2. ¿Qué es?
Es una enfermedad
reumática que causa
inflamación de las
articulaciones de la
columna vertebral y de
las sacroilíacas.
Se suele manifestar con
fases de dolor lumbar que
pueden afectar a toda la
columna y a las
articulaciones periféricas,
ocasionando dolor en
ambas, rigidez vertebral,
pérdida de movilidad y
deformidad articular
progresiva.
3. ¿CUÁL ES SU ORIGEN?
Se conoce desde hace tiempo que la
espondilitis anquilosante afecta con
mayor frecuencia a las personas que
presentan en sus células una señal
específica. Esta señal se transmite
por herencia genética y se denomina
“antígeno HLA B27”.
El hecho de la transmisión genética
de esta marca explica por qué la
espondilitis anquilosante aparece
con más frecuencia en
determinadas razas y dentro de
éstas en determinadas familias.
Probablemente la conjunción de
estos dos factores desencadene la
enfermedad.
4. SíntomasDolor nocturno y pérdida de
movilidad en la región lumbar
son manifestaciones precoces.
Aunque, en la mayoría de los
casos los síntomas comienzan
en las zonas de las lumbares y
las sacroilíacas, suele afectar
también a los segmentos
cervical y dorsal de la columna.
Daño en las válvulas
cardiacas. En otras
ocasiones, la espondilitis
anquilosante precede al
desarrollo de una
enfermedad inflamatoria
intestinal y algunos
pacientes presentan
fiebre elevada, fatiga,
pérdida de peso
y anemia.
5. Diagnóstico
El diagnóstico de la espondilitis anquilosante suele realizarse
mediante una revisión del historial médico y una exploración
física.
Si el reumatólogo sospecha que el paciente padece una
espondilitis anquilosante se realizará una radiografía de la
columna vertebral y de la pelvis.
Los análisis de sangre y orina pueden ayudar a apoyar el
diagnóstico manifestando, por ejemplo, la presencia en sangre
del antígeno HLA-B27, o pueden determinar la intensidad
mayor o menor del proceso inflamatorio que sufre el paciente.
6. Tratamientos
Antiinflamatorios: Consiguen aliviar el
dolor y reducir o suprimir la inflamación
articular, lo cual permitirá una mejor
calidad de vida del paciente, y evitará que
se produzcan molestias durante el
descanso nocturno.
Analgésicos: Se utilizan para aliviar el
dolor.
Sulfasalacina: Que puede ser beneficiosa
en los casos más graves.
Metotrexato: Se utiliza fundamentalmente
para detener las artritis de las
articulaciones periféricas.
7. Rehabilitación: Es esencial que
los individuos que padecen
espondilitis anquilosante realicen
los ejercicios físicos
recomendados por el reumatólogo.
Así, debido a que la enfermedad
suele provocar una deformación
de la columna vertebral es
conveniente que el paciente
practique deportes que fortalezcan
la espalda. Uno de los mejores
ejercicios para ello es la natación.
Cirugía: Sólo en algunas ocasiones,
cuando las articulaciones están muy
dañadas y se ha perdido la
movilidad, es necesaria la
intervención quirúrgica.