Los miembros de una congregación pueden usar su propio criterio y preferencias al elegir cánticos, pasajes bíblicos y hacer comentarios antes de la Cena del Señor, siempre y cuando no se salgan de los parámetros de Dios. La Biblia no da detalles sobre el uso de los mismos en preparación para la Cena. Si se estudian y escogen detenidamente, podrían ayudarles a los participantes a concentrarse de una manera más completa al hacer memoria de la muerte del Señor.
A los que ofician
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Oraciones, cánticos y pasajes bíblicos - Marcos 14.22-26
1. la cena
del señor
Pasaje clave: Marcos 14.22–26
Oraciones, cánticos y
pasajes bíblicos
Los miembros de una congregación pueden usar
su propio criterio y preferencias al elegir cánticos,
pasajes bíblicos y hacer comentarios antes de la
Cena del Señor, siempre y cuando no se salgan de
los parámetros de Dios. La Biblia no da detalles
sobre el uso de los mismos en preparación para
la Cena. Si se estudian y escogen detenidamente,
podrían ayudarles a los participantes a concentrarse
de una manera más completa al hacer memoria de
la muerte del Señor.
A los que ofician a la mesa se les debe dar suficiente tiempo para prepararse adecuadamente para
la Cena. Debido a la importancia y seriedad del
servicio, todo debe ser cuidadosamente considerado
y preparado de antemano. El que va a predicar no
debe darse cuenta en el último minuto que va a
presentar un mensaje.
ORACIONES
Jesús hizo una oración de acción de gracias antes
de servir el pan a los apóstoles y otra antes de darles el fruto de la vid (Mateo 26.26, 27; 1ª Corintios
11.23–25). Esto debe servir como ejemplo para los
que ofician en la Mesa del Señor. Las Escrituras no
revelan los términos exactos de Sus oraciones, sin
embargo, sabemos la clase de oraciones que dijo.
Leemos que «bendijo» el pan (Mateo 26.26; Marcos
14.22) y la copa (1ª Corintios 10.16), y también que
dio «gracias» por el pan (Lucas 22.19) y la copa
(Mateo 26.27; Marcos 14.23; Lucas 22.17).
Los términos «dio gracias» y «bendijo» se usan
indistintamente. En este contexto, «bendijo» no
quiere decir «hacer santo como resultado de un rito
religioso», más bien la definición es «expresar su
agradecimiento por los favores que da Dios». Nosotros no bendecimos el pan ni la copa, en vista de
que ya han sido bendecidos por medio de la muerte
de Jesús. La oración debe dar gracias a Dios por el
sacrificio de amor realizado por Jesús de Su cuerpo
y sangre para el perdón de nuestros pecados.
cánticos
Los cánticos de la Cena deben ser seleccionados
para ayudarles a los participantes a concentrarse en
Jesús y Su sacrificio. Algunas congregaciones entonan el mismo cántico, o dos, antes de cada servicio
de comunión. Esto puede hacer que se vuelvan
tan comunes y conocidos que podrían cantarse sin
pensar, haciéndolos carecer de sentido y expresados
de una manera no sincera.
La mayoría de los himnarios incluyen un índice
en el que pueden identificarse los cánticos apropiados para la ocasión. Además de estos, pueden
usarse otros con una o dos estrofas que se refieran
a la muerte y sufrimiento de Cristo. El cantar estrofas seleccionadas extraídas de dos o tres cánticos
puede añadir variedad y significado al servicio.
He aquí algunos cánticos que podrían usarse si la
congregación los conoce:
«Te loamos oh Dios» (estrofa 3)
«Jesús, yo te amo» (estrofa 2)
«Dime la historia de Cristo» (estrofa 3)
«Cristo es la peña de Horeb» (estrofa 2)
«Hay un mundo feliz» (estrofa 2)
«Ya salvo soy» (estrofa 1)
«Busca por mí» (estrofas 1 y 2)
«Cristo es mi dulce Salvador» (estrofas 1 y 2)
Pasajes bíblicos
Los pasajes bíblicos que se escojan para la Cena
del Señor no deben ser los mismos dos, o tres, de
siempre. Leer una porción de la Escritura o unos
versículos cortos de diferentes pasajes puede ser
útil.
Para ayudarle a la persona que está seleccionando un pasaje bíblico con el cual introducir la Cena
del Señor, hay a continuación una lista de versículos
adecuados, acompañados de un pensamiento o frase
clave. A veces los pasajes del Antiguo Testamento
1
2. son seguidos con sus correspondientes referencias
neotestamentarias.
Génesis 22.18; Deuteronomio 21.22, 23: «porque
maldito por Dios es el colgado»; vea Gálatas
3.10–16.
Éxodo 24.5–8: «He aquí la sangre del pacto»;
vea Hebreos 9.15–18.
Salmos 22.1, 16–18: «Horadaron mis manos y
mis pies»; vea Juan 19.33–35.
Salmos 34.20: «El guarda todos sus huesos; ni uno
de ellos será quebrantado»; vea Juan 19.30–37.
Salmos 40.6–8: «El hacer tu voluntad, Dios mío,
me ha agradado»; vea Mateo 26.39; Hebreos
10.5–10.
Salmos 69.20, 21: «… y en mi sed me dieron a
beber vinagre»; vea Mateo 27.45–50.
Isaías 53.1–12 (La profecía del sufrimiento de
Jesús por el pecado).
Zacarías 12.10: «… a quien traspasaron»; vea
Juan 19.34–37.
Zacarías 13.6, 7: «Hiere al pastor»; vea Mateo
26.31–56.
Mateo 20.25–28: «… para dar su vida en rescate
por muchos».
Mateo 26.26–29 (Institución de la Cena del
Señor).
Mateo 27.15–54 (Escena de la crucifixión).
Marcos 10.32–34: «… le escarnecerán, le azotarán,
y escupirán en él, y le matarán».
Marcos 14.22–25 (Institución de la Cena del
Señor).
Marcos 15.16–39 (Escena de la crucifixión).
Lucas 18.31–33: «… le matarán; mas al tercer
día resucitará».
Lucas 22.17–20 (Institución de la Cena del
Señor).
Lucas 23.13–49 (Escena de la crucifixión).
Juan 3.14–17: «levantado»; vea 8.28; 12.32.
Juan 10.14–18: «… yo pongo mi vida, para
volverla a tomar».
Juan 12.24–33: «… dando a entender de qué
muerte iba a morir».
Juan 15.12–14: «Nadie tiene mayor amor que
este, que uno ponga su vida por sus amigos».
Juan 19.1–37 (Escena de la crucifixión).
Hechos 2.22–41: «… prendisteis y matasteis por
manos de inicuos, crucificándole».
Hechos 3.13–21: «… matasteis al Autor de la vida».
Hechos 5.30–32: «... Dios […] levantó a Jesús, a
quien vosotros matasteis».
Hechos 10.38–43: «… a quien mataron colgándole
en un madero».
Hechos 13.26–39: «sin hallar en él causa digna
de muerte…».
Hechos 26.19–32: «el Cristo había de padecer».
Romanos 3.21–26: «… a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre».
Romanos 5.6–11: «Porque Cristo […] a su tiempo
murió por los impíos».
Romanos 6.1–11: «… al pecado murió una vez
por todas».
Romanos 8.31, 32: «… lo entregó por todos
nosotros».
1ª Corintios 1.18–24: «la cruz […] a los que se
salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios».
1ª Corintios 2.1–5: «… me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,
2
y a éste crucificado».
1ª Corintios 10.16–22: (La Mesa del Señor, no la
mesa de los ídolos).
1ª Corintios 11.17–34: (Institución de la Cena
del Señor).
1ª Corintios 15.1–6: «Cristo murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras».
2ª Corintios 5.14–21: «uno murió por todos».
Gálatas 1.3–5: «… se dio a sí mismo por nuestros
pecados».
Gálatas 2.20; 6.14, 15: «Pero lejos esté de mí
gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo».
Efesios 2.11–18: «… habéis sido hechos cercanos
por la sangre de Cristo».
Filipenses 2.5–11: «… haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz».
Colosenses 1.15–23: «… haciendo la paz
mediante la sangre de su cruz».
1ª Tesalonicenses 4.14–18: «creemos que Jesús
murió y resucitó».
1ª Tesalonicenses 5.4–11: «… quien murió por
nosotros».
1ª Timoteo 2.3–8: «… se dio a sí mismo en rescate
por todos».
Tito 2.11–14: «… Jesucristo, quien se dio a sí
mismo por nosotros».
Hebreos 2.9–18: «Jesús, coronado de gloria y de
honra, a causa del padecimiento de la muerte».
Hebreos 5.7–9: «Y Cristo […] ofreciendo ruegos
y súplicas con gran clamor y lágrimas al
que le podía librar de la muerte»; vea Mateo
26.31–46.
Hebreos 9.11–14: «por su propia sangre, entró
una vez para siempre en el Lugar Santísimo».
Hebreos 9.22–28: «… se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado».
Hebreos 10.5–23: «… entrar […] por la sangre
de Jesucristo».
Hebreos 12.1–4: «él sufrió la cruz».
Hebreos 13.10–15: «Jesús […] mediante su propia
sangre, padeció fuera de la puerta».
Hebreos 13.20, 21: «… por la sangre del pacto
eterno».
1ª Pedro 1.17–23: «rescatados […] con la sangre
preciosa de Cristo».
1ª Pedro 2.4–12: «Acercándoos a él, piedra viva,
desechada ciertamente por los hombres».
1ª Pedro 2.21–25: «… quien llevó él mismo
nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero».
1ª Pedro 3.13–22: «Cristo padeció una sola vez
por los pecados».
1ª Juan 3.16: «él puso su vida por nosotros»;
vea 4.9–11.
1ª Juan 5.4–9: «Este es Jesucristo, que vino
mediante agua y sangre».
Apocalipsis 1.4, 5: «Al que nos amó, y nos lavó
de nuestros pecados con su sangre…».
Apocalipsis 5.9–14: «… con tu sangre nos has
redimido para Dios».
Apocalipsis 7.9–17: «… han lavado sus ropas,
y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero».
Apocalipsis 12.7–11: «le han vencido por medio
de la sangre del Cordero».
Apocalipsis 19.11–16: «Estaba vestido de una
ropa teñida en sangre».