenerse desde la argumentación científica.
2
En ese sentido proponemos tres grandes fases en la construcción del gran relato en torno a
Brasil (lo que denomino fases también puede comprenderse en términos de tipos ideales, modelos
teóricos explicativos o formas de concebir el mundo).
Estos tres modelos ideales se encuentran atravesados por la obra de Silvio Romero3
,
probablemente uno de los más interesantes ensayistas, aunque el término es sólo descriptivo, dado
que su obra resulta inabarcable: Poesía, Historia, Literatura, Etnografía, Política, etc. Estoy
convencido de que un estudio que contemple la incidencia de la obra de Silvio Romero4
, en la
escala cromática intelectual brasileña, tendrá la capacidad de dar cuenta de las continuidades y
rupturas, de las pertenencias y de las originalidades, de los intereses y de los objetivos; y porque no
también, del tipo de ciencia que es posible, en esto que es el objeto de nuestro interés, y que al
mismo tiempo es sujeto de nuestra curiosidad: La Humanidad.
Por razones de espacio me limitaré a la obra de los autores más representativos en la
construcción Historiográfica de Brasil. Sin embargo, el lector podrá sentir la presencia de Silvio
Romero en las cuestiones que me interesa desarrollar. Es por ello que comienzo por explicitarlo,
simplemente para que se comprendan las limitaciones y alcances del trabajo que realizaré.
Una que estaría integrada por intelectuales como Varnhagen, Capistrano de Abreu, Paulo
Prado y Stefan Zweig en donde es posible encontrar un fuerte interés por la conformación de un
Brasil Homogéneo, en donde los conflictos son subsumidos a un destino manifiesto: La Gran
Nación Brasileña. Desde modelos de interpretación en donde el explicativo ¿porqué? Es
desplazado hacia el narrativo ¿cómo? Se intenta dar cuenta de los avatares que constituyeron la
fuente primegia de una nación para el Estado Brasileño.5
La segunda de las vertientes se encuentra conformada por: Gilberto Freyre, Caio Prado
Junior y Sergio Buarque de Holanda. El primero es el iniciador de los estudios sobre la vida
cotidiana, el segundo es el fundador de la historia económica y el tercero él introductor de los
estudios culturales en Brasil.6
Estos intelectuales construyen su objeto de estudio desde una
3 Souza Neves, M. Rolin Capelato. “Retratos del Brasil: ideas, sociedad y política”. (En: TERÁN, O (coord). Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX
latinoamericano. Buenos Aires Siglo Veintiuno Editores. 2004. pp. 97-208). Ver pp.102-107. Para una reflexión sobre el lugar de las producciones intelectuales en el
Brasil de la segunda mitad del siglo XIX, remito al lector al trabajo de Schwacz, Lilia Moritz, O espectáculo das racas, Cientistas, Instituicoes e questao racial no
Brasil, San Pablo, Companhia das Letras, 1993.
4 Hasta el momento uno de los mejores trabajos escritos, que pone en relación la obra de Silvio Romero con la de Nina Rodriguez, aunque sólo lo hace en función de
comparación genética es el de Alejandrá, Maihle, Miradas cruzadas sobre la marginalidad social en el Brasil de entresiglos (1889-1914). Nina Rodrigues - João do Rio
en http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/numeros/numero-8/sumario
5 Varnhagen, Francisco A. História geral do Brasil: antes da sua separação e independência de Portugal. São Paulo, Melhoramentos / INL, 1939. Capistrano de Abreu,
J. “Capítulos de Historia Colonial” (1500-1800). Brasil, Livraría Briguiet, 1954. Rodriguez, R. N. (1977 [1890-1905]). Prado, Paulo. Retrato do Brasil- Ensaio sobre a
tristeza brasileira, São Paulo, Duprat- Mayença, 1928. ZWEIG, Stefan. Brasil. País del futuro. Buenos Aires, Espasa Calpe, Argentina, 1944.
6 Freyre, Gilberto. Casa-grande y Senzala. Caracas, Biblioteca Ayacucho. 1977. Freyre, Gilberto. Interpretación del Brasil. Mexico, FCE. 1945.Freyre, Gilberto.
Sobrados e Mucambos (Decadencia do patriarcado rural e desenvolvimento do urbano), 2 vols. Rio de Janeiro, José Olympio / INL, 1985. Buarque De Holanda, Sergio.
Raízes do Brasil, Río de Janeiro, L. José Olimpio, 1948. Caio Prado Junior. Formação do Brasil contemporáneo. São Paulo, Editorial Brasiliense, 1963.
3
estructura metodológica robusta con un manejo de fuentes profundamente sólidas y representan en
la comunidad académica el ideal del trabajo científico.
Finalmente, la última fase se encontraría contenida por Raimundo Nina Rodríguez, Euclides
Da Cuhna y Darcy Ribeyro7
, el primero Médico, el segundo periodista y el tercero antropólogo de
profesión. Los dos primeros son coetáneos, sin embargo entre la producción intelectual de estos y
Ribeiro median más de sesenta años, sin embargo a todos los unen el fuerte compromiso con su
objeto de estudio y la necesidad de transformarse en “una voz que clama en el desierto”. No
desarrollaré aquí una presentación en torno al rol de los intelectuales, demasiado se ha expresado y
escrito sobre el tema, sin embargo, creo que aún no se ha dicho la última palabra que tenga la
posibilidad de reconstruir el dilema que representa la relación entre intelectuales, sociedad y poder8
.
Si me interesa sostener, que la obra de los intelectuales, que circunscribo por razones
metodológicas a una tercera fase dentro de la historiografía brasileña, se inscribe en el interior de
una ruptura epistemológica en la construcción de la narrativa historiográfica del Brasil. Es en estas
obras en donde las continuidades terminan por “disolverse en el aire” y argumentaré, en ese sentido,
que estos intelectuales no fueron curiosos espectadores indiferentes a los procesos que intentaban
comprender. Para ellos la búsqueda de la objetividad científica no consistía en anular la forma de
tomar partido, sino en explicitar el punto de partida desde donde esta se llevaba a cabo.
Representan, en ese sentido, las imágenes más nítidas de los conflictos que emergieron en
clave Benjamiana como un relámpago que ilumina un instante de peligro. Y permiten que la
empatía con el narrador historicista se rompa, que se genere una brecha interpretativa en donde no
es posible subsumir los conflictos o realizar una huida Hegeliana de ellos. Es a partir de esta
situación que no será posible la construcción de un imaginario social, dado que él mismo se hallará
en crisis constante al no poder lograr que los instrumentos de persuasión, de presión, de inculcación
de valores y creencias legitimen un esquema colectivo de interpretación de las experiencias
individuales y colectivas en torno a los recuerdos y representaciones del pasado lejano y cercano9
.
CAPITULO 1.
“No deja de ser peligroso publicar en este país un libro de crítica”10
7 Os africanos no Brasil. Revisão e prefácio de Homero Pires. Notas biobibliográficas de Fernando Sales. São Paulo: Nacional Da Cunha, Euclides. Los Sertones,
Buenos Aires, Biblioteca de autores brasileños, 1938. Ribeiro, Darcy. Fronteras indígenas de la civilización. México, Siglo Veintiuno editores, 1971.
8 Una síntesis de la cuestión puede encontrarse en http://www.andercismo.com/2007/09/los-intelectuales-en-la-modernidad.html . También refiero al lector a Foucault,
M. Saber y Verdad, Colección "Genealogía del poder", Nº 10, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979. Foucault, M. Espacio de Poder, Colección "Genealogía del
poder", Nº 6, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979.
9 Baczko, Bronislaw. Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas.1ª ed. 3ª reimp.-Buenos Aires: Nueva Visión, 2005. pp. 11-52.
10 Romero, Silvio, A Literatura Brasileira e a Crítica Moderna (1880). Ver Bibliografía del autor en
http://www.academia.org.br/abl/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?sid=196.
4
El texto inicial de lo que podríamos llamar la historia “oficial” brasileña la Historia Geral
do Brasil de Francisco Adolfo de Varnhagen, publicada entre 1854 y 1857, es esencialmente una
historia de cómo se construyo el Brasil blanco. El relato se encuentra articulado por el ingreso de un
factor exótico “el mundo portugués”. Si Maquiavelo escribió El Príncipe para Lorenzo II de Medici,
Varnhagen escribe la Historia de Brasil para Pedro II.
Es la experiencia del viaje atlántico el gran articulador de la Historia. Los funcionarios de la
corona, los jesuitas, y las disputas de hegemonía con los holandeses o los españoles representan los
únicos avatares de una narración épica. Los indios son el tema de un capítulo introductorio, en rigor
un prólogo a la colonización portuguesa, y en los capítulos siguientes actúan como acompañantes
eventuales y azarosos. En cuanto a los negros africanos se encuentran contenidos dentro de los
capítulos dedicados a los indios. Pueden entreverse aquí muchos de los temas que serán tan caros
para el desarrollo historiográfico en Brasil (La importancia del medio-ambiente en la conformación
de los grupos humanos, el mundo portugués cómo un facilitador de las mezclas de étnicas, la
imposibilidad de establecer una relación armónica con el mundo indígena, los negros africanos
cómo la gran novedad en la construcción del Brasil, la relativa permeabilidad y flexibilidad de los
portugueses para establecer relaciones con Un Otro Diferente).
La novedad es la construcción de una historia con múltiples perspectivas, y representa
mucho más de lo que la sociedad esperaba de un historiador de la época. Muestra en su trabajo una
marcada preferencia por el siglo XVI y los inicios del XVII, y por argumentos románticos que
culminan en la muerte de los personajes indígenas. Nobles y abnegados, a veces amando sin
esperanza a algún recién llegado de ultramar, morían sin dejar descendientes, y toda la celebración
de aquellos antepasados lejanos se compaginaba con una ignorancia considerable sobre la población
indígena que subsistía en el país real.
La História geral do Brasil corresponde a los intentos de escritura de una historia nacional
llevada adelante por el Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, fundado en 1838. En ella, toda la
colonización portuguesa de América sería parte del largo camino rumbo al gran momento de su
cierre, resultado de una larga y necesaria evolución. Portugal habría “preparado” la creación y la
madurez de Brasil que, en el siglo XIX, surgiría legitimado, civilizado y promisorio porque estaba
estrechamente vinculado a una ascendencia europea. Siendo la Independencia un proceso
básicamente de continuación, dentro del proceso más amplio de construcción del “Gran Brasil”.
5
Llama la atención que en un contexto de Revoluciones políticas, sociales, culturales y
económicas, Varnhagen, quien habiendo vivido las conmociones populares del Período Regencial
brasileño, no se interese en analizar la historia de Brasil dentro del contexto de las Revoluciones
pasadas y presentes, valorizando en contrapartida, ideas vinculadas a la tradición y al
perfeccionamiento de estructuras políticas y sociales que deberían mantenerse11
.
Puede decirse, que con algunas variaciones, la historiografía brasileña ha seguido vinculada
al relato de Varnhagen. En la historia predominantemente política de los inicios, o en la
historiografía más moderna centrada en la sucesión de ciclos económicos, el protagonismo
pertenece en exclusiva a las élites blancas, de raíz colonial o surgidas de la inmigración, piezas del
establishment o de la oposición a éste; a la población negra o mulata se reservaba un papel de
paciente observador, más que de agente de esa historia; y en cuanto a los indios, cuando no parecían
demasiado distantes en el tiempo o en el espacio eran al menos demográfica o económicamente
insignificantes12
.
En 1907, Capistrano de Abreu pública “Capítulos de Historia Colonial” 13
, su interés es
escribir una historia distinta y para ello instala el debate sobre cómo debe escribirse la Historia de
Brasil. Si bien intenta diferenciarse de A. Varnhagen, lo logra a medias. Dado que las preguntas a
las fuentes siguen realizándose desde el mismo lugar que se habían hecho con anterioridad. Los
indígenas y el espacio son los factores internos en donde se desarrolla el relato de la aventura
portuguesa. Los factores externos concuerdan con todo lo que el mundo Europeo suma a la
composición.
Lo nuevo en su forma de escribir la Historia resulta del análisis regional, que los
intelectuales anteriores apenas habían logrado esbozar con la mención de las expediciones de los
bandeirantes. La obra intelectual de Capistrano se ubica en unas coordenadas históricas
condensadas por el peso de la construcción de un Estado Liberal a la Hispanoamericana14
.
11 Pimenta, João Paulo G. La independencia de Brasil como revolución: historia y actualidad sobre un tema clásico. Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento
crítico, N° 5, Buenos Aires, 2008. También en http://historiapolitica.com/biblioteca/. Este artículo nos sumerge en los problemas en torno a las revoluciones
Hispanoamérica, y fundamentalmente en los preconcepto que están detrás de las postulaciones que hablan de una evolución sin conflicto hacia la independencia política
para el caso de Brasil.
12 Varnhagen, Op. Cit. pp.I-XXII y pp. 1-277.
13 Para un anásilis pormenorizado de la obra de Capistrano ver: Descobrimentos de Capistrano - A História do Brasil “a grandes traços e largas malhas”, Tese de
Doutoramento em História, apresentada por Daniel Mesquita Pereira ao Programa de Pós-Graduação em História Social da Cultura do Departamento de História da
PUC-Rio; en http://www.historiaecultura.pro.br/modernosdescobrimentos/desc/capistrano/frame.htm. Para una descripción general de la obra ver el articulo de Mayo,
Carlos A. “J. Capistrano de Abreu, “Capítulos de Historia Colonial”. La saga de la ocupación del Brasil”. (En: Anuario del CEH, Nro 2-3, Año 2 y 3, 2002-2003, pp.
255-261).
14 Murilo de Carvalho, José. “Brasil, Naciones marginadas”. (En: Annino, Leiva; Guerra. De los Imperios a las Naciones: Iberoamérica. Zaragoza, Iber Caja. 1994. pp.
401-423). Murillo de Carvalho, José. La formación de las almas. El imaginario de la República en Brasil. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.
6
Es por ello que aún no logra interpelar a la sociedad, su objetivo es dar cuenta de los actores
que confluyen en la construcción de La República y para ello sus argumentos deben estructurarse en
torno a los valores de las Repúblicas que la modernidad ha instalado en las mentes de las
generaciones nacidas al fuego de las Revoluciones del Siglo XIX.
Si el mundo Indígena y el mundo Africano cobran significación, es porque su presencia en
el espacio de Brasil es una verdad que no se puede soslayar, pero nada hubiera sido de ellos sin el
“aporte” del mundo europeo. Europa sigue jugando el papel de civilizador de la barbarie, es en
síntesis la blanquedad que debe borrar todo rasgo de oscuridad.
A pesar de ser mestizo o incluso cómo condición de serlo y tratar de pertenecer al status
quo, Capistrano debe sacrificar su condición étnica. Se torna asimismo en la negación de la
negación de los mulatos y mestizos, pero no tiene otra posibilidad, dado que no deja de ser un
mulato que intenta hacerse un lugar en el mundo de la élite económica y cultural blanca. Es el
enorme talento con la pluma de Capistrano el que le permitirá dejar de ser un advenedizo sin
formación académica, para convertirse en miembro de la academia brasileña.
El próximo autor, Paulo Prado15
, desarrolla su obra en la década del ´20. En Brasil el clima
de época de este decenio se encontrará signado por dos grandes temas: Por un lado, la pérdida de
esperanza en torno a las características redentoras de La Republica, tema que necesita verse en la
escala más amplia de crisis del liberalismo y sus instituciones a nivel mundial; Por otro lado, dos
grande eventos que posicionan a Brasil a escala mundial: 1) la Exposición Internacional del
Centenario de la Independencia que tuvo lugar en Río de Janeiro, simboliza los contenidos
fundamentales de la ideología del progreso contenida en la construcción del Estado Moderno
Brasileño; y 2) La Semana del Arte Moderno en Sao Paulo, más conocida cómo la semana del ´22,
cuya intención era renovar el ambiente de las ideas de la época, y posicionarse cómo un modelo
alternativo al de las élites políticas, intelectuales, culturales y sociales de Río de Janeiro. Paulo
Prado y su esposa fueron algunos de los mecenas de esta exposición que logro reunir a los
intelectuales brasileños más brillantes de su época16
.
El antagonismo inherente a ambos eventos no escapa al observador avezado. La exposición
en Río celebra parecerse a las ciudades europeas más avanzadas, la meta del progreso es parecerse,
15Mailhe, Alejandra (2005).Fuegos cruzados. Estética vanguardista e ideología conservadora en Paulo Prado en Prismas. Programa de Historia Intelectual,
Universidad Nacional de Quilmes, n° 9. Este articulo nos permite trazar el perfil genérico de este intelectual a la vez que nos permite avizorar la posición absoluta y
relativa de este en el contexto de los movimientos de la época.
16 Sobre esta cuestión remito al lector a la obra de Mailhe Alejandra, Un viaje por los pliegues del sujeto Del consumo a la aprehensión del “otro” en O turista
aprendiz http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/OrbisTertius/numeros/numero-10/sumario/.
7
integrarse al ideario de la blanquedad. En cuanto la Semana del Arte moderno grita su obstinada
necesidad de rescatar a la cultura del Brasil Real; de anteponer al modelo europeo una forma de ser
diferente. Las tensiones de la identidad de Brasil en la construcción del Estado Nacional Brasileño
anidaban en Sao Paulo, tanto cómo eran resistidas en Río de Janeiro. Para unos Ser era Parecer, para
los otros Ser era Aceptar el rostro de Jano del Brasil17
.
Su lectura del pasado es una traducción literaria de los elementos más notables de la obra de
Capistrano, y son las mismas preocupaciones las que lo importunan: si el origen de una nación es el
mestizaje, cómo instalar la noción de cultura civilizada en un ámbito en donde esta sólo podía estar
dotada de la blanquedad.
Que el futuro no pudiera ser peor que el pasado; albergaba la esperanza de un intelectual
nacido en la era del Imperio, madurado en la etapa de una Republica, que para él no había sido más
que una simple revuelta de soldados, una envestida disfrazada para conquistar el poder. Y cuya
visión contenía las posibilidades inciertas, de que una revolución estableciera la concreción de un
sueño más anhelado que esperado18
.
Paulo Prado, clama por una revolución, no una que trastoque las trazas de la estructura
social, pero si por una que dote a la Nación Brasileña de un lugar de preeminencia en el contexto de
los Estados Nación más progresistas y desarrollados de Europa o de América. Y cómo un poeta, que
no se resigna a que almas bellas no habiten en cuerpos bellos, quiere realizar la alquimia, para que
esa ebullición formidable, que se preparaba a formar al hombre nuevo, surgido para el triunfo de
su destino, no se transforme en una desilusión; en un desastre para la realización de su finalidad
histórica y geográfica19
.
Finalmente, el último autor que abordare dentro de este modelo es Stefan Zweig20
. La
selección de este autor, reconocerá el lector, no es azarosa. En primer lugar, porque es la mirada del
mundo civilizado europeo de inicios de la década del ´40. En segundo, porque estamos en presencia
del escritor más talentoso de la primera mitad del siglo XX. La pluma de este novelista trasciende
las fronteras del idioma, la cultura y la geografía. No existe personaje histórico de importancia que
no haya sido retratado en las novelas históricas de Zweig y al mismo tiempo, pocos poetas han
tenido la virtud de penetrar en las mentes de sus lectores, de hacerles sentir que el personaje que
17 Souza Neves, M. Rolin Capelato. Op.Cit. pp.117-135
18 Prado, Paulo, Op. Cit. En Post-scriptum.
19 Ibidem, en La Tristeza.
20 Remito al lector al film que narra los últimos meses de su vida “lost Zweig (2002) ”, es posible ver un avance de la misma en
http://www.youtube.com/watch?v=aSFRSg7V3jw&feature=related.
8
están narrando no tiene diferencias con el real. Es una operación compleja, leer a este novelista en
actitud de vigilancia epistemológica, porque en el fondo tiene la libertad de la literatura.
Es esta libertad la que le permite concluir la operación de cierre ficcional. A El Mundo del
Ayer, obra póstuma, se antepone Brasil, la tierra del futuro. Brasil reuniría en si misma todas las
complejidades del mundo moderno, y cómo en una suerte de nudo gordiano, también contenía las
soluciones al caos desatado por la apertura de esa caja de Pandora que resulto de la crisis del
capitalismo en 1929. El mundo que el novelista había conocido se hundía en la barbarie y la
solución se encontraba contenida en la múltiple etnicidad de Brasil.
Sin embargo, esta historia cómo todas las de sus novelas no termina bien. El mundo que
visualiza el novelista, también es una construcción. Y si se quiere, el gran triunfo, es que finalmente
Europa ha aceptado a través de su más querido hijo; que existe para Brasil un lugar en el podio de
las grandes naciones del mundo civilizado. Para que la operación hubiese resultado definitiva, su
autor debería haberse dormido tranquilamente en la vejez, al abrigo de un país cosmopolita, en
donde la libertad y la armonía social se cruzaban en las esquinas. Zweig, eligió un final más
dramático, y sin dudas este será el último gran sello de su obra. Prefirió morir en el país del futuro
que vivir en él. Al final de toda obra el telón cae y la magia hipnótica cesa. Se desvisten las
estructuras atávicas y la realidad en toda su crueldad vuelve a mostrar que todo registro de
civilización lo es también de barbarie.
CAPITULO II
Para nosotros que hemos vivido con falsificaciones inasimilables, para nosotros que no hemos
tenido vida propia, que somos uno de los pueblos más deteriorados de la tierra; para nosotros que,
como contrabandistas del pensamiento, no tenemos la fuerza de las grandes conquistas y de las
grandes verdades de la ciencia, sólo la crítica, la tan despreciada crítica, nos puede deparar un
futuro mejor.21
Carlos Piñeiro Iñiguez, se pregunta que fue Gilberto Freire para Brasil y Portugal y las
respuestas están contenidas en una unidad de sentido: para una fue un demiurgo que creo la cultura
brasileña con la que los brasileños ingresaron al siglo XX, para la otra un posibilitador del
reencuentro entre las mejores tradiciones de la dignidad nacional portuguesa y su relación con el
21 Romero, Silvio, Op.Cit. El subrayado me pertenece.
9
resto del mundo. Y en un sentido más general, el pensamiento de Gilberto supone para el resto del
mundo una ventana excepcional para comprender Brasil.22
El libro de Piñeiro representa una prueba contundente del éxito de la ficcionalidad
Freyreana. Todos los conflictos quedan solapados dentro de un ideario más altruista, La Nación, La
Patria, la Comunidad Organizada, etc. El mismo titulo de su libro nos muestra los aspectos que le
interesan demostrar al autor: Una Identidad Común, Una Cultura y la política uniendo la argamasa
del demiurgo. En un sentido más amplio, la búsqueda es más ambiciosa, la latinoamericanidad
unidad por la fuerza homogeneizadora de un Estado Nacional capaz de representar a la totalidad
ante el concierto de las naciones del mundo.
Océanos de tinta ha generado la obra de Gilberto Freyre y no ha habido intelectual que no
deseara refutar o sostener hipótesis a partir de sus escritos23
. Casa Grande & Senzala ha puesto un
punto final en la interpretación de una Nación para el Brasil. A partir de allí, ya no será posible
escribir sobre la multiculturalidad de América sin hacer mención a esa obra. El mismo lo expreso
maravillosamente en un poema de 1926, al que llamo “o outro Brasil que vem así”:
“Eu ouço as vozes
eu vejo as cores
eu sinto os passos
de outro Brasil que vem aí
mais tropical
mais fraternal
mais brasileiro.
O mapa desse Brasil em vez das cores dos Estados
terá as cores das produções e dos trabalhos.
Os homens desse Brasil em vez das cores das três raças
terão as cores das profissões e regiões.
As mulheres do Brasil em vez das cores boreais
terão as cores variamente tropicais.
Todo brasileiro poderá dizer: é assim que eu quero o Brasil,
todo brasileiro e não apenas o bacharel ou o doutor
o preto, o pardo, o roxo e não apenas o branco e o semibranco.
Qualquer brasileiro poderá governar esse Brasil”.24
¿Porque resulta tan atrapante la obra de Gilberto? En mi opinión, porque ha tenido la
cualidad de reunir todos los estilos en uno solo. Contiene una prosa narrativa en donde abundan los
22 Piñeiro Iñiguez, Carlos, Sueños Paralelos. Gilberto Freyre y el lusotropicalismo. Identidad, cultura y política en Brasil y Portugal. Consejo Argentino para las
Relaciones Internacionales. Centro de Estudios de Politica Exterior. 1999 de la primera edición, by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L., Hipolito Yrigoyen 1994, 2°.
“3”, (1089) Buenos Aires.
23 Ver el dossier “El ensayo de interpretación nacional en Brasil y Argentina”, Prismas. Revista de historia intelectual. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes,
Nro 5. 2001.
24 Freyre, Gilberto, "Poesia Reunida", Editora Pirata - Recife, 1980.
10
silogismos y la ausencia de cierre de las cuestiones que plantea origina un sinnúmero de
proposiciones inherentes a su interpretación. Es una especie recurrente de Si pero No, constante,
que nos obliga a reflexionar cómo si estuviéramos en una cinta de Moebius. O cómo el mismo lo
explicaría en una entrevista de 1974:
“Gran parte de lo que vengo publicando desde Casa Grande & Senzala es el resultado de un
anhelo de autoanálisis, de autointerpretación y de autobiografía. Anhelo que remonta a mi
juventud, a la época de mis estudios universitarios en el extranjero, a días en que como ya he
dicho en el prefacio de uno de mis libros, ni incluso un estudiante ruso de novela rusa se
preocupó tanto por el destino de su país ni se inquietó tanto con los problemas de su patria,
como yo en esos mis días de estudiante universitario en el extranjero. Me confieso en cierto
modo un narcisista, con ese narcisismo tradicional entre los escritores ibéricos, y muy
particularmente entre los ensayistas. El escritor es siempre autobiográfico, directamente
autobiográfico, indirecta u oblicuamente autobiográfico. Procuré verme a mí mismo,
comprenderme, interpretarme. Y así me fui extendiendo a mi familia, a mis antepasados, a mi
casa, a mi región, a mi nación, al complejo cultural, al paniberismo de donde salieron estas
unidades, y a la economía física, telúrica y social donde esas unidades se situaban, e incluso
en relación al tiempo dentro del cual se vienen desarrollando, y en un sentido de expansión a
otros espacios, a otros tiempos, en el propio universo. Prácticamente todo lo que llevo escrito
se ha formado en esa estructura, para usar la palabra en moda. Una estructura asimétrica,
más sicológica que lógica, más curvilínea que linear, como un autor siempre presente en esta
escultura flexible y que se flexiona, por así decir, en su propia personalidad, siempre
dispuesta a intervenir en la estructura de forma aventurera, de forma siempre experimental,
siempre incompleta y, sin duda, dispuesta siempre a intentar completarse. De modo que la
continuidad cíclica que acaso en ella se encuentre es mucho menos calculada, dirigida,
localizada, que si fuera expresión de una experiencia humana de grupo y de cultura vinculada
a la propia experiencia personal de su creador, que para realizarse decidió interpretarse y
completarse tanto cuanto le fuera posible en sus creaciones. Y contando con lo que aún siendo
singularmente personal es también representativo, plural, de gran parte de la gente, como la
norteña de mi región; pero no solamente ésta, sino también la hispánica, la hispano-cultural,
particularmente la latina y en gran parte, la eurotropical”25
Seguramente, su obra seguirá dando más hilo para la trama de nuevas investigaciones, aquí
sólo me interesa exponer, cómo sus hipótesis apuntalaron la visión homogeneizadora del Estado
Centralizado moderno, con la capacidad de construir un relato científico de características
ficcionales. Lo que está diciendo Freyre en Casa Grande & Senzala es que “el Ser mulato” es una
categoría cultural que identifica a Brasil dentro del mundo occidental, lo que equivale a decir, que
es precisamente la complejidad étnica y cultural la que da la posibilidad de aventajar al mundo
occidental”. En este sentido la idea Freyreana es revolucionaria, y representa una huida hegeliana al
dilema del blanqueamiento.
25 Ver la entrevista realizada en Lourenco Marques, Mozambique. / Recife, Brasil (septiembre de 1974).
http://www.islaternura.com/APLAYA/NoEresElUnico/F/FR/Freyre%20Gilberto%20%20Noviembre%202005/Entrevista%20a%20Gilberto%20Freyre%201974.htm
11
Sin embargo, para poder instalar esta noción de categoría cultural y nacional, deberá
subsumir todos los conflictos al fin último de las relaciones interétnicas. La construcción de una
Nación Culturalmente Homogénea.
En 1942, al mismo tiempo que se quitaba la vida Zweig, Caio Prado Junior publicaba
Formacao do Brasil Contemporáneo. En este trabajo el autor examina el país desde una perspectiva
económica. El foco de sus análisis corresponden a las condiciones específicas de la constitución de
la sociedad rural, fuertemente determinadas por el esclavismo, el monocultivo y la exportación.
Esto habría dado lugar a una serie casi interminable de categorías de productores-trabajadores,
aisladas por particularidades regionales y microrregionales, y por inserciones propias en el sistema
económico más general, y en la sociedad que de éste se derivaba.26
Una de las cuestiones que llama la atención en su obra es la postura "no-campesinista" de
Caio Prado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la época durante la cual desarrollo la
mayor parte de las investigaciones que produjeron sus libros principales: la Evolução política do
Brasil (1933), la Formação do Brasil contemporâneo (1942) y la História econômica do Brasil
(1945), esto es, el periodo entre-guerras. Se encuentra signada por poderosos movimientos sociales
que redujeron a cenizas la aparente apacibilidad de la historia de Brasil (sostenida por muchos de
los intelectuales que hemos venido analizando), acompañados de notables procesos de urbanización
y de formación de una clase obrera industrial - que transfirieron a las ciudades la historia que antes
se había desarrollado en el espacio agrario.27
La marcha de la Columna Prestes parecía haber sido el entierro del viejo Brasil arcaico y
agrario. Era el asfalto y no más la tierra lo que apuntaba al futuro del país. La tesis historiográfica
pradiana, específica de Brasil, y por lo tanto dotada de un halo de nacionalismo, o de una "cuestión
nacional", más o menos implícitos, es clara: la naturaleza de "negocio" agro-exportador de la
Colonia portuguesa en América impide o hace inútil el desarrollo de mercados internos que podrían
haber demandado la formación de un sector productor de alimentos. Por su parte, la demanda real
de las reducidas aglomeraciones urbanas que se constituyen como sectores de servicio de las
unidades agro-exportadoras se satisface con la importación de alimentos de la metrópoli o con los
excedentes de un pequeño conjunto de productores esclavistas de alimentos. Mientras tanto, los
libres y pobres, "sobrantes" humanos, desechos del sistema agro-exportador que para ellos no tiene
cupo, se acumulan en el interior de Brasil, en la periferia de los complejos agroexportadores (como
26 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 5-26
27 Del Priore, M. “Uma República Velha?” (En: Del Priore, M. Pinto Venancio, R. O Livro de Ouro da História do Brasil. Río de Janeiro, Ediouro public. 2001. pp.
300-344).
12
la moda estructuralista solía denominarlos entonces), desarticulados, primitivos, verdaderos
despojos del crecimiento del sistema colonial.28
Al interior de su lectura Marxista de las condiciones estructurales del Brasil, Caio Prado
seguía reiterando los cánones instaurados con relación a los conflictos interétnicos y a las
posibilidades de desarrollo del Brasil si encontraba una solución para el mestizaje. Y se puede decir,
que sigue a Gilberto Freyre en ese sentido, aunque el foco de su obra se encuentra en las relaciones
de producción esclavista y la difícil transición “per saltum” hacía el capitalismo. Los temas que le
preocupan son los de las fases que deben cumplirse para llegar al desarrollo del capitalismo. Por lo
tanto, que Brasil no hubiera realizado la transición clásica desde el modo de producción esclavista,
al feudal y de este al capitalismo, era la causa del atraso. Un legado de la colonia, que se interponía
en las posibilidades de progreso económico, social y político.29
Sin embargo, es importante aclarar, que lo que hoy vemos cómo un marxismo escolar tenía
que ver con mayores condicionamientos de carácter historiográfico, uno que se arraigan en la
percepción que se tenía en la época de las obras historiográficas de Caio Prado Júnior: la esclavitud
como un sistema que no permitía otras preguntas que no fueran las ligadas a la esfera de la
explotación del trabajo, a la circulación comercial y a la acumulación de capital. Y el otro, con la
necesidad de construir un relato que diera sentido al posicionamiento del Brasil en el contexto de
los Estados Nación Modernos.
Finalmente, el último representante de este modelo es Sergio Buarque de Holanda. Uno de
los intelectuales comprometidos con el movimiento modernista del ´22 y que en 1936 publicará una
de sus obras más conocidas “Raíces del Brasil”. Lo que le preocupa en este libro es definir una
especie de "cultura de la personalidad" para uno de sus personajes centrales: el hombre ibérico. Y
en ese sentido, podríamos decir que la atrofia de la esfera pública, que encuentra en Brasil, es el
resultado lógico de una personalidad inflada: en la tierra de barones sin fin, el pacto político se
consume en las relaciones de lealtad o de odio. Es la resistencia a la supresión, o a la contención de
las pasiones individuales, de este culto de la personalidad ibérica, lo que da el marco explicativo
para los orígenes del Brasil.30
La obra se revela con la formación de dos mundos imaginarios, o en términos de Sérgio
Buarque de Holanda, de dos éticas: el trabajo y la aventura. Desde el contraste entre ellas, podemos
formular la pregunta básica que acecha al lector de Raíces del Brasil: ¿Qué pacto se puede
establecer a partir de una ética de máxima explotación de la tierra, de la extrema movilidad de los
hombres, de la apreciación de la potencia instantánea del individuo? ¿Qué comunidad política
28 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 113-233.
29 Ibidem, pp. 267-377.
30 Buarque de Holanda, Sergio, op.cit. pp. 9-19.
13
puede construirse a partir de una experiencia como ésta? Estamos quizás en presencia del momento
en que el análisis de Sérgio Buarque roza la matriz de sus preocupaciones: El problema se trata de
cómo se acumula riqueza, de cómo se forma una comunidad nacional que pueda gestionar lo que
produce. Y por si fuera poco, de cuál es el principio organizador de la sociedad fuera de la
satisfacción de diseñar sus propias fuerzas de desarrollo, porque la realidad parece decir que se está
inmerso en un desorden preocupante.31
Resulta imposible leer el capitulo V y no pensar en los ecos de la obra de Max Weber en la
prosa de Buarque de Holanda. Los diálogos internos con los modelos de autoridad Weberianos y
con la estructuración del modelo burocrático, cómo construcción eficiente de la organización de las
sociedades modernas son insoslayable, cómo también lo es la importancia de los hábitos religiosos
en la consecución de un fin último, El Estado Brasileño. El hombre racional debe anteponerse a un
“hombre cordial”, que preso de sus emociones, no puede legar más que inconvenientes a la
sociedad brasileña.32
De hecho, Raíces del Brasil se interna en una discusión política más amplia, la del
momento en que se sentía un ruido silencioso ante los puntos muertos que había generado una
sociedad que experimentó el choque entre los valores liberales y las inspiraciones totalitarias. En
este aspecto, es un libro que se centra en el presente y el futuro incierto. Pero al mismo tiempo,
Raíces del Brasil se escribe mirando hacia atrás, levantando un puente que conecta a la juventud del
movimiento modernista, cuando fue abandonando algunas de sus ilusiones iniciales, y muchos de
los críticos iniciales a la construcción de un otro que mirara a Europa o América del Norte, ya no
estaban tan seguros de las posibilidades de un Brasil diferente al modelo clásico europeo.33
CAPITULO III
La crítica, entre nosotros, no debe limitarse al esfuerzo de señalar el largo camino que nos toca
surcar; debe, antes que nada, despejar el terreno, cubierto de prejuicios y de falsedades; debe
aplicar el castigo destructor y destruir las leyendas, para introducir la luz.
Si bien ya advertí al lector de que no desarrollare la obra de Sylvio Romero, citaré sus
palabras de sus Estudios sobre la Poesía Popular del Brasil. Podemos encontrar aquí la primera
piedra contra el edificio de la blanquedad de la Nación Brasileña cuando expresa: Es una vergüenza
para la ciencia de Brasil que nada tengamos consagrado de nuestros trabajos a los estudios de las
lenguas y las religiones africanas. Cuando vemos a hombres cómo Bleek refugiarse por decenas de
31 Ibídem, pp.20-52. y pp.77-124.
32 Ibidem, pp. 125-138.
33 Ibidem, pp. 139-174.
14
años en el centro de África solamente para estudiar una lengua o recolectar unos mitos, cuando
tenemos todo ese material en casa, tenemos a África en nuestras cocinas, cómo a America en
nuestras selvas y a Europa en nuestros salones. Que nada hayamos producido en ese sentido, es
una verdadera desgracia (…) El negro no es sólo una maquina económica, es ante todo un objeto
de ciencia.34
Ante toda una historiografía, que negará subrepticiamente el papel de los dominados de la
conquista portuguesa, se levanta la voz estridente del poeta para clamar por un principio de justicia.
Lo peculiar, es que esa voz no está en el futuro de la historiografía brasileña y tampoco en los
albores del Estado Moderno Brasileño. Es una voz que representa el fantasma del padre de Hamlet.
Un retorno de lo reprimido. Fundamentalmente, para los intelectuales que desde cada tiempo
histórico niegan la condición de los oprimidos, de los dominados y resaltan la de los opresores, los
dominadores de una sociedad en un espacio-tiempo determinado.
Es esta misma voz la que encontramos en Raimundo Nina Rodríguez. La totalidad de los
críticos de Nina Rodríguez han argumentado que sus teorías estaban basadas en el positivismo
europeizante y en las teorías de Lombroso y Gobineau sobre los condicionamientos de “raza”. Y en
ese sentido, Homero Pires en su Prefacio a “Os Africanos…” nos advierte que la obra de Nina es
como el tesoro de los nibelungos, guardado por Fafnir: marca la desgracia de aquellos que
consiguen tenerlo.35
Lo que sostengo, en ese sentido, es que la preocupación por los negros de Nina Rodríguez
nos ubica en el centro de la tormenta de los oprimidos. En la introducción de esta obra nos hablará
de la injusticia que existe al considerar a los portugueses y a los negros el principio del mal del
Brasil y de cómo estos mismos prejuicios llegan a no tener presente la incidencia del indígena. Es
decir, aquí de lo que se trata es de sostener que existe un problema étnico y de no prestarle atención
incidirá en el futuro de la construcción de toda nacionalidad en vías de formación. O incluso ir más
allá y sostener que las clases sociales en lucha hegemónica entre si, se encuentran atravesadas por el
problema de los elementos étnicos en constante proceso de reacomodación.36
Es el destino de La Nación Brasileña la que está en juego, dado que los negros representan
un peligro por la supremacía inmediata que ejercen sobre la nacionalidad brasileña. La influencia de
la negritud se siente con tanta fuerza que se ve obligado a estilizar su argumento y sostener que la
cultura y el progreso de Brasil dependen de las posibilidades de blanquear a la población negra
existente.37
34 Romero Sylvio, Estudos sobre a Poesía Popular do Brasil, Río, 1888, pp.10-11. Citado en Rodriguez N, Raymundo. Op.Cit. pp.6-7.
35 Rodriguez N, Raimundo, op. Cit. Prefacio de Homero Pires.
36 Ibidem, pp. 7-17.
37 Ibidem, pp. 17-22
15
El argumento llega al paroxismo cuando sostiene que la generación brasileña de la
República esta más interesada en apagar los vestigios de la esclavitud y con ella de la existencia de
los africanos en Brasil arrojando al fuego los archivos de la esclavitud, pero que sin embargo el
fuego que consumió aquella verdad histórica no fue suficiente para evaporar la sangre africana
que corre por las venas del pueblo del Brasil.38
Los capítulos II y III son un faro que nos permite avizorar los profundos problemas étnicos
y religiosos, así cómo la inexistencia de una sociedad de consenso entre amos y esclavos. Pero
sobre todo lo que revela es la admiración del intelectual por cualquier ser humano que se revele
contra la opresión, hay un pasaje en el que sostiene que la insurrección de 1835 más que una simple
insubordinación de los esclavos, representaba un levantamiento brutal de las senzalas en donde
hombres de cierto valor habían liderado una revuelta de esclavos simplemente por llevar adelante
sus convicciones con admirable coraje y noble lealtad. El marco explicativo de las revueltas de
esclavos, nos habla de la importancia de las concepciones religiosas de los negros y de cómo estos
se revelan cuando sus creencias son soslayadas o pueden verse en peligro de perderlas.39
Sobre el final del capitulo III, Nina Rodríguez no puede esconder su profunda repugnancia
ante la barbarie de la civilización de los blancos. Para él, que la represión de una de las revueltas
haya dejado cómo saldo y documento 3.900 pares de orejas de negros muertos representa un
documento de la deshumanidad y la crueldad del cautiverio colonial de los africanos en Brasil.40
En el capitulo IV se desarrolla la preocupación de Nina Rodríguez por la resistencia del
negro africano a la “nacionalidad brasileña”: Esta se encuentra dada por la celosa conservación de
sus tradiciones, su lengua, sus creencias y sobre todo sus costumbres alimenticias. Si bien analiza la
clara diferencia entre los negros “criollos” y los negro africanos que son el reservorio de la trata de
esclavos, llegando a la conclusión de que los primeros se integran al proceso de nacionalización
brasileña, y los segundos la resisten. Si bien entiende que la responsabilidad de este conflicto se
encuentra en la terrible experiencia de la esclavitud, que ha destrozado las raíces de los africanos,
sumiéndolos en la más absoluta miseria. Y dejándolos a la intemperie en un país que aún se resistía
a reconocerlos cómo propios. También desarrollará en este capitulo las diferentes etnias
procedentes de África que tendrán incidencia en el desarrollo del “tipo social mestizo” del Brasil.41
Del capitulo V hasta el VII se halla un profundo y detallado relato de las características
antropológicas de los africanos llevados por el tráfico de esclavos hasta Brasil (dialectos, cultura
38 Ibidem, pp. 37-49.
39 Ibidem, pp. 59-106.
40 Ibidem, pp. 138-146.
41 Ibidem, pp. 151-182
16
material, fiestas populares, folkclore, religiones, mitología y culto). Una de sus aseveraciones de
mayor impacto es que las manifestaciones espirituales de los negros africanos sobreviven en toda la
cultura heterogénea del Brasil.42
Los dos últimos capítulos representan un gran cierre a la cuestión social de cómo negros,
indígenas y blancos deberán resolver la problemática de la etnicidad en el mestizaje. Esto representa
lo que Nina Rodríguez denomina “el blanqueamiento de la sociedad”. Y es, sin duda, el hecho de
que él mismo (cómo Capistrano de Abreu) sea un mulato que ha llegado al blanqueamiento a través
del acceso al capital de la alta cultura y del conocimiento lo que permite que todo su obra sea un
salvataje desesperado de lo que la cultura africana ha legado a la construcción del Brasil.43
En 1902 se pública la primera edición de “Los Sertones”, Euclides Da Cunha no necesita
subtitular su obra, todo el Brasil sabe que se ha librado una guerra en la zona sertajenesa. Han
pasado menos de cinco años y el recuerdo de lo que los diarios informaban aún se encuentra fresco.
Euclides escribió un libro de historia del tiempo presente y sólo necesita mencionar la zona en la
que la guerra se libro. El título lo dice todo y al mismo tiempo resuena cómo una bofetada ante la
opinión pública. Es una obra que se escribe con el objetivo de convertirse en fuente de los futuros
historiadores. Quiere representar la fuerza civilizatoria de la República, pero al mismo tiempo no
puede acallar la barbarie que la contiene:
“Por eso, la Campaña de Canudos tiene el significado, sin duda, de un primer ataque
en una lucha acaso larga. No debilita esta afirmación el hecho de haber sido
realizada por nosotros, hijos del mismo suelo, porque, etnológicamente indefinidos,
sin tradiciones nacionales uniformes (…) Viviendo parasitariamente a orillas del
Atlántico de los principios civilizadores elaborados en Europa, y armados por la
industria alemana, tuvimos en la acción el singular papel de mercenarios
inconscientes. Además, mal enlazados con esos patriotas extraordinarios por una
tierra en parte desconocida, nos separa de ellos una coordenada histórica: el tiempo.
Aquella campaña parece un reflejo del pasado(…) Y fue, en el verdadero significado
de la palabra, un crimen(…) Lo denunciamos(….) Y en tanto lo permita la firmeza
de nuestro espíritu, hagamos justicia al admirable concepto de Taine sobre el
narrador sincero que encara la historia como ella merece: “… Il s´irrite contre les
demi-vérités que sont des demi-faussetés contre les auteurs qui n, altérent ni une
genéalogie, mais dénaturent les sentiments et les moeurs, qui copient les faits et
42 Ibidem, pp185-186
43 Ibidem pp. 385-409
17
défigurent l´áme; il veut sentir en barbare, parmi les barbares, et, parmi les anciens,
en ancien”44
Euclides ha sido formado al interior de la elite cultural, él mismo es un mestizo blanqueado
por la alta cultura, por lo tanto no puede dejar de mirar a los rebeldes desde el lente de la
civilización blanca. Sin embargo, hay algo en él que se retuerce y se quiebra. Una extraña
sensación, de que esas “gentes primitivas” a las que hay que controlar o exterminar para que el Gran
Brasil crezca, tienen algo que es parte de la heterogeneidad del Brasil, algo que de alguna extraña
manera es la fuerza de ese país que esta surgiendo. También hay poesía en los “seres primitivos y
fetichistas” que se enfrentan al espacio más duro del norte del Brasil.
“…Es desgarbado, desarticulado, torpe. Hércules-Quasimodo refleja en su aspecto la
fealdad típica de los flacos. Camina sin firmeza, sin aplomo, casi zigzagueante,
sinuoso, con un movimiento de miembros descoyunturados (...) Se transfigura. No es
más el indolente o el impulsivo violento. Trasciende su situación rudimentaria.
Resignado y tenaz, con la implacable señal de los fuertes, encara de frente a la
fatalidad, y reacciona. El heroísmo tiene en los sertones tragedias espantosas para
siempre perdidas. No hay quien las describa. Surgen de una lucha que significa la
insurrección de la tierra contra el hombre. Al principio este reza, con los ojos puestos
en la altura. Su primer amparo es la fe religiosa. Alzando santos milagrosos, cruces,
altares, banderas de los Divino. Van por los caminos familias enteras, no solo los
fuertes sino también los viejos, los enfermos, los lisiados, cargando sobre los hombros
y la cabeza las piedras de los caminos, llevando las imágenes de unos lugares a otros.
Las lentas procesiones propiciatorias, pasan lentas y resuenan en los largos días
monótonos las letanías tristes. Brillan en las noches las velas encendidas de los
penitentes…”45
Al ser humano que vive en el alma de Euclides, algo se le desgarra, su travesía hacía los
sertones lo transforma, al mismo tiempo que despierta en su corazón una profunda admiración y
respeto por ese grupo de seres humanos. A pesar de las condiciones del clima y el espacio en el que
44 Da Cunha, Euclides, Op.cit. p.3. El subrayado me pertenece. Cita de H. Taine, en francés en el original: “…se irrita contra las semi-verdades que son las semi-
falsedades, contra los autores que no alteran ni una fecha, ni una genealogía, pero desnaturalizan los sentimientos y las costumbres, que respetan los contornos de los
hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran los hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran el alma;
debe sentirse un bárbaro entre los bárbaros y entre los antiguos, un antiguo”.
45 Ibidem, pp.75-89.
18
les toca vivir, sobreviven en ellos cualidades morales que el intelectual no puede dejar de respetar.
Descubre en ese viaje plagado de privaciones, que el alma de la nación brasileña se le manifiesta en
cada rincón miserable de ese mundo árido y duro que es el Certau:
“…Allí está, a su alrededor, la caatinga, su agreste proveedor de cereales (…).Pero
esos esfuerzos no bastan. La Naturaleza no lo combate sólo con el desierto. En
contraste con la fuga de las seriemas que emigran, y del los jandaias que huyen hacia
el remoto litoral, puebla ese desierto con una fauna cruel(…). Por las noches, la
sucuarana traicionera y ladrona que le roba los becerros y los novillos, se asoma a su
pobre rancho (…) Es un enemigo más (...) Recurre al combate(…) pero no siempre
puede aventurarse a la arriesgada hazaña (…) Con la vista renace su energía.
Todavía no se da por vencido. Le quedan para alimentar a sus hijos los tallos tiernos,
los mangarás de la bromelias salvajes. Los engaña con esos manjares bárbaros(…)
Marcha, ahora a pie, porque se le parte el corazón sólo de mirar a su caballo, hacia
los sitios donde se encuentra la hacienda(….)Aislado de esta manera en el país que
no lo conoce, en lucha abierta con el medio que parece haberle estampado en la
organización y en el temperamento su extraordinaria rudeza, nómada o mal fijado a
la tierra, el sertanejo no tiene, por así decirlo, capacidad orgánica para ambicionar
una situación mejor. El círculo estrecho de su actividad le demoró el desarrollo
psíquico. Está en la fase religiosa de un monoteísmo incomprensible, unido a un
misticismo extravagante, en el que se unen el fetichismo del indio y del africano. Es
el hombre primitivo, audaz y fuerte, pero al mismo tiempo, crédulo, que se deja
arrebatar fácilmente por las supersticiones más absurdas. Un análisis de estas
revelaría la fusión de estadios emocionales distintos. Su religión es cómo él: mestiza.
Resumen de caracteres físicos y fisiológicos de las razas de las que surge, lo es
también de las cualidades morales. Es un índice de la vida de tres pueblos. Y sus
singulares creencias traducen esa violenta aproximación de tendencias diferentes…”46
La rebelión del Certau contra la Republica solo podía explicarse cómo una anomia. Si La
republica representaba la fuerza de la razón, sólo la irracionalidad y el misticismo liderados por un
loco o un místico podía explicar una voz que se alzaba cómo un reclamo sordo. Ante lo que no se
comprendía desde la razón sólo podía aplicarse la fuerza desconocida del misticismo. El Estado
Moderno con toda su potencia debía aplastar toda huella de resistencia retrograda. Sin embargo el
46 Ibidem, pp.90-91. El subrayado me pertenece.
19
intelectual se rebela contra esta explicación. No puede entenderse la revuelta, sin hacer inteligible el
medio social en la que se genera:
“…Es natural que estas capas profundas de nuestra estratificación étnica se
sublevaran en una anticlinal extraordinaria: Antonio Conselheiro. La imagen
correcta. Del mismo modo que el geólogo, interpretando la inclinación y la
orientalización de los estratos de antiguas formaciones, esboza el perfil de una
montaña desaparecida, el historiador puede apreciar la grandeza de ese hombre, que
por si mismo nada valía considerando la psicología de la sociedad que lo crío.
Aislado se pierde en la turba de los neuróticos vulgares. Se lo puede incluir en
cualquier modalidad de la psicosis progresiva. Pero situado en función del medio,
asombra, es una deslocación y es una síntesis. Las singulares fases de su existencia
no presentan quizá los periodos sucesivos de una grave enfermedad, peso si son, con
seguridad, el resumen de los aspectos predominantes de un mal social gravísimo(…)
Todas las creencias ingenuas, desde el fetichismo bárbaro hasta las aberraciones
católicas, todas tendencias impulsivas de las razas inferiores, libremente ejercitadas
en la indisciplina de la vida sertaneja, se condensaron en su misticismo feroz y
extravagante. Fue simultáneamente el elemento activo y pasivo del movimiento del
que surgió (…) Es difícil trazar la línea divisoria entre las tendencias personales y
las tendencias colectivas; la vida resumida del hombre es un capitulo instantáneo de
la vida de su sociedad (…) Acompañar la primera es seguir paralelamente y con
mayor rapidez, la segunda; seguirlas juntas, es observar la más completa mutualidad
de influjos…”47
Finalmente, todas las voces se rebelan en el grito de Euclides. Allí están condensadas las
tensiones de la difícil transición del Imperio a la República. Lo viejo que se resiste a morir y lo
nuevo que clama por nacer se encuentran en la encrucijada del relato Euclidiano. Hay una inversión
que causa el horror del intelectual, ese pueblo primitivo representa todo lo que no debe morir en el
Brasil, y la República no es sino la representación de los más terrible que anida en la Historia de la
nación brasileña, la barbarie no vive en el interior del país, sobrevive en el seno del Estado. Es allí
donde no irá la Historia en donde podría haberse recuperado todo lo que se perdió para la
posteridad:
47
Ibidem, p.98. El subrayado me pertenece.
20
“…Comenzó con la espuela irritativa de los primeros reveses, terminó siendo una
práctica habitual, minúscula, equiparada con las últimas exigencias de la guerra.
Prisionero el jagunco sano y capaz de aguantar el peso de la espingarda, no se
gastaba un segundo en consultas inútiles. Se lo degollaba, se lo destripaba(…) y
cuando al fín, dominados, eran conducidos ante los jefes militares, ya estaban
conformes con su destino fatal. Adoptaban una serenidad extraña y uniformes,
inexplicable entre hombres tan diferentes, de caracteres tan discordes mestizos de
toda suerte, diferentes en la índole y en color(…)Era una inversión de papeles. Una
antinomia vergonzosa(…) Y estas cosas no impresionaban(…) Aquello no era una
campaña, era una carnicería. No era la acción severa de las leyes, era la venganza.
Diente por diente(…) se debía degollar. La represión tenía dos polos, el incendio y el
cuchillo(…) Además, no había por que temer el juicio terrible de la Historia. La
historia no iría hasta allí(…) Hasta allí no llegaría la corrección de los poderes
constituidos. El atentado era público. Lo conocía en Monte Santo el principal
representante del gobierno y guardaba silencio. Así, la conciencia de la impunidad,
fortalecida por el anonimato e la culpa y por la complicidad tácita de los únicos que
podrían reprimirla, se amalgamo con todos los rencores acumulados, y arrojó,
armada hasta los dientes, encima de la mísera sociedad sertaneja, una multitud
criminal y pagada para matar. Canudos tenía, muy justamente, a su alrededor, un
cerco de montañas. Era un paréntesis, era un hiato. Era un vacio. No existía.
Traspuesto ese cordón de sierras ninguno era pecador, se daba un salto prodigioso
en el tiempo se resbalaba por los siglos hacia abajo (…)Cerremos este libro. Canudos
no se rindió. Ejemplo único en toda la historia, resistió hasta el agotamiento completo.
Expugnada palmo a palmo, en la precisión íntegra del término, cayo el día 5, al
atardecer, cuando cayeron sus últimos defensores, cuando todos murieron. Eran
sólo cuatro: un viejo, dos hombres y un niño, al frente de los cuales rugían
rabiosamente cinco mil soldados…”
Cómo sostienen los psicólogos, lo reprimido tiende a retornar, y sin dudas este es el caso
del próximo autor que abordaremos. Cincuenta años después de que Nina Rodriguez y Euclides Da
Cunha escribieran su obra, el antropólogo Darcy Ribeiro retornará sobre lo trágico de la historia
contemporánea del Brasil. El mundo Indígena. De esta manera reinstalará el ritual de rescatar las
voces de los dominados y oprimidos por la cultura hegemónica. En ese sentido, Ernesto de Martino,
sostiene que los rituales no son, aunque en su forma exterior lo parezcan, meras repeticiones
21
circulares de lo instituido; en verdad lo que hace el ritual es articular simbólicamente una nueva
búsqueda de fundamentos para una sociedad y una cultura en estado que él llama de crisis
ontológica, una sociedad y una cultura que de pronto descubre su falta de ser. Que descubre que no
tiene asegurado, ni siquiera, su derecho a la existencia. Y bien, ¿quién podría negar que esa quizás
sea la situación del Estado Nacional Brasileño, de los Estados Nacionales latinoamericanos, y en un
sentido más amplio de la sociedad mundial organizada en torno a la institución del Estado
Nacional? Todo ritual, suele incluir sus víctimas sacrificiales, sus chivos expiatorios, inmolados con
el objeto de mantener a raya a las fuerzas oscuras que amenazan a la sociedad. Esta nueva victima,
es el indígena, que se suma al negro africano. El objetivo no es sólo realizar una acción catártica
para la multiplicidad étnica del Brasil, sino que les sea devuelto todo su peso, su densidad, su
historia, su consistencia ontológica.48
Cabe realizar esta aclaración, Darcy Ribeiro no se encuentra reconocido al interior de la
academia antropológica de Brasil, las razones de dicha exclusión exceden el propósito de este
artículo. Pero es posible intuir que la participación política a lo largo de la vida de Ribeiro sea una
de las fuentes de esta exclusión.
Los indígenas y la civilización se público en 1970, y fue traducida al español en 1971 con el
titulo “Fronteras indígenas de la Civilización”, los trabajos allí recolectados datan de la década del
´50. Se puede decir que el libro es en si mismo una obra de divulgación. El autor en las primeras
páginas nos advierte que la obra es una denuncia, un desesperado intento de salvar a los pueblos
que no fueron salvados, de realizar un intento para redefinir los vínculos con la sociedad nativa, que
les posibilite a los pueblos originarios la supervivencia y un destino mejor que el que hasta ese
momento han tenido.49
La preocupación de Ribeiro es poner de manifiesto que hay un pasado que se arrastra y que
aún no ha podido ser integrado a la construcción del Brasil: Una etnia nacional en expansión
luchando antagónicamente con múltiples etnias tribales que se encuentran en su camino de
progreso. Y que consecuentemente, a contrario de lo que muchos investigadores sostenían y
sostienen:
“…La mayoría de ellas fue exterminada y los que sobrevivieron siguen siendo
indígenas: ya no en sus hábitos y costumbres, sino en la autoidentificación cómo
pueblos distintos del brasileño y victimas de su opresión. Así el estudio que
pretendíamos realizar para la UNESCO de un supuestos proceso ejemplar de
48
De Martino, Ernesto, Il Mondo Magico, Turín, Einaudi, 1967. citado en Gruner Eduardo, El fin de las
pequeñas historias. De los estudios culturales al retorno (imposible) de lo trágico. 1ª Ed. Buenos Aires,
Paidós. Pp. 25-32.
49
Ribeiro, darcy, Op.cit. p. 1.
22
asimilación de poblaciones indígenas en el Brasil derivó hacia la conclusión de que
los efectos del impacto de la civilización sobre las poblaciones tribales da lugar a una
transfiguración étnica y no a la asimilación plena…”
El eje de la discusión sigue siendo el mismo que preocupo a la generación anterior:
comprender el proceso a través del cual las poblaciones tribales que se enfrentan con las
sociedades nacionales llenan los requisitos necesarios para su persistencia como entidades étnicas,
mediante constantes subprocesos de alteraciones sucesivas en su sustrato biológico, en su cultura y
en sus formas de relación con la sociedad envolvente.50
Uno de los inconvenientes del trabajo de Darcy Ribeiro tiene que ver con su marco
explicativo en torno a la nación, cómo un sujeto homogéneo y homogeneizador. Precisamente una
de las cuestiones que su obra viene a demostrar es el profundo sentido heterogéneo de la nación
brasileña y de cómo los esfuerzos del Estado por asimilarlos a una entidad homogénea y
disciplinada siempre estuvieron marcados por su fracaso.
El antropólogo, comprometido con la realidad indígena, sostiene que el proceso
civilizatorio y de integración del Brasil a las sociedades capitalistas avanzadas fue el mayor
destructor de las comunidades indígenas, y fecha la radicalización de dicho proceso en 1965 con la
construcción de Brasilia. El reconocimiento resulta atroz, cuando explica cómo diversas
comunidades tribales fueron alcanzadas por este impacto, y nuevamente las contaminaciones
epidémicas de las que fueron presa en la etapa de la colonización portuguesa tienen cómo resultado
la aniquilación endémica de los indios. Por supuesto, y cómo no pudiera ser de otra manera, este
proceso fue acompañado con la matanza de tribus enteras por bandas armadas de hacendados que
codiciaban las tierras indígenas para ponerlas en producción. El efecto de la devastación es de tal
magnitud que los pueblos indígenas ya no son capaces de compensar con la natalidad la alta
mortandad que vienen sufriendo, producto de los excesos de la civilización, traducida esta vez cómo
barbarie.51
Las conclusiones son terminantes. Las tribus indígenas son, en este presente, sojuzgadas,
desorganizadas a través de la imposición de la convivencia pacifica, de la restricción del territorio
tribal, de la subyugación étnica y de los efectos disociativos de la despoblación y del debilitamiento
físico causados por las enfermedades. Los indígenas, ya inermes, por las compulsiones sufridas,
50
Ibidem, pp. 10-12.
51
Ibidem, pp. 85-152.
23
son integrados en los estilos de vida y en la estructura económica de la sociedad nacional, como
consumidores, productores o como reserva de mano de obra.52
A MANERA DE CONCLUSION:
"Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer
en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos
desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese
aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como
una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina
sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los
muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se
arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este
huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas,
mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que
nosotros llamamos progreso".53
Es altamente probable, que en mi intención de construir mi propio relato en torno a la
conceptualización de tres modelos teóricos o formas de ver el mundo, de parte de los intelectuales
más representativos de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, haya caído en
simplificaciones. Pido disculpas por ello, sin embargo en la perspectiva comparada de una travesía
ya realizada me interesa sostener que los autores trabajados, en mayor o menor medida comparten
matices e intuiciones que están presentes en la propia historiografía brasileña.
Todos los autores, se encuentran atravesados por la preocupación sobre el lugar que deben
ocupar las etnias presentes en el Brasil, en el proceso más amplio de construcción de la
nacionalidad brasileña.
Esta preocupación no los exime de expresar sus hipótesis dentro de un marco en el que se
diluyen las conflictividades étnicas y sociales. A lo largo de mi exposición, el lector habrá
observado cómo, independientemente del momento histórico en el que se inscribía la obra de cada
uno de los intelectuales la idea de “Progreso, orden y Civilización” penetra en todos. Lo que aquí
me interesa destacar es que en tres de estos autores, es muy fuerte la presencia de la conflictividad
cómo eje constructor de la diversidad étnica. En ellos estaba claro que el progreso era una suerte de
52
Ibidem, pp. 186-211.
53
Benjamin, Walter, op.cit. Tesis IX.
24
Razón de Estado, pero y muy a pesar de ello no podían dejar de cuestionarse sobre el camino
elegido para recorrer la distancia que mediaba al Estado Moderno de la construcción de la
nacionalidad.
La intuición que anida en este trabajo es que al solapar el problema de la conflictividad y la
diversidad étnica, la sociedad brasileña se condeno a la coexistencia de contenidos sordos en torno a
su propio proceso de construcción y reconstrucción. Y lo que resulta más grave, es que estos
procesos se encuentran en constante dialogo con los cambios que ha provocado la inserción del
espacio latinoamericano en la lógica cultural del capitalismo tardío.
Hasta aquí la cuestión está apenas esbozada. Un grito sordo se extiende sobre cuestiones
emergentes del siglo XIX que aún siguen estando presentes: Nacionalismo, República y
Democracia retornan con mayor fuerza de la que podríamos haber imaginado. No está todo dicho,
hay mucho por hacer. Sólo preguntas nos quedan, aunque el solo hecho de haberlas planteado habla
de una dificultad, que probablemente sea la misma que planteaba Michel Rolph-Truillot para la
historiografía de la Revolución Haitiana: la dificultad de los irrepresentable, de aquello para lo que
no existen códigos previos sobre los cuales recostarse, aunque fuera para transgredirlos.54
54
Rolph-Trouillot, Michel, Silencing The Past: Power And The Production Of History. Beacon Press, 1995.

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Luces y sombras de la historiografia brasileña

  • 1. Voces dormidas en los pliegues de la Historiografía Brasileña. Luces y Sombras en la escala cromática del Brasil. (1890-1960) Javier G. Bonafina1 INTRODUCCION. Considerad lo oscuro y el gran frío De este valle que resuena de lamentos. Brecht, La ópera de tres centavos . Este trabajo se inicia con una pregunta sencilla ¿Cuáles son las tensiones que están presentes en la obra de los intelectuales brasileños que se han ocupado de los aspectos históricos? Una hipótesis tentativa sería la de sostener lo que parece una verdad de Perogrullo. Son hijos de la época que les toca vivir y al mismo tiempo son deudores de sus antecesores, esta representaría la primera tensión. Por un lado, representar los aspectos emblemáticos del objeto de estudio al cual quieren aproximarse, y por el otro sostener sus hipótesis dentro de un marco más general, el de los descubrimientos realizados por el conocimiento legitimado por el mundo intelectual instituido e institucionalizado. Propongo que las obras de los intelectuales brasileños que abarcan desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX se encuentran imbuidas de las tensiones de la sociedad que les toca vivir. Sin embargo, es posible descubrir aquello que se trata de ocultar, a partir del momento en que esas tensiones se materializan en la obra de un intelectual. Esto representaría un momento de ruptura epistemológica en la construcción de un imaginario social, en un momento dado y en un espacio articulado por relaciones de dominación. Y en ese sentido seguimos las intuiciones de Adolfo Cavias de Sáez2 , que propone la idea de que antropología, etnología e historia concurren en la construcción de una Nación para el Estado Brasileño, y cómo relato ficcional intentan resolver los antagonismos presentes en la coexistencia de diferentes etnias (indios, negros y portugueses) atravesadas por relaciones entre dominados y dominadores, oprimidos y opresores. 1 Magister en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella. 2 Calavia Sáez, Oscar. La fábula de las tres ciencias. Antropología, Etnología e Historia en Brasil. En http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/viewFile/538/604. También puede hallarse aquí un recorrido sobre los problemas de las ciencias sociales para encontrar un espacio de legitimación por fuera de los espacios del poder legitimado. Creo que la mención en torno a la fabulación que contiene a las construcciones intelectuales, no deja de ser una interesante forma de reflexionar sobre las estructuras narrativas y de la complejidad de abandonar los lugares comunes de algunas hipótesis que dicen sostenerse desde la argumentación científica.
  • 2. 2 En ese sentido proponemos tres grandes fases en la construcción del gran relato en torno a Brasil (lo que denomino fases también puede comprenderse en términos de tipos ideales, modelos teóricos explicativos o formas de concebir el mundo). Estos tres modelos ideales se encuentran atravesados por la obra de Silvio Romero3 , probablemente uno de los más interesantes ensayistas, aunque el término es sólo descriptivo, dado que su obra resulta inabarcable: Poesía, Historia, Literatura, Etnografía, Política, etc. Estoy convencido de que un estudio que contemple la incidencia de la obra de Silvio Romero4 , en la escala cromática intelectual brasileña, tendrá la capacidad de dar cuenta de las continuidades y rupturas, de las pertenencias y de las originalidades, de los intereses y de los objetivos; y porque no también, del tipo de ciencia que es posible, en esto que es el objeto de nuestro interés, y que al mismo tiempo es sujeto de nuestra curiosidad: La Humanidad. Por razones de espacio me limitaré a la obra de los autores más representativos en la construcción Historiográfica de Brasil. Sin embargo, el lector podrá sentir la presencia de Silvio Romero en las cuestiones que me interesa desarrollar. Es por ello que comienzo por explicitarlo, simplemente para que se comprendan las limitaciones y alcances del trabajo que realizaré. Una que estaría integrada por intelectuales como Varnhagen, Capistrano de Abreu, Paulo Prado y Stefan Zweig en donde es posible encontrar un fuerte interés por la conformación de un Brasil Homogéneo, en donde los conflictos son subsumidos a un destino manifiesto: La Gran Nación Brasileña. Desde modelos de interpretación en donde el explicativo ¿porqué? Es desplazado hacia el narrativo ¿cómo? Se intenta dar cuenta de los avatares que constituyeron la fuente primegia de una nación para el Estado Brasileño.5 La segunda de las vertientes se encuentra conformada por: Gilberto Freyre, Caio Prado Junior y Sergio Buarque de Holanda. El primero es el iniciador de los estudios sobre la vida cotidiana, el segundo es el fundador de la historia económica y el tercero él introductor de los estudios culturales en Brasil.6 Estos intelectuales construyen su objeto de estudio desde una 3 Souza Neves, M. Rolin Capelato. “Retratos del Brasil: ideas, sociedad y política”. (En: TERÁN, O (coord). Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX latinoamericano. Buenos Aires Siglo Veintiuno Editores. 2004. pp. 97-208). Ver pp.102-107. Para una reflexión sobre el lugar de las producciones intelectuales en el Brasil de la segunda mitad del siglo XIX, remito al lector al trabajo de Schwacz, Lilia Moritz, O espectáculo das racas, Cientistas, Instituicoes e questao racial no Brasil, San Pablo, Companhia das Letras, 1993. 4 Hasta el momento uno de los mejores trabajos escritos, que pone en relación la obra de Silvio Romero con la de Nina Rodriguez, aunque sólo lo hace en función de comparación genética es el de Alejandrá, Maihle, Miradas cruzadas sobre la marginalidad social en el Brasil de entresiglos (1889-1914). Nina Rodrigues - João do Rio en http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/numeros/numero-8/sumario 5 Varnhagen, Francisco A. História geral do Brasil: antes da sua separação e independência de Portugal. São Paulo, Melhoramentos / INL, 1939. Capistrano de Abreu, J. “Capítulos de Historia Colonial” (1500-1800). Brasil, Livraría Briguiet, 1954. Rodriguez, R. N. (1977 [1890-1905]). Prado, Paulo. Retrato do Brasil- Ensaio sobre a tristeza brasileira, São Paulo, Duprat- Mayença, 1928. ZWEIG, Stefan. Brasil. País del futuro. Buenos Aires, Espasa Calpe, Argentina, 1944. 6 Freyre, Gilberto. Casa-grande y Senzala. Caracas, Biblioteca Ayacucho. 1977. Freyre, Gilberto. Interpretación del Brasil. Mexico, FCE. 1945.Freyre, Gilberto. Sobrados e Mucambos (Decadencia do patriarcado rural e desenvolvimento do urbano), 2 vols. Rio de Janeiro, José Olympio / INL, 1985. Buarque De Holanda, Sergio. Raízes do Brasil, Río de Janeiro, L. José Olimpio, 1948. Caio Prado Junior. Formação do Brasil contemporáneo. São Paulo, Editorial Brasiliense, 1963.
  • 3. 3 estructura metodológica robusta con un manejo de fuentes profundamente sólidas y representan en la comunidad académica el ideal del trabajo científico. Finalmente, la última fase se encontraría contenida por Raimundo Nina Rodríguez, Euclides Da Cuhna y Darcy Ribeyro7 , el primero Médico, el segundo periodista y el tercero antropólogo de profesión. Los dos primeros son coetáneos, sin embargo entre la producción intelectual de estos y Ribeiro median más de sesenta años, sin embargo a todos los unen el fuerte compromiso con su objeto de estudio y la necesidad de transformarse en “una voz que clama en el desierto”. No desarrollaré aquí una presentación en torno al rol de los intelectuales, demasiado se ha expresado y escrito sobre el tema, sin embargo, creo que aún no se ha dicho la última palabra que tenga la posibilidad de reconstruir el dilema que representa la relación entre intelectuales, sociedad y poder8 . Si me interesa sostener, que la obra de los intelectuales, que circunscribo por razones metodológicas a una tercera fase dentro de la historiografía brasileña, se inscribe en el interior de una ruptura epistemológica en la construcción de la narrativa historiográfica del Brasil. Es en estas obras en donde las continuidades terminan por “disolverse en el aire” y argumentaré, en ese sentido, que estos intelectuales no fueron curiosos espectadores indiferentes a los procesos que intentaban comprender. Para ellos la búsqueda de la objetividad científica no consistía en anular la forma de tomar partido, sino en explicitar el punto de partida desde donde esta se llevaba a cabo. Representan, en ese sentido, las imágenes más nítidas de los conflictos que emergieron en clave Benjamiana como un relámpago que ilumina un instante de peligro. Y permiten que la empatía con el narrador historicista se rompa, que se genere una brecha interpretativa en donde no es posible subsumir los conflictos o realizar una huida Hegeliana de ellos. Es a partir de esta situación que no será posible la construcción de un imaginario social, dado que él mismo se hallará en crisis constante al no poder lograr que los instrumentos de persuasión, de presión, de inculcación de valores y creencias legitimen un esquema colectivo de interpretación de las experiencias individuales y colectivas en torno a los recuerdos y representaciones del pasado lejano y cercano9 . CAPITULO 1. “No deja de ser peligroso publicar en este país un libro de crítica”10 7 Os africanos no Brasil. Revisão e prefácio de Homero Pires. Notas biobibliográficas de Fernando Sales. São Paulo: Nacional Da Cunha, Euclides. Los Sertones, Buenos Aires, Biblioteca de autores brasileños, 1938. Ribeiro, Darcy. Fronteras indígenas de la civilización. México, Siglo Veintiuno editores, 1971. 8 Una síntesis de la cuestión puede encontrarse en http://www.andercismo.com/2007/09/los-intelectuales-en-la-modernidad.html . También refiero al lector a Foucault, M. Saber y Verdad, Colección "Genealogía del poder", Nº 10, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979. Foucault, M. Espacio de Poder, Colección "Genealogía del poder", Nº 6, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979. 9 Baczko, Bronislaw. Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas.1ª ed. 3ª reimp.-Buenos Aires: Nueva Visión, 2005. pp. 11-52. 10 Romero, Silvio, A Literatura Brasileira e a Crítica Moderna (1880). Ver Bibliografía del autor en http://www.academia.org.br/abl/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?sid=196.
  • 4. 4 El texto inicial de lo que podríamos llamar la historia “oficial” brasileña la Historia Geral do Brasil de Francisco Adolfo de Varnhagen, publicada entre 1854 y 1857, es esencialmente una historia de cómo se construyo el Brasil blanco. El relato se encuentra articulado por el ingreso de un factor exótico “el mundo portugués”. Si Maquiavelo escribió El Príncipe para Lorenzo II de Medici, Varnhagen escribe la Historia de Brasil para Pedro II. Es la experiencia del viaje atlántico el gran articulador de la Historia. Los funcionarios de la corona, los jesuitas, y las disputas de hegemonía con los holandeses o los españoles representan los únicos avatares de una narración épica. Los indios son el tema de un capítulo introductorio, en rigor un prólogo a la colonización portuguesa, y en los capítulos siguientes actúan como acompañantes eventuales y azarosos. En cuanto a los negros africanos se encuentran contenidos dentro de los capítulos dedicados a los indios. Pueden entreverse aquí muchos de los temas que serán tan caros para el desarrollo historiográfico en Brasil (La importancia del medio-ambiente en la conformación de los grupos humanos, el mundo portugués cómo un facilitador de las mezclas de étnicas, la imposibilidad de establecer una relación armónica con el mundo indígena, los negros africanos cómo la gran novedad en la construcción del Brasil, la relativa permeabilidad y flexibilidad de los portugueses para establecer relaciones con Un Otro Diferente). La novedad es la construcción de una historia con múltiples perspectivas, y representa mucho más de lo que la sociedad esperaba de un historiador de la época. Muestra en su trabajo una marcada preferencia por el siglo XVI y los inicios del XVII, y por argumentos románticos que culminan en la muerte de los personajes indígenas. Nobles y abnegados, a veces amando sin esperanza a algún recién llegado de ultramar, morían sin dejar descendientes, y toda la celebración de aquellos antepasados lejanos se compaginaba con una ignorancia considerable sobre la población indígena que subsistía en el país real. La História geral do Brasil corresponde a los intentos de escritura de una historia nacional llevada adelante por el Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, fundado en 1838. En ella, toda la colonización portuguesa de América sería parte del largo camino rumbo al gran momento de su cierre, resultado de una larga y necesaria evolución. Portugal habría “preparado” la creación y la madurez de Brasil que, en el siglo XIX, surgiría legitimado, civilizado y promisorio porque estaba estrechamente vinculado a una ascendencia europea. Siendo la Independencia un proceso básicamente de continuación, dentro del proceso más amplio de construcción del “Gran Brasil”.
  • 5. 5 Llama la atención que en un contexto de Revoluciones políticas, sociales, culturales y económicas, Varnhagen, quien habiendo vivido las conmociones populares del Período Regencial brasileño, no se interese en analizar la historia de Brasil dentro del contexto de las Revoluciones pasadas y presentes, valorizando en contrapartida, ideas vinculadas a la tradición y al perfeccionamiento de estructuras políticas y sociales que deberían mantenerse11 . Puede decirse, que con algunas variaciones, la historiografía brasileña ha seguido vinculada al relato de Varnhagen. En la historia predominantemente política de los inicios, o en la historiografía más moderna centrada en la sucesión de ciclos económicos, el protagonismo pertenece en exclusiva a las élites blancas, de raíz colonial o surgidas de la inmigración, piezas del establishment o de la oposición a éste; a la población negra o mulata se reservaba un papel de paciente observador, más que de agente de esa historia; y en cuanto a los indios, cuando no parecían demasiado distantes en el tiempo o en el espacio eran al menos demográfica o económicamente insignificantes12 . En 1907, Capistrano de Abreu pública “Capítulos de Historia Colonial” 13 , su interés es escribir una historia distinta y para ello instala el debate sobre cómo debe escribirse la Historia de Brasil. Si bien intenta diferenciarse de A. Varnhagen, lo logra a medias. Dado que las preguntas a las fuentes siguen realizándose desde el mismo lugar que se habían hecho con anterioridad. Los indígenas y el espacio son los factores internos en donde se desarrolla el relato de la aventura portuguesa. Los factores externos concuerdan con todo lo que el mundo Europeo suma a la composición. Lo nuevo en su forma de escribir la Historia resulta del análisis regional, que los intelectuales anteriores apenas habían logrado esbozar con la mención de las expediciones de los bandeirantes. La obra intelectual de Capistrano se ubica en unas coordenadas históricas condensadas por el peso de la construcción de un Estado Liberal a la Hispanoamericana14 . 11 Pimenta, João Paulo G. La independencia de Brasil como revolución: historia y actualidad sobre un tema clásico. Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento crítico, N° 5, Buenos Aires, 2008. También en http://historiapolitica.com/biblioteca/. Este artículo nos sumerge en los problemas en torno a las revoluciones Hispanoamérica, y fundamentalmente en los preconcepto que están detrás de las postulaciones que hablan de una evolución sin conflicto hacia la independencia política para el caso de Brasil. 12 Varnhagen, Op. Cit. pp.I-XXII y pp. 1-277. 13 Para un anásilis pormenorizado de la obra de Capistrano ver: Descobrimentos de Capistrano - A História do Brasil “a grandes traços e largas malhas”, Tese de Doutoramento em História, apresentada por Daniel Mesquita Pereira ao Programa de Pós-Graduação em História Social da Cultura do Departamento de História da PUC-Rio; en http://www.historiaecultura.pro.br/modernosdescobrimentos/desc/capistrano/frame.htm. Para una descripción general de la obra ver el articulo de Mayo, Carlos A. “J. Capistrano de Abreu, “Capítulos de Historia Colonial”. La saga de la ocupación del Brasil”. (En: Anuario del CEH, Nro 2-3, Año 2 y 3, 2002-2003, pp. 255-261). 14 Murilo de Carvalho, José. “Brasil, Naciones marginadas”. (En: Annino, Leiva; Guerra. De los Imperios a las Naciones: Iberoamérica. Zaragoza, Iber Caja. 1994. pp. 401-423). Murillo de Carvalho, José. La formación de las almas. El imaginario de la República en Brasil. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.
  • 6. 6 Es por ello que aún no logra interpelar a la sociedad, su objetivo es dar cuenta de los actores que confluyen en la construcción de La República y para ello sus argumentos deben estructurarse en torno a los valores de las Repúblicas que la modernidad ha instalado en las mentes de las generaciones nacidas al fuego de las Revoluciones del Siglo XIX. Si el mundo Indígena y el mundo Africano cobran significación, es porque su presencia en el espacio de Brasil es una verdad que no se puede soslayar, pero nada hubiera sido de ellos sin el “aporte” del mundo europeo. Europa sigue jugando el papel de civilizador de la barbarie, es en síntesis la blanquedad que debe borrar todo rasgo de oscuridad. A pesar de ser mestizo o incluso cómo condición de serlo y tratar de pertenecer al status quo, Capistrano debe sacrificar su condición étnica. Se torna asimismo en la negación de la negación de los mulatos y mestizos, pero no tiene otra posibilidad, dado que no deja de ser un mulato que intenta hacerse un lugar en el mundo de la élite económica y cultural blanca. Es el enorme talento con la pluma de Capistrano el que le permitirá dejar de ser un advenedizo sin formación académica, para convertirse en miembro de la academia brasileña. El próximo autor, Paulo Prado15 , desarrolla su obra en la década del ´20. En Brasil el clima de época de este decenio se encontrará signado por dos grandes temas: Por un lado, la pérdida de esperanza en torno a las características redentoras de La Republica, tema que necesita verse en la escala más amplia de crisis del liberalismo y sus instituciones a nivel mundial; Por otro lado, dos grande eventos que posicionan a Brasil a escala mundial: 1) la Exposición Internacional del Centenario de la Independencia que tuvo lugar en Río de Janeiro, simboliza los contenidos fundamentales de la ideología del progreso contenida en la construcción del Estado Moderno Brasileño; y 2) La Semana del Arte Moderno en Sao Paulo, más conocida cómo la semana del ´22, cuya intención era renovar el ambiente de las ideas de la época, y posicionarse cómo un modelo alternativo al de las élites políticas, intelectuales, culturales y sociales de Río de Janeiro. Paulo Prado y su esposa fueron algunos de los mecenas de esta exposición que logro reunir a los intelectuales brasileños más brillantes de su época16 . El antagonismo inherente a ambos eventos no escapa al observador avezado. La exposición en Río celebra parecerse a las ciudades europeas más avanzadas, la meta del progreso es parecerse, 15Mailhe, Alejandra (2005).Fuegos cruzados. Estética vanguardista e ideología conservadora en Paulo Prado en Prismas. Programa de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, n° 9. Este articulo nos permite trazar el perfil genérico de este intelectual a la vez que nos permite avizorar la posición absoluta y relativa de este en el contexto de los movimientos de la época. 16 Sobre esta cuestión remito al lector a la obra de Mailhe Alejandra, Un viaje por los pliegues del sujeto Del consumo a la aprehensión del “otro” en O turista aprendiz http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/OrbisTertius/numeros/numero-10/sumario/.
  • 7. 7 integrarse al ideario de la blanquedad. En cuanto la Semana del Arte moderno grita su obstinada necesidad de rescatar a la cultura del Brasil Real; de anteponer al modelo europeo una forma de ser diferente. Las tensiones de la identidad de Brasil en la construcción del Estado Nacional Brasileño anidaban en Sao Paulo, tanto cómo eran resistidas en Río de Janeiro. Para unos Ser era Parecer, para los otros Ser era Aceptar el rostro de Jano del Brasil17 . Su lectura del pasado es una traducción literaria de los elementos más notables de la obra de Capistrano, y son las mismas preocupaciones las que lo importunan: si el origen de una nación es el mestizaje, cómo instalar la noción de cultura civilizada en un ámbito en donde esta sólo podía estar dotada de la blanquedad. Que el futuro no pudiera ser peor que el pasado; albergaba la esperanza de un intelectual nacido en la era del Imperio, madurado en la etapa de una Republica, que para él no había sido más que una simple revuelta de soldados, una envestida disfrazada para conquistar el poder. Y cuya visión contenía las posibilidades inciertas, de que una revolución estableciera la concreción de un sueño más anhelado que esperado18 . Paulo Prado, clama por una revolución, no una que trastoque las trazas de la estructura social, pero si por una que dote a la Nación Brasileña de un lugar de preeminencia en el contexto de los Estados Nación más progresistas y desarrollados de Europa o de América. Y cómo un poeta, que no se resigna a que almas bellas no habiten en cuerpos bellos, quiere realizar la alquimia, para que esa ebullición formidable, que se preparaba a formar al hombre nuevo, surgido para el triunfo de su destino, no se transforme en una desilusión; en un desastre para la realización de su finalidad histórica y geográfica19 . Finalmente, el último autor que abordare dentro de este modelo es Stefan Zweig20 . La selección de este autor, reconocerá el lector, no es azarosa. En primer lugar, porque es la mirada del mundo civilizado europeo de inicios de la década del ´40. En segundo, porque estamos en presencia del escritor más talentoso de la primera mitad del siglo XX. La pluma de este novelista trasciende las fronteras del idioma, la cultura y la geografía. No existe personaje histórico de importancia que no haya sido retratado en las novelas históricas de Zweig y al mismo tiempo, pocos poetas han tenido la virtud de penetrar en las mentes de sus lectores, de hacerles sentir que el personaje que 17 Souza Neves, M. Rolin Capelato. Op.Cit. pp.117-135 18 Prado, Paulo, Op. Cit. En Post-scriptum. 19 Ibidem, en La Tristeza. 20 Remito al lector al film que narra los últimos meses de su vida “lost Zweig (2002) ”, es posible ver un avance de la misma en http://www.youtube.com/watch?v=aSFRSg7V3jw&feature=related.
  • 8. 8 están narrando no tiene diferencias con el real. Es una operación compleja, leer a este novelista en actitud de vigilancia epistemológica, porque en el fondo tiene la libertad de la literatura. Es esta libertad la que le permite concluir la operación de cierre ficcional. A El Mundo del Ayer, obra póstuma, se antepone Brasil, la tierra del futuro. Brasil reuniría en si misma todas las complejidades del mundo moderno, y cómo en una suerte de nudo gordiano, también contenía las soluciones al caos desatado por la apertura de esa caja de Pandora que resulto de la crisis del capitalismo en 1929. El mundo que el novelista había conocido se hundía en la barbarie y la solución se encontraba contenida en la múltiple etnicidad de Brasil. Sin embargo, esta historia cómo todas las de sus novelas no termina bien. El mundo que visualiza el novelista, también es una construcción. Y si se quiere, el gran triunfo, es que finalmente Europa ha aceptado a través de su más querido hijo; que existe para Brasil un lugar en el podio de las grandes naciones del mundo civilizado. Para que la operación hubiese resultado definitiva, su autor debería haberse dormido tranquilamente en la vejez, al abrigo de un país cosmopolita, en donde la libertad y la armonía social se cruzaban en las esquinas. Zweig, eligió un final más dramático, y sin dudas este será el último gran sello de su obra. Prefirió morir en el país del futuro que vivir en él. Al final de toda obra el telón cae y la magia hipnótica cesa. Se desvisten las estructuras atávicas y la realidad en toda su crueldad vuelve a mostrar que todo registro de civilización lo es también de barbarie. CAPITULO II Para nosotros que hemos vivido con falsificaciones inasimilables, para nosotros que no hemos tenido vida propia, que somos uno de los pueblos más deteriorados de la tierra; para nosotros que, como contrabandistas del pensamiento, no tenemos la fuerza de las grandes conquistas y de las grandes verdades de la ciencia, sólo la crítica, la tan despreciada crítica, nos puede deparar un futuro mejor.21 Carlos Piñeiro Iñiguez, se pregunta que fue Gilberto Freire para Brasil y Portugal y las respuestas están contenidas en una unidad de sentido: para una fue un demiurgo que creo la cultura brasileña con la que los brasileños ingresaron al siglo XX, para la otra un posibilitador del reencuentro entre las mejores tradiciones de la dignidad nacional portuguesa y su relación con el 21 Romero, Silvio, Op.Cit. El subrayado me pertenece.
  • 9. 9 resto del mundo. Y en un sentido más general, el pensamiento de Gilberto supone para el resto del mundo una ventana excepcional para comprender Brasil.22 El libro de Piñeiro representa una prueba contundente del éxito de la ficcionalidad Freyreana. Todos los conflictos quedan solapados dentro de un ideario más altruista, La Nación, La Patria, la Comunidad Organizada, etc. El mismo titulo de su libro nos muestra los aspectos que le interesan demostrar al autor: Una Identidad Común, Una Cultura y la política uniendo la argamasa del demiurgo. En un sentido más amplio, la búsqueda es más ambiciosa, la latinoamericanidad unidad por la fuerza homogeneizadora de un Estado Nacional capaz de representar a la totalidad ante el concierto de las naciones del mundo. Océanos de tinta ha generado la obra de Gilberto Freyre y no ha habido intelectual que no deseara refutar o sostener hipótesis a partir de sus escritos23 . Casa Grande & Senzala ha puesto un punto final en la interpretación de una Nación para el Brasil. A partir de allí, ya no será posible escribir sobre la multiculturalidad de América sin hacer mención a esa obra. El mismo lo expreso maravillosamente en un poema de 1926, al que llamo “o outro Brasil que vem así”: “Eu ouço as vozes eu vejo as cores eu sinto os passos de outro Brasil que vem aí mais tropical mais fraternal mais brasileiro. O mapa desse Brasil em vez das cores dos Estados terá as cores das produções e dos trabalhos. Os homens desse Brasil em vez das cores das três raças terão as cores das profissões e regiões. As mulheres do Brasil em vez das cores boreais terão as cores variamente tropicais. Todo brasileiro poderá dizer: é assim que eu quero o Brasil, todo brasileiro e não apenas o bacharel ou o doutor o preto, o pardo, o roxo e não apenas o branco e o semibranco. Qualquer brasileiro poderá governar esse Brasil”.24 ¿Porque resulta tan atrapante la obra de Gilberto? En mi opinión, porque ha tenido la cualidad de reunir todos los estilos en uno solo. Contiene una prosa narrativa en donde abundan los 22 Piñeiro Iñiguez, Carlos, Sueños Paralelos. Gilberto Freyre y el lusotropicalismo. Identidad, cultura y política en Brasil y Portugal. Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. Centro de Estudios de Politica Exterior. 1999 de la primera edición, by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L., Hipolito Yrigoyen 1994, 2°. “3”, (1089) Buenos Aires. 23 Ver el dossier “El ensayo de interpretación nacional en Brasil y Argentina”, Prismas. Revista de historia intelectual. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, Nro 5. 2001. 24 Freyre, Gilberto, "Poesia Reunida", Editora Pirata - Recife, 1980.
  • 10. 10 silogismos y la ausencia de cierre de las cuestiones que plantea origina un sinnúmero de proposiciones inherentes a su interpretación. Es una especie recurrente de Si pero No, constante, que nos obliga a reflexionar cómo si estuviéramos en una cinta de Moebius. O cómo el mismo lo explicaría en una entrevista de 1974: “Gran parte de lo que vengo publicando desde Casa Grande & Senzala es el resultado de un anhelo de autoanálisis, de autointerpretación y de autobiografía. Anhelo que remonta a mi juventud, a la época de mis estudios universitarios en el extranjero, a días en que como ya he dicho en el prefacio de uno de mis libros, ni incluso un estudiante ruso de novela rusa se preocupó tanto por el destino de su país ni se inquietó tanto con los problemas de su patria, como yo en esos mis días de estudiante universitario en el extranjero. Me confieso en cierto modo un narcisista, con ese narcisismo tradicional entre los escritores ibéricos, y muy particularmente entre los ensayistas. El escritor es siempre autobiográfico, directamente autobiográfico, indirecta u oblicuamente autobiográfico. Procuré verme a mí mismo, comprenderme, interpretarme. Y así me fui extendiendo a mi familia, a mis antepasados, a mi casa, a mi región, a mi nación, al complejo cultural, al paniberismo de donde salieron estas unidades, y a la economía física, telúrica y social donde esas unidades se situaban, e incluso en relación al tiempo dentro del cual se vienen desarrollando, y en un sentido de expansión a otros espacios, a otros tiempos, en el propio universo. Prácticamente todo lo que llevo escrito se ha formado en esa estructura, para usar la palabra en moda. Una estructura asimétrica, más sicológica que lógica, más curvilínea que linear, como un autor siempre presente en esta escultura flexible y que se flexiona, por así decir, en su propia personalidad, siempre dispuesta a intervenir en la estructura de forma aventurera, de forma siempre experimental, siempre incompleta y, sin duda, dispuesta siempre a intentar completarse. De modo que la continuidad cíclica que acaso en ella se encuentre es mucho menos calculada, dirigida, localizada, que si fuera expresión de una experiencia humana de grupo y de cultura vinculada a la propia experiencia personal de su creador, que para realizarse decidió interpretarse y completarse tanto cuanto le fuera posible en sus creaciones. Y contando con lo que aún siendo singularmente personal es también representativo, plural, de gran parte de la gente, como la norteña de mi región; pero no solamente ésta, sino también la hispánica, la hispano-cultural, particularmente la latina y en gran parte, la eurotropical”25 Seguramente, su obra seguirá dando más hilo para la trama de nuevas investigaciones, aquí sólo me interesa exponer, cómo sus hipótesis apuntalaron la visión homogeneizadora del Estado Centralizado moderno, con la capacidad de construir un relato científico de características ficcionales. Lo que está diciendo Freyre en Casa Grande & Senzala es que “el Ser mulato” es una categoría cultural que identifica a Brasil dentro del mundo occidental, lo que equivale a decir, que es precisamente la complejidad étnica y cultural la que da la posibilidad de aventajar al mundo occidental”. En este sentido la idea Freyreana es revolucionaria, y representa una huida hegeliana al dilema del blanqueamiento. 25 Ver la entrevista realizada en Lourenco Marques, Mozambique. / Recife, Brasil (septiembre de 1974). http://www.islaternura.com/APLAYA/NoEresElUnico/F/FR/Freyre%20Gilberto%20%20Noviembre%202005/Entrevista%20a%20Gilberto%20Freyre%201974.htm
  • 11. 11 Sin embargo, para poder instalar esta noción de categoría cultural y nacional, deberá subsumir todos los conflictos al fin último de las relaciones interétnicas. La construcción de una Nación Culturalmente Homogénea. En 1942, al mismo tiempo que se quitaba la vida Zweig, Caio Prado Junior publicaba Formacao do Brasil Contemporáneo. En este trabajo el autor examina el país desde una perspectiva económica. El foco de sus análisis corresponden a las condiciones específicas de la constitución de la sociedad rural, fuertemente determinadas por el esclavismo, el monocultivo y la exportación. Esto habría dado lugar a una serie casi interminable de categorías de productores-trabajadores, aisladas por particularidades regionales y microrregionales, y por inserciones propias en el sistema económico más general, y en la sociedad que de éste se derivaba.26 Una de las cuestiones que llama la atención en su obra es la postura "no-campesinista" de Caio Prado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la época durante la cual desarrollo la mayor parte de las investigaciones que produjeron sus libros principales: la Evolução política do Brasil (1933), la Formação do Brasil contemporâneo (1942) y la História econômica do Brasil (1945), esto es, el periodo entre-guerras. Se encuentra signada por poderosos movimientos sociales que redujeron a cenizas la aparente apacibilidad de la historia de Brasil (sostenida por muchos de los intelectuales que hemos venido analizando), acompañados de notables procesos de urbanización y de formación de una clase obrera industrial - que transfirieron a las ciudades la historia que antes se había desarrollado en el espacio agrario.27 La marcha de la Columna Prestes parecía haber sido el entierro del viejo Brasil arcaico y agrario. Era el asfalto y no más la tierra lo que apuntaba al futuro del país. La tesis historiográfica pradiana, específica de Brasil, y por lo tanto dotada de un halo de nacionalismo, o de una "cuestión nacional", más o menos implícitos, es clara: la naturaleza de "negocio" agro-exportador de la Colonia portuguesa en América impide o hace inútil el desarrollo de mercados internos que podrían haber demandado la formación de un sector productor de alimentos. Por su parte, la demanda real de las reducidas aglomeraciones urbanas que se constituyen como sectores de servicio de las unidades agro-exportadoras se satisface con la importación de alimentos de la metrópoli o con los excedentes de un pequeño conjunto de productores esclavistas de alimentos. Mientras tanto, los libres y pobres, "sobrantes" humanos, desechos del sistema agro-exportador que para ellos no tiene cupo, se acumulan en el interior de Brasil, en la periferia de los complejos agroexportadores (como 26 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 5-26 27 Del Priore, M. “Uma República Velha?” (En: Del Priore, M. Pinto Venancio, R. O Livro de Ouro da História do Brasil. Río de Janeiro, Ediouro public. 2001. pp. 300-344).
  • 12. 12 la moda estructuralista solía denominarlos entonces), desarticulados, primitivos, verdaderos despojos del crecimiento del sistema colonial.28 Al interior de su lectura Marxista de las condiciones estructurales del Brasil, Caio Prado seguía reiterando los cánones instaurados con relación a los conflictos interétnicos y a las posibilidades de desarrollo del Brasil si encontraba una solución para el mestizaje. Y se puede decir, que sigue a Gilberto Freyre en ese sentido, aunque el foco de su obra se encuentra en las relaciones de producción esclavista y la difícil transición “per saltum” hacía el capitalismo. Los temas que le preocupan son los de las fases que deben cumplirse para llegar al desarrollo del capitalismo. Por lo tanto, que Brasil no hubiera realizado la transición clásica desde el modo de producción esclavista, al feudal y de este al capitalismo, era la causa del atraso. Un legado de la colonia, que se interponía en las posibilidades de progreso económico, social y político.29 Sin embargo, es importante aclarar, que lo que hoy vemos cómo un marxismo escolar tenía que ver con mayores condicionamientos de carácter historiográfico, uno que se arraigan en la percepción que se tenía en la época de las obras historiográficas de Caio Prado Júnior: la esclavitud como un sistema que no permitía otras preguntas que no fueran las ligadas a la esfera de la explotación del trabajo, a la circulación comercial y a la acumulación de capital. Y el otro, con la necesidad de construir un relato que diera sentido al posicionamiento del Brasil en el contexto de los Estados Nación Modernos. Finalmente, el último representante de este modelo es Sergio Buarque de Holanda. Uno de los intelectuales comprometidos con el movimiento modernista del ´22 y que en 1936 publicará una de sus obras más conocidas “Raíces del Brasil”. Lo que le preocupa en este libro es definir una especie de "cultura de la personalidad" para uno de sus personajes centrales: el hombre ibérico. Y en ese sentido, podríamos decir que la atrofia de la esfera pública, que encuentra en Brasil, es el resultado lógico de una personalidad inflada: en la tierra de barones sin fin, el pacto político se consume en las relaciones de lealtad o de odio. Es la resistencia a la supresión, o a la contención de las pasiones individuales, de este culto de la personalidad ibérica, lo que da el marco explicativo para los orígenes del Brasil.30 La obra se revela con la formación de dos mundos imaginarios, o en términos de Sérgio Buarque de Holanda, de dos éticas: el trabajo y la aventura. Desde el contraste entre ellas, podemos formular la pregunta básica que acecha al lector de Raíces del Brasil: ¿Qué pacto se puede establecer a partir de una ética de máxima explotación de la tierra, de la extrema movilidad de los hombres, de la apreciación de la potencia instantánea del individuo? ¿Qué comunidad política 28 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 113-233. 29 Ibidem, pp. 267-377. 30 Buarque de Holanda, Sergio, op.cit. pp. 9-19.
  • 13. 13 puede construirse a partir de una experiencia como ésta? Estamos quizás en presencia del momento en que el análisis de Sérgio Buarque roza la matriz de sus preocupaciones: El problema se trata de cómo se acumula riqueza, de cómo se forma una comunidad nacional que pueda gestionar lo que produce. Y por si fuera poco, de cuál es el principio organizador de la sociedad fuera de la satisfacción de diseñar sus propias fuerzas de desarrollo, porque la realidad parece decir que se está inmerso en un desorden preocupante.31 Resulta imposible leer el capitulo V y no pensar en los ecos de la obra de Max Weber en la prosa de Buarque de Holanda. Los diálogos internos con los modelos de autoridad Weberianos y con la estructuración del modelo burocrático, cómo construcción eficiente de la organización de las sociedades modernas son insoslayable, cómo también lo es la importancia de los hábitos religiosos en la consecución de un fin último, El Estado Brasileño. El hombre racional debe anteponerse a un “hombre cordial”, que preso de sus emociones, no puede legar más que inconvenientes a la sociedad brasileña.32 De hecho, Raíces del Brasil se interna en una discusión política más amplia, la del momento en que se sentía un ruido silencioso ante los puntos muertos que había generado una sociedad que experimentó el choque entre los valores liberales y las inspiraciones totalitarias. En este aspecto, es un libro que se centra en el presente y el futuro incierto. Pero al mismo tiempo, Raíces del Brasil se escribe mirando hacia atrás, levantando un puente que conecta a la juventud del movimiento modernista, cuando fue abandonando algunas de sus ilusiones iniciales, y muchos de los críticos iniciales a la construcción de un otro que mirara a Europa o América del Norte, ya no estaban tan seguros de las posibilidades de un Brasil diferente al modelo clásico europeo.33 CAPITULO III La crítica, entre nosotros, no debe limitarse al esfuerzo de señalar el largo camino que nos toca surcar; debe, antes que nada, despejar el terreno, cubierto de prejuicios y de falsedades; debe aplicar el castigo destructor y destruir las leyendas, para introducir la luz. Si bien ya advertí al lector de que no desarrollare la obra de Sylvio Romero, citaré sus palabras de sus Estudios sobre la Poesía Popular del Brasil. Podemos encontrar aquí la primera piedra contra el edificio de la blanquedad de la Nación Brasileña cuando expresa: Es una vergüenza para la ciencia de Brasil que nada tengamos consagrado de nuestros trabajos a los estudios de las lenguas y las religiones africanas. Cuando vemos a hombres cómo Bleek refugiarse por decenas de 31 Ibídem, pp.20-52. y pp.77-124. 32 Ibidem, pp. 125-138. 33 Ibidem, pp. 139-174.
  • 14. 14 años en el centro de África solamente para estudiar una lengua o recolectar unos mitos, cuando tenemos todo ese material en casa, tenemos a África en nuestras cocinas, cómo a America en nuestras selvas y a Europa en nuestros salones. Que nada hayamos producido en ese sentido, es una verdadera desgracia (…) El negro no es sólo una maquina económica, es ante todo un objeto de ciencia.34 Ante toda una historiografía, que negará subrepticiamente el papel de los dominados de la conquista portuguesa, se levanta la voz estridente del poeta para clamar por un principio de justicia. Lo peculiar, es que esa voz no está en el futuro de la historiografía brasileña y tampoco en los albores del Estado Moderno Brasileño. Es una voz que representa el fantasma del padre de Hamlet. Un retorno de lo reprimido. Fundamentalmente, para los intelectuales que desde cada tiempo histórico niegan la condición de los oprimidos, de los dominados y resaltan la de los opresores, los dominadores de una sociedad en un espacio-tiempo determinado. Es esta misma voz la que encontramos en Raimundo Nina Rodríguez. La totalidad de los críticos de Nina Rodríguez han argumentado que sus teorías estaban basadas en el positivismo europeizante y en las teorías de Lombroso y Gobineau sobre los condicionamientos de “raza”. Y en ese sentido, Homero Pires en su Prefacio a “Os Africanos…” nos advierte que la obra de Nina es como el tesoro de los nibelungos, guardado por Fafnir: marca la desgracia de aquellos que consiguen tenerlo.35 Lo que sostengo, en ese sentido, es que la preocupación por los negros de Nina Rodríguez nos ubica en el centro de la tormenta de los oprimidos. En la introducción de esta obra nos hablará de la injusticia que existe al considerar a los portugueses y a los negros el principio del mal del Brasil y de cómo estos mismos prejuicios llegan a no tener presente la incidencia del indígena. Es decir, aquí de lo que se trata es de sostener que existe un problema étnico y de no prestarle atención incidirá en el futuro de la construcción de toda nacionalidad en vías de formación. O incluso ir más allá y sostener que las clases sociales en lucha hegemónica entre si, se encuentran atravesadas por el problema de los elementos étnicos en constante proceso de reacomodación.36 Es el destino de La Nación Brasileña la que está en juego, dado que los negros representan un peligro por la supremacía inmediata que ejercen sobre la nacionalidad brasileña. La influencia de la negritud se siente con tanta fuerza que se ve obligado a estilizar su argumento y sostener que la cultura y el progreso de Brasil dependen de las posibilidades de blanquear a la población negra existente.37 34 Romero Sylvio, Estudos sobre a Poesía Popular do Brasil, Río, 1888, pp.10-11. Citado en Rodriguez N, Raymundo. Op.Cit. pp.6-7. 35 Rodriguez N, Raimundo, op. Cit. Prefacio de Homero Pires. 36 Ibidem, pp. 7-17. 37 Ibidem, pp. 17-22
  • 15. 15 El argumento llega al paroxismo cuando sostiene que la generación brasileña de la República esta más interesada en apagar los vestigios de la esclavitud y con ella de la existencia de los africanos en Brasil arrojando al fuego los archivos de la esclavitud, pero que sin embargo el fuego que consumió aquella verdad histórica no fue suficiente para evaporar la sangre africana que corre por las venas del pueblo del Brasil.38 Los capítulos II y III son un faro que nos permite avizorar los profundos problemas étnicos y religiosos, así cómo la inexistencia de una sociedad de consenso entre amos y esclavos. Pero sobre todo lo que revela es la admiración del intelectual por cualquier ser humano que se revele contra la opresión, hay un pasaje en el que sostiene que la insurrección de 1835 más que una simple insubordinación de los esclavos, representaba un levantamiento brutal de las senzalas en donde hombres de cierto valor habían liderado una revuelta de esclavos simplemente por llevar adelante sus convicciones con admirable coraje y noble lealtad. El marco explicativo de las revueltas de esclavos, nos habla de la importancia de las concepciones religiosas de los negros y de cómo estos se revelan cuando sus creencias son soslayadas o pueden verse en peligro de perderlas.39 Sobre el final del capitulo III, Nina Rodríguez no puede esconder su profunda repugnancia ante la barbarie de la civilización de los blancos. Para él, que la represión de una de las revueltas haya dejado cómo saldo y documento 3.900 pares de orejas de negros muertos representa un documento de la deshumanidad y la crueldad del cautiverio colonial de los africanos en Brasil.40 En el capitulo IV se desarrolla la preocupación de Nina Rodríguez por la resistencia del negro africano a la “nacionalidad brasileña”: Esta se encuentra dada por la celosa conservación de sus tradiciones, su lengua, sus creencias y sobre todo sus costumbres alimenticias. Si bien analiza la clara diferencia entre los negros “criollos” y los negro africanos que son el reservorio de la trata de esclavos, llegando a la conclusión de que los primeros se integran al proceso de nacionalización brasileña, y los segundos la resisten. Si bien entiende que la responsabilidad de este conflicto se encuentra en la terrible experiencia de la esclavitud, que ha destrozado las raíces de los africanos, sumiéndolos en la más absoluta miseria. Y dejándolos a la intemperie en un país que aún se resistía a reconocerlos cómo propios. También desarrollará en este capitulo las diferentes etnias procedentes de África que tendrán incidencia en el desarrollo del “tipo social mestizo” del Brasil.41 Del capitulo V hasta el VII se halla un profundo y detallado relato de las características antropológicas de los africanos llevados por el tráfico de esclavos hasta Brasil (dialectos, cultura 38 Ibidem, pp. 37-49. 39 Ibidem, pp. 59-106. 40 Ibidem, pp. 138-146. 41 Ibidem, pp. 151-182
  • 16. 16 material, fiestas populares, folkclore, religiones, mitología y culto). Una de sus aseveraciones de mayor impacto es que las manifestaciones espirituales de los negros africanos sobreviven en toda la cultura heterogénea del Brasil.42 Los dos últimos capítulos representan un gran cierre a la cuestión social de cómo negros, indígenas y blancos deberán resolver la problemática de la etnicidad en el mestizaje. Esto representa lo que Nina Rodríguez denomina “el blanqueamiento de la sociedad”. Y es, sin duda, el hecho de que él mismo (cómo Capistrano de Abreu) sea un mulato que ha llegado al blanqueamiento a través del acceso al capital de la alta cultura y del conocimiento lo que permite que todo su obra sea un salvataje desesperado de lo que la cultura africana ha legado a la construcción del Brasil.43 En 1902 se pública la primera edición de “Los Sertones”, Euclides Da Cunha no necesita subtitular su obra, todo el Brasil sabe que se ha librado una guerra en la zona sertajenesa. Han pasado menos de cinco años y el recuerdo de lo que los diarios informaban aún se encuentra fresco. Euclides escribió un libro de historia del tiempo presente y sólo necesita mencionar la zona en la que la guerra se libro. El título lo dice todo y al mismo tiempo resuena cómo una bofetada ante la opinión pública. Es una obra que se escribe con el objetivo de convertirse en fuente de los futuros historiadores. Quiere representar la fuerza civilizatoria de la República, pero al mismo tiempo no puede acallar la barbarie que la contiene: “Por eso, la Campaña de Canudos tiene el significado, sin duda, de un primer ataque en una lucha acaso larga. No debilita esta afirmación el hecho de haber sido realizada por nosotros, hijos del mismo suelo, porque, etnológicamente indefinidos, sin tradiciones nacionales uniformes (…) Viviendo parasitariamente a orillas del Atlántico de los principios civilizadores elaborados en Europa, y armados por la industria alemana, tuvimos en la acción el singular papel de mercenarios inconscientes. Además, mal enlazados con esos patriotas extraordinarios por una tierra en parte desconocida, nos separa de ellos una coordenada histórica: el tiempo. Aquella campaña parece un reflejo del pasado(…) Y fue, en el verdadero significado de la palabra, un crimen(…) Lo denunciamos(….) Y en tanto lo permita la firmeza de nuestro espíritu, hagamos justicia al admirable concepto de Taine sobre el narrador sincero que encara la historia como ella merece: “… Il s´irrite contre les demi-vérités que sont des demi-faussetés contre les auteurs qui n, altérent ni une genéalogie, mais dénaturent les sentiments et les moeurs, qui copient les faits et 42 Ibidem, pp185-186 43 Ibidem pp. 385-409
  • 17. 17 défigurent l´áme; il veut sentir en barbare, parmi les barbares, et, parmi les anciens, en ancien”44 Euclides ha sido formado al interior de la elite cultural, él mismo es un mestizo blanqueado por la alta cultura, por lo tanto no puede dejar de mirar a los rebeldes desde el lente de la civilización blanca. Sin embargo, hay algo en él que se retuerce y se quiebra. Una extraña sensación, de que esas “gentes primitivas” a las que hay que controlar o exterminar para que el Gran Brasil crezca, tienen algo que es parte de la heterogeneidad del Brasil, algo que de alguna extraña manera es la fuerza de ese país que esta surgiendo. También hay poesía en los “seres primitivos y fetichistas” que se enfrentan al espacio más duro del norte del Brasil. “…Es desgarbado, desarticulado, torpe. Hércules-Quasimodo refleja en su aspecto la fealdad típica de los flacos. Camina sin firmeza, sin aplomo, casi zigzagueante, sinuoso, con un movimiento de miembros descoyunturados (...) Se transfigura. No es más el indolente o el impulsivo violento. Trasciende su situación rudimentaria. Resignado y tenaz, con la implacable señal de los fuertes, encara de frente a la fatalidad, y reacciona. El heroísmo tiene en los sertones tragedias espantosas para siempre perdidas. No hay quien las describa. Surgen de una lucha que significa la insurrección de la tierra contra el hombre. Al principio este reza, con los ojos puestos en la altura. Su primer amparo es la fe religiosa. Alzando santos milagrosos, cruces, altares, banderas de los Divino. Van por los caminos familias enteras, no solo los fuertes sino también los viejos, los enfermos, los lisiados, cargando sobre los hombros y la cabeza las piedras de los caminos, llevando las imágenes de unos lugares a otros. Las lentas procesiones propiciatorias, pasan lentas y resuenan en los largos días monótonos las letanías tristes. Brillan en las noches las velas encendidas de los penitentes…”45 Al ser humano que vive en el alma de Euclides, algo se le desgarra, su travesía hacía los sertones lo transforma, al mismo tiempo que despierta en su corazón una profunda admiración y respeto por ese grupo de seres humanos. A pesar de las condiciones del clima y el espacio en el que 44 Da Cunha, Euclides, Op.cit. p.3. El subrayado me pertenece. Cita de H. Taine, en francés en el original: “…se irrita contra las semi-verdades que son las semi- falsedades, contra los autores que no alteran ni una fecha, ni una genealogía, pero desnaturalizan los sentimientos y las costumbres, que respetan los contornos de los hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran los hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran el alma; debe sentirse un bárbaro entre los bárbaros y entre los antiguos, un antiguo”. 45 Ibidem, pp.75-89.
  • 18. 18 les toca vivir, sobreviven en ellos cualidades morales que el intelectual no puede dejar de respetar. Descubre en ese viaje plagado de privaciones, que el alma de la nación brasileña se le manifiesta en cada rincón miserable de ese mundo árido y duro que es el Certau: “…Allí está, a su alrededor, la caatinga, su agreste proveedor de cereales (…).Pero esos esfuerzos no bastan. La Naturaleza no lo combate sólo con el desierto. En contraste con la fuga de las seriemas que emigran, y del los jandaias que huyen hacia el remoto litoral, puebla ese desierto con una fauna cruel(…). Por las noches, la sucuarana traicionera y ladrona que le roba los becerros y los novillos, se asoma a su pobre rancho (…) Es un enemigo más (...) Recurre al combate(…) pero no siempre puede aventurarse a la arriesgada hazaña (…) Con la vista renace su energía. Todavía no se da por vencido. Le quedan para alimentar a sus hijos los tallos tiernos, los mangarás de la bromelias salvajes. Los engaña con esos manjares bárbaros(…) Marcha, ahora a pie, porque se le parte el corazón sólo de mirar a su caballo, hacia los sitios donde se encuentra la hacienda(….)Aislado de esta manera en el país que no lo conoce, en lucha abierta con el medio que parece haberle estampado en la organización y en el temperamento su extraordinaria rudeza, nómada o mal fijado a la tierra, el sertanejo no tiene, por así decirlo, capacidad orgánica para ambicionar una situación mejor. El círculo estrecho de su actividad le demoró el desarrollo psíquico. Está en la fase religiosa de un monoteísmo incomprensible, unido a un misticismo extravagante, en el que se unen el fetichismo del indio y del africano. Es el hombre primitivo, audaz y fuerte, pero al mismo tiempo, crédulo, que se deja arrebatar fácilmente por las supersticiones más absurdas. Un análisis de estas revelaría la fusión de estadios emocionales distintos. Su religión es cómo él: mestiza. Resumen de caracteres físicos y fisiológicos de las razas de las que surge, lo es también de las cualidades morales. Es un índice de la vida de tres pueblos. Y sus singulares creencias traducen esa violenta aproximación de tendencias diferentes…”46 La rebelión del Certau contra la Republica solo podía explicarse cómo una anomia. Si La republica representaba la fuerza de la razón, sólo la irracionalidad y el misticismo liderados por un loco o un místico podía explicar una voz que se alzaba cómo un reclamo sordo. Ante lo que no se comprendía desde la razón sólo podía aplicarse la fuerza desconocida del misticismo. El Estado Moderno con toda su potencia debía aplastar toda huella de resistencia retrograda. Sin embargo el 46 Ibidem, pp.90-91. El subrayado me pertenece.
  • 19. 19 intelectual se rebela contra esta explicación. No puede entenderse la revuelta, sin hacer inteligible el medio social en la que se genera: “…Es natural que estas capas profundas de nuestra estratificación étnica se sublevaran en una anticlinal extraordinaria: Antonio Conselheiro. La imagen correcta. Del mismo modo que el geólogo, interpretando la inclinación y la orientalización de los estratos de antiguas formaciones, esboza el perfil de una montaña desaparecida, el historiador puede apreciar la grandeza de ese hombre, que por si mismo nada valía considerando la psicología de la sociedad que lo crío. Aislado se pierde en la turba de los neuróticos vulgares. Se lo puede incluir en cualquier modalidad de la psicosis progresiva. Pero situado en función del medio, asombra, es una deslocación y es una síntesis. Las singulares fases de su existencia no presentan quizá los periodos sucesivos de una grave enfermedad, peso si son, con seguridad, el resumen de los aspectos predominantes de un mal social gravísimo(…) Todas las creencias ingenuas, desde el fetichismo bárbaro hasta las aberraciones católicas, todas tendencias impulsivas de las razas inferiores, libremente ejercitadas en la indisciplina de la vida sertaneja, se condensaron en su misticismo feroz y extravagante. Fue simultáneamente el elemento activo y pasivo del movimiento del que surgió (…) Es difícil trazar la línea divisoria entre las tendencias personales y las tendencias colectivas; la vida resumida del hombre es un capitulo instantáneo de la vida de su sociedad (…) Acompañar la primera es seguir paralelamente y con mayor rapidez, la segunda; seguirlas juntas, es observar la más completa mutualidad de influjos…”47 Finalmente, todas las voces se rebelan en el grito de Euclides. Allí están condensadas las tensiones de la difícil transición del Imperio a la República. Lo viejo que se resiste a morir y lo nuevo que clama por nacer se encuentran en la encrucijada del relato Euclidiano. Hay una inversión que causa el horror del intelectual, ese pueblo primitivo representa todo lo que no debe morir en el Brasil, y la República no es sino la representación de los más terrible que anida en la Historia de la nación brasileña, la barbarie no vive en el interior del país, sobrevive en el seno del Estado. Es allí donde no irá la Historia en donde podría haberse recuperado todo lo que se perdió para la posteridad: 47 Ibidem, p.98. El subrayado me pertenece.
  • 20. 20 “…Comenzó con la espuela irritativa de los primeros reveses, terminó siendo una práctica habitual, minúscula, equiparada con las últimas exigencias de la guerra. Prisionero el jagunco sano y capaz de aguantar el peso de la espingarda, no se gastaba un segundo en consultas inútiles. Se lo degollaba, se lo destripaba(…) y cuando al fín, dominados, eran conducidos ante los jefes militares, ya estaban conformes con su destino fatal. Adoptaban una serenidad extraña y uniformes, inexplicable entre hombres tan diferentes, de caracteres tan discordes mestizos de toda suerte, diferentes en la índole y en color(…)Era una inversión de papeles. Una antinomia vergonzosa(…) Y estas cosas no impresionaban(…) Aquello no era una campaña, era una carnicería. No era la acción severa de las leyes, era la venganza. Diente por diente(…) se debía degollar. La represión tenía dos polos, el incendio y el cuchillo(…) Además, no había por que temer el juicio terrible de la Historia. La historia no iría hasta allí(…) Hasta allí no llegaría la corrección de los poderes constituidos. El atentado era público. Lo conocía en Monte Santo el principal representante del gobierno y guardaba silencio. Así, la conciencia de la impunidad, fortalecida por el anonimato e la culpa y por la complicidad tácita de los únicos que podrían reprimirla, se amalgamo con todos los rencores acumulados, y arrojó, armada hasta los dientes, encima de la mísera sociedad sertaneja, una multitud criminal y pagada para matar. Canudos tenía, muy justamente, a su alrededor, un cerco de montañas. Era un paréntesis, era un hiato. Era un vacio. No existía. Traspuesto ese cordón de sierras ninguno era pecador, se daba un salto prodigioso en el tiempo se resbalaba por los siglos hacia abajo (…)Cerremos este libro. Canudos no se rindió. Ejemplo único en toda la historia, resistió hasta el agotamiento completo. Expugnada palmo a palmo, en la precisión íntegra del término, cayo el día 5, al atardecer, cuando cayeron sus últimos defensores, cuando todos murieron. Eran sólo cuatro: un viejo, dos hombres y un niño, al frente de los cuales rugían rabiosamente cinco mil soldados…” Cómo sostienen los psicólogos, lo reprimido tiende a retornar, y sin dudas este es el caso del próximo autor que abordaremos. Cincuenta años después de que Nina Rodriguez y Euclides Da Cunha escribieran su obra, el antropólogo Darcy Ribeiro retornará sobre lo trágico de la historia contemporánea del Brasil. El mundo Indígena. De esta manera reinstalará el ritual de rescatar las voces de los dominados y oprimidos por la cultura hegemónica. En ese sentido, Ernesto de Martino, sostiene que los rituales no son, aunque en su forma exterior lo parezcan, meras repeticiones
  • 21. 21 circulares de lo instituido; en verdad lo que hace el ritual es articular simbólicamente una nueva búsqueda de fundamentos para una sociedad y una cultura en estado que él llama de crisis ontológica, una sociedad y una cultura que de pronto descubre su falta de ser. Que descubre que no tiene asegurado, ni siquiera, su derecho a la existencia. Y bien, ¿quién podría negar que esa quizás sea la situación del Estado Nacional Brasileño, de los Estados Nacionales latinoamericanos, y en un sentido más amplio de la sociedad mundial organizada en torno a la institución del Estado Nacional? Todo ritual, suele incluir sus víctimas sacrificiales, sus chivos expiatorios, inmolados con el objeto de mantener a raya a las fuerzas oscuras que amenazan a la sociedad. Esta nueva victima, es el indígena, que se suma al negro africano. El objetivo no es sólo realizar una acción catártica para la multiplicidad étnica del Brasil, sino que les sea devuelto todo su peso, su densidad, su historia, su consistencia ontológica.48 Cabe realizar esta aclaración, Darcy Ribeiro no se encuentra reconocido al interior de la academia antropológica de Brasil, las razones de dicha exclusión exceden el propósito de este artículo. Pero es posible intuir que la participación política a lo largo de la vida de Ribeiro sea una de las fuentes de esta exclusión. Los indígenas y la civilización se público en 1970, y fue traducida al español en 1971 con el titulo “Fronteras indígenas de la Civilización”, los trabajos allí recolectados datan de la década del ´50. Se puede decir que el libro es en si mismo una obra de divulgación. El autor en las primeras páginas nos advierte que la obra es una denuncia, un desesperado intento de salvar a los pueblos que no fueron salvados, de realizar un intento para redefinir los vínculos con la sociedad nativa, que les posibilite a los pueblos originarios la supervivencia y un destino mejor que el que hasta ese momento han tenido.49 La preocupación de Ribeiro es poner de manifiesto que hay un pasado que se arrastra y que aún no ha podido ser integrado a la construcción del Brasil: Una etnia nacional en expansión luchando antagónicamente con múltiples etnias tribales que se encuentran en su camino de progreso. Y que consecuentemente, a contrario de lo que muchos investigadores sostenían y sostienen: “…La mayoría de ellas fue exterminada y los que sobrevivieron siguen siendo indígenas: ya no en sus hábitos y costumbres, sino en la autoidentificación cómo pueblos distintos del brasileño y victimas de su opresión. Así el estudio que pretendíamos realizar para la UNESCO de un supuestos proceso ejemplar de 48 De Martino, Ernesto, Il Mondo Magico, Turín, Einaudi, 1967. citado en Gruner Eduardo, El fin de las pequeñas historias. De los estudios culturales al retorno (imposible) de lo trágico. 1ª Ed. Buenos Aires, Paidós. Pp. 25-32. 49 Ribeiro, darcy, Op.cit. p. 1.
  • 22. 22 asimilación de poblaciones indígenas en el Brasil derivó hacia la conclusión de que los efectos del impacto de la civilización sobre las poblaciones tribales da lugar a una transfiguración étnica y no a la asimilación plena…” El eje de la discusión sigue siendo el mismo que preocupo a la generación anterior: comprender el proceso a través del cual las poblaciones tribales que se enfrentan con las sociedades nacionales llenan los requisitos necesarios para su persistencia como entidades étnicas, mediante constantes subprocesos de alteraciones sucesivas en su sustrato biológico, en su cultura y en sus formas de relación con la sociedad envolvente.50 Uno de los inconvenientes del trabajo de Darcy Ribeiro tiene que ver con su marco explicativo en torno a la nación, cómo un sujeto homogéneo y homogeneizador. Precisamente una de las cuestiones que su obra viene a demostrar es el profundo sentido heterogéneo de la nación brasileña y de cómo los esfuerzos del Estado por asimilarlos a una entidad homogénea y disciplinada siempre estuvieron marcados por su fracaso. El antropólogo, comprometido con la realidad indígena, sostiene que el proceso civilizatorio y de integración del Brasil a las sociedades capitalistas avanzadas fue el mayor destructor de las comunidades indígenas, y fecha la radicalización de dicho proceso en 1965 con la construcción de Brasilia. El reconocimiento resulta atroz, cuando explica cómo diversas comunidades tribales fueron alcanzadas por este impacto, y nuevamente las contaminaciones epidémicas de las que fueron presa en la etapa de la colonización portuguesa tienen cómo resultado la aniquilación endémica de los indios. Por supuesto, y cómo no pudiera ser de otra manera, este proceso fue acompañado con la matanza de tribus enteras por bandas armadas de hacendados que codiciaban las tierras indígenas para ponerlas en producción. El efecto de la devastación es de tal magnitud que los pueblos indígenas ya no son capaces de compensar con la natalidad la alta mortandad que vienen sufriendo, producto de los excesos de la civilización, traducida esta vez cómo barbarie.51 Las conclusiones son terminantes. Las tribus indígenas son, en este presente, sojuzgadas, desorganizadas a través de la imposición de la convivencia pacifica, de la restricción del territorio tribal, de la subyugación étnica y de los efectos disociativos de la despoblación y del debilitamiento físico causados por las enfermedades. Los indígenas, ya inermes, por las compulsiones sufridas, 50 Ibidem, pp. 10-12. 51 Ibidem, pp. 85-152.
  • 23. 23 son integrados en los estilos de vida y en la estructura económica de la sociedad nacional, como consumidores, productores o como reserva de mano de obra.52 A MANERA DE CONCLUSION: "Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso".53 Es altamente probable, que en mi intención de construir mi propio relato en torno a la conceptualización de tres modelos teóricos o formas de ver el mundo, de parte de los intelectuales más representativos de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, haya caído en simplificaciones. Pido disculpas por ello, sin embargo en la perspectiva comparada de una travesía ya realizada me interesa sostener que los autores trabajados, en mayor o menor medida comparten matices e intuiciones que están presentes en la propia historiografía brasileña. Todos los autores, se encuentran atravesados por la preocupación sobre el lugar que deben ocupar las etnias presentes en el Brasil, en el proceso más amplio de construcción de la nacionalidad brasileña. Esta preocupación no los exime de expresar sus hipótesis dentro de un marco en el que se diluyen las conflictividades étnicas y sociales. A lo largo de mi exposición, el lector habrá observado cómo, independientemente del momento histórico en el que se inscribía la obra de cada uno de los intelectuales la idea de “Progreso, orden y Civilización” penetra en todos. Lo que aquí me interesa destacar es que en tres de estos autores, es muy fuerte la presencia de la conflictividad cómo eje constructor de la diversidad étnica. En ellos estaba claro que el progreso era una suerte de 52 Ibidem, pp. 186-211. 53 Benjamin, Walter, op.cit. Tesis IX.
  • 24. 24 Razón de Estado, pero y muy a pesar de ello no podían dejar de cuestionarse sobre el camino elegido para recorrer la distancia que mediaba al Estado Moderno de la construcción de la nacionalidad. La intuición que anida en este trabajo es que al solapar el problema de la conflictividad y la diversidad étnica, la sociedad brasileña se condeno a la coexistencia de contenidos sordos en torno a su propio proceso de construcción y reconstrucción. Y lo que resulta más grave, es que estos procesos se encuentran en constante dialogo con los cambios que ha provocado la inserción del espacio latinoamericano en la lógica cultural del capitalismo tardío. Hasta aquí la cuestión está apenas esbozada. Un grito sordo se extiende sobre cuestiones emergentes del siglo XIX que aún siguen estando presentes: Nacionalismo, República y Democracia retornan con mayor fuerza de la que podríamos haber imaginado. No está todo dicho, hay mucho por hacer. Sólo preguntas nos quedan, aunque el solo hecho de haberlas planteado habla de una dificultad, que probablemente sea la misma que planteaba Michel Rolph-Truillot para la historiografía de la Revolución Haitiana: la dificultad de los irrepresentable, de aquello para lo que no existen códigos previos sobre los cuales recostarse, aunque fuera para transgredirlos.54 54 Rolph-Trouillot, Michel, Silencing The Past: Power And The Production Of History. Beacon Press, 1995.