1. TEMA 5: “EL ALTO IMPERIO”
1.- Octavio se había hecho con el poder absoluto en Roma y en el año 27 a.C.
recibió el sobrenombre de Augusto (en latín significa “el de los buenos augurios, el que
trae buena suerte”). Se le concedieron todos los poderes:
- Poder político: fue proclamado Princeps (“primer ciudadano”)
- Poder religioso: fue proclamado “Summus Pontifex), es decir, la máxima
autoridad religiosa.
- Poder militar: se le proclamó “Imperator”, es decir, general de todos los
ejércitos de Roma.
Además, creó el Consejo del Príncipe, un organismo político que pretendía ser
consultivo pero que le fue quitando poderes al Senado, que quedó convertido en un
títere en manos del emperador. Para evitar ser asesinado, como le había ocurrido a
César, creó la Guardia Pretoriana, un cuerpo de élite paramilitar cuya función era la de
proteger la vida y los intereses del emperador. Con los tesoros de Egipto, embelleció
Roma con templos y edificios monumentales hechos en mármol. Con todas estas
acciones Roma entró en un momento culminante de paz y prosperidad conocido como
la “Pax Augusta”.
2.- Augusto fundó una dinastía de emperadores, a la manera de las
monarquías, pero respetando en apariencia las viejas instituciones republicanas, como
el Senado o los Cónsules. La primera dinastía fue la de los julio-claudios: en general se
aprovecharon de la política de augusto para sus propios fines, siendo una época de
corrupción en la que llegó a haber auténticos depravados como los emperadores
Calígula (ver vídeo que viene en el CD del libro de texto) o Nerón, con el que acabó
esta dinastía.
3.- El general Vespasiano puso orden y creó la dinastía flavia. Con ellos se
estabilizó de nuevo el imperio. Sin embargo, un desastre natural ocurrió durante el
mandato del segundo emperador Flavio, Tito: la erupción del volcán Vesubio, que
destruyó varias ciudades romanas en el año 79, entre ellas la importante ciudad de
Pompeya (eso sí, gracias a este hecho, bajo la ceniza volcánica se han conservado en
buen estado a través de los siglos los restos de estas ciudades, de cuya investigación
los arqueólogos modernos siguen obteniendo datos de la vida de los romanos que de
otro modo se habrían perdido para siempre).
4.- Tras los flavios, vino la mejor dinastía de la historia del Imperio Romano: los
antoninos, que gobernaron con acierto en Roma durante el siglo II d.C. Cabe destacar
a Trajano, el primer emperador de origen hispano, bajo quien el Imperio Romano en el
año 117 alcanza su máxima extensión (unos cinco millones de kilómetros cuadrados,
enormes partes de tres continentes -Europa, Asia y África- y bajo quien se estima que
vivía una quinta parte de la población mundial de la época).Tras magníficos
emperadores, como Adriano, Antonino Pío o Marco Aurelio, el imperio alcanzó un
grado de bienestar nunca visto con anterioridad en la historia. Sin embargo, el último
de los antoninos desgraciadamente fue un depravado: Cómodo (la película “Gladiator”
retrata muy bien a este emperador).
2. 5.- A partir del siglo III comienza la decadencia del imperio romano. La
siguiente dinastía, la de los Severos, se limitó a mantener las fronteras del imperio en
orden, pero la corrupción llegó a niveles nunca vistos.
6.- A la dinastía de los Severos le siguió un periodo que conocemos con el
nombre de “Anarquía militar”, que vino a durar unos 50 años, en los que llegó a haber
13 emperadores, pero todos murieron de manera violenta mientras el ejército era el
verdadero amo de Roma.
7.- Finalmente, el general Diocleciano consiguió a finales de ese siglo III d.C.
controlar la situación, estableciendo un nuevo sistema político que conocemos como
el “Dominado”, en el que el emperador se convierte en el dueño absoluto de todos los
poderes, e incluso se le considera un Dios en vida. Pero con Diocleciano entramos en
otro periodo de la historia de Roma: el BAJO IMPERIO.