1. Medidas básicas para
tratar los celos
Capítulo
Introducción
Hacer colaborador al mayor
Enseñar modales
Explicar el trato diferencial
Atención especial cuando se porta bien
Evitar comparaciones
Procurar momentos de exclusividad
Dejarle expresar sus sentimientos
No entrometerse demasiado
Trato individual y respetar su intimidad
Ignorar conductas inadecuadas
Evitar que el pequeño sea una carga
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2. Medidas básicas para tratar los celos
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Introducción
En este tema vamos a exponer una serie de estrategias básicas más espe-
cíficas, para el tratamiento de los celos.
Las medidas que proponemos tienen un carácter básico, por lo que su
eficacia se constata a largo plazo, pero a la vez son necesarias para que las
medidas más puntuales resulten efectivas.
Cuando tratamos los celos no pretendemos eliminar esos sentimientos
creando un mundo ficticio para el niño, donde se le siga haciendo creer que
nada ha cambiado y que él sigue siendo el centro de atención.
Al niño hay que ayudarle a asimilar la realidad y la nueva situación que
para todos supone otro hijo en la familia, con sus aspectos positivos y con
los menos agradables.
Por tanto, la finalidad última del tratamiento de los celos y la rivalidad
entre hermanos es dar seguridad al niño que se siente celoso, que com-
prenda que, aunque se comparta el amor con el hermano, a él se le sigue
queriendo de manera incondicional.
Las medidas básicas que vamos a exponer son las siguientes:
- Hacer al hermano mayor colaborador.
- Enseñar modales adecuados para relacionarse entre ellos.
- Explicar a los hermanos el trato diferencial que recibe cada uno.
- Prestar una atención especial cuando el comportamiento es adecuado.
- Evitar las comparaciones entre ellos.
- Procurar momentos de relación exclusiva con cada hijo.
- Dejar que expresen sus sentimientos.
- No entrometerse demasiado en sus disputas.
- Fomentar el trato individual.
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Medidas básicas para tratar los celos
- Respetar los espacios de intimidad de cada uno.
- Ignorar conductas inadecuadas.
- Evitar que el hermano pequeño sea una carga para el mayor.
Hacer colaborador al mayor
La primera estrategia es hacer al hermano o hermana mayor colaborador
de los padres.
Ismael y Esther son padres de dos niños. La mayor tiene seis años, el pequeño
va a cumplir tres.
Cada noche la historia se repetía. Los padres acostaban al pequeño y cuan-
do se dormía le pedían a la hermana mayor que no hiciera ruido para no
despertarle, pero era inútil: en ese momento la hermana comenzaba a gritar
y a tirar cosas al suelo, incluso acudía a la habitación para despertar al her-
mano.
Los padres no sabían qué hacer. Adoptaban medidas con la niña pero resul-
taban insuficientes.
Un día cambiaron de táctica. Ismael habló con su hija antes de ir a dormir
al niño:
–Vamos a dormir al pequeño, porque él necesita descansar más. Tú, como
eres mayor, podrás quedarte un ratito más con nosotros. –Le susurraba su
padre.
–Cuando lo durmamos –continuó el padre, –si no nos molesta, jugaremos
un rato a la Oca ¿quieres?
Desde entonces la hermana fue tratada como colaboradora para dormir a su
hermano y recibía un trato especial en ese momento: jugar en exclusiva con
sus padres.
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De esta manera, el niño se sentirá más integrado a la hora de participar y
no se sentirá aislado o rechazado cuando los padres prestan atención al
pequeño.
Enseñar modales
Una segunda medida básica para tratar los celos es enseñar a los dos her-
manos, pero especialmente al mayor, la manera adecuada de relacionarse.
Se trata de enseñar cómo actuar en las situaciones conflictivas: cómo pedirle
que juegue con él, cómo pedirle que le preste un juguete o que deje de mo-
lestarle. Los niños no tienen por qué saber de manera innata cómo actuar.
Antonio tiene ocho años, Germán cinco. Las disputas entre los hermanos
se producían por cualquier motivo: Antonio no consentía que su hermano
cogiera sus cosas. Cuando lo sorprendía con algo suyo se ponía furioso y la
reacción era siempre la misma: empujarle y arrebatarle violentamente las
cosas.
Sus padres enseñaron a Germán, el hermano pequeño, que antes de coger
nada a su hermano se lo pidiera por favor, que tratara las cosas bien y luego
las guardara en su sitio.
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Por su parte, enseñaron a Antonio que debía recordarle al hermano que te-
nía que pedirle las cosas y que si no lo hacía así no se las dejaría y se lo diría
a papá.
Explicar el trato diferencial
A partir de los cuatro años, podemos explicar al hermano mayor el trato
diferencial hacia el pequeño. Hay que explicarle por qué necesita ciertos
cuidados y por qué se le consienten ciertas conductas. Hay que explicarle
también que con él tuvieron esos cuidados y que ahora, por ser mayor, se
tiene en cierta forma un trato diferente.
Por último hay que contarle que el trato diferencial no implica que se le
quiera menos, se le sigue queriendo incondicionalmente.
Atención especial cuando se porta bien
Como hemos explicado, las disputas entre hermanos buscan en muchas
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ocasiones atraer la atención de los padres. Al acudir y regañar se le está
prestando una atención especial y, en cierta medida, el niño es premiado
con la disputa: se le atiende por unos instantes.
Para contrarrestar esta actitud, los padres deben procurar que los niños
perciban que se les atiende mucho más cuando están juntos, sin provocar
conflicto. Esta situación se puede reforzar con elogios y muestras de satis-
facción por parte de los padres. Esto servirá para que los niños comprendan
en concreto cómo esperan los padres que se comporten.
Evitar comparaciones
Es una medida conocida pero que generalmente se incumple. Cada her-
mano debe ser valorado individualmente. A veces las comparaciones se ha-
cen con la intención de motivar a uno de los hermanos, pero estas actitudes
suelen conseguir el efecto contrario.
Los padres de Luis y de Carlos empleaban expresiones como:
–Mira tu hermano Carlos que buenas notas saca. Como sigas así repetirás
curso y te alcanzará.
Sin embargo, el efecto que conseguían no era alentarlo más. Más adelante
cambiaron los comentarios.
–Luis, estás estudiando por debajo de lo que tú eres capaz de hacerlo, esos
no son los resultados que puedes conseguir...
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Medidas básicas para tratar los celos
Las comparaciones se hacen en ocasiones favoreciendo al hermano celo-
so. Sin embargo, tampoco en ese caso son recomendables. A largo plazo
solo conseguirían cambiar el sentido de los sentimientos y a corto plazo se
sigue favoreciendo la rivalidad y la competencia entre ellos.
De cara a los propios hermanos y a terceras personas, se trata de hablar
de ellos mismos, de sus aspectos positivos y negativos, de sus posibilidades
individuales, pero sin comparar.
Procurar momentos de exclusividad
Es conveniente que los hermanos dispongan de momentos de relación
exclusiva con el padre o con la madre.
Son momentos en los que son protagonistas y momentos especiales de
comunicación, confidencia y expresión de afecto.
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Enrique es el hermano mayor y tiene un momento especial de relación con
su padre: es el sábado por la mañana. Su madre se queda en casa con su
hermano pequeño, pero él va con su padre a lavar el coche y a comprar la
prensa.
Dejarle expresar sus sentimientos
En ocasiones, los niños expresan abiertamente lo que sienten: “Yo a este
no le quiero”; o preguntan: “Mamá ¿me sigues queriendo?” La reacción de
los padres no debe ser decir que “eso no se dice”, o “cómo preguntas esas
cosas”, o cualquier otra expresión que no deje expresar sus sentimientos.
Lo adecuado es dejarlos que se expresen para, a continuación, explicarles
por qué se sienten así, cómo sus padres pudieron sentir lo mismo y cuáles
son los sentimientos que los padres tienen hacia él.
Alba, de seis años, decía a su mamá que ella no quería a su hermano de dos.
Su madre la escuchaba con atención:
–No tienes porqué quererla. ¿Sabes? continuaba la madre, cuando yo era
pequeña me pasaba lo mismo con tu tío Guillermo, mi hermano. La abuela
siempre estaba pendiente de él, de cambiarlo, de darle de comer... yo creía
que a mi no me quería, pero estaba equivocada. No quería al tío Guillermo
porque creía que por su culpa la abuela ya no estaba pendiente de mí.
Y continuó la madre:
–Después cuando el tío se hizo un poco más mayor nos hicimos muy amigos
y desde entonces nos queremos mucho.
Y concluyó:
–Contigo sucederá lo mismo.
Trasladar a los hijos una experiencia personal positiva, poniéndonos en
su lugar para facilitar la comunicación de sus sentimientos y opiniones suele
ser una buena manera de actuar.
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Medidas básicas para tratar los celos
No entrometerse demasiado
En la medida de lo posible, no entrometerse demasiado en sus disputas.
Los niños riñen entre ellos con la misma facilidad con la que se reconcilian.
La intervención de los padres, en ocasiones dificulta más que facilita. Una
forma de educarles es dejar que ellos aprendan a resolver sus conflictos.
La intervención de los padres debería producirse cuando los hermanos se
están agrediendo físicamente.
Las disputas entre hermanos son un terreno adecuado para que los niños
aprendan, en un ambiente seguro, a negociar, ceder y resolver conflictos
con otras personas. Este aprendizaje les servirá para la vida.
Trato individual y respetar su intimidad
El trato individual es lo contrario de “tratar a todos por el mismo rasero”.
Una justicia de todos por igual no es justa y no es adecuada para manejar
las relaciones entre hermanos.
Lo adecuado es que cada uno tenga normas y responsabilidades comunes
y algunas ajustadas a su edad.
Debe favorecerse que cada uno tenga sus gustos y estilo propio en su for-
ma de vestir, en sus aficiones, el tipo de juguetes y actividades, etc.
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A Sebastián le gusta usar un color de ropa diferente al de su hermano Pedro.
A este le gusta la música y ya está en segundo curso en el Conservatorio. A
Pedro le gusta el Judo y sus padres lo llevan al gimnasio. Pedro prefiere jugar
con puzzles y construcciones. A Sebastián le fascinan los coches.
Por otro lado, se debe procurar asegurar al hermano mayor que el pe-
queño respetará su espacio y sus pertenencias. De esta manera, el hermano
mayor comprobará que se le sigue respetando y teniendo en cuenta y que
los padres también intervienen en su favor.
Los padres de Raquel, de ocho años y Tomás, de cuatro, procuran que el
pequeño no moleste a Raquel cuando hace sus deberes. También le han
enseñado a que llame a la puerta de su hermana antes de entrar y a pedirle
permiso a su hermana para usar sus juguetes.
Ignorar conductas inadecuadas
Otras conductas inadecuadas que los niños con celos pueden manifestar
son el delatar a su hermano (actuar como “chivato”) o mostrar comporta-
mientos más infantiles que ya habían superado, es decir, una regresión en
algunas conductas.
1. Delatar al hermano.
Una actitud de los hermanos celosos suele ser “chivarse” a sus padres
de los comportamientos negativos de su hermano con el fin de que estos
adopten medidas con él.