Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954) es un ejemplo de la interdisciplinariedad y de la intertextualidad que caracterizan a la poesía mexicana contemporánea. Su generación, la de los cincuenta, está muy ligada a la universidad, de modo que en sus textos se advierte una profunda influencia de las artes y de las obras que han leído antes o durante su escritura. El trabajo «Filiación y continuidad de la poesía mexicana reciente» que Quirarte publicó en 1982 ya explicaba tales transbordos literarios. En la siguiente comunicación analizamos los nexos que existen entre el poeta y la pintura, la historia o el cómic; así como la tradición hispanoamericana, francesa o anglosajona que hereda y renueva proponiendo un nuevo texto que, sin abandonar el referente del que parte, arriba a límites distintos y distantes. Arthur Rimbaud y su «Je est un autre» conforman el doppelgänger del enmascaramiento; Herman Melville y Moby Dick, su poética; Alí Chumacero, la forma de sus versos; Bonifaz Nuño, la cultura clásica; y José Emilio Pacheco, el detalle cotidiano como trasfondo. Su padre, el historiador Martín Quirarte, protagoniza una escritura del dolor tras el suicidio familiar en el poema «Razones del samurai», presente en el libro homónimo que publicó en el año 2000. El pintor renacentista que se pudo enamorar de su modelo deviene en los sonetos de Fra Filippo Lippi: Cancionero de Lucrezia Buti (1982). Por su parte, el Hombre Araña recorre la ciudad insomne en la cadencia y la sintaxis del poema «Spider Man Blues», en Como a veces la vida (2000). Los rasgos de Vicente Quirarte permiten entender la poesía de quienes nacieron en México en la década de los cincuenta y todavía están publicando una obra que salta y asalta el tiempo y el espacio.