El documento discute un nuevo paradigma para gestionar personas en las organizaciones. Señala que las personas son el principal activo de las empresas y que, a diferencia de los negocios, las empresas deben gestionar a las personas teniendo en cuenta factores como la emoción, la percepción y convencer en lugar de dirigir. El nuevo paradigma reconoce que las personas son seres complejos que no pueden ser tratados como recursos o con enfoques puramente racionales.