por Gonzalo de Castro
SEGURIDAD Y SOBERANIA ALIMENTARIA: UN PROBLEMA DE LA TIERRA
De los casi 1.000 millones de personas que pasan hambre en el mundo, cerca de 800 millones viven en países productores de
alimentos. Un 50% de éstos son pequeños campesinos que viven con sus familias en menos de dos hectáreas, mientras que
otro 20% son campesinos sin tierra. El estancamiento de la cifra de personas con hambre en el mundo, que desde 1970 nunca
ha bajado de los 800 millones de seres humanos, se relaciona con grandes fracasos y negocios, así como con el emergente
activismo político de movimientos y organizaciones sociales que cuestionan el actual sistema global alimentario y económico, y
que buscan alternativas para hacer efectivo el derecho humano a la alimentación.
Publicado en Revista Intervida RI Nº 40, Noviembre 2010, Barcelona, España.
1. En Portada
El estancamiento de la lucha contra el
hambre convive actualmente con fra-
casos como por ejemplo, los Objetivos
del Milenio (ODM) firmados en 2000
por 189 países. O con la incapacidad
política de gobiernos y organismos
internacionales para tratar las causas
estructurales del hambre y la pobreza
extrema, como lo denuncian no sólo
organizaciones y movimientos socia-
les, sino el propio Relator Especial de
la Organización de Naciones Unidas
(ONU) para el Derecho a la Alimenta-
ción, Olivier de Schutter.
A la lista de fracasos también debemos
sumar la incapacidad de los gobiernos
para dar impulso a políticas de agricul-
tura sostenible y ecológica. El propio
De Schutter ha exigido a la comuni-
dad internacional “cuestionar las polí-
ticas agrícolas actuales y desarrollar el
potencial de la agroecología”, basado
en los mejores rendimientos y niveles
de producción que esta agricultura ha
mostrado frente a la agricultura indus-
trial a gran escala. El relator de la ONU
destaca además la importancia que la
agroecología tiene en la mejora de los
ingresos de los campesinos “al tiempo
queprotegeelsuelo,elaguayelclima”.
El estancamiento de la lucha contra el
hambre también coincide en el tiempo
con lo que diversas organizaciones so-
ciales no dudan en llamar los negocios
del hambre. Se trata de los biocom-
bustibles, la especulación financiera
de materias primas, los mercados mo-
nopólicos de las semillas, fertilizantes
y de la distribución, o asimismo el
nuevo acaparamiento de tierras, los
monocultivos o los alimentos transgé-
nicos (OGM). Negocios con altos bene-
ficios económicos, pero que muestran
su incapacidad para generar beneficio
social, mejoras en el medio ambiente o
en el bienestar humano, principalmen-
te en la vida de los más desfavorecidos.
Desde hace una década se sabe que
para cumplir con los ODM - el primero
de ellos es “reducir a la mitad el por-
centaje de personas que padecen ham-
bre”-, se necesitarían 60.000 millones
de dólares de ayuda al desarrollo adi-
cional al año. Estos montos, que la pro-
pia Organización para la Agricultura
y la Alimentación (FAO) ha solicitado
a gobiernos y organismos internacio-
nales, no han aparecido. Pero sí apare-
cieron paradojas en esta última década.
Una de ellas es, por ejemplo, el gasto
de la guerra de Irak, que aprobó en su
momento el Congreso de Estados Uni-
dos (EE.UU.). Si bien 60.000 millones
de dólares era el gasto total previsto en
2002 para este frente, ya en 2003 única-
mente esta guerra le costaba a EE.UU.
anualmente casi 60.000 millones, y en
2007 el costo anual superó los 100.000
millones de dólaresi
. El negocio no es-
taba en erradicar el hambre.
Pero la década nos deja otra paradoja
aún mayor: entre setiembre de 2008
y marzo del 2009 los países desarro-
llados acordaron un rescate del sector
financiero de 18 billones de dólares. Y
los encontraron. Más de 300 veces el
monto necesario para el cumplimien-
Seguridad y soberanía
alimentaria:
un problema de la tierra
De los casi 1.000 millones de personas que pasan hambre en el mundo, cerca de 800 millones viven en países productores de
alimentos. Un 50% de éstos son pequeños campesinos que viven con sus familias en menos de dos hectáreas, mientras que
otro 20% son campesinos sin tierra. El estancamiento de la cifra de personas con hambre en el mundo, que desde 1970 nunca
ha bajado de los 800 millones de seres humanos, se relaciona con grandes fracasos y negocios, así como con el emergente
activismo político de movimientos y organizaciones sociales que cuestionan el actual sistema global alimentario y económico, y
que buscan alternativas para hacer efectivo el derecho humano a la alimentación.
La alimentación y los negocios del hambre
2. E n P o r t a d a
R e v i s t a I n t e r v i d a • 5
to de todas las metas de los ODM, y
no sólo la de erradicar la pobreza ex-
trema y el hambre. “¡El dinero daría
para tres siglos sin hambre!” aventuró
el economista chileno Manfred Max-
Neefii
, uno de los 50 pensadores más
importantes en temas de desarrollo.
El negocio que tocaba no era tampoco
erradicar el hambre.
Hambrientos, obesos y fiascos
El año 2007 fue un año récord. Nun-
ca el sector agrícola en todo el mundo
había tenido una producción de 2.300
millones de toneladas de granos, su-
perando además en un 4% la del año
2006. Si miramos las cifras de 1961, la
producción mundial de cereales se ha
triplicado, en tanto la población mun-
dial se ha duplicadoIII
. Basándose en
datos de la FAO, el investigador espe-
cializado en temas de pobreza, Dun-
can GreenIV
, concluye no sólo que “hay
suficiente comida” en el mundo, o que
“no hay razón por la que un niño o
adulto tengan que pasar hambre” sino
que esta realidad prueba la “profunda
desigualdad e injusticia que azota a
la economía global”. Y este escenario,
dice, se completa con las “enfermeda-
des de la abundancia” como la obesi-
dad, que en 2007 sumaba 400 millones
de personas, o la diabetes.
Pero 2007 también tuvo otro récord.
Nunca desde 1970 la cifra de perso-
nas hambrientas en el mundo fue tan
alta, llegando a los 873 millones de
personas. En 2008 ya había trepado a
los 915 millones, para alcanzar en 2009
los 1.020 millones de seres humanos,
paradójicamente, años de buenas cose-
chas de cereales. Para 2010, la cifra ha-
bía bajado a los 925 millonesV
. Más allá
de este descenso puntual de las cifras
de millones de hambrientos, no parece
que logremos el objetivo de que esta
cifra llegue, en 2015, a ser inferior a los
420 millones. Y conviene recordar a la
catedrática de Ética de la Universidad
de Valencia, Adela Cortina, quien se-
ñala: “erradicar el hambre y la pobreza
extrema es, en realidad, un deber ya de
la humanidad, y no un simple Objetivo
del Milenio”vI
. Más claras resultan las
afirmaciones del Relator Especial de
la ONU sobre el derecho a la alimen-
tación, Olivier de Schutter, al explicar
por qué para él, los ODM constituyen
un fiasco. El representante de la ONU
argumenta: “los ODM se centran en
objetivos meramente estadísticos, y
si bien han sido útiles para movilizar
dinero y energías, sólo atacan los sínto-
mas de la pobreza, como la malnutri-
ción infantil, la mortalidad materna o
las enfermedades, e ignoran las causas
2007 ha sido un año de récords: de buenas
cosechas, de personas hambrientas, y de beneficios
de las empresas transnacionales de granos.
3. En Portada
más profundas del subdesarrollo y el
hambre”viI
. ¿Pero qué causa el ham-
bre en el mundo?, ¿qué ha llevado al
lento pero constante crecimiento de
hambrientos, y no a su reducción y/o
erradicación? La pregunta es compleja,
pero muchos buscan respuestas, anali-
zan y reaccionan contra esta injusticia.
Comencemos entonces por preguntar:
¿seránlassequíasylasmalascosechas?
Sospechosos (1): la sequía y las malas
cosechas
El incremento de la inseguridad ali-
mentaria en el mundo no es el resul-
tado de las malas cosechas. Así lo ex-
plica la FAO en su informe de 2009,
que dirige su acusación a los elevados
precios nacionales de los alimentos, los
menores ingresos y un desempleo en
aumento. Esta afirmación coincide con
factores evidentes como los récords de
cosechas de cereales a nivel mundial
de estos últimos años. Récord de co-
sechas que también aparejó récord de
beneficios para los comerciantes mun-
diales de granos (ver cuadro). “La gente
pasa hambre no porque falte la comi-
da, sino porque no tiene dinero para
comprarla” aseguraba en 1981 el pre-
mio Nobel Amartya Sen al examinar
hambrunas como la de Bangladesh en
1974: la oferta alimentaria allí no sólo
no había disminuido, sino que, como
en muchos otros casos que analizó, ha-
bía registrado un picoviiI
.
Se señala al aumento de precio de los
alimentos a partir de 2007 como causa
del incremento de personas hambrien-
tas, pero parece más acertado acusarlo
como “acelerador” de una tendencia.
Sea causa o acelerador, de todas formas
es pertinente preguntar ¿qué ha causa-
do el aumento del precio de los alimen-
tos? ¿La crisis económica y alimentaria
de 2007- 2008? ¿Aumentos extraordi-
narios en la demanda de alimentos?
Sospechosos (2): La crisis económica
y alimentaria. ¿O China e India?
“El hambre estaba en aumento incluso
antes de la crisis alimentaria y la crisis
económica” de 2007- 2008, sentencia la
FAO en su informe 2009, destacando el
aumento constante de personas ham-
brientas en el mundo durante toda la
década. Sugiere además que las solu-
ciones actuales son insuficientes, y que
adoptar un enfoque basado en el de-
recho a la alimentación desempeñará
una función importante para erradicar
la inseguridad alimentaria.
Hay otras posibles explicaciones del
aumento de precios de los alimentos.
“Hay 350 millones de personas en
India clasificadas como clase media,
ésa es una cantidad mayor que toda
la población de los Estados Unidos.
Su clase media es más numerosa que
toda nuestra población total. Y cuan-
do empieza a mejorar tu nivel de vida,
empiezas a exigir mejor nutrición y
mejores alimentos, así que la deman-
da es mayor y suben los precios”. Ésta
es la explicación del ex Presidente de
Estados Unidos, George Bush, acerca
del aumento global del precio de los
alimentos. Según él, esta situación ha
sido causada por el aumento de la
prosperidad de algunas economías
emergentes como China e India, y el
consecuente “repentino aumento de
la demanda”. Para la científica, filó-
sofa y escritora hindú, Vandana Shi-
vaiX
, el análisis de Bush “puede que
haya triunfado a la hora de desviar
la atención dentro del debate político
en Estados Unidos acerca del papel
de la industria agroalimentaria esta-
dounidense en la crisis alimentaria de
2007-2008, (pero) es falso en muchas
de sus premisas”. Mientras la econo-
mía india ha crecido, dice Shiva , la
mayoría de los hindúes han sido em-
pobrecidos ya que han perdido sus
tierras y modos de vida. “La mayor
parte de los hindúes comen menos
Nada tiene más poder
en la actualidad que una
empresa multinacional,
y ningún grupo ha
dejado tanto de lado
sus responsabilidades.
Benjamin R. Barber.
4. E n P o r t a d a
R e v i s t a I n t e r v i d a • 7
hoy que hace una década, antes de la
época de la globalización y la liberali-
zación mercantil (y) en India un millón
de niños mueren anualmente por falta
de alimentos”. Shiva también apunta
el deterioro de la calidad de la alimen-
tación en todos los estratos sociales ya
que la comida basura y los alimentos
procesados han penetrado en la India,
creando problemas de malnutrición
en las clases desfavorecidas, y en las
pudientes. India tiene hoy un mayor
porcentaje de niños hambrientos, y
también de diabéticos. Para esta filó-
sofa, la crisis alimentaria es inevitable
cuando los alimentos caen en manos
de la agroindustria global, cuyos bene-
ficios provienen de fijar precios y de la
especulación, y reclama acciones anti-
monopolio frente a las corporaciones
agroindustriales, así como fortalecer
las economías y sistemas de consumo
local, y los pequeños agricultores.
“Nada tiene más poder en la actuali-
dad que una empresa multinacional,
y ningún grupo ha dejado tanto de
lado sus responsabilidades” reflexiona
a este respecto Benjamin R. Barber, di-
rector del Centro Walt Whitman de la
Universidad de Rutgers. Barberx
afir-
ma que “el mito del mercado es nues-
tro mito más insidioso” y denuncia la
desastrosa confusión que existe entre
la moderada y fundada opinión de que
los mercados flexibles y regulados son
los instrumentos más eficaces de pro-
ductividad económica y de creación
de riqueza, y la engañosa y pretenciosa
opinión de que la existencia de mer-
cados no sometidos a ninguna clase
de regulación es el único medio por
el cual podemos producir y distribuir
todo lo que necesitamos. Para Barber,
la construcción de un mundo como
“un lugar para todos” implica asegu-
rar que responsabilidad y poder vayan
de la mano.
Sospechosos (3): El aumento del cos-
te de semillas, el nuevo acaparamien-
to tierras, y los agrocombustibles.
La apertura del mercado de las semi-
llas en India ha sido otro grave proble-
ma. Shiva señala que en el pasado los
agricultores hindúes tenían seguridad
de semillas ya que el 80% procedía de
sus graneros, y el 20% restante de las
granjas de semillas públicas. Actual-
mente la liberalización ha abierto la
puerta a empresas trasnacionales como
Monsanto, que según la escritora, ge-
nera crecimiento económico a costa de
las vidas de los agricultores. Más de
150.000 agricultores se han suicidado al
verse atrapados en las deudas produ-
cidas por el alto coste de estas semillas
poco fiables, y no renovables.
La investigadora Rica García, del Ob-
servatorio de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (DESC), apun-
ta que en la actual crisis del sistema
agroalimentario global han jugado un
papel principal las políticas de gobier-
nos en connivencia con empresas del
sector de la agroalimentación, semi-
llas y fertilizantes, ligadas a grandes
empresas que dominan los mercados
internacionales. García también señala
como factor del aumento de los precios
y de inseguridad alimentaria la espe-
culación financiera, que después de las
crisis del sector inmobiliario, ha encon-
5. En Portada
trado gran rentabilidad en los “mer-
cados de futuro”. Se trata de comprar
y vender cosechas de años venideros,
generando un alza general de precios.
“Si bien el comercio internacional de
alimentos ocupa un 15% del total, ya
que los alimentos aún se producen lo-
calmente –agrega García– los precios
internacionales convergen con los loca-
les, y cuando sube el precio del cereal,
sube en todas partes”.
El director de la revista Soberanía Ali-
mentaria, Gustavo Duch, reafirma el
peso de la especulación financiera en
el negocio de la alimentación global,
pero en relación a lo que llama “el nue-
vo acaparamiento de tierras”. Duch
señala, en primer lugar, el accionar de
los fondos de inversión. Antes ligados
a hipotecas, dirigen ahora su atención
a la compra de tierras cultivables, un
bien escaso cuyas hectáreas descien-
den día a día. Y en segundo lugar,
se trata de países ricos que no tienen
tierras fértiles para su autosuficiencia
alimentaria, y ya no están seguros de
que los mecanismos internacionales de
comercio les vayan a funcionar eter-
namente. Duch menciona a Corea del
Sur, que a través de empresas ha rea-
lizado compras en Madagascar, Indo-
nesia, Sudán y Mongolia, o Japón que
ha hecho lo propio en Brasil, Paraguay
o Nueva Zelanda. “El negocio está en
comprar tierras” señala Duch.
Por último, los agrocombustibles, que
a pesar de informes y contra-informes
acerca de sus limitaciones para reducir
los gases de efecto invernadero, han lo-
grado el impulso de políticas públicas
para su incentivo en Estados Unidos y
la Unión Europea (UE) principalmente.
En la UE se espera que éstos propor-
cionen un 5,75% de la energía de los
Estados miembros para el transporte
en 2010, y un 10% en 2020. La escri-
tora Montserrat TafallaXI
señala que el
desvío de cosechas, como el 16% del
maíz estadounidense que se destina a
la producción de etanol, llevó en 2006
el precio de 80 a 160 dólares/tonelada.
Tafalla recuerda que, según informes
de la OCDE, de acuerdo a las medidas
actualmente existentes a favor de los
agrocombustibles, los precios a medio
plazo del trigo, el maíz y los aceites ve-
getales se elevarán respectivamente un
5%, 7% y 19%.
Sospechosos (4): Los monocultivos y
los alimentos transgénicos
Monsterrat Tafalla relaciona los pro-
blemas anteriormente mencionados
a dos cuestiones relativas a la bio-
diversidad: los monocultivos y los
alimentos genéticamente modifica-
dos (OGM), llamados transgénicos.
Grandes extensiones se dedican al
monocultivo de productos que de-
manda el mercado de las empresas
trasnacionales, como el caso de la
soja en Argentina, que ocupa el 51%
de la tierra cultivable, o Paraguay
donde ocupa ya el 80%.
Según Tafalla, los monocultivos em-
pobrecen la biodiversidad y dan como
resultado final un ecosistema artificial
que requiere constante intervención
humanabajolaformadeagroquímicos,
que si bien sólo mejoran el rendimien-
to temporalmente, tienen altos costes
ambientales y sociales. Esto implica la
dependencia en los países monoculti-
vadores de la importación para obtener
alimentos, y en un efecto dominó, a
depender más de los carburantes. Gus-
tavo Duch recuerda que la agricultura
intensiva es la responsable del 50% de
Aumento de ganancias de algunos de los principales comerciantes mundiales de granos
Compañía Beneficios 2007
(emillones de $)
Aumento
(respecto a 2006)
Cargill (Canadá) 2.340 36%
ADM ( EEUU) 2.200 67%
ConAgra (EEUU) 764 30%
Bunge (EEUU) 738 49%
Noble Group (Singapur) 258 92%
Fuente: Grain: El negocio de matar de hambre. Es necesario cambiar radicalmente la política alimentaria ¡ya!, Oct. 2008
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las emisiones de carbono teniendo en
cuenta la deforestación, el transporte de
alimentos, o el uso de derivados del pe-
tróleo en químicos y fertilizantes.
Los organismos genéticamente mo-
dificados (OGM) consisten en varie-
dades vegetales más resistentes a las
plagas, más nutritivas, de mayor ren-
dimiento o con nuevas características.
Tafalla indica que éstos también alte-
ran el equilibrio ecológico de las zonas
agrícolas donde se imponen, ya que
allí no se pueden plantar variedades
no modificadas. Hay dos cuestiones
preocupantes de estos alimentos. La
primera es una cuestión de salud: no
está zanjado el debate acerca de los
perjuicios de estos alimentos para el
ser humano. La segunda es una cues-
tión de mercado: los OGM no se repro-
ducen indefinidamente, por lo que se
han de comprar nuevas semillas a las
empresas que las tienen patentadas.
Seguridad y soberanía alimentaria
En 2005 el gobierno de Malawi, saltán-
dose las recomendaciones de organis-
mos como la Organización Mundial
de Comercio (OMC) o el Banco Mun-
dial (BM), decidió poner en marcha
un programa de subsidios de fertili-
zantes y semillas para pequeños agri-
cultoresXII
. Los resultados muestran
que este programa, sumado a otro
para atender a enfermos crónicos y
malnutridos severos, han reducido la
mortalidad de niños malnutridos de
un 20% a un 2% . En 2001, el 35% de
los niños de Malawi estaban por de-
bajo del peso normal; hoy éstos son un
15%. El consumo diario de calorías en
la población ha pasado de 608 a 2000
kilocalorías por día. Y hoy Malawi ha
recuperado su capacidad como expor-
tador de granos.
No se trata del único país que ha ac-
tivado programas para asegurar el
derecho a la alimentación. También
Vietnam, que en 15 años ha reducido
su tasa de pobreza del 58% al 18% de
su población, principalmente con apo-
yo público a pequeños agricultores. La
luchaporasegurarelgoceuniversaldel
Derecho a la Alimentación, una lucha
estancada que mantiene hace 40 años
casi mil millones de rehenes, supera
actualmente un enfoque basado en la
seguridad alimentaria, centrado en un
objetivo de cubrir necesidades básicas,
para abrir espacio a nuevas dimensio-
nes que conforman el enfoque de la
“soberanía alimentaria”. Surgido por
el impulso sostenido de movimientos
campesinos en todo el mundo, la so-
beranía alimentaria reivindica cuatro
pilares: el derecho a la alimentación, el
acceso a recursos productivos, una pro-
ducción agroecológica dominante, y
comercio y mercados locales. No se tra-
ta sólo de buscar rendimientos eficaces
en la agricultura. “No sólo importa el
cuánto sino el cómo”, dice del Relator
de la ONU Olivier de Schutter. Porque
la agricultura intensiva a gran escala no
contempla la sostenibilidad ambiental,
ni los costes sociales de sus beneficios.
“Debemos encontrar una manera de
combatir a la vez el hambre en el mun-
do, el cambio climático y el agotamien-
to de los recursos naturales, aun cuan-
do ello suponga complicar aún más
nuestra tarea – dice De Schutter-. Todo
lo que no vaya en esta dirección será
una simple pérdida de tiempo”.
Texto: Gonzalo de Castro
Coordinador de Estudios Intervida
....................................................................................................
i
http://www.cincodias.com/articulo/economia/
guerra-Irak-cuesta-6500-millones-euros-
mes/20070129cdscdieco_5/cdseco/
ii
http://es-online.info/es/blog/uncategorized/
max-neef/
iII
http://www.grain.org/articles/?id=40
Iv
Green, D. (2008) De la pobreza al poder. Oxfam
Int. 2008.
v
FAO (2009) El estado de la inseguridad alimentaria en
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vi
Cortina, A. (2010) ¿Recortes en desarrollo humanos?
Artículo de opinión, www.elpais.com 30.05.10.
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www.europapress.es “El Relator de
Alimentación afirma que los Objetivos del
Milenio son un fiasco” 17.09.2010
viii
http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/
spa/2004/09/pdf/people.pdf
Ix
Shiva, V.(2008) Los mitos de la crisis alimentaria en la
India. Por qué Bush se equivoca. En “Introducción a la
Crisis Alimentaria Global”. Ed. Grain et al. Barcelona
x
Barber, B. (2000) Un lugar para todos. Cómo fortalecer
la democracia y la sociedad civil. Ed. Paidós.
xi
Tafalla, M. (2009) L’alimentació com a dret humà: las
seves implicacions. Ed. Generalitat de Catalunya
xii
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/
Malawi/aplica/exito/normas/propias/combatir/
hambre/elpepisoc/20100705elpepisoc_7/Tes
La agricultura intensiva
a gran escala no prevé la
sostenibilidad ambiental,
ni los costes sociales de
sus beneficios.