1. ENCUENTRO NACIONAL DE PASTORAL SOCIAL
Cuautitlán Izcalli, Edo de Mex., 9 de agosto de 2010
LA DIMENSION SOCIAL DE LA MISION CONTINENTAL
Palabras de bienvenida
+ Gustavo Rodríguez Vega
Obispo de Nuevo Laredo
Presidente de la CEPS
Estimado Hermano Domingo, Arzobispo de Tulancingo,
Estimado Sr. Dr. Mauricio Limón Aguirre,
Subsecretario de la SEMARNAT
Estimados y Estimadas, hermanos todos:
Al congregarnos una vez más en este lugar para tener nuestro encuentro anual de
animadores de la pastoral social en las Diócesis de México, en los Institutos de Vida
Consagrada y en los Organismos que impulsan el apostolado de los laicos, les doy la
más cordial bienvenida, saludándolos con profundo gozo y sincero afecto, recordando
las palabras del salmo «Qué alegría, qué delicia, que los hermanos convivan reunidos»
(Cf. Sal 133).
Nos hemos reunido para convivir, haciendo un alto en nuestro diario caminar y
encontrarnos como hermanos y hermanas, convocados por un sólo Señor, unidos en
una misma fe, partícipes de un mismo Bautismo, hijos e hijas de un mismo Dios y
Padre (Cf. Ef. 4,5) y así fortalecer nuestra identidad de discípulos misioneros de
Jesucristo comprometidos en la animación de la pastoral social.
Convocamos a este encuentro los Obispos que hemos recibido de la Conferencia del
Episcopado Mexicano la encomienda de integrar la Comisión de Pastoral Social para el
trienio 2009‐2012 con la tarea de servir en primer lugar al colegio episcopal para que
cada Obispo en el cumplimiento de su misión sea un verdadero padre de los pobres y
abogado de la justicia y en segundo lugar servir subsidiariamente a las Diócesis y
Provincias Eclesiásticas, en la promoción, desarrollo y animación de la Pastoral Social.
1º. El Objetivo de la CEM para el trienio 20092012
Este servicio lo ofrecemos atendiendo al Objetivo que los Obispos de la CEM nos
hemos dado para este trienio.
“Impulsar la Misión Continental permanente a la luz de la Palabra de
Dios y de la vivencia de la Colegialidad, para propiciar una
evangelización que lleve a formar, discípulos misioneros de Jesucristo,
1
2. en continua conversión, y así contribuir a la reconstrucción del tejido
social siendo constructores de justicia y paz en el país”.
Permítanme destacar algunos elementos de este Objetivo que son útiles para
enmarcar nuestro encuentro.
a) La misión continental
Los Obispos de México hemos hecho nuestra el llamado de la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano para que entre nosotros la Iglesia se ponga en estado de
misión (Cf. DA 213), promoviendo en comunión con todas las Iglesias de nuestro
continente latinoamericano y caribeño una misión continental, precisamente para
“poner a la Iglesia en estado permanente de misión” (DA 551).
El documento de Aparecida nos dice que “la Iglesia necesita una fuerte conmoción que
le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del
sufrimiento de los pobres del continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se
convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo
Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente, una
venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza” (DA 362).
Los discípulos misioneros de Jesucristo, independientemente del estado de vida en el
que realicemos nuestra común vocación bautismal, estamos llamados a asumir una
actitud de permanente conversión que implica escuchar con atención y discernir ‘lo
que el Espíritu está diciendo a las Iglesias’ (Ap 2,29) a través de los signos de los
tiempos en que Dios se manifiesta” (DA 366) y asumir la conversión pastoral de
nuestras comunidades que nos exige pasar de una pastoral de mera conservación a
una pastoral decididamente misionera (Cf. DA 370).
La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia
su misión en las nuevas circunstancias locales, nacionales, latinoamericanas y
mundiales. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del evangelio
arraigado en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con
Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. (Cf. DA 11). No podemos
desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! (DA 548).
b) Misión para que en Cristo nuestros pueblos tengan Vida.
Una de las novedades sobresalientes del documento conclusivo de la V Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano es la vigorosa invitación que hace a la misión
entendida como comunicación de vida plena en Cristo; oferta de vida que integra los
legítimos anhelos de una vida digna orientándolos hacia una vida más plena.
De esta manera el contenido fundamental de la misión propia y específica de la Iglesia
es comunicar la vida de Jesucristo a todas las personas (Cf DA 386); los cristianos
somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras
2
3. (DA 30) y tenemos la certeza de que la decisión de acoger del don de la Vida que nos
ofrece Jesucristo no nos hace menos felices, ni nos pide renunciar a nuestros anhelos
de vivir intensamente la vida en todas sus dimensiones, sino que nos ayuda a
desarrollarnos plenamente y a disfrutar más y mejor de la existencia, porque el Señor
quiere nuestra felicidad en esta tierra. (DA 355).
La vida plena en Cristo, no es una vida que se encierra en un sujeto, sino que tiende a
comunicarse a otros. La vida feliz no se realiza en el aislamiento y en la comodidad
individualista. La vida en plenitud incluye el legítimo disfrute de las cosas de este
mundo (Cf. DA 355) ya que implica el desarrollo pleno de la existencia humana en
todas sus dimensiones: personal, familiar, social y cultural. Con ello Jesucristo se
manifiesta como nuestro Salvador en todos los sentidos de la palabra (Cf. DA 356)
«La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo de
progresar, el gusto por trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien
nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los
proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el
Evangelio y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su
amor sincero» (DA 356)
Es necesario aplicar esta convicción en la pastoral ordinaria, pues “no se concibe que se
pueda anunciar el Evangelio sin que éste ilumine, infunda aliento y esperanza, e inspire
soluciones adecuadas a los problemas de la existencia” (DA 333), cuidando siempre de
ampliar nuestros horizontes, como Jesús lo hizo, “a la Samaritana le da más que agua
del pozo, a la multitud hambrienta le ofrece más que el alivio del hambre. Se entrega El
como la vida en abundancia” Y esta vida nueva en Cristo nos hace participar en la vida
del amor del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que comienza en el bautismo y llega a
su plenitud en la resurrección final. (Cf. DA 357)
c) La conversión pastoral, una exigencia de la Misión
El sujeto de la misión es la comunidad de discípulos misioneros, que están en el
mundo y no están exentos de ver diluido el fervor misionero. Ya Pablo VI lo advertía
hace 35 años al hablar de “la falta de fervor que se manifiesta en la fatiga y en la
desilusión, en la acomodación al ambiente y en el desinterés, y sobre todo en la falta de
alegría y de esperanza” (Cf. EN 80). El documento conclusivo de Aparecida, haciéndose
eco del discurso inaugural de Benedicto XVI dice “nuestro mayor amenaza es el gris
pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en la cual aparentemente todo procede
con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en
mezquindad” (Cf. DA 12)
Aparecida nos pide ser sinceros con nosotros mismos, nos invita a reconocer el
debilitamiento de la vida cristiana (DA 100b) y la realidad de una evangelización que
se hace con poco ardor (DA 100c). Esto podría explicarse por una asimilación de los
discípulos a una cultura marcada por una tendencia generalizada a que cada sujeto se
encierre en el mundo de su cómoda privacidad. “Suele suceder –dice Aparecida‐ que
3
4. defendemos demasiado nuestros espacios de privacidad y disfrute, y nos dejamos
contagiar fácilmente por el consumismo individualista. Por eso, nuestra opción por los
pobres corre el riesgo de quedarse en el plano teórico o meramente emotivo, sin
verdadera incidencia e nuestros comportamientos y decisiones.” (DA 397)
Hoy es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva
(DA 497), con la fuerza del testimonio (Cf DA 159); con nuestra capacidad de
reconocer los legítimos anhelos de dignidad y de felicidad de nuestros pueblos y de
mostrarles cómo la misma Palabra de Dios incita a una vida digna y feliz; con nuestra
certeza de que la vida cristiana sólo se profundiza y desarrolla en la comunión
fraterna (DA 110)
La constatación de que la vida de muchas personas no corresponde al proyecto del
Reino de la vida es una permanente provocación que desafía y desinstala a quien ha
recibido la vida en Cristo.
“Las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y
dolor; contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor
compromiso a favor de la cultura de la vida. El Reino de vida que Cristo vino a traer es
incompatible con esas situaciones inhumanas. Si pretendemos cerrar los ojos ante estas
realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la
muerte.” (DA 358)
Por ello la Conferencia del Episcopado Mexicano se propone como finalidad de su
objetivo «contribuir a la reconstrucción del tejido social siendo constructores de justicia
y paz en el país»
2º. El Objetivo de la CEPS para el trienio 20092012
En la perspectiva de este horizonte que orientará los trabajos de la CEM en el presente
trienio, los Obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social nos hemos
propuesto como objetivo: «Servir a la colegialidad episcopal y a la comunión de las
Iglesias, animando, desarrollando y promoviendo la pastoral social integral, orgánica y
estructurada, en el horizonte de la misión continental en México, para que en Cristo
nuestro pueblo tenga vida digna.»
Quisiera destacar algunos elementos de este objetivo.
a) Promover la pastoral social integral, orgánica y estructurada
Un pastoral social integral
La pastoral social en el horizonte de la misión continental esta llamada a ser una
pastoral social integral, esto implica armonizar todas sus dimensiones en unidad vital
(DA 279). Esta característica nos lleva a fijarnos en dos aspectos fundamentales: la
4
5. unidad vital de la acción evangelizadora y la unidad vital del sujeto e interlocutor que
son, la comunidad y la persona.
La unidad vital de la acción evangelizadora exige incluir todos los elementos
constitutivos de la evangelización. “Toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando
anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del
hombre”1
Al mismo tiempo la unidad vital de la acción evangelizadora exige llevar el anuncio del
Evangelio a todo el hombre y a todos los hombres, promoviendo el paso de
condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas. “El auténtico
desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en
todas sus dimensiones.”2
Una pastoral social orgánica
La Iglesia es comunión en el amor (DA 161), en ella la diversidad de carismas
ministerios y servicios abre el horizonte al ejercicio cotidiano de la comunión y nos
exige el desarrollo práctico de la unidad orgánica (DA 162). La comunión es
misionera y la misión es para la comunión; estamos llamados a la santidad en la
comunión y la misión (DA 163).
La Diócesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la misión.
Debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de
manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se
orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio.
Este proyecto, que surge de un camino de variada participación, hace posible la
pastoral orgánica, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos. Un proyecto sólo es
eficiente si cada comunidad cristiana, cada parroquia, cada comunidad educativa, cada
comunidad de vida consagrada, cada asociación o movimiento y cada pequeña
comunidad se insertan activamente en la pastoral orgánica de cada diócesis. Cada uno
está llamado a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto pastoral
de la Diócesis. (DA 169)
Una pastoral social estructurada
Si la organicidad de la acción pastoral asegura encauzar todas las energías y los
esfuerzos apostólicos para que confluyan en comunión en el gran impulso de la
evangelización, la estructuración de la acción pastoral asegura que la misión
apostólica cuente con los servicios de la animación y la coordinación pastoral de
acuerdo a la naturaleza de las estructuras eclesiales que están animadas por los
principios básicos de colegialidad y comunión.
1
Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in veritate, No. 11.
2
Ibídem.
5
6.
Las estructuras pastorales son un conjunto de relaciones y servicios, distribuidos y
dispuestos en interrelación, para dar soporte y consistencia al cuerpo eclesial y a su
acción pastoral. Fortalecer una pastoral social estructurada implica situar esta tarea
fundamental de la evangelización en el dinamismo y naturaleza propia de la
parroquia, de la diócesis, de la Provincia eclesiástica y de la Conferencia del
Episcopado Mexicano, impulsando conforme a la identidad de cada una de estas
estructuras los servicios de animación pastoral, por los que se sostiene en el aliento de
un mismo Espíritu la acción evangelizadora y los servicios de coordinación pastoral
por los que se asegura que el dinamismo del Espíritu encuentre cauces adecuados,
ordenados y operativos.
b) En el horizonte de la misión continental
Como he señalado antes, una de las dimensiones de la misión continental es la vida
digna, en Cristo, de nuestros pueblos. Bastaría que nos detuviéramos a considerar
atentamente los rostros de los pobres enumerados en el documento conclusivo de
Aparecida para que nos veamos desbordados en nuestras capacidades y posibilidades
reales de responder a los desafíos que nos presentan las difíciles condiciones para la
vida digna que enfrentan millones de hermanos nuestros.
Los esfuerzos que hagamos por integrar las distintas tareas y dimensiones de la
pastoral social nos ayudará a evitar la dispersión de los esfuerzos y la poca incidencia
de nuestras débiles respuestas.
Para ello, en la Comisión Episcopal de Pastoral Social nos hemos propuesto asumir el
criterio de transversalidad, que nos permita hacer coincidir los esfuerzos que realiza
cada dimensión de la CEPS. Este criterio nos pide asumir las tareas que requieren de
una acción conjunta y que tendrían que ser abordadas de manera integral, orgánica y
estructurada.
Ello nos pone el reto de no parcializar, ni fragmentar; de superar la tentación de estar
pensando “¿Quién es el más importante?”; de superar visiones reductivas o
absolutistas de la pastoral; de articular nuestros esfuerzos para actuar como cuerpo
eclesial y todo ello se logrará con una comprensión compartida de la naturaleza de la
misión evangelizadora de la Iglesia y de su dimensión social.
Las tareas que consideramos pertinente asumir transversalmente durante este trienio
son:
i. La Construcción de la paz. Porque urge que todos los discípulos misioneros
de Jesucristo, en la riqueza de carismas, ministerios y vocaciones, asumamos
6
7. unidos los grandes desafíos de la inseguridad y violencia ponen a la misión de
la Iglesia en la construcción de la paz.3
ii. El Cambio climático. Porque la Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la
creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público, para
defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre
todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo.4
iii. La atención a la pobreza. Porque Dar de comer a los hambrientos (cf. Mt
25,35.37.42) es un imperativo ético para la Iglesia universal, que responde a
las enseñanzas de su Fundador, el Señor Jesús, sobre la solidaridad y el
compartir. Además, en la era de la globalización, eliminar el hambre en el
mundo se ha convertido también en una meta que se ha de lograr para
salvaguardar la paz y la estabilidad del planeta.5
iv. Fortalecimiento de la democracia y de la participación ciudadana. Porque
la construcción de un orden social justo, exige la participación de los
discípulos misioneros de Jesucristo que también son ciudadanos, para impulsar
la participación de la sociedad civil en la reorientación y consiguiente
rehabilitación ética de la política.6
Junto con estas cuatro tareas, consideramos también como eje estratégico transversal
la Comunicación Social. Pues la misión implica el anuncio del Mensaje y los
mensajeros, junto con su testimonio, no pueden prescindir hoy de los recursos para la
comunicación que la inteligencia humana pone a su alcance. Hoy una de las formas de
hacer pastoral social es incidir en la opinión pública y no lo podremos hacer si no
contamos con habilidades en los medios de comunicación.
3º. Nuestro Encuentro Nacional 2010
En este amplio horizonte en el que se ubican las tareas para la CEPS ubicamos nuestro
Encuentro Nacional, espacio propicio para el fortalecimiento de la pastoral social en
nuestro país, a través de la convivencia fraterna, del estudio y la oración, y del
intercambio de experiencias.
El tema general que abordaremos desde diferentes perspectivas, guiados por el
criterio de transversalidad es el Cambio Climático. No me entretengo en él, porque
juntos, a lo largo de esta semana, nos enriqueceremos con el conocimiento y la
experiencia de muchas personas, de distintos sectores que compartirán con nosotros
3
Cf. Conferencia del Episcopado Mexicano, Exhortación pastoral, Que en Cristo nuestra paz, México tenga
vida digna, Nos. 230f, 252.
4
Cf. Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in Veritate, No. 51.
5
Cf. Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in Veritate, No. 27.
6
Conferencia del Episcopado Mexicano, Mensaje No hay democracia verdadera y estable sin participación
ciudadana y justicia social, No. 23.
7
8. distintos enfoques para sensibilizarnos en este tema que debemos colocar con
urgencia en la agenda de nuestra pastoral social.
Sí puedo anticiparles que los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social,
estamos preparando, con la anuencia del Consejo Permanente de la CEM un mensaje
sobre el Cambio Climático, que daremos a conocer en los próximos meses en el que
queremos ofrecer nuestro discernimiento, iluminado por el evangelio y la doctrina
social de la Iglesia, para orientar la respuesta de la pastoral social a los desafíos que
este signo de los tiempos pone delante de nosotros.
Sean todos bienvenidos y que los trabajos de este Encuentro sean para mayor gloria
de Dios.
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