1. VENEZUELA
Desde 1952, fecha en que se aprobó la primera Asamblea Constituyente,
la gobernación de Venezuela ha sido inestable, estando marcada por continuos
golpes de estado o intentos de golpe de estado. En 1.953, Venezuela estuvo
gobernada durante cinco años por el dictador Marcos Pérez Jiménez, apoyado
por Estados Unidos, quien se benefició del petróleo venezolano. Su periodo de
mandato destacó por las múltiples ejecuciones de opositores y por las muchas
obras en infraestructuras, por lo que a su presidencia se le denominó “dictadura
desarrollista”. Tras un intento fraudulento de renovación en su cargo, fue desti-
tuido en enero de 1.958 por una junta integrada por civiles y militares. La Junta
de Gobierno tuvo que rechazar varios intentos de golpe de estado por militares
partidarios del dictador Marcos Pérez, hasta que los tres partidos más importan-
tes: Acción Democrática (AD), de ideología socialista, Comité de Organización
Política Electoral Independiente (COPEI) de ideología social-cristina, Unión Re-
publicana Democrática (URD) de ideología centrista, firmaron el llamado Pacto
de Puntofijo, consistente en la alternancia en el poder cada cinco años. De dicho
pacto, quedó excluido el partido comunista, que se negó a firmarlo. En las si-
guientes elecciones, febrero de 1.959, fue elegido presidente Rómulo Betan-
court del AD y antes de finalizar su mandato, el partido URD se salió del pacto
por estar en contra de las sanciones impuestas a Cuba. Lo más significativo del
mandato de Betancourt, fueron la creación de la OPEP en 1.960, la nueva cons-
titución en 1.961 y en política exterior reconocer únicamente a los gobiernos ele-
gidos democráticamente. Su mandato no estuvo exento de intentos de golpes de
estado: un atentado orquestado por el dictador dominicano Rafael Leónidas Tru-
jillo y ataques continuos de las guerrillas del partido comunista. En las elecciones
de 1.963, fue elegido presidente Raúl Leoni del AD, quien su objetivo principal
fue la concordia, de echo gobernó en coalición con el URD y el derechista Frente
Nacional Democrático (FND), aunque tuvo que lidiar varios ataques de la guerri-
lla. En 1.969 fue elegido el demócrata cristiano del COPEI, Rafael Caldera, que
gobernaría hasta 1.974, legalizó el partido comunista (PCV) y como consecuen-
cia, desapareció la guerrilla. En las nuevas elecciones de 1.974, el elegido como
presidente fue Carlos Andrés Pérez del (AD), quien gobernó el periodo de ma-
yor esplendor de Venezuela, debido al incremento de venta de petróleo, coinci-
dente con el embargo del petróleo árabe. Se le denominó la Venezuela saudita
de los petrodólares. Las elecciones de 1.979 las ganó el (COPEI), encabezadas
por Luis Herrera Campins, quien sería el presidente de esta legislatura hasta
1.983, en que fue sustituido por Jaime Lusinchi, debido al viernes negro de 1.983
con la devaluación del bolívar frente al dólar. El periodo de gobierno de Jaime
Lusinchi estuvo lleno de corrupción, creciente crisis económica, inestabilidad
interior y tensión militar con Colombia a raíz de invadir el Golfo de Venezuela la
corbeta colombiana A.R.D. Las elecciones de 1.988 las ganó Carlos Andrés
Pérez, quien volvió a la presidencia con la intención de resolver la grave crisis
económica, pero la corrupción generalizada y la acusación por parte de la Corte
Suprema de Justicia de malversación de fondos públicos y fraude, le obligaron a
2. dimitir. No se pudo comproba la veracidad de dicha acusación, al ser confiden-
ciales los gastos en defensa y seguridad sobre los que se le acusaba. En 1.993,
tras ser destituido Carlos Andrés Pérez por el Congreso, nombraron presidente
interino a Ramón José Velázquez hasta que, al año siguiente, fue elegido pre-
sidente, nuevamente, Rafael Caldera, quien se marcó como primer objetivo, sol-
ventar la grave crisis bancaria y la fuga de capitales. Este fue el último periodo
de bipartidismo y al final del mandato de Caldera en 1.999, se produjo la llegada
a la presidencia de Hugo Chávez y con él la revolución bolivariana.
Unas de las primeras medidas de Hugo Chávez, fue aprobar una nueva
Constitución, la eliminación de la alternancia en la presidencia y el cambio del
nombre del país a República Bolivariana de Venezuela. Gobernó durante tres
legislaturas completas: (1999-2001), (2001-2007) y (2007-2013). Las elecciones
del 2013 también las ganó, pero no llegó a tomar posesión por culpa del cáncer
que le causó la muerte. A finales de 1.999 tuvo que enfrentarse a una de las
mayores catástrofes de Venezuela: “La tragedia de Vargas” por el corrimiento de
tierras e inundaciones en los estados de Vargas, Miranda y Falcón, con miles de
muertos y desaparecidos. En su segundo mandato, año 2.002, sufrió un golpe
de estado durante dos días, autoproclamándose presidente el empresario Pedro
Carmona, disolviendo todos los estamentos, desde la Asamblea a la Constitu-
ción. A los dos días, tras continuas y máximas manifestaciones de protesta in-
ternas, junto a las presiones internacionales, el ejercito le retiró su apoyo, repo-
niendo en su cargo a Hugo Chávez. El periodo 2003-2007 fue de gran prosperi-
dad, mejorando la calidad de vida gracias a los fuertes ingresos por el petróleo y
a los programas sociales puestos en marcha, con el nombre de “Misiones Boli-
varianas”, destinadas al acceso a la alimentación, educación, sanidad y vivienda.
Durante el tercer mandato (2007-2013) la economía flaqueó, incrementándose
la inflación, la pobreza y la escasez de alimentos. Al mismo tiempo, aumentaron
los homicidios, la delincuencia y la corrupción. Chávez fue acusado de utilizar
“leyes habilitantes” (decretos leyes) como propaganda bolivariana. Algo que
nunca negó, definiéndose como marxista, enemigo de Estados Unidos y del ca-
pitalismo liberal. Tras su muerte en el 2.013, el Consejo Nacional Electoral (CNE)
convocó elecciones, siendo elegido presidente Nicolás Maduro.
Durante el mandato de Nicolás Maduro la escasez es generalizada, no
solo de alimentos básicos, sino también de medicamentos. A finales del 2.015,
se realizaron elecciones parlamentarias para elegir los ciento sesenta y siete
diputados de la Asamblea Nacional, obteniendo el partido de Maduro solamente
55 diputados, contra los 112 de la Mesa de Unidad Democrática, opositora al
presidente. Durante el 2.016, la crisis económica y las protestas fueron en au-
mento. Ante la dificultad de gobernar con la oposición de la Asamblea Nacional,
en mayo del 2.017, Maduro promovió la creación de la Asamblea Nacional Cons-
tituyente (ANC) con el objetivo de aprobar una nueva Constitución y con faculta-
des por encima de los demás Poderes públicos del Estado. La Mesa de Unidad
Democrática organizó una consulta popular sobre la aprobación o rechazo de la
ANC, siendo rechazada por más de 7,5 millones de venezolanos. En el mes de
junio, se desarrolló la elección de los miembros de la ANC, con el sufragio de
más de 8 millones, según el Consejo Nacional Electoral.
3. No han cesado los movimientos de protesta internos e internacionales.
Los problemas económicos siguen en aumento, al igual que la escasez de ali-
mentos y medicinas. La inflación supera el 50 %. Estados Unidos y Canadá in-
crementan las presiones y sanciones. A finales del 2.017 se producen diferentes
encuentros entre las partes en conflicto, con la mediación de personalidades
como J.L. Rodríguez Zapatero. A principios del 2.018, los cuerpos de seguridad
del Estado mataron a 6 opositores, entre los que se encontraba Oscar Pérez,
líder de la disidencia policial. En abril, el Tribunal Supremo de Justicia, exiliado
en Colombia, dictó prisión preventiva contra Maduro por corrupción. En mayo, se
celebran elecciones presidenciales, siendo elegido nuevamente Maduro hasta el
año 2.025 con la reducida participación del 40% de los electores. Dicha elección
no fue reconocida ni por la oposición interna, ni por un gran número de países.
El 10 de enero de 2.019, el otro Tribunal Supremo de Justicia, juramenta presi-
dente a Nicolás Maduro, lo que provoca la reacción inmediata de Juan Guaidó,
presidente de la Asamblea Nacional, comunicando la iniciativa, en base a la
Constitución, del cese de Maduro y convocatoria de elecciones libres. El 23 de
enero, en cabildo abierto en Caracas, Juan Guaidó se autoproclamó presidente
de Venezuela en base al artículo 233 de la Constitución, teniendo un amplio re-
conocimiento internacional, con la oposición de importantes países como China,
Rusia o México.
Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre: “Historia de Venezuela”.
Posición de España: el 26 de enero de 2.019, el presidente del Gobierno, Pe-
dro Sánchez, en comunicado oficial desde la Moncloa, da ocho días al Presi-
dente Maduro para convocar elecciones libres a la presidencia de Venezuela o
reconocerá como presidente encargado de Venezuela a Juan Guaidó, presi-
dente de la Asamblea Nacional, órgano elegido democráticamente por los vene-
zolanos. Trascurrido el plazo sin anunciarse dicha convocatoria, el día 4 de fe-
brero, comunica Pedro Sánchez el reconocimiento del Gobierno español a Juan
Guaidó, como presidente encargado de Venezuela para convocar elecciones
cuanto antes, libres, participativas, garantes y sin violencia. Dicha postura ha
sido criticada por tardía por los partidos de derechas: Partido Popular y Ciuda-
danos. Al mismo tiempo, también ha sido criticada por Podemos, contrarios al
apoyo a Guaidó.
Mi opinión: No me interesa opinar desde el punto de vista legal, si la legalidad
está a favor de uno, de otro o de los dos. Quiero opinar exclusivamente desde el
punto de vista humanitario y de justicia social. Y, se me dirá y yo mismo me digo,
que porque de Venezuela y no de otros muchos lugares del mundo dictatoriales
o deshumanizados. Pues, hablamos de Venezuela porque el foco mundial está
puesto allí, porque es el punto crítico desde el que en estos momentos se puede
generar un conflicto mundial, porque Venezuela es una golosina para algunos:
está muy bien situada geográficamente, es la mayor reserva mundial de petróleo
y en estos momentos es una bomba de relojería, que quizás a alguien le intere-
sara su explosión para participar como parte vencedora y así sacar redito elec-
toral en su país.
4. Es conocido el interés de Estados Unidos en este conflicto tras escuchar
las declaraciones de que Venezuela representa una amenaza extraordinaria e
inusual a la seguridad nacional y política exterior estadounidense. También es
cierto que Arabia Saudí y Venezuela son el segundo y tercer país, después de
Canadá, exportadores de petróleo a Estados Unidos, al igual que la cercanía de
Venezuela con Estados Unidos es tres veces superior a la que hay entre Estados
Unidos y Arabia Saudí, con lo que el tiempo de transporte y costes del petróleo
venezolano son muy inferiores. Igualmente, es sabido que, en noviembre del
próximo año, serán las elecciones presidenciales en Estados Unidos y con las
encuestas al día de hoy, no sería reelegido presidente Donald Trump.
Si repasamos la historia, vemos las múltiples injerencias de países pode-
rosos en otros, la mayoría de ellas por estrategia militar, por ideología o por in-
tereses económicos, ya sea del propio Estado, de Multinacionales o de ambos.
También es sabido que la posibilidad de éxito de dichas injerencias es superior
si son precedidas de violencia, de represión. Aconsejo la lectura del libro de
Naomi Klein, “La doctrina del shock”. El libro habla del auge del capitalismo del
desastre y cómo se ha ido introduciendo en diferentes lugares del mundo. Sola-
mente voy a recordar la introducción de las políticas neoliberales de la Escuela
de Chicago en países desarrollistas del Cono Sur en los años 70: Chile, Argen-
tina, Brasil, Uruguay. En todos ellos, hubo violencia (detenciones, secuestros,
desapariciones, muertes) con el objetivo de generar terror, miedo, pánico, caos
en la población. Pero fue una violencia selectiva, las Juntas Militares sabían que,
si la violencia era masiva, provocarían una revuelta popular. Justificaban sus ac-
tuaciones argumentando que estaban librando una guerra contra terroristas y
demonizando a sus líderes. En el caso de Salvador Allende, la CIA lo dibujó
como un dictador camuflado que se había servido de la democracia para hacerse
con el poder e instaurar un Estado policial al estilo soviético. El libro también
relata el caso de Las Malvinas: Margaret Thatcher, primera ministra de Gran Bre-
taña, recibió el ofrecimiento de la Escuela de Chicago para actuar al estilo Pino-
chet en Chile. A pesar de ser gran admiradora de Pinochet, consideró, en un
principio, imposible aplicar en su país la terapia del shock al estilo Chile por el
arraigo de la democracia. A Thatcher le quedaba un año de mandato y su reelec-
ción pintaba negro, su popularidad estaba en mínimos. Mes y medio después,
ocurrió algo que le hizo cambiar de idea: la Junta Militar Argentina invadía la isla
de las Malvinas, lo que le vino de perlas a Thatcher para darle la vuelta a las
encuestas y recuperar la popularidad. Thatcher respondió con las armas a la
invasión argentina, recuperó las Malvinas dejando 910 muertos (655 argentinos
y 255 británicos), fue proclamada como gran héroe de la guerra con el sobre-
nombre de “Dama de hierro”, su popularidad aumento de un 25 a un 59%, ga-
nando las elecciones al año siguiente y emprendió la revolución corporativista
neoliberal ofrecido por la Escuela de Chicago.
En estos momentos, Venezuela reúne todas las características para que
los intereses económicos, políticos y personales sean los que se impongan. Nos
encontramos con unos dirigentes en Venezuela que, según sus propias pala-
bras, están dispuestos a coger las armas, con el único objetivo de defenderse
ellos y sus intereses, con el apoyo de potencias tan importantes como China,
Rusia o Turquía. Por otro lado, está el gran capital, el neoliberalismo y un Trump
5. necesitado que se produzca algún suceso espectacular, que suba su populari-
dad y le permita llevar a cabo sus políticas obsesivas como el muro de México y
ser reelegido presidente en las elecciones del próximo año. En tercer lugar, está
el “Grupo Internacional de Contacto” impulsado por Unión Europea con el
visto bueno del Secretario General de la ONU, que busca una salida negociada
a la crisis sin derramamiento de sangre. Hoy, 7 de febrero, se han reunido en
Montevideo, países con posturas diferentes en cuanto a la autoproclamación de
Juan Guaidó, pero que participan en el deseo del inicio inmediato de diálogo
entre oposición y gobierno. En dicho Grupo participan países latinoamericanos
como Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México y Uruguay; y países europeos como
Alemania, Francia, Holanda, Reino Unido, Italia, Portugal y España.
El mundo tiene la oportunidad de demostrar que con diálogo todo se
puede solucionar.
Gabriel Catalán López
(gabrielcatalan1@hotmail.com)
Albacete a 7 de febrero de 2019