El documento habla sobre cómo los distribuidores de Reddin Assessments ayudan a utilizar DEG, la herramienta científica del Liderazgo Efectivo. Explica que DEG se basa en la "Buena Voluntad" de Immanuel Kant y cómo esta puede superar las influencias del mundo, la presión social y nuestra irracionalidad para tomar decisiones éticas.
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Efrén Martín, Gerente de y Associate Consultant de Reddin Assessments
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REDDINASSESSMENTS
Nº 150 junio 2019 http://www.fvmartin.net
La “Tregua de Navidad” fue un breve alto el
fuego no oficial, entre tropas alemanas e inglesas,
el 24-12-1914. Los alemanes comenzaron a cantar
villancicos y fueron respondidos con las mismas
canciones en inglés. Soldados de ambos bandos
salieron de sus trincheras para intercambiar
saludos, regalos y compartir vivencias.
Los mandos de los ejércitos juraron que una
tregua así nunca volvería a permitirse. En los
años siguientes se ordenaron bombardeos de
artillería en la víspera de Navidad para asegurar
que no hubiera más reblandecimientos en medio
del combate. (Wikipedia)
Kant definió su Imperativo Categórico
como una “acción valiosa en sí misma, sin
otro fin que expresar buena voluntad”,
distinguiéndolo del Deber o “acción por
respeto a la ley”. Ambos han de imponerse a
las Inclinaciones generadas por tres
condicionantes formidables:
1. El MUNDO: Martin Heidegger, el gran filósofo
alemán del siglo XX, definió la existencia
humana como “Dasein” o “ser-en-el-
mundo”. Somos arrojados a un mundo que
no deja de zarandearnos con su continuo
arrastre porque, a partir del parto, toda
nuestra vida sigue siendo una avalancha.
2. La INFLUENCIA SOCIAL: Kurt Lewin sentó las
bases de la Psicología Social, es decir, de
la “Presión Social”; el tirón que la dinámica
de grupos genera en individuos que
interactúan entre sí. Ser seres sociales
tiene el duro precio de seguir a la manada
hasta el borde del precipicio, e incluso un
paso más, si no nos apartamos a tiempo.
3. Nuestra IRRACIONALIDAD. Sigmund Freud
dinamitó la racionalidad y la consciencia
como única base decisoria, aunque su
visión del aparato psíquico nos resulte hoy
obsoleta. El caso es que la insensatez no
sólo embrutece a los demás, también a
nosotros, ¡y de qué manera!
Para poner pie en pared, ante la presión del
entorno y los demás, comencemos por
reconducir nuestras inevitables locuras:
Silenciando el diálogo interno, lleno de
prejuicios, estereotipos y expectativas, que
ciegan la percepción y yerran las decisiones
al limitar alternativas y creatividad.
Calmando la fuerza emocional que
secuestra nuestro intelecto.
Esto no quiere decir que eliminemos
pensamientos ysentimientos,sino distanciarnos
para evitar ser pensados y sentidos por ellos.
Activando conductas éticas que, según
Kant, son mandatos o “leyes a las que hay
que obedecer y dar cumplimiento aún en
contra de las inclinaciones”. Stephen R.
Covey los llamaba “Principios”.
Una vez que decidimos hacer “lo que
cualquiera con buena voluntad haría”, no
cabe debate interno de conveniencia o
disgusto. Se hace y punto, fortaleciendo el
hábito y debilitando los 3 condicionantes: 1)
afrontando los retos sin miedo, 2) creando
relaciones sin prejuicios y 3) madurando.
La buena voluntad “parece constituir la
ineludible condición que nos hace dignos
de ser felices”. La mejor via para:
Tener la conciencia tranquila
Como pollos sin cabeza