2.
Una noche decidieron salir y encontrarse a
escondidas junto a una morera, a las afueras
de la ciudad. Tisbe fue la primera en salir,
cubierta con un velo para pasar desapercibida.
Pero mientras esperaba junto a la morera la
llegada de Píramo, una leona sedienta se
acercó con el hocico aún cubierto de sangre.
3.
La joven huyó aterrada hasta una cueva
cercana, pero perdió el velo. La leona se
acercó y olió el velo, manchándolo con la
sangre del buey. Poco después llegó
Píramo y, descubrien do las huellas de la
leona junto al velo en sangrentado, no
pudo aguantar la deses peración. Creyó
que la sangre era de Tisbe que había
sido devorada y se clavó su pro pia
espada junto a la morera, inundando el
suelo y las raíces con su sangre y
haciendo que los frutos blancos se
volviesen rojos desde entonces.
4.
Poco después apareció Tisbe y, al encontrar el
cuerpo de su amado junto al velo, supo de
inmediato lo que había ocurrido.
Descorazonada, se clavó la espada de Píramo
mientras pedía descansar eternamente junto a
su amado y que el fruto se volviese negro en
su memoria. Los dioses escucharon su último
deseo y se lo concedieron.