Maritza Emperatriz Bolaños Ayala entra a la sala de audiencias. La campesina y rondera camina con dificultad. “Tengo tres hernias en la columna. Se me hace un poco difícil porque vivo en el Anexo de la Ramada y para ir a trabajar al mercado tengo que madrugar” – lamenta la vendedora. Estamos frente a la Corte Superior de Justicia de Cajamarca y, a pesar de un lindo sol, el clima es supone una preocupación. Una vez más, Maritza ha dejado su casa, en el Distrito de Sorochuco, Celendín, para presentarse cuatro horas después, puntualmente, al juicio oral, conducido por un nuevo cuerpo de magistrados. Este cambio inesperado ha generado dudas entre los acusados, quienes decidieron en su mayoría ejercer el derecho a “guardar silencio”. Además, según Maritza, las constantes amenazas a su vida, la llevaron a silenciar su celular, el cual mantiene indefinidamente desconectado....
Contaminacion Rio Mantaro y propuesta de soluciones
Ronderas resisten a la minería y a la criminalización en defensa de la vida
1. Ronderas resisten a la minería y a la criminalización en
defensa de la vida
Mujeres ronderas resisten a la minería y a la criminalización en
defensa del agua y sus territorios
Reportaje especial #8M
Por Mallu Muniz* (texto y fotos)
8 de marzo, 2017.- Maritza Emperatriz Bolaños Ayala entra a la sala
de audiencias. La campesina y rondera camina con dificultad. “Tengo
tres hernias en la columna. Se me hace un poco difícil porque vivo en
el Anexo de la Ramada y para ir a trabajar al mercado tengo que
madrugar” – lamenta la vendedora. Estamos frente a la Corte Superior
de Justicia de Cajamarca y, a pesar de un lindo sol, el clima es supone
una preocupación. Una vez más, Maritza ha dejado su casa, en el
Distrito de Sorochuco, Celendín, para presentarse cuatro horas
después, puntualmente, al juicio oral, conducido por un nuevo cuerpo
de magistrados. Este cambio inesperado ha generado dudas entre los
acusados, quienes decidieron en su mayoría ejercer el derecho a
“guardar silencio”. Además, según Maritza, las constantes amenazas a
su vida, la llevaron a silenciar su celular, el cual mantiene
indefinidamente desconectado.
• Sorochuco: Amenazan de muerte a Defensora de Derechos
Humanos: https://www.youtube.com/watch?v=Z5Ls4SJkaTk
2. La vendedora de comida, es una de las dieciséis lideresas y líderes
comunitarios, acusados por el exgobernador Distrital Luis
Castañeda Pisco y por Pedro Zamora Rojas, ex gobernador de
la provincia de Celendín, por su supuesto secuestro agravado,
coacción y ultraje a los símbolos patrios, crímenes que podrían
llevar a penas de hasta 36 años de prisión a varios de los acusados.
Mientras el Fiscal recuerda las acusaciones que constan en autos, la
rondera se mueve en su silla, sostiene la cabeza con el brazo izquierdo,
demuestra contrariedad e impaciencia.
Según la versión presentada por el Observatorio para la Protección de
los Defensores de Derechos Humanos, no hubo el llamado “ultraje”.
Más bien, “los manifestantes retiraron el escudo del Perú del
local de la gobernación para preservarlo simbólicamente de la
corrupción”.
Los integrantes de la Comunidad Campesina de Sorochuco exigían, en
el momento del incidente, la destitución de Castañeda por “su cercanía
con la minera Yanacocha”. Formada por un consorcio con participación
3. de la empresa estadounidense Newmont, el Banco Mundial y la
empresa peruana Buenaventura, asimismo, Yanacocha ha estado
vinculada por varios años a la brasileña Odrebretcht. A su vez, la
constructora es responsable por obras de infraestructura minera en
Cajamarca, beneficiaria de mega proyectos hidroeléctricos en el Río
Marañón, además de todo ello, se encuentra ubicada en el centro de
un huracán de denuncias de corrupción que involucra a gobiernos de
diversos países en Latinoamérica.
En el mismo día de la audiencia, el pasado lunes, un conjunto de
organizaciones dedicadas a los Derechos Humanos ha publicado una
carta, como acto de solidaridad con los acusados, en la cual se
identifica el proceso jurídico en curso como “consecuencia directa
de la lucha de las comunidades locales contra la Minera
Yanacocha”. “Este problema ocurre por el Proyecto Conga, porque
nosotros somos defensoras, somos guardianas de la laguna, la laguna
del Perol. Vivimos bajo la cabecera de cuenca, estamos a dos horas del
proyecto Conga, entonces nosotras luchamos por defender los
elementos hídricos, el agua, que es fundamental” – resaltó Maritza al
salir de la audiencia.
“Tengo siete hijos, soy madre soltera, yo soy padre y madre para mis
hijos” – afirma, reproduciendo el estigma social impuesto a las mujeres
que no cuentan con la participación del esposo en la educación de sus
hijos. Para ellos, Marizta espera transmitir un ejemplo de lucha: “Que
tengan un buen recuerdo de mí, que he estado en las defensas del
agua, y que sigan defendiendo lo que es nuestro” – dijo, antes de
entrar a la oficina de la ONG GRUFIDES, donde le esperaban sus
compañeros y abogados para evaluar la audiencia recién finalizada. Su
apariencia frágil, oculta la determinación de quien ha pasado quince
días apartada en un campamento “en la altura, donde las papas
queman, rodeada por los policías de la DINOES [División de
Operaciones Especiales]” – recuerda ella, refiriéndose a los
enfrentamientos más intensos ocurridos entre fines de 2011 y 2013.
“También tengo perdigones en la pierna, también tengo eso... Pero yo
voy seguir defendiendo a pesar de estar enferma”
4. Maritza (izquierda) y María Bilda: ronderas en defensa del Agua
durante juicio oral.
“La minería es destrucción y nos va matando cada día”
Terminada la audiencia, la emoción casi se desborda por los ojos de
Andrea Rodríguez Chávez cuando se refiere a la opinión de sus hijos
frente a su acción en defensa del agua: “Se sienten muy orgullosos de
su madre, porque es una madre luchadora”. Andrea tiene 4 hijos. “Es
mucho problema para nosotros trasladarnos a este sitio [en
Cajamarca], porque como ama de casa uno tiene que hacer cualquier
cosa para buscar el medio de cada día y estamos en estos problemas
solamente por una calumnia” – afirma la rondera. “Dicen Justicia, pero
nunca hay. La mujer en especial es maltratada de muchas maneras,
entonces reclamamos eso, defendiendo nuestras aguas. El agua es lo
esencial para nosotras, la fuente de vida.” – se desahoga la ama de
casa al salir de la audiencia.
María Bilda Silva Rodríguez, “padre y madre” de siete hijos, también
atribuye a ellos la razón de su lucha. “Yo pienso dejar lo principal, que
es el agua, porque yo estoy mayor y los que van a sufrir son los que
se quedan, ¿no? Y por ellos lucharemos, hasta adonde Dios diga” –
afirma.
Si bien, la lucha aún no termina, la suspensión del Proyecto Conga fue
una victoria y ha convertido la resistencia de las ronderas y los
ronderos en un ejemplo internacionalmente reconocido. Cuestionada
sobre la relación entre minería y desarrollo, Sandra es categórica al
afirmar: “Con esto nos engañan, pero la minería es destrucción y nos
va matando cada día. ¿Qué hace uno cuando tienen plata si ya no
servimos para nada? Tenemos plomo en nuestra sangre, ya no
5. podemos tomar el agua, nuestros animales se morirán. Yo no veo
desarrollo”. Sus palabras anuncian una realidad de desplazamientos,
contaminación y enfermedades que Elita Yopla Herrera, 23 años,
conoce de cerca.
Entrevista
Elita Yopla Herrera vivió en Sán Andrés de Negritos y luego se fue al
Centro Poblado Tual, comunidades de Cajamarcaafectadas por
actividad minera desarrollada por la empresa Yanacocha durante la
década del 90. Las memorias de la primera infancia todavía emocionan
y han dejado marcas. Los fuertes dolores de estómago, el sueño en
exceso, la debilidad de sus dientes y de su pelo, fueron en conjunto
indicios para llegar al diagnóstico. Elita vivió gran parte de su vida con
la silenciosa presencia de metales pesados en su cuerpo.
La semana anterior a la entrevista, Elita había sido golpeada en la calle
por un hombre que la insultaba, amenazando también a su esposo, el
periodista Cesar Estrada, uno de los beneficiarios por la medida
cautelar otorgada por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), quien acompaña los casos de violación de derechos
en la región. “Así somos perseguidas solamente por informar, por hacer
entender que la minera trae contaminación” – dijo ella, enseñando la
mano herida hace algunos días.
A pesar de que el formato de su sombrero – un aderezo muy particular
de la región norte del Perú – la distingue de las campesinas de
Celendín, Elita comparte con Maritza, Andrea y María la triste
experiencia que es vivir amedrentada por constantes amenazas.
6. Aun así, son mujeres, madres y ronderas que siguen luchando por el
Agua, por sus territorios y por sus vidas.
Cuando llegaron “unos señores desconocidos”…
“Yo cuando era niñita vivíamos ahí todas las personas que nos
conocíamos, no más. Y luego llegaron unos señores desconocidos,
medían y plantaban unas bolsas blancas, haciendo un cuadrito,
empezaban por un cerro al otro cerro, así más o menos. En línea recta,
en línea recta. ¿A cuántos metros? No más de cinco metros, calculo yo.
Hacián un cuadrito y ponían bolsitas blancas.”
¿Estaban marcando el territorio?
“Claro. Y luego mi mamá y mis abuelitos se pusieron a llorar y dijeron
vamos… [Palabras incomprensibles, entre lágrimas]”
¿Te duele acordarte que tuviste que salir de allá?
“Sí, porque vinieron a trabajar con sus máquinas. Y nos sacaron de allí,
a buenas o a malas. Teníamos que salir para que trabajaran ellos [de
la empresa Yanacocha].”
¿Y les dieron algo, alguna plata por sus tierras?
"Si, mi abuelito recibió para comprar su terreno acá. Pero no queríamos
salir, porque allá era más… [tierra]. Todo lo que se ve aquí poquito,
allá era más de cada persona, de una sola persona, eran bastante
hectáreas. Aquí vemos poquito para una sola persona, allá era más
harto”.
7. El peso de los metales pesados
“Yo tenía fuerte dolor de estómago. Tenía bastante dolor. Todo
alimento que ponía en la boca ya empezaba el dolor. Fuertísimo,
insoportable. (…) En una máquina identificaron que tengo metales
pesados – plomo, mercurio, arsénico… - son cinco. Yo viví cinco años
en San Andrés de Negritos, desde que yo nací, cuando Yanacocha ha
llegado en 1993. A los quince días de nacida fui llevada a este lugar.
(…) Tengo mucho sueño y el Doctor me dijo que es por los mismos
metales pesados, dijo algo que la sangre no circula normal. Y mi pelo
yo tenía bastante, ahora se ve poquito, se ha caído bastante. Y mis
dedos dolían feísimo, eran morados como si fuera sangre oscuro…”
Una mentira sembrada…
“Esto han sembrado así, pero esto es mentira, la minería no trae
desarrollo, trae destrucción de la vida, nos trae bastantes
enfermedades. Cuando estaba el trabajo en Yanacocha era bastante
prostitución, bastantes problemas ha habido acá con los trabajadores,
tomaban en las cantinas, se iban a pelear con sus familias… Algunos
ya no siguen trabajando, algunos les han botado. Y este río que usted
ve, este ha sido bastante agua, ahora parece como si fuera una sequía,
pequeño. Este es el agua de cinco ríos que se juntan aquí, es poquísimo
esta agua. A los ojos [fuentes] los han explotado para que saquen los
minerales, ya no sale el agua, lo han secado. Ya no hay agua que baje.
Más antes yo era niña y me acordaba que bajaba harta agua. Mi
abuelo me dijo que pasaba el agua de cuatro, cinco ríos. Y purita.”
8. “Nos ponen en conflictos acá, señorita”
“La misma Yanacocha da trabajo a unos y a otros nos quita la vida, nos
ponen en conflicto, señorita [entre lágrimas]. Estos mineros que se
vayan, que aquí ya no sigan trabajando. Tengo mis primos algunos que
trabajan arriba, con maquinaria pesada, esto también hay. El esposo
de mi prima por andar trabajando allá seguro ya está contaminado. Él
trabajaba en Yanacocha y dijo que tenía bastante dolor de estómago
también. Sí los que vivimos ahí estamos así, imagina los que trabajan
ahí.”
“¡Es por el aire, el aire lo trae!”
“…Ellos [de la empresa Yanacocha] lo hacen a tajo abierto y quizás el
aire mismo nos trae la contaminación. Ellos dicen ‘no contaminamos
porque no estamos cerca sus domicilios’. Pero no es necesario que
estén cerca nuestros domicilios, el aire lo trae. Cuando respiramos,
respiramos eso. Antes que tenga mi hija, hace siete años, yo cuando
olía sentía como rocoto, como el ají que comemos. Yo era menor de
edad que ahora y seguramente ahí estaban ingresando [los minerales],
¿cómo más va a ser? Porque yo sentía que en mi nariz se hacían
heriditas, y yo misma me pregunto, “¿cómo se hacía heridas adentro?
Es por el aire, es por el aire!”
¿Qué es ser rondera?
Rondamos nuestra jurisdicción, nuestro territorio que nos pertenece,
lo cuidamos. Sí hay conflictos familiares los hacemos arreglar, así
funciona la ronda. (…) Tenemos entendido que nosotros como ronderos
también tenemos derecho a ejercer Justicia dentro de nuestro
territorio, y esto me hace sentirme orgullosa, sin ser policía, sin ser
una autoridad. Por el hecho de ser rondera yo puedo ejercer la Justicia
en mi territorio, con mis compañeras, con mis compañeros. Puedo dar
mis opiniones libremente sin tener que pedir permiso a la Justicia, o
pedir permiso a un juez o algún policía. Damos opiniones libremente.
---
*Mallu Muniz es comunicadora social y PhD en Sociología.
Fuente Servindi: https://www.servindi.org/actualidad-
noticias/08/03/2017/mujeres-ronderas-de-cajamarca-y-celendin-
resisten-la-mineria-y-la