4. Un profesional de la publicidad que pasaba
frente a él, se detuvo y observó unas pocas
monedas en la gorra.
5. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio la
vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
6. Luego volvió a poner el pedazo de madera
sobre los pies del ciego y se fue.
7. Por la tarde el publicista vvoollvviióó aa ppaassaarr
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8. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó
si había sido él el que reescribió su cartel
y, sobre todo, qué había puesto.
9. El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu
anuncio, pero con otras palabras”, sonrió y
siguió su camino.