John Howard nació en Londres en 1726 y murió en Rusia en 1790. Se dedicó a la inspección de cárceles en Europa para reformar los sistemas penitenciarios y mejorar las condiciones de salud de los prisioneros. Murió a causa del tifo, una enfermedad contagiosa que contrajo durante sus visitas a hospitales donde aplicó su espíritu humanitario y curiosidad científica.