4. La duración de cada una
de las etapas varía
dependiendo de las
personas, de su carácter,
fortaleza e ilusión de
seguir viviendo una vida,
y no sobreviviendo hasta
el día final.
Es importante que las
personas que queremos
ayudar, o las que nos
encontramos dentro de
este trance les prestemos
especial atención.
5. Primera etapa: Negación
La primera etapa es la
Negación, es el impacto
emocional que se
experimenta cuando se
sabe que hemos perdido
algo.
En esta etapa la mente
bloquea la realidad de lo
que sabe sobre el caso.
Esta etapa es tan normal,
que se puede notar ya que
se da desde la primera
respuesta o reacción que
das al recibir la noticia.
6. El dar un consejo al que sufre,
en ese momento es inútil,
porque la persona niega la
realidad como mecanismo de
autoprotección. Lo mejor que
puede hacer el que quiere
ayudar es escuchar
enfáticamente al otro. Las
personas extrovertidas
presentan en este momento un
comportamiento errático: se
dan explosiones de carácter en
forma histérica, llanto, golpes,
arrojan y quiebran objetos, etc.
Las personas introvertidas, en
esta fase, se recluyen de la
vida social.
7. El estar dentro de la
etapa de negación
dura hasta el
momento en el que
nos damos cuenta
que no podemos
cambiar el destino.
Es entonces cuando
pasamos a la
siguiente etapa...
8. Segunda etapa: Desorganización
Esta etapa se presenta en el doliente
con señales de falta de claridad y de
distorsión de la realidad.
Reacciona inadecuadamente a las
situaciones que le rodean, sus
emociones se manifiestan sin
contacto real con el mundo
circundante.
La persona se encierra en su dolor y
expresa sus emociones a través de
llanto o la charla excesiva.
En este periodo el doliente no está
en condiciones de tomar decisiones
importantes, y por lo tanto se le debe
sugerir que las posponga.
9. La mejor ayuda que
se le puede dar a la
persona que
atraviesa por esta
etapa es mostrarle
que se le ama y se
le acepta tal y
como es. De esta
manera puede
atravesar la etapa
de desorganización
en forma más
constructiva.
10. Aquí como en la primera
etapa es muy importante
el apoyo de todas las
personas que rodean a
aquélla que atraviesa por
el duelo, si éstas se alejan
solamente aumentarán el
dolor, porque en la lucidez
de la persona se siente
sola por la pérdida, y más
sola aún al ver que sus
amigos y/o familiares se
han alejado de ellos.
11. Tercera etapa: Enojo
Caracterizada por emociones tornadizas, se
colorea con sentimientos de enojo
El doliente se queja y aún maldice a Dios,
al desaparecido, o a algún objeto querido.
Este enojo, o reacción emotiva, tornadiza,
surge principalmente por el desamparo,
herida y frustración que se experimenta.
La persona, incapaz de manejar las
emociones adecuadamente, se rebela
contra lo que tiene más próximos. Y es aquí
donde se rechazan las posturas de las
personas que se encuentran cerca de ellos
ya que mantienen una negatividad ante
todos los hechos y posturas. Son agresivos
al contradecir a alguien, y no pueden
controlar sus emociones.
12. Los sentimientos de culpa
pueden obstruir la
expresión del enojo. Si el
enojo no se expresa, se
puede transformar en ira
reprimida, con una
duración posible de
manifestarse con dolores
de cabeza, migrañas u
otras formas de expresión
corporal.
No todas las personas
expresan el enojo o la
rabia de la misma manera;
algunas lo hacen
sumiéndose en la tristeza
o depresión.
13. Lo que deben hacer las
personas que quieran
ayudar al doliente en esta
etapa, es permitirle que
ventile o exprese
verbalmente sus
emociones sin juzgarle, de
tal manera que su ánimo
puede llegar a curarse, de
lo que más hablan es de lo
que han perdido, así que
las personas allegadas al
abatido tienen que tener
paciencia porque tal vez
escuchen el relato una y
otra vez, pero es una
forma de desahogar que
se les debe permitir.
14. En esta etapa se pierden
muchas relaciones, por un
lado se da por la forma
agresiva en la que las
personas que sufren la
pérdida contestan o
debaten ciertas idea, que es
tan eufórica que llegan a
lastimar al oyente, y por
otro lado se da porque se
aburren de escuchar las
mismas historias, y tal vez
de hacer lo mismo todos los
días, pero la paciencia y el
amor de las personas que
nos rodean se demuestra
de una manera formidable.
15. Cuarta etapa: Culpa
A esta etapa del proceso de
duelo, la colorea el
sentimiento de culpa.
La persona idealiza el pasado
y se siente responsable por
las faltas, los asuntos no
terminados o los errores que
se cometieron. A menudo la
culpa surge de la creencia de
que se pudo haber prevenido
lo sucedido, de alguna
manera.
16. En esta etapa el doliente sólo
necesita escuchar de otra persona
significativa para él que no hay
razón para sentirse culpable: hay
tantas circunstancias que se escapan
de nuestras manos y, al final de
cuentas, nadie es todopoderoso,
pero estos consejos no deben de ser
impuestos, se deben de dar de una
forma dulce y tranquila ya que el
imponer hace que aumenten
sentimientos de culpabilidad en el
doliente. Aún después de haber
recibido algún consejo en esta
dirección, el sentimiento de culpa se
puede seguir dando en el doliente.
17. Lo que hay que hacer, en
este caso, es escuchar con
comprensión y afecto a la
persona y dejar que llegue
al punto en que ella se
perdone a sí misma. La
plena aceptación del
doliente, por parte de una
persona significativa, es de
suma importancia en esta
etapa del proceso de duelo.
18. El mismo doliente debe de
analizar la situación y
prevenir que los hechos
acaecidos nadie los puede
cambiar porque todos
pendemos de un hilo
interminable que se llama
destino, y que a pesar de
que a veces sintamos que
juega con nosotros como
marionetas, es el juego
de la vida, y estamos
aquí, seguimos aquí y
tendremos que encontrar
una salida diferente a
sentir la culpa...
19. Quinta etapa: Soledad
En la etapa de la soledad, el
dolor que se sufre es el más
profundo.
Todo el impacto de la pérdida
se torna en una realidad
constante, aún si la relación
humana fue pobre: algo está
ausente; un sentimiento de
pérdida se apodera del ánimo
del doliente.
Esta etapa de duelo es peligrosa
para la persona que sufre.
20. La actitud más valiente y sana
que debe adoptar el que sufre
una pérdida es enfrentar la
pérdida tal como se da, y no
tratar de reemplazarla o caer
en un comportamiento de
pérdida. Los escapismos
impiden expresar plena y
sanamente el dolor, lo cual es
necesario para poder
recobrarse de la pérdida y la
soledad y así emprender una
nueva vida.
21. Sexta etapa: Alivio
Aún cuando su
nombre pueda dar un
sentido negativo al
concepto, lo cierto es
que quienes viven un
duelo, pueden
experimentar una
sensación de alivio,
de una forma u otra.
22. En esta línea de
acción deben
proceder los que
están cercan de la
persona que
atraviesa por esta
etapa del duelo.
Hacerle ver a la
persona que está
bien que sienta un
alivio pues no es
culpable por no llorar
o por pensar que fue
mejor así, que no
esta siendo egoísta.
23. El llegar a esta etapa
es un paso difícil
porque a veces
existen retrocesos y se
vuelve a la primera o
segunda etapa, o a
alguna de ellas por la
dificultad de aceptar la
perdida, pero las
personas que se
encuentran cerca del
afligido verán
reflejados aquí los
esfuerzos por ayudarle
a salir adelante.
24. No significa que de
aquí en adelante no
tendrá ningún
sufrimiento, ni
derramará una
lágrima más, eso
sería mentir, lo
único que sucede es
que aceptará un
poco el destino y
que tratará de
aferrarse de nuevo
a la vida
25. Séptima etapa: Restablecimiento
Esta etapa se desarrolla lentamente,
a medida que el doliente aprende a
manejar los sentimientos de culpa
que tiene y los ensueños van
terminando.
De esta manera, el doliente vuelve a
vivir, ve el futuro con más confianza
y seguridad en sí mismo y goza más
el presente.
A medida que se va fortaleciendo y
restableciendo de la pérdida, siente
que vuelve a nacer con nuevos bríos
y nuevas perspectivas. Hace planes
de acción y siente que la vida
merece vivirse.
26. El objetivo como
Asociación de juntos
construir y compartir el
duelo con las Madres,
Padres y Familiares
buscando juntos las
mejores estrategias
para optimizar el
desarrollo de nuestras
hijas e hijos es asumir
el reto de ser: