Fr Julio César González Carretti OCD, Decima Tercera Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo B
1. DECIMO TERCERA SEMANA TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo B)
DOMINGO
Lecturas bíblicas
a.- Sab.1, 13-15; 2,23-25: Por envidia del diablo vino la muerte.
El autor sagrado tiene en su mente, los primeros capítulos del
Génesis, de los cuales hace aquí un relectura de la creación y de la
caída de nuestros primeros padres Adán y Eva. Cuando afirma que el
hombre fue creado incorruptible, a imagen de la naturaleza divina,
apunta a la realidad espiritual del hombre, su alma. Mientras la
concepción semita habla del hombre unitariamente, la sabiduría, habla
del hombre compuesto de alma y cuerpo, inspirados el la filosofía
platónica, de ahí que hable de incorruptibilidad, inmortalidad, y no de
resurrección. Cuando afirma que la muerte vino por el pecado, afirma
que la primera muerte es espiritual, de la cual la muerte física es
consecuencia. Será San Pablo quien vuelva con este tema, haciendo
un contrapunto entre Adán pecador y Cristo Jesús Salvador (cfr. Rom.
5,12-21 y 1 Cor.15, 35-57). Es bueno matizar que cuando este libro y
Pablo, hablan de la muerte como consecuencia del pecado, se refieren
sobre todo a la muerte espiritual, pérdida de la amistad, comunión,
gracia de Dios y con Dios, es decir, la incapacidad de responderle con
justicia a todos sus beneficios. En ningún caso se afirma que de no
haber pecado el hombre, la muerte no hubiese existido. La vida del
hombre en esta vida es un paso, en transito, hacia la eternidad, con lo
que implícitamente se afirma que siempre habría habido un etapa de
transición entre el presente y lo definitivo. Ese momento se habría
2. vivido sin dolor, lo que sucede hoy moral y físicamente por causa del
pecado, pero habría existido como hoy. Yahvé no creó la muerte,
visión optimista del autor de Sabiduría, como la conocemos hoy; no
sometió la humanidad a la tiranía de la muerte, ni se goza con la
muerte de los vivientes, todo lo contrario, creó todo para que viviera.
Ha sido el pecado quien introdujo la muerte en la creación entera; la
justicia es inmortal, por ello, quien se libera de su yugo, la esclavitud
del pecado pueden gozar de la inmortalidad.
b.- 2Cor. 8,7. 9. 13-15: Vuestra abundancia remedia la falta de
otros.
El apóstol exhorta a los apóstoles a la generosidad, iniciada por los
macedonios, destinada a la comunidad de Jerusalén. Se nota la
preocupación de las comunidades de la diáspora por ayudar a los
hermanos más necesitados, buscando igualdad entre ellos. La misma
predicación del Evangelio llevada a cabo por Pablo, guiado por el
Espíritu va creando conciencia de una sociedad más justa en la
distribución de los bienes. Es paradojal que la comunidad de
Jerusalén, centro todavía de la predicación y propagación del
evangelio viviera estas estrecheces. Lo que no debe suceder, es que
quien tenga mayor poder económico, se pueda convertir en quienes
polaricen o manipulen, como poder religioso, lo que dañaría la propia
predicación del Evangelio y a esa comunidad eclesial. Por ello Pablo,
apunta a la persona de Jesucristo, “el cual siendo rico, por vosotros se
hizo pobre a fin de enriqueceros con su pobreza” (v.10). Su inmensa
caridad nos salva, lo mismo debe florecer en el corazón del cristiano
que teniendo, pueda ayudar a sus hermanos necesitados de
Jerusalén, imitando también la caridad de los macedonios. Cristo se
hizo pobre, al aceptar la muerte merecida por los pecadores, sin haber
conocido el pecado; su riqueza, el favor de Dios, su comunión con el
Padre (cfr. 2 Cor. 5, 21; Flp. 2,6-7; Rom.15, 26-27; Ex.16,18).
c.- Mc. 5, 21-43: Curación de una hemorroísa y vuelta a la vida de
la hija de Jairo.
3. El evangelio nos presenta la fe del padre de la niña que está a punto
de morir (vv. 21-24), y la de la mujer enferma que se expresa tocando
el manto de Jesús (vv. 25-34). Ambos relatos están entrelazados,
poseen elementos comunes: las beneficiarias dos mujeres, una
enferma y la otra una jovencita; el numero doce las une a una por los
años de enfermedad y la otra, por su edad. Ambas tienen fe en el
poder sanador de Jesús. Estamos cerca del lago de Galilea o mar,
viene a Jesús, el jefe de la sinagoga, Jairo, expresa su fe y confianza,
de rodillas le suplica con insistencia vaya a imponer las manos a su
hija que se muere (vv.23-24). La imposición de manos significa,
comunicar energía, fuerza, poder para salvarla; Jesús acoge la
petición u se fue con él. Entra en escena la mujer hemorroísa y
Marcos, se detiene da detalles sobre su fe inicial, su deseo de tocar a
Jesús, para quedar sana (v. 28-29). Toca el manto de Jesús, en medio
del gentío, por ello se siente culpable, temerosa, cuando es
descubierta por el Mesías. Adquiere sentido la interrogante planteada
por Jesús: “¿Quién me ha tocado los vestidos?” (v.30). Se hace
plausible la pregunta porque establece que la curación no es por
haberlo tocado, sino por su fe. Jesús no se siente impuro por haber
sido tocado por la mujer, sino la convierte en modelo de creyente, y no
la hace culpable, le concede una vida nueva, en el cuerpo y en el
espíritu. “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad” (v.34). A Jairo le traen la noticia que su hija acaba de
morir, Jesús infunde fe en el padre: “No temas; solamente ten fe”
(v.36). El “talitha kum”, de Jesús (v. 43), hace que la joven vuelva a la
vida, no hay fuerzas ni siquiera las de la muerte que se resistan a la
orden que su palabra exige, de hecho la joven se levanta, camina y
come, signos que ha recuperado el aliento vital. Estos dos relatos
portentosos, son toda una invitación que hace el evangelista para
conocer mayormente a Quien ha llevado a cabo estos acontecimientos
saludables para esas dos mujeres, y para quienes se acerquen a
Jesús. Caminando hacia el Calvario, muy unidos a ÉL, como Señor de
la vida, somos convocados a nuestra propia resurrección.
4. Teresa de Jesús, una amante de la vida que Dios le regaló nos
enseña. “Sí, que no matáis a nadie, ¡Vida de todas las vidas!, de los
que se fían de Vos, y de los que os quieren por amigo; sino que
sustentáis la vida del cuerpo con más salud y le dais vida al alma (V 8,
6).
LUNES
Lecturas bíblicas:
a.- Gn.18, 16-33: ¿Es que vas a destruir al inocente con el
culpable?
b.- Mt. 8, 18-22: Sígueme. Exigencias de la vocación apostólica.
En este evangelio encontramos dos breves relatos vocacionales, un
escriba (v.19) y otro discípulo (v.21). Mientras Jesús predica a la
muchedumbre, y antes de atravesar el lago, decisión que provoca en
algunos el deseo de seguirle. El primero un escriba que pide ser
admitido entre sus seguidores. Con respeto le llama Maestro (v.19),
sabe que es rabino itinerante, y que puede ser admitido, Jesús en
lugar de ofrecerle un camino de prestigio y reconocimiento le explica lo
que significa seguirle: compartir su vida, su destino de Mesías, de Hijo
del hombre (v.20; (cfr. Mc. 3,13s); camino de humildad. El Hijo del
Hombre no tiene donde reclinar la cabeza, seguirlo significa asumir la
inseguridad, la probreza, el rechazo, la muerte (v. 20; Dn.7,13). Este
Hijo que ha de venir en su gloria para juzgar a los hombres al final de
los tiempos, ahora es el Siervo sufriente, Jesús se aplica este título
mesiánico. El otro discípulo (v.21), recibe una negativa, quiere
seguirle, pero debe ir a enterrar a su padre; nada se antepone a la
llamada de Jesús. El Hijo del Hombre no tiene nada, porque su misión
es preparar el nuevo pueblo de Dios, el reino de los santos del
Altísimo (cfr. Dn. 7,18), que tiene que sufrir mucho, morir, pero
resucitará. Así como los hombres buscan seguridad, un hogar,
paradojalmente, Jesús desde que salió de Nazaret, no tiene una casa,
no tiene literalmente donde reclinar la cabeza, es un viandante, que
5. predica su evangelio en todas partes. Es parte de su vocación, la
renuncia a un hogar, a esto debe estar dispuesto el que quiera
seguirlo. “Sígueme” (v.22), significa inmediatamente, que se junte con
ÉL sin demora. Sólo desde la radicalidad evangélica de quien opta por
Cristo y el Reino de Dios, es decir, que todo queda supeditado al sí
dado a Dios. Es el tiempo apremiante, el tiempo de Dios fijado que
existe y no vuelve, es el reino que está llegando, cuya fuerza mueve a
Jesús. Son los tiempos del Mesías, y de los que se unen a Él, para
seguirle, almas generosas e inspiradas que siendo llamadas, dejan
todo, consumidas en el corazón por el amor que las hirió ansiosas de
llegar a la unión transformante. Mientras siguen a Jesús caminan
hacia la vida, el discipulado es vida nueva, porque conserva las
palabras que ÉL pronunció en la llamada, y ahora son la vida misma
de Dios, hecha Eucaristía, comunidad, apostolado, prójimo, intimidad
divina en la oración.
Teresa de Jesús, sabía descubrir vocaciones para la reforma de la
Orden Carmelitana que inició con un nuevo estilo. “En cuanto a lo
exterior, ya se ve cuán apartadas del todo nos quiere el Señor a las
que aquí nos ha llamado, para acercarnos a El más sin estorbos. ¡Oh,
hermanas!, entended, por amor de Dios, la gran merced que el Señor
ha hecho a las que trajo aquí, y que cada una lo piense bien, pues de
solas doce quiso Su Majestad que fuerais una. ¡Y cuántas mejores
que yo, sé que vendrían aquí de buena gana, y me trajo el Señor a
mí, habiéndolo merecido tan mal!” (CV 8, 2).
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 19, 15-29: Llovió azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra.
b.- Mt. 8, 23-27: Increpó a los vientos y al mar, y vino una gran
calma.
6. El evangelio nos presenta el quinto milagro de Jesús: la tempestad
calmada. Ahora Jesús sube a la barca, y los discípulos que han
decidido seguirle están cpn ÉL. En medio del mar, en realidad del
lago de Genesaret, se levanta una tormenta, lo que hace ingobernable
la embarcación incluso para los más experimentados pescadores,
cuando las olas la invaden. Mientras tanto, Jesús duerme en medio de
la tormenta, zarandeada la barca por la fuerza del mar. Jesús está
escondido en Dios, su vida no está en riesgo, en cambio, los
discípulos lo despiertan diciendo: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”
(v.25). Es todo un llamado de desesperación y angustia, pero además
de confianza en ÉL. Sólo ven a Jesús, sólo ÉL les puede librar del
peligro, de nada vale su experiencia de pescadores. Jesús les
reprocha su falta de fe. Increpó al mar, y sobrevino una gran bonanza,
más bien, exorcizó las fuerzas de las aguas. Cómo en el Antiguo
Testamnto, Yahvé, domeña las fuerzas del mal, representadas por la
borrasca, así Jesús también manifiesta su poder sobre ellas. Surge
espóntaneamente la pregunta: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y
el mar le obedecen?” (v.27). La fe en Jesucristo, es fuente de
confianza, lo que a los discípulos que estaban con ÉL en la barca, les
faltó en se momento crucial. Hombres de poca fe, los define Jesús,
pero cuando Mateo escribe, la propia Iglesia está siendo perseguida,
como barca en medio de un mar en borrasca. Debían haber confiado
en ese poder salvador de Jesús con la fe y la confianza de quien cree,
por sobre el poder de la bravura del mar. Este milagro nos enseña que
Dios está obrando en Jesús con poder y victoria, sobre la muerte.
Esta es la convicción del verdadero discípulo y de toda la comunidad
eclesial: Jesús salva de la muerte. Llegarán a confiar que están en las
manos del Padre (cfr. Lc.6, 25-34). La pregunta final, más que reflejar
incredulidad, es mejor pensar en toda una confesión de fe de parte de
aquellos hombres, ante las palabras de Jesucristo. Si las fuerzas de la
naturaleza, los demonios y las enfermedades obedecen a Jesús, ¿no
debería también obedecer el hombre? También nosotros podemos
7. decir: “Señor sálvanos” palabras que expresan la fe que llevamos en el
corazón.
Teresa de Jesús, de este evangelio tiene experiencia, pues cuando su
vida se hundía, la oración la rescato. “¡Oh, qué buen Dios! ¡Oh, qué
buen Señor y qué poderoso! No sólo da el consejo, sino el remedio.
Sus palabras son obras. ¡Oh, válgame Dios, y cómo fortalece la fe y se
aumenta el amor! Es así, cierto, que muchas veces me acordaba de
cuando el Señor mandó a los vientos que estuviesen quietos en la
mar, cuando se levantó la tempestad (Mt 8,26), y así decía yo; ¿Quién
es Este que así le obedecen todas mis potencias y da luz en tan gran
oscuridad en un momento y hace blando un corazón que parecía
piedra, da agua de lágrimas suaves adonde parecía había de haber
mucho tiempo sequedad?; ¿quién pone estos deseos?; ¿quién da este
camino?; que me acaeció pensar: ¿de qué temo?, ¿qué es esto? Yo
deseo servir a este Señor; no pretendo otra cosa sino contentarle; no
quiero contento ni descanso ni otro bien, sino hacer su voluntad (que
de esto bien cierta estaba, a mi parecer, que lo podía afirmar).” (V
25,18-19).
MIERCOLES
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 21, 5. 8-20: El hijo de la criada no recibirá la herencia con
Isaac.
b.- Mt. 8, 28-34: Los endemoniados de Gadara.
El evangelio nos presenta el milagro que Jesús realiza a dos posesos
en Gadara, al sur del lago de Genesaret, tierra de paganos.
Recordemos que ya había expulsado demonios la noche anterior
(cfr.Mt.8,16.18.28). Ahora Jesús realiza un verdadero exorcismo, en
tierra de paganos, espacio donde reina Satanás. Los demonios
interpelan a Jesús, reconocen su identidad: “¿Qué tenemos nosotros
contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de
8. tiempo?” (v. 29). Reconocen su autoridad y que su tiempo se termina
con la llegada del Reino de Dios (cfr. Mt. 4, 1-11; Ap. 12,12; 20, 2-3).
Mateo, nos quiere presentar a Jesús su poder sobre los demonios, y
la gran enemistad que existe, pero sí reconocen la dignidad de Jesús;
lo que permanece oculto a los hombres, es reconocible a la
inteligencia del antagonista: Satanás no quieren saber nada con
Jesús. Es la lucha de Jesús contra el demonio, pero también contra el
dolor, la enfermedad y la muerte; los expulsa con el poder de su
palabra, es el Reino de Dios que comienza a expandirse entre los
hombres (cfr. Mt. 4,17. 24; 9, 33-34; 12,12ss). Son los tiempos
mesiánicos, tiempos escatológicos, tiempos del Reino de Dios.
Vencidos por el poder de Jesús, expulsados, los demosnios piden ir a
los cerdos, sólo lo harán con permiso explícito, que Jesús les concede.
Los cerdos eran animales considerados inmundos para los judíos, con
la fuerza de la plabra de Jesús terminan precipitándose en el lago
(vv.30-32). La huida de los porquerizos hizo que la noticia corriera por
todo el pueblo, les invadió el temor por lo que toda la ciudad salío para
conjurarle que saliera del pueblo. Es un rechazo total, Jesús se retira
sólo. ÉL no tiene nada más que hacer ahí, son paganos sin fe, el
tiempo de los gentiles, no ha llegado todavía. Antes deberá actuar en
Israel, porque su misión es reunir las ovejas dispersas de su pueblo
(cfr. Mt.15,24). El cristiano ha de saber esperar, Jesús venció la
muerte, el pecado y a Satanás con su cruz y resurrección para
siempre. He ahí el motivo para que ÉL venza en nosotros toda
inclinación al mal.
Santa Teresa de Jesús, al final del camino de la oración, donde las
virtudes están bien afianzadas, dos en especial, la humildad,
compañera necesaria en todo este camino, y el temor de Dios contra
las acechanzas del demonio. Lo enseña así: “Diréisme que en qué
veréis que tenéis estas dos virtudes tan grandes, y tenéis razón,
porque cosa muy cierta y determinada no la puede haber; porque
siéndolo de que tenemos amor lo estaremos de que estamos en
gracia. Mas mirad, hermanas, hay unas señales que parece los ciegos
9. las ven, no están secretas: aunque no queráis entenderlas, ellas dan
voces que hacen mucho ruido, porque no son muchos los que con
perfección las tienen, y así se señalan más. ¡Cómo quien no dice
nada: amor y temor de Dios! Son dos castillos fuertes, desde donde se
da guerra al mundo y a los demonios.” (CV 40,2).
JUEVES
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 22, 1-19: El sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe.
b.- Mt. 9, 1-8: Curación de un paralítico.
Este evangelio, nos presenta la curación de un paralítico en
Cafarnaúm. Mateo, luego de presentarnos a Jesús como Maestro con
el Sermón de la Montaña, mostró su señorío sobre las fuerzas del mar
y su poder sobre los demonios. Ahora su palabra misericodiosa hace
frente al pecado de un enfermo, raíz de todo mal, incluso físico (cfr.
Jn.9,1-3). Comienza sanando el espíritu, dañado por el pecado, para
luego, seguir con el cuerpo, enfermo por la parálisis. Es el Salvadord
el hombre global, manifestación viva de la misericordia del Padre (v.2).
Los escribas presentes en la escena, piensan en su interior, que Jesús
es un blasfemo, se arroga una facultad que pertenece sólo a Dios;
Jesús conoce el pensamiento de los escribas (v.4). Esta facultad habla
de la dignidad de Jesús, como Hijo de Dios, que por lo tanto, posee la
también la capacidad de perdonar los pecados (v. 5). En la escena hay
un movimiento ya que la atención se centra ahora no en el enfermo,
sino en Jesús: “Para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene el poder
de perdonar los pecados…” (v. 6). Realiza el portento de que el
hombre camine y se vuelva por su propio pie a casa. La razón del
perdón de los pecados de ese hombre, era el único motivo para la
curación, con lo cual el evangelista quiere señalar, que para Jesús era
más importante la salud del espíritu que la del cuerpo. El que puede
hacer lo más difícil, ¿no podrá hacer lo más fácil? Al revés. Si puede
quitar la enfermedad, ¿no podrá sanar la enfermedad del alma? El
10. poder del Hijo del Hombre se demostró en su enseñanza y la gente lo
experimentó como admiración (cfr. Mt. 7, 28). Es en este tiempo
mesiánico que se borra el pecado, tanto aquí en la tierra, como en el
cielo, ante el trono de Dios. Es el reino de Dios que ha llegado y trae la
salud al hombre integral. La gente admirada, glorificaba a Dios ante
semejante prodigio; pero la maravilla mayor, es que Dios comunicará
semejante poder a los hombres (v.7). Mateo está pensando sin duda
en los ministros de la Iglesia, que han recibido dicho poder de
Jesucristo, de perdonar los pecados a la Iglesia, escogiendo a
hombres que cumplan con esta misión específica. Esta realidad de la
gracia divina, que reconcilia al hombre con Dios, es inseparable de
Cristo y la Iglesia.
Teresa de Jesús, como los amigos llevaron al enfermo ante Jesús,
también nos lleva ante ÉL, por el camino de la oración, es decir, de la
amistad con Dios. Necesitamos convertirnos en amigos fuertes de
Dios. “Querría las mucho avisar que miren no escondan el talento,
pues que parece las quiere Dios escoger para provecho de otras
muchas, en especial en estos tiempos que son menester amigos
fuertes de Dios para sustentar los flacos; y los que esta merced
reconocieran en sí, ténganse por tales, si saben responder con las
leyes que aun la buena amistad del mundo pide; y si no como he
dicho teman y hayan miedo no se hagan a sí mal, y plega a Dios sea
a sí solos.” (V 15, 5).
VIERNES
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 23, 1-4. 19; 24,1-8. 62-67: Isaac amó a Rebeca.
b.- Mt. 9, 9-13: Vocación de Leví y comida con los pecadores.
Este evangelio nos presenta la vocación de Mateo, nombre que
significa, don de Dios (v.9); y la disputa de los fariseos con Jesús,
acerca de su relación con publicanos y pecadores, en el ambiente de
11. una comida (vv.10-13). El evangelista en pocas palabras, nos narra
esta vocación de Mateo (cfr.Mc.2,13-14; Lc.5,27-28). Mateo sentado a
la mesa de los impuestos, obedece el mandato de Cristo de seguirle.
Ser publicano, venía a decir, que era un pecador público, proscritos de
la sociedad judía por su oficio, trabajaban para Roma, cobrando el
impuesto para el emperador. Tenían fama de ladrones. Pero el centro
de gravedad del relato está en las palabras de Jesús: “Sígueme” (v.9).
Como el paralítico, Mateo es liberado de la tiranía del dinero, por la
fuerza de la palabra de Jesús, y su pronta obediencia realiza el
prodigio de levantarse y disponerse a seguir al Maestro. Exigencia que
posee ese llamado el mismo tono de cuando Yahvé llamaba en al AT.
Jesús llama a una misión y ésta justifica el llamado, sin méritos
previos, como había hecho Yahvé al elegir a Israel, su pueblo. La
respuesta está a la misma altura de la llamada, puesto que es
obediencia inmediata, generosa, dada en plena libertad, obediencia a
la fe. En un segundo momento, nos presenta a Jesús, comiendo, en
casa de Mateo, con publicanos y pecadores públicos, personas que no
cumplián con las leyes de los alimentos establecidos por los fariseos
(cfr.Mc.7,3-4.14-23; Hch.10,15; 15,20; Gál.2,12; 1Cor.8-9; Rm.14).
¿Cómo podía el joven rabino de Nazaret, estar en medio de esa
gente? Los fariseos presentan sus inquietudes a los apóstoles (v.11).
Si Jesús comparte con los pecadores en estos banquetes, es para
manifestar la misercordia del Padre, enviado como Médico divino para
sanar a los enfermos y conducirlos a Dios. La cita que hace Jesús,
dirigida a los fariseos esclarece la conducta del Maestro: “Misericordia
quiero, que no sacrificio porque no he venido a llamar a justos sino a
pecadores” (v. 13; Os. 6,6), porque les manda a aprender qué significa
esa sentencia, a ellos que eran expertos en interpretar las Escrituras.
Si partimos por considerar que todos somos pecadores ante Dios y los
hermanos, no podemos sino agradecer el llamado que nos ha hecho el
Señor Jesús a ser sus discípulos, como Mateo, sino que también
como comunidad eclesial y en forma personal, vivir la obediencia a la
fe que hemos recibido. El Sacramento de la Reconciliación puede
12. hacer mucho en ese sentido de tomar conciencia del propio pecado y
acoger la misericordia de Dios en la propia existencia.
Teresa de Jesús, ora la Palabra y el resultado son estas
exclamaciones de un alma enamorada y confiada. “¡Oh, qué recia
cosa os pido, verdadero Dios mío; que queráis a quien no os quiere,
que abráis a quien no os llama, que deis salud a quien gusta de estar
enfermo y anda procurando la enfermedad! Vos decís, Señor mío, que
venís a buscar a los pecadores (Mt. 9, 13); éstos, Señor, son los
verdaderos pecadores; no miréis nuestra ceguedad, mi Dios, sino a la
mucha sangre que derramó vuestro Hijo por nosotros; resplandezca
vuestra misericordia en tan crecida maldad; mirad, Señor, que somos
hechura vuestra; válganos vuestra bondad y misericordia” (Excl. 8,3).
SABADO
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 27, 1-5. 15-29: Jacob le quitó la bendición a Esaú.
b.- Mt. 9, 14-17: Discusión sobre el ayuno.
Si bien este evangelio, sitúa a los apóstoles frente a un tema muy
concreto, como es el ayuno, Jesús se identifica con el Reino de Dios.
Él se presenta como el Mesías esperado, en forma implícita (v.15). Se
presenta como el Esposo de los tiempos mesiánicos, es decir, el
portador de los bienes de la salvación. La imagen del matrimonio, es
común en la Escritura, lo novedoso es que Jesús se identifique con
ese símbolo que Yahvé usa para expresar su relación de amor con su
pueblo Israel (cfr.Os.2,18-20;Is.54,5-6). Jesús, así como suscita
alegría en los espíritus abiertos a Dios, escándalo en los que se
consideran justos, también están, los que quedan perplejos,
desorientados, cuando han iniciado un camino, como es el caso de los
discípulos de Juan, preocupados porque los discípulos del Maestro no
ayunan como ellos y los fariseos (v.14). Sus ayunos apurabn la venida
del Reino de Dios, del Mesías. Jesús es el Novio, los discípulos son
13. los amigos del novio, por lo tanto, tiempo de bodas. No es tiempo de
llanto, ni de ayuno y tampoco de luto, porque el sentido interno del
ayuno es la aflicción por los pecados cometidos, es tiempo de júbilo
por la salvación que alborea. “Llegará el tiempo en que el esposo les
sea arrebatado, entonces ayunarán” (v.15). Este espacio de alegría lo
conocerán los discípulos mientras Jesús ejerce su predicación y
sanación, pero llegará el día en que les sea arrebatado, velado
anuncio del violento final, de la dolorosa separación que provocará su
pasión (cfr. Is.53,8). Con lo que enseña que su acción salvífica estára
muy unida a su muerte y resurrección. Un segundo momento, tenemos
la imagen del remiendo de paño nuevo al vestido viejo y del vino
nuevo puesto en odres viejos (vv.16-17). La novedad del Evangelio no
se puede encerrar en los antiguos moldes religiosos de la fe judía. En
Jesús todo es nuevo, derriba todos los muros, incluso los de la muerte
con la fuerza de su palabra y su amor como Señor Crucificado y
Resucitado. Quien cree en el dinamismo de su Palabra experiementa
júbilo y libertad, porque puso su mirada en Cristo, el auténtico
Salvador.
Teresa, siempre consideró a Jesucristo como el Esposo de su alma
por medio de la consagración en la vida religiosa y los votos. Nuestra
consagración bautismal nos desposa con Cristo Jesús, alianza de
amor y salvación. “Mirad lo que costó a nuestro Esposo el amor que
nos tuvo, que, por librarnos de la muerte, la murió tan penosa como
muerte de cruz.” (5 M 3,12).
P. Julio González C.