El Papa Francisco explica que la Iglesia es como un templo espiritual donde Dios habita. Cristo es la piedra angular de este templo viviente formado por los cristianos, que son como piedras vivas unidas por el Espíritu Santo. Cada persona, aunque sea diferente, desempeña un papel importante en la construcción de este templo que es la Iglesia.
1. PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro Miércoles 26 de junio de 2013
La Iglesia: El Templo
Nota: El color amarillo, es el texto oficial de la catequesis en esta dirección:
http://www.vatican.va/holy_father/francesco/audiences/2013/documents/papa-francesco_20130626_udienza-generale_sp.html
Las imágenes, normalmente, hacen referencia a las frases resaltadas con negritas.
Las frases y numeraciones añadidas, al fragmentar el texto del Papa, se reconocen por estar entre corchetes [ ].
Vinculo con restantes presentaciones del Año de la fe a través del: Índice Catequesis. Año de la fe. Octubre 2012/13
Diseño diapositivas, 16 de mayo de 2013. Emilio Perucha Herranz.
2. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Quisiera hoy aludir brevemente a otra imagen que nos ayuda a
ilustrar el misterio de la Iglesia: el templo (cf. Conc. Ecum. Vat.
II, const. dogm. Lumen gentium, 6).
¿A qué pensamiento nos remite la palabra templo? Nos hace
pensar en un edificio, en una construcción.
De manera particular, la mente de muchos se dirige a la historia del
Pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento.
En Jerusalén, el gran Templo de Salomón era el lugar del encuentro
con Dios en la oración; en el interior del Templo estaba el Arca de la
alianza, signo de la presencia de Dios en medio del pueblo; y en el
Arca se encontraban las Tablas de la Ley, el maná y la vara de Aarón:
un recuerdo del hecho de que Dios había estado siempre dentro de
la historia de su pueblo, había acompañado su camino, había
guiado sus pasos.
3. El templo recuerda esta
historia:
también nosotros, cuando
vamos al templo, debemos
recordar esta historia,
cada uno de nosotros nuestra
historia,
cómo me encontró Jesús,
cómo Jesús caminó
conmigo, cómo Jesús me ama y
me bendice.
Unos datos para recordar nuestra historia de cómo me encontró con Jesús, caminó conmigo, cómo me ama y me bendice.
4. Lo que estaba prefigurado en el
antiguo Templo, está realizado, por
el poder del Espíritu Santo, en la
Iglesia: la Iglesia es la «casa de
Dios», el lugar de su
presencia, donde podemos hallar y
encontrar al Señor; la Iglesia es el
Templo en el que habita el Espíritu
Santo que la anima, la guía y la
sostiene.
Si nos preguntamos: ¿dónde
podemos encontrar a Dios? ¿Dónde
podemos entrar en comunión con Él
a través de Cristo? ¿Dónde
podemos encontrar la luz del
Espíritu Santo que ilumine nuestra
vida? La respuesta es: en el pueblo
de Dios, entre nosotros, que somos
Iglesia.
Aquí encontraremos a Jesús, al
Espíritu Santo y al Padre.
Lo que estaba prefigurado en el
antiguo Templo, está realizado, por
el poder del Espíritu Santo, en la
Iglesia: la Iglesia es la «casa de
Dios», el lugar de su presencia,
donde podemos hallar y encontrar
al Señor; la Iglesia es el Templo en el
que habita el Espíritu Santo que la
anima, la guía y la sostiene.
Si nos preguntamos: ¿dónde
podemos encontrar a Dios? ¿Dónde
podemos entrar en comunión con Él
a través de Cristo? ¿Dónde
podemos encontrar la luz del
Espíritu Santo que ilumine nuestra
vida? La respuesta es: en el pueblo
de Dios, entre nosotros, que somos
Iglesia.
Aquí encontraremos a Jesús, al
Espíritu Santo y al Padre.
5. El antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería «dar una casa» a Dios para tener un signo visible de su presencia en
medio del pueblo.
Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes
«damos una casa a Dios», sino que es Dios mismo quien «construye su casa» para venir a habitar entre nosotros, como escribe san Juan en su
Evangelio (cf. 1, 14).
Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su «casa espiritual», la Iglesia, hecha no de piedras materiales, sino de «piedras
vivientes», que somos nosotros.
Juan 14, 10 ¿No crees que yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí?
6. El Apóstol Pablo dice a los cristianos de Éfeso: «Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la
piedra angular.
Por Él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantado hasta formar un templo consagrado al Señor.
Por Él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu» (Ef 2, 20-22).
¡Esto es algo bello! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo, que es la piedra de sustentación, y
también de sustentación entre nosotros.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el templo somos nosotros, nosotros somos la Iglesia viviente, el templo viviente, y cuando estamos
juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo, que nos ayuda a crecer como Iglesia.
Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la Iglesia!
Efesios 2, 20-22
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y el mismo Cristo
Jesús es la piedra angular.
Por él, todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta
formar un templo consagrado al Señor.
Por él, también vosotros entráis con ellos en la construcción, para llegar
a ser morada de Dios por el Espíritu.
Nota 2,21 (Sagrada Biblia Conferencia Episcopal Española Edición
2010): La novedad del templo que forman los cristianos se debe a que es
el resultado de una intervención divina nueva, a saber la divinización de
los creyentes por la gracia, y forma como un organismo vivo
compuesto por seres personales y en constante crecimiento.
7. Y es el Espíritu Santo, con sus dones, quien traza la variedad. Esto es importante: ¿qué hace el Espíritu Santo entre nosotros?
Él traza la variedad que es la riqueza en la Iglesia y une todo y a todos, de forma que se construya un templo espiritual, en el que no ofrecemos
sacrificios materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 P 2, 4-5).
La Iglesia no es un entramado de cosas y de intereses, sino que es el Templo del Espíritu Santo, el Templo en el que Dios actúa, el Templo del
Espíritu Santo, el Templo en el que Dios actúa, el Templo en el que cada uno de nosotros, con el don del Bautismo, es piedra viva.
Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia, y si alguien dice a veces a otro: «Vete a casa, eres inútil», esto no es verdad, porque nadie es inútil
en la Iglesia, ¡todos somos necesarios para construir este Templo! Nadie es secundario.
¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, que habita en vosotros y habéis
recibido de Dios Y no os pertenecéis, pues habéis
sido comprados a buen precio. Por tanto ¡glorificad a
Dios con vuestro cuerpo!
1 Corintios 6, 19-20
Nadie es secundario.
Porque todos somos diferentes, únicos.
Todos somos insustituibles, para no mutilar
la diversidad incalculable que quiere Dios
en la creación del hombre, que
esencialmente es inmortal.
Catecismo Iglesia Católica: artículo 366:
La Iglesia enseña que cada alma espiritual
es directamente creada por Dios –no es
producida por los padres- y que es
inmortal…
UN MUNDO DONDE QUEPAN TODAS LAS PERSONAS
8. Nadie es el más importante en la Iglesia; todos somos iguales a los ojos de Dios.
Alguno de vosotros podría decir: «Oiga, señor Papa, usted no es igual a nosotros». Sí: soy como uno de vosotros, todos somos iguales, ¡somos
hermanos! Nadie es anónimo: todos formamos y construimos la Iglesia.
Esto nos invita también a reflexionar sobre el hecho de que si falta la piedra de nuestra vida cristiana, falta algo a la belleza de la Iglesia.
Hay quienes dicen: «Yo no tengo que ver con la Iglesia», pero así se cae la piedra de una vida en este bello Templo.
De él nadie puede irse, todos debemos llevar a la Iglesia nuestra vida, nuestro corazón, nuestro amor, nuestro pensamiento, nuestro trabajo:
todos juntos.
Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio
412. ¿En que se fundamenta la igualdad entre los hombres? [Artículos del Catecismo: 1934-
1935 1945]
Todos los hombres gozan de igual dignidad y derechos fundamentales, en cuanto que, creados a
imagen del único Dios y dotados de una misma alma racional, tienen la misma naturaleza y
origen, y están llamados en Cristo, único Salvador, a la misma bienaventuranza divina.
413. ¿Cómo hay que juzgar el hecho de la desigualdad entre los hombres?
[Artículos del Catecismo: 1936-1938 1946-1947]
Existen desigualdades económicas y sociales inicuas, que afectan a millones de seres humanos, que
están en total contraste con el Evangelio, son contrarias a la justicia, a la dignidad de las personas y
a la paz. Pero hay también diferencias entre los hombres, causadas por diversos factores, que entran
en el plan de Dios.
En efecto, Dios quiere que cada uno reciba de los demás lo que necesita, y que quienes disponen de
talentos particulares los compartan con los demás.
Estas diferencias alientan, y con frecuencia obligan, a las personas a la magnanimidad, la
benevolencia y la solidaridad, e incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras.
9. Desearía entonces que nos preguntáramos: ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o somos, por así decirlo, piedras
cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Habéis visto qué feo es ver a un cristiano cansado, aburrido, indiferente?
Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es
la Iglesia.
¿Nos abrimos nosotros a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa en nuestras comunidades o nos cerramos en nosotros
mismos, diciendo: «tengo mucho que hacer, no es tarea mía»?
Circular n. 28 del 31 de diciembre de 1901, donde don Rua nos recomienda la “santa
alegría”.
Las raíces de la alegría están en un corazón habitado por Dios, aferrado a Él.
El modelo por excelencia es Jesús.
Él vivió una alegría profunda incluso en la proximidad de su drama final.
A sus discípulos les dice: «Os he dicho esto para que participéis de mi alegría y vuestra
alegría sea colmada» (Jn 15,11).
Y a continuación: «Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por los
amigos» (Jn 15, 13).
La alegría es la primera condición –según don Rua- para que el corazón esté en paz; el
alma, tranquila y segura de encontrarse bien con Dios y con los demás. La alegría es
experiencia de su amor y ternura…
Más en: http://www.cooperadores-bilbao.com/web/?p=4971
Beato Miguel Rua, primer sucesor de san Juan Bosco
10. Que el Señor nos dé a todos su gracia, su fuerza, para que podamos estar
profundamente unidos a Cristo, que es la piedra angular, el pilar, la piedra de
sustentación de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia.
Oremos para que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de su
Iglesia
Porque así es el “tiempo ordinario” de la mayoría de nosotros (duro, complicado, árido y
estrecho…) es por lo que nuestro Dios Padre-Madre, Hijo y Espíritu no nos deja de su
mano…
las experiencias de los tiempos fuertes ahora nos sirven para saber que Él está
aquí, impensablemente
cerca, suavizando, calmando, sosteniendo, floreciendo, empapando, esperanzando, ensanc
hando nuestro horizonte y devolviéndonos la vida.
Más: http://ilustrandoydios.blogspot.com.es/2011_06_01_archive.html
11. Saludos
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos
provenientes de España, Argentina, Bolivia, Colombia, México y los demás
países latinoamericanos.
Pidamos al Señor que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras
vivas de su Iglesia.
Muchas gracias.
… Por eso mi dibujo de hoy es un mártir.
Vestido de la sangre y esperanza; de la vida que se da y de lo que se encuentra;
atravesado por el azul del cielo, con las espirales de la vida y sus vueltas inexplicables.
Sangre y vida que dan fruto; que es testimonio de Cristo, de su entrega y servicio
cotidianos, de su cruz, del Espíritu del amor, de Dios… sangre y vida que son luz ante
cualquier atadura, injusticia, violencia o miedo….
Más: http://ilustrandoydios.blogspot.com.es/2011_06_01_archive.html