1. Aportes - 1
toles? aunque, más que entender y saber
todo, lo importante es vivir abiertos al amor
de Dios mediante la oración y la medi-
tación, felices de obedecer su voluntad,
atentos a sus inspiraciones, sedientos de
su sabiduría, aunque hayan otras motiva-
ciones y llamados atrayentes, pero que no
son Dios. Aun así rezamos: Ven Espíritu
Santo, llena nuestros corazones con el
fuego de tu amor, danos gustar de todo lo
recto y puro, gozando de tu paz y consuelo.
Jesús afirma:Quien me ama, cumplirá
mis palabras, entonces vendré con mi
Padre a morar en él y el Espíritu Santo le
hará comprender cuanto les he enseña-
do. Esta acción iluminadora del Espíritu
hay que potenciarla estudiando, y en el
“Catecismo de la Iglesia Católica” en-
contraremos mucho que aprender sobre
quién es Dios, qué dice, qué hace y cómo,
qué nos promete, etc. Debemos tenerlo
a mano junto con la Biblia. Y así, ahon-
dando en el conocimiento y comprensión
del misterio de Dios, creceremos en la fe,
nos encenderemos más en el amor, sen-
tiremos la necesidad de darlo a conocer
a todo prójimo, nos entusiasmaremos por
construir un mundo nuevo, antesala del
Reino eterno del cielo.
El Señor nos quiere testigos suyos,
quiere que adecuemos nuestro comporta-
miento a las enseñanzas que recibimos al
leer la Palabra y vivir la Eucaristía, quiere
que demos razones de lo que creemos,
El Espíritu Santo les recordará
cuanto les he enseñado
Hech 15, 1-2. 22-29; Sal 66, 2-3. 5-6. 8;
Apoc 21, 10-14. 22-23; Jn 14, 23-29
Jesús resucitado permaneció un tiem-
po con sus discípulos dándoles muestras
de que estaba vivo y operante entre ellos,
pero de un modo más intenso, profundo
y universal.Y así los fue preparando para
cuando, ya vuelto al Padre, empezarían a
verlo con ojos de fe y unidos en caridad
fraterna por la acción del Espíritu Santo.
Esto también lo experimentamos noso-
tros, que somos felices porque creemos
en él sin haberlo visto, un creer que es
más que fe teórica-intelectual sino una
fe en acción vital: porque creo, amo y me
juego por él y me desvivo por el bien y la
felicidad de mis prójimos.
Jesús vuelve al Padre, pero asegura
estar siempre a nuestro lado. El domingo
que viene celebraremos su Ascensión
y después la venida del Espíritu Santo,
Pentecostés. Son celebraciones que nos
proponen un camino de madurez cristia-
na, para que seamos sus testigos hasta
los confines de la tierra. ¿Sentimos esto
como llamado personal de Dios a centrar
la vida en Cristo, por él y en él?, porque o
nos debatimos entre el mi vivir es Cristo,
al estilo de Pablo, y el no haber descu-
bierto aún qué es ser cristiano.
Cuando Jesús hablaba del Espíritu
Santo, ¿qué habrán entendido sus após- (Continúa en la p. 4).
Aportes para la homilía
Aportes
Celebración
6º domingo de Pascua 1º de mayo de 2016
Ciclo C. Color: Blanco Año XX - Nº 1138
Aportes
Celebración
para la
Homilía y guión para la Santa Misa
2. Aportes - 2
1) Introducción
Hermanos: Pasaron seis semanas
desde que recibimos la alegre no-
ticia de la Pascua del Señor. Este
domingo es como una despedida
virtual, porque si bien Jesús vuelve al
Padre no es para alejarse sino para
estar más presente junto a nosotros
intercediendo ante el Padre por cada
uno. Es una permanencia efectiva con
su Espíritu Santo, como celebraremos
en Pentecostés.
Cantemos…
2) Saludo de bienvenida
La liturgia de este último domingo
de Pascua nos hace oír su consig-
na: si de verdad me aman, cum-
plan mis palabras. Les doy mi paz, nada
teman en adelante, porque yo vendré con
mi Padre a morar en ustedes.
Por todo esto:
Que el amor y la paz del Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo estén siempre con
cada uno de ustedes.
3) Acto penitencial
Tengamos un corazón sincero ante
el Señor, porque no siempre nues-
tro amor a Dios es tan fuerte como
para no desviarnos de sus preceptos.
– Porque sólo tú tienes palabras de
vida eterna; ayúdanos a cumplirlas
con alegría y fidelidad entusiasta.
Señor, ten piedad.
– Porque tú nos amas de verdad y
perdonas nuestras ofensas; ayúda-
nos a perdonar y amar a quienes
nos ofenden. Cristo, ten piedad.
– Porque tú iluminas nuestra inteligen-
cia y nos exhortas a una continua
conversión; ayúdanos a vivir este
camino junto a otros hermanos.
Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga mise-
ricordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna. Amén.
4) Liturgia de la palabra
Primera lectura (Hech 15, 1-2;
22-29): Se reúnen los apóstoles
en Jerusalén, como en un primer
concilio, para definir el camino a
seguir frente a las nuevas realidades
que habían surgido con la llegada de los
paganos a la fe.
Salmo responsorial (Sal 66):El Salmo
66 invita a todos los hombres y pueblos a
alabar y bendecir con júbilo al Señor por
su bondad y salvación. Luego de cada
estrofa repetimos: R. A Dios den gracias
los pueblos, alaben los pueblos a Dios.
Segunda lectura (Apoc 21, 10-14.
22-23): En sus visiones apocalípticas,
Juan contempla el nuevo Pueblo de Dios,
la Iglesia, como una nueva Jerusalén
que baja del cielo, con todo esplendor y
majestad.
Lectura del Evangelio (Jn 14, 23-29):
Quien ama al Señor, cumple su palabra.
Quien no la cumple miente, por más que
diga amarlo y se priva de su presencia y
de su paz.
5) Oraciones de los fieles
El Señor Jesús reina junto al Padre
intercediendo por nosotros. En
este domingo de despedida, antes
de su ascensión al cielo, pidámosle que
nos conserve en su Iglesia unidos en su
amor y cumpliendo fielmente su palabra.
A cada intención digamos:
Que vivamos tu evangelio con
fidelidad y alegría.
Guión para la Santa Misa
3. Aportes - 3
4 Si sólo tú tienes palabras de vida
eterna, que busquemos la verdad y la
vida en la enseñanza de la Iglesia, del
Papa y los obispos. Oremos…
4 Cuando la experiencia nos asegura
que tu palabra es la verdad y la luz de
los ojos, que entreguemos una seria
catequesis a nuestros niños y jóvenes.
Oremos…
4 En este mundo que no tiene certezas,
que entreguemos confianza a nuestros
contemporáneos con el testimonio de
vida, como lo hicieron los apóstoles.
Oremos…
4 Te pedimos por todos los cristianos,
para que seamos evangelios vivientes
para que el mundo crea. Oremos…
4 Te pedimos también por los que nos
precedieron en la fe y la vida cristiana,
para que por nuestras oraciones alcan-
cen tu luz e intercedan por nosotros.
Oremos…
Señor Jesús, que prometes tu pre-
sencia y la de tu Padre a quienes
te amamos y cumplimos tu pala-
bra, que tu Espíritu nos dé fidelidad,
alegría y valentía para que nunca nos
quedemos en palabras. Amén.
6) Presentación de las ofrendas
Jesús vive y actúa en nosotros
cuando cumplimos con amor sus
palabras. Entonces podemos pro-
clamar con Pablo: no soy yo sino
que es Cristo quien vive en mí, y el Padre
nos asegura: tú también eres mi hijo muy
amado en quien me complazco. Junto al
pan y el vino presentemos nuestro empe-
ño por lograr que la vida de Dios inspire
todas nuestras actividades.
Cantemos…
7) Comunión
Si nos esforzamos por vivir en
Cristo, por él y en él, él nos irá
transformando a su imagen y
semejanza. Sepamos encontrarlo
en la vida cotidiana y a oír su voz en
los más pequeños signos. Que esta
comunión actúe en nosotros su amor y
salvación…
Cantemos…
8) Despedida y bendición final
Monición: El evangelio era la
despedida de Jesús, ya que el
próximo domingo celebramos a
su ascenso a la derecha del Padre, y
estará siempre vivo para interceder por
nosotros. Prolonguemos en estos días
el anhelo ferviente de estar eternamente
todos con él en torno a su Padre, cuando
definitivamente Dios sea todo en todos.
Bendición: Y que la bendición del
Padre, del Hijo X y del Espíritu Santo
descienda sobre todos ustedes y los
acompañe a lo largo de la semana.
Envío: Anhelando la llegada de Pen-
tecostés, ¡vayamos en paz!
EL ESPÍRITU SANTO PROMETIDO
Novena para el hombre de hoy
Juan Carlos Pisano
El autor realiza esta novena inspirándose en el himno al Espíritu
Santo que versa: “Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo
que enjuaga las lágrimas y reconfórtanos en los duelos”.
4. Aportes - 4
(Viene de la p. 1).
como escribe Pedro, demostrando que
somos cristianos por convicción y no sólo
por tradición. Debemos estar a la altura
de los que quieren escuchar argumentos
y motivaciones sólidas, razones de peso,
serias y convincentes y no solo poesías
y sentimientos.
Nadie ama lo que no conoce, como
nadie se juega por lo que no ama. Por eso,
abiertos al Señor, estudiosos de su Pala-
bra y ahondando en el conocimiento de
su obra redentora, descubriremos nuestra
misión apostólica, comprometiéndonos
decididamente con la acción evangeli-
zadora de la Iglesia. Hoy como nunca es
la hora de los laicos, hombres y mujeres
que con sabiduría y amor, con fervor de
espíritu, convencimiento y perseverancia,
desparraman el buen perfume de Cristo,
como cuando Pablo decía: ¡Me muero si
no evangelizo!
¡Señor Jesús!, amor del Padre en
acción redentora, tú dices “vuelvo junto
Aportes para la Celebración es un subsidio litúrgico preparado por el equipo de redacción de El Domingo, periódico religioso de
la editorial San Pablo, propiedad de sociedad de san Pablo (Paulinos). Riobamba 230, C1025ABF Buenos Aires,Argentina.
Teléfono: (011) 5555-2416/17/21/24. Fax: (011) 5555-2439. E-mail: director.eldomingo@sanpablo.com.ar - www.sanpablo.com.ar -
Impreso por G. S. Gráfica s.r.l., Cnel. Charlone 958, B1868DZF Piñeyro,Avellaneda (Bs.As.),Argentina.
En el Uruguay:
San Pablo: Colonia 1591 (11200) Montevideo, tel.: 24018332, cels.: 094943071/095728681, Mail: libreria@san-pablo.com.uy
a él”. ¿Acaso alguna vez estuviste lejos?
Tú, que cuanto le oías nos lo enseñabas.
Tus milagros eran la “obra del Padre” que
avalaban tus palabras. Tú pasabas las
noches en diálogo y comunión con él, y
él nos mandaba escucharte y seguirte.
Tú afirmabas: “Yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí… créanlo al menos por
las obras”, así sucedió en la resurrección
de Lázaro, cuando muchos creyeron en ti.
“Padre, yo sé que siempre me escuchas”,
decías, o a punto de morir en la cruz
exclamaste: “Padre, en tus manos me
encomiendo”, que aprendamos de esta
íntima unión que tienes con el Padre y
así sea nuestra oración.
¡Jesús bendito!, con tu Padre eres una
sola cosa, y a él le ruegas que nosotros
“seamos UNO en el mismo seno de tu
Trinidad, para que el mundo crea”. Que
llenos de tu Espíritu dejemos de lado este
mundo pasajero, ilusionados por cuanto
nos espera, por los siglos de los siglos.
Amén.
Catequesis del Papa: El don de la sabiduría
El Espíritu Santo hace «sabio» al cristiano. Esto, sin embargo, no en el sentido de que tiene
una respuesta para cada cosa, que lo sabe todo, sino en el sentido de que «sabe» de Dios,
sabe cómo actúa Dios, conoce cuándo una cosa es de Dios y cuándo no es de Dios [...].
El corazón del hombre sabio en este sentido tiene el gusto y el sabor de Dios. ¡Y cuán
importante es que en nuestras comunidades haya cristianos así! Todo en ellos habla de Dios
y se convierte en un signo hermoso y vivo de su presencia y de su amor. Y esto es algo que
no podemos improvisar, que no podemos conseguir por nosotros mismos: es un don que
Dios da a quienes son dóciles al Espíritu Santo. Dentro de nosotros, en nuestro corazón,
tenemos al Espíritu Santo; podemos escucharlo. Si escuchamos al Espíritu Santo, él nos
enseña esta senda de la sabiduría, nos regala la sabiduría que consiste en ver con los ojos
de Dios, escuchar con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas
con el juicio de Dios. Esta es la sabiduría que nos regala el Espíritu Santo, y todos nosotros
podemos poseerla. Sólo tenemos que pedirla al Espíritu Santo.
Papa Francisco, Audiencia general (9/4/14).