Pensamientos y sentimientos que todos tenemos y muy pocos somos capaces de decir.

2. CRISTO DEL PERDÓN
La devoción más intensa, el fervor más tradicional, el más rendido, emocionado y sentido culto se profesa
aquí al Santísimo Cristo del Perdón, ante cuya imagen la más fervorosa veneración se postra en súplicas y
promesas y, tras las apenadas lágrimas, que entrecortan las plegarias suplicantes, surgen las oraciones de
intenso agradecimiento.
Cuenta la tradición diversas anécdotas relativas a los milagros, que infundieron en Barrax y despertaron
tan profunda devoción, pero de ellas no poseemos pruebas fehaciente, si bien podemos testificar las fervorosas
manifestaciones, que nuestros ojos han presenciado y a las que pletóricos de espiritual gozo nos hemos asociado
reiteradamente.
Tales son los anuales novenarios en su honor, los más solemnes que se registran aquí, junto con la
procesión de la venerada imagen por todo el contorno del pueblo, para que bendiga, desde su trono de amor,
los campos con sus mieses, a fin de que la cosecha sea ubérrima en bien de los cuerpos y de las almas.
Don nuevas fechas se han unido a la historia de esta imagen, y aunque por dispares motivos, quedan ya
incorporadas a la historia con caracteres indelebles. Una luctuosa, el 26 de octubre de 1936, en que al ser
arrastrada y quemada, hizo verter lágrimas de sangre ante la doble pena de los vejámenes de que era objeto la
más viva representación cristiana de Barrax y del mundo entero.
La otra fecha es radiantemente jubilar, el 24 de junio de 1954, en que vendidas dificultades económicas y
por feliz iniciativa del Ayuntamiento, presidido por don Gaspar Quintilla Vázquez, fue saldada la cuenta
pendiente, que Barrax tenía contraída, habiendo adquirido una imagen análoga a la destruida, realizada en
talla por el prestigioso imaginero valenciano Fosé Díez y que en tal fecha fue bendecida solemnemente por don
Santiago Arteaga Alvarez, Cura Ecónomo de la Parroquia en el periodo 1951-1955, celebrándose con tan
triunfal motivo brillantes actos de desagravios, que si no podían borrar aquella triste jornada, al menos quedó
eclipsada con todos.los honores por el resplandor de estos emotivos actos de reparación.