Este documento es un periódico cultural mensual de Parque Chacabuco en Buenos Aires. Incluye artículos sobre la historia del parque, que alguna vez albergó un polvorín militar, la vida y obra del escritor Leopoldo Marechal, y notas culturales sobre música, literatura y arte. También presenta una agenda cultural y anuncios sobre un nuevo centro de comerciantes. El editorial reflexiona sobre la importancia de los símbolos patrios como la bandera y la realidad social del país.
1. www.periodicochacabucocultural.blogspot.com.ar
En esta
publicación
- Página 2:
Yo quiero a mi ban-
dera...planchadita
Por Adrián Placenti
- Página 4:
La línea nos cuenta
Por Viviana Agosti
Agenda Cultural
- Página 5:
Nace el Centro de
Comerciantes
- Página 6:
Elementos de Música
Por Adrián Placenti
El sonido del Sol
Por Laura Faus
- Página 8:
Ayer y hoy
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Comuna 7 - Parque Chacabuco - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018
DISTRIBUCIÓN GRATUITA - Tirada: 2000 ejemplares (ISSN 2250-6349)
“Describe tu aldea y describirás el mundo...” - Tolstoi
El Periódico Barrial de Parque Chacabuco
Chacabuco Cultural
El 11 de junio de 1900
nacía Leopoldo Marechal,
maestro, bibliotecario, profe-
sor, poeta, gran novelista y
dramaturgo.
Hoy, 118 años después,
recorremos la vida y la obra
del grandioso escritor que le
dio vida a Adánbuenosayres.
Nuestra historia
Un parque con olor a pólvora
Por Roberto Madrejón
El olor a pólvora pro-
viene del polvorín que allí
funcionó durante 120
años.
Se empezó a construir
el 8 de marzo de 1781,
por orden del virrey Juan
El Rincón Literario
El autor de Adán Buenosayres
Por Silvia Gabrielli
El maestro Antonio Pujia
nació el 11 de junio de 1929
en Polia, un pueblo al Sur de
Italia. A los siete años emi-
gró a la Argentina y debe
destacarse que siempre se
manifestó agradecido de
nuestro país que le brindó
educación pública gratuita.
José de Vértiz. Eran solo
dos pequeños edificios: uno
para depósito de la pólvora
y otro para alojamiento de
la guardia militar, pero de
manera conveniente, estas
construcciones estaban ais-
ladas de las quintas vecinas
por un extenso terreno que
abarcaba la mayor parte de
lo que hoy es el Parque
Chacabuco.
Aunque nosotros, los
porteños del siglo XXI, co-
nocemos a Vértiz por su
obra de mejoramiento ur-
bano y cultural, lo cierto es
que su atención principal
debió estar puesta en la gue-
rra.
Continúa en pág. 3
Fue católico y peronista,
y tanto la pasión religiosa
como la política, vinculadas
con el momento histórico
que le tocó vivir, lo llevaron
a tener una noción fuerte de
pueblo, de patria y de nación.
Fue por eso marginado
por algunos críticos y por la
intelectualidad argentina.
En su momento, sólo Ju-
lio Cortázar supo rescatar su
obra y valorarla. Y en la dé-
cada del sesenta se visibiliza-
rían en su Rayuela, marcas
marechalianas.
Continúa en pág. 5
Desde pequeño mostró
interés por las artes visuales.
Con carbón dibujaba mujeres
en las paredes de su pueblo
natal o realizaba muñecos en
arcilla para el pesebre con
que celebraba la Navidad con
sus amigos italianos.
Continúa en pág. 7
Este antiguo polvorín español que se conserva en Zaragoza, fue construido cuarenta años antes que el de Parque Chacabuco. Sos-
pechamos que su diseño debía ser similar al nuestro, aunque se usasen distintos materiales de construcción.
Plásticamente
Adiós al maestro
Por Viviana Agosti
2. Chacabuco
Cultural
Periódico gratuito
de distribución mensual
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Liliana Dávila
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Creación del medio
Marzo de 2012
Editores
Liliana Dávila
Adrián Enrique Placenti
Equipo de redacción
Viviana Agosti
Mariela Méndez
Silvia Gabrielli
Horacio Galacho
Colaboradores
Lorena Almirón
Laura Faus
ISSN 2250-6349
Registro de
Propiedad Intelectual nro.
5353163
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artículos citando
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Las opiniones expresadas y
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Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 2
periodicochacabucocultural.blogspot.com.ar
Los nostálgicos y los románticos, los trasno-
chadores y los madrugadores, los poetas y los
contadores, los sencillos y los complicados, los
locuaces y los reservados, todos pueden escri-
bir en Chacabuco Cultural.
¡Proponga su carta o artículo!
Editorial
Yo quiero a mi bandera…planchadita
El mes pasado festejamos
otro aniversario del día de la
bandera. La fecha recuerda el
día en que falleció Manuel
Belgrano, su creador: 20 de
junio de 1820.
En el jardín de infantes de
mi hijo, un excelente jardín
público, del que estoy tan
honrado, orgulloso y conten-
to por ser parte de su comu-
nidad educativa, todas las
mañanas lo niñitos y adultos
cantamos una hermosa can-
ción saludando a la bandera
mientras el pabellón patrio se
iza. Es un adorable momento
de comunión, encuentro y
homenaje al símbolo de
nuestra Nación:
“Por una escalerita
muy alto subiré
a buscar una nube blanca
y con un pedacito
de cielo formaré
la Bandera de mi Patria.
Sopla, sopla el viento
brilla, brilla el sol
para que ella juegue feliz
muy cerquita tuyo
quiero crecer
banderita yo te cuidaré.”
Este último 20 de junio,
además, cada maestra hizo un
taller con las familias: niños
y padres hicimos una bandera
argentina sobre un banderín
de cartulina blanco con la
técnica del collage. La foto-
grafía que acompaña la edito-
rial es la reproducción del
banderín que hicimos con mi
hijo. Luego de ese taller y del
trabajo diario de las maestras,
cada vez que por la calle ve-
mos una bandera mi hijo di-
Collage sobre la bandera patria realizado por niños de 2 y 3 años en un excelente trabajo reali-
zado en nuestra escuela pública (jardín de infantes) como motivo de la celebración del día de la
bandera. Por supuesto el lector podrá imaginar distintos celestes y blancos y un centro amarillo
que la impresión en blanco y negro de nuestro periódico impide reproducir.
ce: “papá...mira la bandera:
sheleste, banca y amilla...”
Está claro que la bandera
nos representa, que es sólo
un símbolo pero que nos re-
presenta como sociedad. De
alguna manera, la bandera
somos nosotros mismos. Y
no pude evitar pensar…”que
país esquizofrénico que so-
mos. Cuanta hipocresía”. Por
un lado le enseñamos a nues-
tros hijos a querer la bandera,
ese “trapo” que nos represen-
ta, tarea que dentro del mar-
co institucional llevan ade-
lante maestras cobrando un
sueldo de miseria y dando
todo de sí por educarlos (más
allá de todo el esfuerzo que
los sucesivos gobiernos han
hecho para desprestigiar y
devaluar la docencia y la es-
cuela pública). Y por otro
lado la careta fuera del ros-
tro: una realidad que convali-
damos socialmente y que le
enseña a nuestros hijos que
las ventanas de las casas de-
ben llevar rejas, que hay que
esquivar la caca del perro
que nadie levanta, que “un
gua-guau” con sus dueños
duermen en la calle bajo la
autopista hace meses a una
cuadra de nuestro hogar, que
hay que cruzar rápido la calle
porque sino los autos te pi-
san, que en el granero del
mundo alguien pide limosna
en cada esquina… No pude
evitar pensar en las riquezas
del país entregadas a manos
foráneas, algo que se repite
desde la “era Rivadavia” has-
ta la actualidad, en fin, y
vino a mi mente la canción
de Luca Prodan: "yo quiero a
mi bandera…"Eso sí:
"planchadita, planchadita,
planchadita…"
A.P.
3. www.facebook.com/chacabucocultural
Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 3
Unos años antes, cuando
fue teniente de gobernador
de Buenos Aires (entre
1770 y 1776) debió condu-
cir una ruda campaña contra
los portugueses en la Banda
Oriental y el sur de Brasil.
Después se le encargó ex-
pulsar a los mismos enemi-
gos de la Colonia del Sacra-
mento y lo hizo, pero ense-
guida debió devolver la ciu-
dad en cumplimiento de
tratados firmados en Euro-
pa.
Ya virrey (entre 1778 y
1784), debió armar un ejér-
cito de 2000 hombres para
ayudar al virrey del Perú a
sofocar la rebelión de Túpac
Amaru (1780) y enseguida
tuvo que enfrentar una si-
tuación más exigente: Espa-
ña, en una alianza inexpli-
cable con los rebeldes que
declararon la independencia
norteamericana, entró en
guerra con Inglaterra. Como
consecuencia, el Río de la
Plata quedó en el frente de
batalla, por ser el punto más
probable para un ataque de
la ascendente Albión.
Vértiz desplegó una acti-
vidad impresionante. Reor-
ganizó el ejército, mejoró
las fortalezas y dirigió per-
sonalmente una gran manio-
bra militar en torno a Mon-
tevideo. Es en verdad in-
creíble que haya podido
contar con el armamento, la
pólvora y demás abasteci-
mientos para el ejército y la
marina, puestos en pie de
guerra. Porque además, de-
bía aprovisionar a las expe-
diciones de exploración y
fundación de pueblos que
ordenó realizar en los pun-
tos más distantes del virrei-
nato.
Por supuesto Buenos
Aires contaba ya con varios
depósitos de pólvora. El
principal debía ser la Pólvo-
ra de Cuelli, instalada en los
terrenos, pertenecientes des-
de 1743 a la familia de ese
apellido, en lo que hoy es el
Jardín Botánico.
También estaba el pol-
vorín de Maldonado, ubica-
do junto al arroyo de este
nombre sobre el espacio de
los cuarteles de Palermo.
Más hacia el centro de la
ciudad, estaba el polvorín
de La Residencia
Nuestra historia
Un parque con olor a pólvora
Viene de pág.1
(Humberto Iº y Defensa)
que debía ocupar uno de los
edificios donde los jesuitas
habían instalado su aloja-
miento, un hospital y un
asilo de mujeres. Otro pol-
vorín del que tenemos noti-
cia es el que llaman “de los
negros”, que no hemos po-
dido ubicar.
Había además depósitos
de pólvora en los diversos
establecimientos militares
de Buenos Aires, como el
Cuartel de Artillería del Re-
tiro (en el lugar que hoy
ocupa el palacio de la Can-
cillería) y en el Fuerte
(donde está la Casa Rosa-
da). En este último los in-
gleses de la primera inva-
sión (1806) encontraron 550
barricas que contenían, cada
una, 250 kg de pólvora.
El terreno elegido para
instalar el nuevo polvorín
debía coincidir con el que
ahora está delimitado por la
avenida Asamblea, Emilio
Mitre, Eva Perón, Achával
y la prolongación de esta
última hasta su intersección
con Asamblea. En esa épo-
ca pertenecía al Estado, pe-
ro sus propietarios anterio-
res habían sido los jesuitas
y la Junta de Temporalida-
des.
Los jesuitas adquirieron
en 1740 una estancia de 500
varas de ancho (430 metros)
y una legua (5 km) de fondo
que se extendía en torno a la
calle Emilio Mitre, desde
Asamblea hasta Jonte (en la
Paternal). Esta estancia
quedó agregada a su mayor
y principal posesión de la
región, conocida como Cha-
cra de Belén o de la Resi-
dencia y que hoy es el ba-
rrio de Chacarita. En los
años siguientes, su propie-
dad se amplió al ocupar po-
co a poco los terrenos linde-
ros ubicados hacia el oeste
que fueron abandonados por
sus dueños.
La Chacra de Belén
constituyó una importante
explotación económica con
molinos, hornos de ladri-
llos, corrales y talleres don-
de trabajaban numerosos
esclavos. La estancia anexa
y las propiedades usurpadas
en cambio, fueron parcela-
das y entregadas en arriendo
a distintos vecinos. No me-
nos de veinte, según un in-
teligente estudio de María
Valeria Ciliberto.
Cuando expulsaron a la
Compañía de Jesús, en
1767, a los curas los deste-
rraron, otorgándoles en
compensación una pensión
vitalicia. Las propiedades se
pusieron a cargo de unas
Juntas de Temporalidades,
organismos oficiales espe-
cialmente dedicados a in-
ventariarlas y venderlas en
subasta pública o cederlas al
estado para otros usos.
Las Juntas tenían un pla-
zo de meses, para realizar la
tarea, pero ésta no logró
completarse en lo principal
sino hasta 1785. Luego, sin
que faltara ninguna corrup-
tela, quedaron pendientes
infinidad de juicios que se
resolvieron en las décadas
siguientes.
Todo esta explicación
sirve para entender por qué
lo que antes se llamaba “de
los jesuitas” pasó a ser lue-
go “de temporalidades”. Y
también por qué el nuevo
depósito de pólvora fue de-
nominado “Polvorín de los
Hornos de la Residencia”.
Era porque estaba en un
terreno donde habían residi-
do los padres jesuitas.
Enseguida, sin embargo,
se lo conoció como
"Pólvora (o Polvorín) de
Flores” debido a que los
terrenos vecinos (no los del
Parque) formaban parte de
la enorme propiedad que en
1776 adquirió Juan Diego
Flores (1718-1801), y que
luego sería el pueblo de San
José de Flores (1806).
Como puede verse en el
plano, el terreno del polvo-
rín vino a quedar al borde
de un camino que se cono-
cía entonces como Camino
de Campana, y hoy es la
Avenida Eva Perón.
El Camino de Campana
fue realizado por el rico co-
merciante Francisco Álva-
rez Campana (1707-1773),
que desde 1761 tenía una
chacra de una legua de lar-
go entre las actuales calles
Mariano Acosta y Lacarra.
Así, sin necesidad de reali-
zar ningún rodeo, podía lle-
var a la ciudad lo que pro-
ducía su tierra, como carne,
fruta y leña.
Por el sur, el polvorín
que estaba, bordeaba la ba-
rranca del valle del Ria-
chuelo que corría por entre
las avenidas Asamblea y
Cobo.
La barranca que delimita
el espacio que las aguas del
Riachuelo cubría con sus
aguas en los momentos de
máxima crecida, fueron la-
bradas a lo largo de miles
de años. Y tenían, en pro-
medio, unos ¡25 metros de
altura!. Era allí donde co-
menzaba lo que hoy es el
“Bajo Flores”.
Los demás caminos que
Derecha: plano de 1816 realizado en oportunidad de un
litigio por la posesión del terreno de la pólvora que fue obje-
to de un sonado pleito. Se puede ver (trazadas en fecha pos-
terior), las calles Gaona y Rivadavia. Izquierda: fragmento
del mismo plano con el “Terreno de la Pólvora”. Abajo.
Soldados de la época: blandengue y Fijo de infantería
atravesaban nuestro barrio
eran apenas senderos pero
pronto quedaron bien esta-
blecidas las dos calles que
unían el depósito con el Ca-
mino del Oeste (hoy Aveni-
da Rivadavia), principal vía
de acceso a la ciudad.
Una fue la calle Polvorín
(hoy Emilio Mitre) y la otra
el Camino de la Pólvora
(actual Curapaligüe). Sobre
la primera se instalaría a
principios de la década de
1820 en la esquina noroeste
de Rivadavia y García Lor-
ca la primera de las tres su-
cesivas pulperías conocidas
con el nombre de El Caba-
llito.
4. Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 4
El arte embellece nuestra
vida. Sumerjámonos en el
arte.
visitemos los museos y
muestras que hay en Bue-
nos Aires para cultivarnos
y dar a nuestro espíritu
alimento y paz.
Centro Cultural
Adan Buenosayres
(Bajo autopista, alt. Eva
Perón 1400)
Lunes 16, sábado 21 miér-
coles 25 y viernes 27 a las
14.30. Teatro infantil: “Las
Súper-Aventuras de Dina-
mita ¡Ay, qué Susto!”.
(Primera Parte).
Lunes 16, martes 24 a las
16.15 y jueves 19; sábado
21; miércoles 25 y viernes
27 a las 18 hs., circo-magia:
“Circo Plush”.
Martes 17, domingo 22, jue-
ves 26 a las 14.30 y domin-
go 29 a las 16.15 hs., clown:
“Las Súper-aventuras de
Dinamita ¡Ay, no me acuer-
do!” (Segunda parte).
Martes 17 a las 18, teatro-
circo: “Risas de Invierno”.
Miércoles 18, viernes 20,
lunes 23 a las 14.30 y jueves
26 a las 16.15, teatro infan-
til: “El Sapo y La princesa”.
Miércoles 18, domingo 29 a
las 18, magia: “Chuchulete
ando”.
Del 23 al 30 Artes Visuales
“Amigas en el arte”. Artis-
tas: Sandra Baez, Silvia
Brancato, Consuelo Caune-
do, Miriam Frías, Ana Ma-
ría Mentaberry, Julia Paz,
Paula Santos y Laura Volpi.
Sábado 28 a las 18, teatro
infantil: “La Bella y la Bes-
tia” (adaptación).
Centro Cultural
Marcó del Pont
(Artigas 202)
Sábado 14 a las 18h Inaugu-
ración Artes Visuales:
“Variaciones: Artista/
docente & docente/artista”.
Visitas del 12 al 29 de julio.
Lunes 16 a las 16, títeres:
Agenda Cultural
Universo escolar
Cultura y educación
Por Lorena Almirón
Según el diccionario Real
Academia Española, educa-
ción significa; 2. f. Crianza,
enseñanza y doctrina que se
da a los niños y a los jóve-
nes. 3.f. Instrucción por me-
dio de la acción docente. 4. f.
Cortesía, urbanidad.
Cultura, en cambio, es el
conjunto de conocimientos
que permite a alguien desa-
rrollar su juicio crítico. Tam-
bién es el conjunto de modos
de vida y costumbres, cono-
cimientos y desarrollo artísti-
co, científico, industrial, de
una época, un grupo social,
etc.
De estas definiciones se
deduce que la cultura es una
forma de vida, que se trans-
mite en el curso del tiempo y
configura la conducta social.
Sin duda, tanto las fami-
lias como los docentes de
una escuela tenemos que tra-
bajar cooperativamente para
que ningún niño carezca de
ella o se encuentre limitado a
acceder a una cultura y una
educación de calidad.
Esta incluye el cultivo de
la imaginación, la riqueza
lingüística, las ideas y destre-
zas necesarias para la resolu-
ción de los problemas coti-
dianos, así como situaciones
de ingenio y juegos compar-
tidos. Éstos aspectos, por
supuesto, se van acentuando
a medida que los niños cre-
cen. Entonces es muy valioso
lo que se haga a diario desde
las familias y en las aulas.
Tanto en chicos; como en
jóvenes y adultos, se advierte
la falta de esas condiciones
para desenvolverse en la vi-
da; por ejemplo, poner en
marcha el talento, la crea-
ción, la curiosidad y la vo-
luntad para llevar a cabo
cualquier emprendimiento.
las caminatas, las exposicio-
nes, los museos, la danza y
otras manifestaciones que en
muchos casos se ofrecen en
forma gratuita o “a la go-
rra” .
Estas actividades logran
el ejercicio de pensar me-
diante una guía que “hace
ver” a los niños y jóvenes
más allá de lo superficial.
Esta “guía” no siempre son
los padres o una persona de-
dicada a eso. Está implícito
en los mismos artistas y do-
centes que acompañan estas
experiencias.
Así se promueve la opi-
nión, la inventiva, la indaga-
ción, la voluntad, el senti-
miento, la colaboración, la
participación, aspectos que
hacen al desarrollo personal.
También estará en noso-
tros crear todas estas oportu-
nidades para enriquecer con
múltiples aspectos, el desen-
volvimiento óptimo de las
personas en formación.
“Mientras la sociedad
considera que la contempla-
ción es lo más grave de lo
que se puede acusar a un
ciudadano, la cultura más
refinada piensa que es la
ocupación digna de un hom-
bre.” Oscar Wilde.
¿Por qué sucede esto? La
respuesta estaría en las accio-
nes que realizamos nosotros
como individuos de esta so-
ciedad.
¿Qué hacer frente a estas
situaciones observadas?. Si
bien, sabemos que la educa-
ción establece acciones me-
diante las cuales un grupo
asegura que sus miembros
adquieran experiencia social
y cultural, está en cada uno
de nosotros el alentar y crear
hábitos y costumbres que
reviertan esos aspectos nega-
tivos para una sociedad refle-
xiva, cooperativa, integrado-
ra y colaborativa.
¿Cómo hacerlo? No hay
una única respuesta, ni una
única forma, ni un único lu-
gar social desde el cual ac-
tuar. Cuando educamos, for-
mamos e impartimos conoci-
mientos, estamos hablando
de educación y de cultura.
¿Dónde se puede desarro-
llar esto? No sólo las escue-
las, también el hogar o la
ciudad son lugares donde se
encontrará a la persona y las
actividades donde se pueden
experimentar los diferentes
aspectos artísticos.
A través del teatro, del
cine, los paseos y las ferias,
“Un viaje inolvidable”; Aye-
len Allende.
Martes 17 y 24 a las 14, tea-
tro: “Hansel & Gretel”.
Miércoles 18 a las 16, teatro:
“La magia de Pinocho y Ce-
nicienta”.
Jueves 19, domingo 22 a las
14, show musical: “Copla
Colores”.
Viernes 20 a las 14: Chin-
chulín y Chuleta.
Sábado 21 a las 16, danza
teatro: “El Soldadito de Plo-
mo”; Gabriela Demonte.
Miércoles 25 y viernes 27 a
las 16, danza teatro: “El Sapo
y la Princesa”.
Jueves 26 a las 16, títeres:
"Mateo y la Espada Mágica".
Domingo 29 a las 14, magia:
“Mr Splendini”.
Domingo 29 a las 16, teatro:
“Caperucita Roja” (adapta-
ción).
Polideportivo Chacabuco
(Bajo autopista, alt. Eva
Perón y Puán) 1er
Piso
Coro Informal de Adultos
Mayores “Fortaleza”.
Lunes de 16 a 19.
Informes: 4921-5776
Coordina Alejo Distéfano.
Centro Cultural
El Cántaro
Avenida Caseros 2516
Muestra: “Ecos de Resilien-
cia”. Allí donde podemos
pensarnos, perdernos y vol-
ver a encontrarnos.
Inauguración: sábado 7 de
julio a las 19.
Taller de fanzines a la gorra,
sábado 14 de julio a las 17.
Cierre con los músicos Laura
Canteros y Pablo Odriozola,
sábado 21 de julio a las 19.
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5. Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 5
Comercio barrial
Para celebrar: nace el Centro de Comerciantes
Por Liliana Dávila
Tras varias conversacio-
nes, impulsados por el afán
de superar las dificultades de
la coyuntura y los avances
del mercado online, los co-
merciantes del barrio, logra-
ron constituir un Centro de
Comerciantes de Parque
Chacabuco. La organización
estará empeñada en la aplica-
ción de nuevas estrategias
de venta y en la organización
de promociones que favorez-
can a los vecinos que reali-
zan sus compras habituales
en el barrio.
La iniciativa surgió a par-
tir de reuniones entre Nahir
de “Joyería Gemma” y Gus-
tavo del Salón de belleza
“Gavo”. El vecino Roberto
Destéfano presidente de la
“Fundación Épica”, dedicada
a colaborar con escuelas ru-
rales, fue el mentor del pro-
yecto.
Parque Chacabuco era
uno de los pocos barrios que
no contaba aún con un centro
comercial propio. Esto los
llevó a crear la “Cámara de
Comercio, industria y servi-
cios de Parque Chacabuco
Asociación Civil”, aprove-
chando el impulso que el
Gobierno de la Ciudad está
dando a los Centros Comer-
ciales a Cielo Abierto. Así se
da oportunidad de integrar a
todos los que intervienen en
tareas relacionada a la activi-
dad comercial.
La Cámara podrá peticio-
nar a las autoridades, realizar
festivales, ferias, eventos
culturales y deportivos, y
establecer relaciones con
instituciones de propósitos
similares.
La Comisión que repre-
sentará el Centro Comercial
está integrada por Marta Gi-
migliano (Estudio contable
Gimigliano), Jorge Gamiddo
(“Cara o Cruz” Ropa de ves-
tir), Gustavo J. Roberto
(“Gavo” Salón de belleza),
Nair Sosa (Joyería Gemma),
Marcelo Luppino (“La
Reina” Empanadas), Gustavo
Aramaya (Joyería Gemma) y
Rodrigo Rodríguez
(Garoficina).
Ahora se está poniendo en
marcha el proyecto en
reuniones regulares que se
realizan en el primer piso de
“Po’polo”, en Asamblea y
Cachimayo.
El Rincón Literario
Leopoldo Marechal, autor de Adán Buenosayres
Viene de pág.1
Leopoldo Marechal. en su estudio
Leopoldo Marechal nació
en el barrio de Almagro, pre-
cisamente en la calle Hu-
mahuaca 464, (3764).. Su
padre, Alberto, era uruguayo,
de ascendencia francesa y de
profesión artesano. Su madre
era argentina, se llamaba Lo-
renza Beloqui y tenía ascen-
dencia vasca. Leopoldo fue
el mayor de tres hermanos.
Desde pequeño fue un
gran lector y comenzó a es-
cribir a los 12 años. Solía
pasar los veranos en Maipú y
allí sus amigos lo llamaron
“Buenosaires”, por ser el
único porteño entre ellos.
Su infancia también trans-
currió en la calle Monte Eg-
mont del barrio de Villa
Crespo, (actualmente, Tres
Arroyos 280). Este último
lugar fue la morada casi mo-
nopolizada por los persona-
jes de Adán Buenosayres.
A partir de 1916, transitó
las aulas de la Escuela Nor-
mal de Maestros N° 2 Ma-
riano Acosta, de la que egre-
só a fines de 1919, con el
diploma de maestro.
En 1927 viajó a España,
donde quedó seducido por
Santiago de Compostela y su
catedral. En 1929, se instaló
en Montparnasse, París, don-
de en un cuarto de hotel co-
menzó a gestarse su novela
fundacional. Allí asomaron
las peripecias de su taciturno
personaje por las calles de
Villa Crespo y Saavedra. En
un Buenos Aires de época,
con sus inmigrantes, su tan-
go, sus penurias y amores.
Previo a la escritura de su
obra maestra, Marechal es-
cribió artículos en la revista
Martín Fierro, en la que tam-
bién colaboraba Jorge Luis
Borges.
Finalmente publicó su
novela en agosto de 1948.
La burocracia intelectual
de su propio partido lo mar-
ginó porque no alcanzó a
comprender cómo un escritor
de magnitud popular y nacio-
nal podía realizar un relato
tan complejo y elitista.
Tampoco tuvo en el pú-
blico general la repercusión
esperada y pasaron muchos
años hasta lograr convertirse
en un clásico. Sin embargo
Julio Cortázar exaltó sus va-
lores y consideró a su novela
una de las más importante de
la literatura argentina e his-
panoamericana.
Recién en 1965, pasada
una década de la caída del
peronismo, el escritor fue
reconocido por la crítica y
por los lectores.
La escritura de Marechal
fue laboriosa, tanto que nece-
sitó de muchos cuadernos
para lograr la versión final de
su obra máxima. Era muy
pulcro y detallista por lo que,
según cuentan quienes lo
conocieron, trascribía cada
capítulo varias veces hasta
que tras sucesivas reescritu-
ras terminaba satisfecho con
su trabajo.
En el transcurso de esos
años de redacción de la obra,
en enero de 1934, contrajo
matrimonio con María Zorai-
da Barreiro, una profesora en
letras. Se conocieron cuando
ella, siendo estudiante, esta-
ba elaborando un trabajo so-
bre un escultor y un escritor.
El artista resultó ser el
escultor José Fioravanti
quien le mencionó a Leopol-
do como el gran escritor y
poeta a quien debía entrevis-
tar. Ella concurrió a su domi-
cilio de Villa Crespo y tan
pronto como se vieron se
enamoraron.
Se casaron el 8 de enero
de 1934, y desde entonces
pasaron a residir en la calle
México 3306, en el barrio de
Boedo.
En octubre de 1939, nació
su hija María de los Ángeles
y en 1942 María Magdalena.
Por entonces, hacía ya un
año que vivían en un depar-
tamento de Rivadavia 2341,
donde Marechal finalizó su
Adán Buenosayres.
También escribió sus
otras dos novelas. El banque-
te de Severo Arcángelo y
Megafón o la guerra. Esta
última fue publicada un mes
después de su muerte, ocurri-
da el 26 de junio de 1970.
Poco antes de realizar la
escritura final de su obra
cumbre, falleció su mujer,
que apenas tenía cuarenta
años.
Un año más tarde, cono-
ció a Elbia Rosbaco de
Paoloni, también profesora
en letras, con la que contrajo
casamiento. Esto desencade-
nó un conflicto con sus pe-
queñas hijas, que su segunda
esposa rechazaba. Como re-
sultado, Marechal se distan-
ció de ellas internándolas en
un colegio para alumnos pu-
pilos.
Ocupó casi veinte años de
su vida en la escritura de la
novela: los primeros capítu-
los datan de 1930. Esa escri-
tura alargada en el tiempo
dejó importantes vestigios en
el texto.
Con Adán Buenosayres,
la ciudad tiene su novela y
los personajes de la mitolo-
gía porteña junto con los de
la historia clásica cobran vi-
da dentro de ella.
Aún hay una enorme ri-
queza por descubrir entre sus
páginas.
www.facebook.com/chacabucocultural
La foto al término de una de las reuniones llevadas
a cabo en “Po’polo”
6. Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 6
periodicochacabucocultural.blogspot.com.ar
De tangos y pentagramas
Elementos de música
Por Adrián Placenti
La música es el idioma
universal”. Nada más falso.
Si tenemos la posibilidad de
escuchar el canto y el palmo-
teo de los Bosquimanos del
Kalahari en su ritual de llu-
via, o el sonido desgarrador
del erquencho en las fiestas
de Todos los Santos en el
Norte del país, podemos ana-
lizar esos sonidos, disfrutar-
los y emocionarnos, pero en
definitiva no comprendemos
su mensaje. Es decir, cada
cultura tiene sus propias for-
mas, sus maneras, sus vesti-
mentas, tradiciones, lengua-
jes y su propia música.
Nuestra música, como en
toda la civilización
“occidental”, es la evolución
de la antigua música griega,
nacida miles de años antes de
Cristo. Allí se gestó nuestra
escala musical, es decir, la
escalera o sucesión ordenada
de graduaciones del paráme-
tro “altura del sonido”.
Nuestra escala musical
tiene siete. Y surgieron allí,
por esas remotas épocas, de
la cultura helénica. Muchas
veces, dominados por la idea
de que la música es un len-
guaje universal, creemos que
las manifestaciones musica-
les tienen en todo el mundo
una escala de siete sonidos.
Falso también. Hay músi-
cas construidas en escalas de
sólo tres sonidos, como en
nuestro Altiplano. Y pasando
por todas las gamas, encon-
tramos que hay escalas (en la
cultura árabe, por ejemplo)
de hasta 24 sonidos).
Luego la cultura Romana,
previa y posterior a la apari-
ción del cristianismo, basada
en ese sistema musical grie-
go, lo siguió desarrollando.
De hecho hizo lo propio con
la arquitectura y muchas co-
sas más que tomaron de los
lares de Pitágoras. Luego,
durante todo el Medioevo
hasta el comienzo del Barro-
co (año 1600 de nuestra era)
la música en Europa central
evoluciona lentamente hasta
conformar plenamente nues-
tro sistema actual musical.
(Que, aunque ha recibido
luego de ese momento algu-
nas otras influencias y apor-
tes, lo central en cuanto a su
modo de funcionamiento
quedó establecido allí).
del sonido: altura, duración,
intensidad y timbre. Relacio-
nando esos elementos con lo
expuesto en este artículo ve-
mos que tanto la melodía
como la armonía (la organi-
zación vertical de los soni-
dos) están ligadas a la Altura
del sonido.
Acá podemos tener un
matiz interesante que es la
Textura como se presenta esa
armonía. Con la duración del
sonido podemos relacionar
los aspectos rítmicos y la
métrica. Con la intensidad,
los matices musicales, a ve-
ces dejado un poco de lado y
tan importante en mi opi-
nión. Y con el timbre, los
instrumentos musicales.
En las próximas entregas
iré desarrollando un poco
cada uno de estos aspectos.
¡Chan! ¡Chan!
Quizás, lo central, lo dis-
tintivo de nuestro sistema
musical, es lo que técnica-
mente se llama “armonía
funcional”. Es decir, el papel
que cumplen los acordes en
el armado de la música. Esto
no existió hasta el año 1600.
aunque, como vimos, se llega
a este sistema progresiva-
mente.
No hablé del ritmo, algo
que también evolucionó des-
de los griegos, ni de los ins-
trumentos. A veces, parece
una obviedad decirlo, la elec-
ción tímbrica, o sea los ins-
trumentos qué se usan, es
constitutiva de la música, y
muchas veces ayuda a definir
un género musical. Por ejem-
plo, si pienso en un saxofón,
aparece en mi mente el jazz ;
si pienso en un bandoneón, el
tango canta.
En un número anterior se
puntualizaron los elementos
Hay un sonido que no se
oye, parece un contrasenti-
do, pero les doy mi palabra
de que así es. Lo descubrí
hace muchos años ya, en el
balcón del departamento de
San Bernardo.
Ese balcón chiquito me
regaló miles y miles de tar-
des maravillosas, cuando la
playa insistía en ponerse
caprichosa a puro viento,
el refugio allí para seguir
tomando sol y disfrutar de
unos mates fue siempre uno
de mis tantos momentos
inolvidables.
Revivir la infancia de
mis hijos, las escapadas de
fin de semana con amigas,
las confesiones intermina-
bles con una cerveza helada
en mano…
Estando en soledad, una
tarde de marzo lo descubrí,
es que en marzo, el sol de-
cidía ponerse lentamente
justo delante de mi balcón,
y aunque no solamente para
mí, me gustaba pensar que
así era.
Uno de esos atardeceres,
especialmente calmo, apa-
cible, decidí quedarme has-
ta verlo desaparecer del
todo y entonces lo escu-
ché... ese sonido que no es
perceptible pero que se re-
pite cada día, con cada
puesta de sol, con el último
de sus rayos asomando co-
mo una mano despidiéndo-
se, escuché un "shhhh" casi
inaudible, como el ruego de
silencio de quien se quiere
Contamos un cuento
El sonido del sol
Por Laura Faus
ir a descansar.
El sol no sabe que justa-
mente cuando él se duerme,
se despiertan muchas cosas,
sobre todo en verano, sobre
todo en la costa...
Hoy lo volví a escuchar,
en el patio de mi casa, don-
de me sigue gustando ver el
atardecer aunque sea entre
edificios. Y entonces, en la
quietud apenas interrumpi-
da por los sonidos citadi-
nos, aparece nuevamente
un "shhhhh"...
Me alegró el alma recu-
perar ese momento único de
cada día. Me alegra el alma
el tener la certeza de que
lugares y circunstancias
pueden ser modificados por
las idas y venidas de la vi-
da, pero jamás la esencia de
lo que permanece inaltera-
ble.
Autos y
tranvías
históricos
La Asociación Amigos
del Tranvía cumple su 42°
Aniversario. Y para cele-
brarlo organiza, junto con
varias entidades de coleccio-
nistas de vehículos antiguos,
una mega muestra de autos y
tranvías que tendrá lugar el
domingo 22 de julio, en la
cuadra de Av. Directorio al
1100, entre Emilio Mitre y
Hortiguera, en el Barrio de
Caballito.
¡Será una fiesta!
7. www.facebook.com/chacabucocultural
Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 7
Plásticamente
El adiós al gran maestro Antonio Pujia
Viene de pág.1
Cuando cursaba la escue-
la primaria, dibujaba en los
márgenes de los cuadernos y
en los pizarrones. En estos
espacios mayores, creaba
bellas carteleras que se expo-
nían en cada una de las efe-
mérides patrióticas del año.
Después, en la adolescen-
cia ingresó en la de escuela
de Bellas Artes Manuel Bel-
grano. Continuó en la Escue-
la Nacional de Bellas Artes
Prilidiano Pueyrredón y se
especializó en escultura en la
Escuela Superior de Bellas
Artes Ernesto de la Cárcova.
Antonio nos transmitía su
orgullo por haberse formado
con grandes maestros y reco-
nocía la enorme sabiduría
que ellos poseían.
Sus profesores, a su vez,
reconocieron su talento y con
frecuencia lo invitaron a tra-
“La columna de la vida”
Plaza Vélez Sarsfield, barrio
de Floresta
“Retrato de Hugo del Carril”, estación de Subte Nazca,
de la Línea A.
bajar como ayudante en sus
talleres. Entre esos destaca-
dos docentes, se encontraban
grandes escultores, como
Troiano Troiani, Alfredo
Bigatti, Alberto Lagos y José
Fioravanti.
Siendo aún muy joven, el
propio Antonio se desempe-
ñó como profesor en la histó-
rica escuela de Bellas Artes
Manuel Belgrano.
Fue el precursor del taller
de Escenografía del Teatro
Colón, que armó luego de
ganar en 1970 el concurso de
“Taller de escultura esceno-
gráfica”.
También Antonio solía
visitar periódicamente insti-
tuciones de arte, demostran-
do un gran compromiso por
ellas. Formó parte de las
reuniones que impulsaron la
reapertura de la histórica es-
cuela formadora de excelen-
tes artistas, la Escuela Supe-
rior de Bellas Artes Ernesto
de La Cárcova. Aún en la
actualidad, sin embargo, la
institución no cumple su fun-
ción como tal.
Muchas veces lo crucé en
la Asociación de Estímulos
de Bellas Artes y cuando eso
ocurría Antonio me saludaba
con afecto, dando un fuerte y
sincero abrazo.
Siendo alumna de la es-
cuela Manuel Belgrano, asis-
tí a sus clases magistrales de
croquis. Fue una experiencia
maravillosa. Centenares de
alumnos a su alrededor, ocu-
pábamos a porfía un lugar en
la sala Aída Carballo, para
realizar bocetos rápidos de
un modelo que cambiaba de
pose cada quince minutos.
Una nochecita vino a la
escuela a proyectar la pelícu-
la “La Muestra” que dirigiera
su hijo Lino. Luego de ver el
film, ambos permanecieron
en la sala, conversando y
disfrutando de sacarse fotos
con nosotros.
También Antonio solía
recibir con alegría a los pro-
fesores que, con sus alum-
nos, visitaban su taller.
Antonio formó una gran
familia que lo apoyó y lo
acompañó para que pudiera
desarrollar su obra. Él reco-
nocía y valoraba ese afecto,
colmado de satisfacción. Es-
to le permitía ir cotidiana-
mente a su taller, al que lle-
gaba después de hacer una
larga caminata por el barrio
de Floresta. Luego hacía una
serie de ejercicios de estira-
miento que había aprendido
de las bailarinas del Colón
cuando trabajaba en el taller
de escenografía.
Solía estar atento al des-
tino de las esculturas de sus
maestros y de las propias.
Visitaba las que estaban em-
plazadas en la ciudad y avi-
saba a los funcionarios res-
ponsables de su manteni-
miento si estaban afectadas
por algún deterioro que oca-
sionaba el tiempo o el vanda-
lismo.
Si la obra era suya, cuan-
do lo requería la restauraba.
A media cuadra de su taller,
en la Plaza Vélez Sarsfield,
se encuentra la escultura ”La
columna de la vida”, un mo-
numento a Noemí Areste
realizado en mármol de Ca-
rrara. La escultura fue em-
plazada en 1982.
En el barrio de Flores, en
la estación de subte Nazca de
la Línea A, hay una escultura
en homenaje a Hugo del Ca-
rril que Antonio realizó por
encargo del gobierno de la
ciudad.
El año pasado, en oportu-
nidad de la Noche de los Mu-
seos, donó a la Escuela Mu-
seo de Bellas Artes Gral.
Urquiza (Nº 1 DE 12), una
cabeza realizada por el escul-
tor Troiano Troiani, que re-
presenta al artista y arquitec-
to de esa escuela, Alejandro
Christophersen.
Esta histórica escuela
museo del barrio de Flores,
suele abrir sus puertas al pú-
blico cada año en La Noche
de los Museos.
Antonio Pujia falleció el
sábado 26 de mayo, con 88
años que vivió con plenitud,
colmado de alegría y com-
promiso por la escuela públi-
ca y el arte. Un gran maestro
que quedará en nosotros por
sus enseñanzas, afecto y sa-
biduría.
8. www.periodicochacabucocultural.blogspot.com.ar
Chacabuco Cultural - Año VII - Nro. 40 - Julio 2018 - Página 8
Esquina del Pasaje las Garantías y Tejedor en una foto publicada en la Me-
moria Municipal de 1936. Este paisaje urbano corresponde a una parte del Barrio
Mitre que ocupa el espacio limitado por las calles Del Barco Centenera, Asam-
blea, Emilio Mitre y Zuviría.
Estas viviendas conocidas como “casitas municipales” o también “casa bara-
tas”, se comenzaron a construir en 1917 y se concluyeron en 1925. Todas tenían
en la planta baja un pequeño hall, dos habitaciones, baño y cocina. Una escalera
de madera comunica con un entrepiso que solo incluye una pequeña pieza y con
la planta alta, donde hay dos habitaciones comunicadas entre sí. El entorno com-
prende un pequeño patio al frente y otro al fondo unidos por un pasillo lateral al
aire libre que se desarrolla junto a la medianera.
La misma esquina, hoy. La geometría de las calles, ha permanecido por su-
puesto, pero las sucesivas generaciones que ocuparon esas casas hicieron refac-
ciones destinadas a adaptar las viviendas a las nuevas necesidades y modas de
cada momento.
Como resultado, ahora los muros reemplazan a las rejas. Los pasillos latera-
les han sido cubiertos y si el espacio es suficiente (aunque sea apenas) se hizo
un garaje para resguardar el auto de la familia. Los techos de chapa, con cielo-
rraso suspendido fueron reemplazados por cubiertas de hormigón o tejas, Para
algunos fue importante contar con una terraza con quincho para celebrar el asa-
do dominguero. Para otros, en cambio, la estética cálida del techo a dos aguas
era lo principal..
Ayer y hoy
Barrio Mitre: Pasaje de las Garantías y Tejedor