Este poema conmemora la masacre de Tlatelolco en 1968 y expresa la pérdida de fe en Dios tras este evento. Luego hace un llamado a amar y cuidar a México, a no malgastar sus recursos ni riquezas, y a luchar por un México nuevo sin corrupción donde se cumplan los sueños y anhelos del pueblo. Finalmente, declara que este México merecido es posible si el pueblo lo exige diciendo "¡YA BASTA!".