1. Cerebro
El cerebro humano pesa entre 1.300 y 1.500 gramos. Representa entre el 1,5% y 2% del
peso corporal y consume el 20% de la energía total. Está compuesto por unos 10 a 15 mil
millones de neuronas, cada una de las cuales presenta hasta 20.000 sinapsis, formando una red
estructural que es unas 100 veces más compleja que la red telefónica mundial.
Está dividido en dos hemisferios, uno derecho y otro izquierdo, separados por la cisura
interhemisférica y comunicados mediante el Cuerpo Calloso. El cuerpo calloso está formado por
fibras nerviosas que llevan información de un hemisferio al otro.
La superficie del cerebro se denomina corteza cerebral y está formada por repliegues
constituidos de sustancia gris. Bajo la corteza se encuentra la sustancia blanca. La superficie de
la corteza no es lisa, sino que tiene unas arrugas o pliegues llamadas circunvoluciones; las más
superficiales son unos surcos denominados cisuras. De ellas, las más notables son llamadas las
cisuras de Silvio(lateral), de Rolando(central) y la interhemisférica.
El cerebro es el principal centro elaborador de respuestas: procesa la información sensorial
y controla y coordina el movimiento y el comportamiento: Si bien el bulbo raquídeo es el
encargado de regular los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la
temperatura corporal, el cerebro puede llegar a intervenir en algunos casos. El cerebro es
responsable del pensamiento, las emociones, la memoria y el aprendizaje.
Hasta hace pocos años se pensaba que cada área del cerebro tenía una función exclusiva.
Actualmente se sabe que para cada función interactúan varias áreas entre sí. Además, cuando un
área no especializada es dañada, otra área puede realizar un reemplazo parcial de sus funciones.
El cerebro adulto, puede generar nuevas neuronas, no obstante la capacidad regenerativa del
cerebro es escasa en comparación con otros tejidos.
En los hemisferios se distinguen zonas denominadas
lóbulos, que llevan el nombre del hueso en que se encuentran en
contacto (frontal, parietal...). En los lóbulos se hallan las áreas o
centros nerviosos que regulan funciones determinadas.
Lóbulo frontal: Solamente se desarrolla en los animales más
complejos, como los vertebrados y en especial los homínidos
(hombres). Se encarga de la producción del lenguaje oral y escrito,
toma la información de todas las demás estructuras y las coordina
para actuar de forma conjunta, es responsable de la motivación, la
atención, la conducta, la iniciativa, el juicio, los sentimientos, los
valores y la personalidad. Controla conductas automáticas
(caminar, masticar, etc.) y coordina el movimiento de los ojos, permitiendo el seguimiento de
objetos.
Lóbulo parietal: Encargado de recibir las sensaciones de tacto, calor, frío, presión, etc. Es
responsable de la comprensión y la formulación del habla.
Lóbulo occipital: Procesa imágenes y permite interpretarlas, posibilita el reconocimiento espacial y
la discriminación del movimiento y colores. Se encarga del reconocimiento de ruidos e interviene
en la elaboración del pensamiento y las emociones.
Lóbulo temporal: Es la sede de la audición, el equilibrio y la coordinación. Se ocupa del
reconocimiento de caras y es el centro primario del olfato. Controla emociones y motivaciones
(ansiedad, placer, ira) y la memoria a largo plazo.