2. Un hombre tenía dos hijos, les dio una educación excelente, les daba
todo lo que necesitaban. Eran felices juntos, se entendían muy bien, el
padre era el más amoroso, justo y comprensivo. Pero un día, los hijos,
paseando por las cercanías, se encontraron con un hombre muy malo, el
cual odiaba a su padre.
3. Este hombre era astuto y se aprovechó de la inocencia de los
muchachos. El sabía que la mejor manera de herir al padre, era quitarle
a sus amados hijos. Entonces los indujo a hacer algo que su padre les
había prohibido, por su propio bien, y los jóvenes, incautos, cayeron en
la trampa.
4. Después de esto, los jóvenes se dieron cuenta de que habían hecho
algo malo y se escondieron del padre. Este los buscó y los encontró.
Con tristeza, viendo que ya no le pertenecían, les ordenó que se fueran,
no podrían seguir conviviendo. Si ellos habían elegido seguir a su peor
enemigo, se declaraban sus enemigos también.
5. Aquel hombre se adueñó de la razón y el corazón de ellos y los hizo
sus esclavos. Les enseñó a odiar, a matar, a robar, a engañar, a
traicionar, a adulterar, a codiciar y muchas cosas más. Desde
entonces, ellos han obedecido a su nuevo padre, olvidándose del
verdadero, del que les dio la vida.
6. ¿Te es familiar esta historia?
Es un reflejo de la relación del
hombre con Dios, la cual se
rompió el día en que la primera
pareja humana decidió
obedecer al peor enemigo de
Dios: Satanás.
Desde ese día ha seguido
obedeciéndole: hace guerras,
engaña, mata, codicia, etc. No
quiere saber nada de Dios, le
aburre. Solo recurre a El
cuando lo necesita, cuando se
enferma o cuando está
afligido... y es que también
aprendió a ser ingrato.
7. Pero el Padre nunca se olvidó de
sus hijos, aunque ahora fueran
de otro y luchó mucho tiempo por
recuperarlos. Envió mensajeros
(profetas), pero ellos los
mataron. Entonces El mismo
(Jesucristo) se ofreció en
sacrificio por ellos (léase
NOSOTROS).
Así de grande es su amor. Sufrió
los peores tormentos, las peores
humillaciones y finalmente la
muerte. Pero venció a la muerte,
resucitó y ¡ahora vive!, porque El
es Dios, omnipotente y eterno.
8. Todos somos criaturas de Dios,
mas no todos somos hijos de Dios.
Todos tenemos o tuvimos padres
terrenales, pero ellos mueren y
ya no los tenemos más. Pero Dios
es Padre eterno, que nunca nos
dejará.
¿Quieres ser su hijo? Acepta el
regalo de Jesús, acepta su
sacrificio, acéptalo en tu
corazón. Entonces, Dios Padre,
que te espera con los brazos
abiertos, te adoptará como su
hijo y te dará la vida eterna
a Su lado y para siempre.
9. Mas a cuantos lo recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio el derecho de
ser hijos de Dios.
Juan 1:12
Sin Dios, el mundo seguirá camino a su destrucción..