La frontera y la invención de una vestimenta en la construcción identitaria de los criollos en el chaco tarijeño
1. LA FRONTERA EN LA INVENCIÓN DE UNA VESTIMENTA EN LA CONSTRUCCIÓN
IDENTITARIA DE LOS CRIOLLOS EN EL CHACO TARIJEÑO.
Por José Luis Claros López (*)
Introducción.
Los habitantes del Chaco Tarijeño por su evidente situación de pobladores de una región
geográfica de frontera recibieron para la construcción de su identidad no solo influencia
del otro lado de la frontera durante la primera mitad del siglo XX sino también del interior
de la nación Boliviana esto sobre todo en lo cultural y por ese motivo no se debe caer en
la negación de toda vinculación con la cultura del norte Argentino, porque hacerlo es caer
en un error y una suerte de negación voluntaria de la esencia misma del Chaco como un
lugar de encuentro. En todo caso la construcción identitaria de un segmento poblacional
del Chaco Tarijeño que se reconoce como “Criollo” pasa por la invención de una
vestimenta que lo diferencia y lo identifique como un habitante de la llanura Chaqueña,
sobre todo en su relación con los pueblos del interior de la nación Boliviana. Es una
invención la vestimenta del Criollo en el Chaco Tarijeño, por ser el resultado del encuentro
cultural y haber sufrido evoluciones a partir de finales de la década del setenta ya que al
comprender que la vestimenta o el estilo corporal definen en realidad quienes somos
como resultado de nuestras decisiones vestimentarias en un espacio territorial o un
estadio histórico. Si intentáramos hacer un rastreo de esta situación encontraríamos que
en el caso especifico del habitante del Chaco Tarijeño no siempre fue así y que la forma
en que creemos hallar la verdad íntima del otro a través de la interpretación de sus
maneras más externas (en este caso su manera de vestir), es una condición heredada de
un tiempo precedente como muchos de los valores que rigen la actualidad de cualquier
sociedad.1
Es importante comprender que desde el siglo XIX en el espacio territorial del Chaco
Tarijeño, conviven por un lado los descendientes de los pueblos indígenas que fueron
asimilados en la nación Chiriguana y en otras identidades desperdigadas a lo largo de la
llanura chaqueña y por el otro lado los descendientes de los “colonizadores” que después
se autodenominaran a lo largo del siglo XX como “criollos” y que son en su gran mayoría
descendientes de Tarijeños. A este proceso de conformación poblacional diversa se debe
agregar también la presencia de la migración europea que se produce a lo largo del siglo
XX como consecuencia de las situaciones de conflicto y de crisis económica que afecto al
continente europeo.
El espacio territorial del Chaco Tarijeño con relación a su condición de frontera hasta el
presente fue un espacio donde la movilidad es constante. Si bien es cierto que la frontera
es una categoría de espacio temporal que al establecerse como un territorio, con un límite
opera como sistema de alcance diferencial con respecto al vecino. Eso en el caso del
Chaco Tarijeño es la causal para que su población que no se define como descendiente
de indígena procure apropiarse, material o simbólicamente, de una identidad y llegado el
momento incluso el inventar una identidad y reinventarla después.
El momento de la creación identitaria del Criollo en el Chaco Tarijeño.
Es a partir de los procesos migratorios de finales del Siglo XIX y comienzos del siglo XX
cuando notoriamente se incrementaron la movilidad entre Bolivia y las provincias del norte
de Argentina de 6607 migrantes en 1895 a 16916 migrantes en 19142
que si bien es cierto
fue por diversos factores; es claro que un porcentaje de dicha migración boliviana
2. comienza un proceso de asimilación cultural e incluso deciden no retornar a su país de
origen. Pero es en realidad en el estadio histórico de la primera mitad del siglo XX que los
habitantes del Chaco Tarijeño comienzan a crear en el imaginario colectivo una identidad
que los diferencie como habitantes de la llanura en su relación tanto con el interior de la
nación Boliviana pero por sobre todo con el valle de Tarija.
Es a partir de la Guerra del Chaco que la construcción identitaria de los habitantes del
Chaco Tarijeño cobra mayor necesidad, sobre todo por parte de la elite rural que tenia
mayores privilegios e influencia sobre todo en su relación con los delegados provenientes
de Tarija que trabajaban en la administración pública, incluso más que la naciente
burguesía comercial asentada en el ámbito urbano y que por su origen extranjero y no
nacional no se sienten propios del lugar y consideran su permanencia en el Chaco como
algo coyuntural. La utilización del término: “criollo”3
no es nueva en Latinoamérica; ya que
Criollo, es un americanismo que se empleó desde la época de la colonización de América
aplicándolo a los nacidos en el continente americano, del país, pero con un origen
europeo. En el Chaco Tarijeño, al igual que sucediese en el resto de la América Española
durante el siglo XVIII los habitantes que se autodenominan como “criollos” controlan la
propiedad agraria y adquieren con esto un gran poder económico y una gran
consideración social. Pero no se sienten dueños del poder político. Esta situación con el
paso sucedáneo del tiempo cambiaría.
En el ámbito rural del Chaco Tarijeño, la utilización del término: “criollo” por parte de los
habitantes del campo y luego también de sus descendientes que viven en los centros
urbanos de Yacuiba, Carapari y Villa Montes comienza recién de acuerdo a los
testimonios orales recién en la década del 40 y comienzos de la década del 50. Antes de
eso las referencias a estos habitantes sin importar el lugar de su procedencia es solo la
de “colonos”. Es importante su aporte durante los años del conflicto ya que a diferencia de
los guías indígenas, los colonos se reconocen como parte de la nación Boliviana.
Es así como los que se autodenominan “criollos” son en realidad los descendientes de
“colonos” (habitantes provenientes en su mayoría del Valle de Tarija, como también de la
provincia de Camargo y otras del interior de la nación Boliviana) que llegaron de forma
voluntaria a los primeros asentamientos en la zona próximas al actual Caraparí y a partir
de la década del 40 del siglo XIX al valle de Caiza, también existen los registros de
asentamientos no voluntarios (a la fuerza) como se da en el caso de la construcción y
posterior poblamiento de Villa Rodrigo (Caiza) por parte de prisioneros de guerra
peruanos (1843)4
y no será hasta después de 1905 que dé comienzo a un incremento del
poblamiento de la zona de Villa Montes.
Elementos de la construcción identitaria del Criollo en el Chaco Tarijeño.
Los elementos evidentes en la construcción identitaria son el folklore musical de la región
del Chaco Tarijeño, que en uno de sus casos más conocidos: la Chacarera; es indudable
su popularización entre los hacendados del campo y a partir de la segunda mitad del siglo
XX entre los habitantes de los centros urbanos pero no es una danza propia sino uno de
los elementos que forman parte de la construcción de la identidad cultural del criollo en el
Chaco Tarijeño, sin lugar a dudas fue como resultado del flujo comercial con las
provincias del norte argentino que la Chacarera comienza su asimilación en el imaginario
de los habitantes del Chaco, adquiriendo algunas modificaciones coreográficas durante la
danza. La chacarera para el criollo del Chaco Tarijeño como toda danza ha dejado de ser
un ente cantado y coreográfico, para pasar a ser un todo poético y verbal5
. Pero no solo
3. es la danza, existen otros elementos necesarios en esta construcción identitaria del criollo
en el Chaco Tarijeño lo constituyen los instrumentos musicales como el violín6
cuya
procedencia es el valle central de Tarija, en la frontera del Chaco Tarijeño como lo es en
la frontera del Bermejo las influencias folklóricas del Valle Central de igual modo son
notorias, como lo es aquello que cruza la frontera desde el vecino país (Argentina).7
No se
puede concebir una chacarera sin la utilización de un violín. La danza y la música llegan
con la fiesta, sea esta las sociales o las religiosas en el mundo rural las fiestas religiosas
no solo se las vivía con la solemnidad de los actos litúrgicos sino también finalizados los
mismos comenzaban la exteriorización de los sentimientos de felicidad y alegría con el
ritmo de la música y la interpretación de una chacarera. Es evidente que las primeras
chacareras eran solo instrumentales (violín y bombo), hasta que comenzaron con el
tiempo a incluirles un acompañamiento poético, es así que la narrativa musical se
transforma en un testimonio oral necesario en la investigación de las características de la
construcción identitaria del criollo en el Chaco Tarijeño, esto sobre todo a partir de 1969
con la grabación de “Pasacana” por el dúo del Pasacanal. Dos canciones son
emblemáticas para esta etapa: “La Parreñita” que es una tonada y la “Flor de Pasacana”
una chacarera interpretadas por Fortunato Gallardo en el violín y Alberto Choque en el
bombo (dúo del Pasacanal). A partir de aquel momento la narrativa musical cobra fuerza
contando la querencia que no es otra cosa que el amor por la tierra y las costumbres del
hombre y la mujer del campo (autodenominados como criollos) que marcan la diferencia
con los otros que vienen de afuera.
Invención de una vestimenta en la construcción identitaria del criollo en el Chaco
Tarijeño.
Es también a partir de finales de la década del 70 que se produce un cambio significativo
con la evolución en la vestimenta identitaria del criollo en el Chaco Tarijeño; no existen
registros fotográficos anteriores a esta década que demuestren que los hacendados y
demás población que se autodenomina “criolla” utilizase un sombrero de cuero con un
dobles, si bien es cierto que existen remembranzas orales sobre la utilización de dicho
sombrero en las labores del campo pero dichas remembranzas orales pueden ser
fácilmente identificadas en un estadio histórico entre 1960 y 1970 no así en otros
momentos, por consiguiente era normal y hasta propio de la identidad del criollo hasta
antes de finales de la década del 70 y comienzos de la década del 80 que adquieran y
utilicen sombreros de paño casi siempre en comercios del norte argentino. También era
parte de las características de la indumentaria del criollo la utilización de un saco y un
corbatín, pero lo más notorio era el pantalón ancho ya sus mayores se vestían por lo cual
sentían orgullo de usar un sombrero de paña, poncho de color caqui y estar bien
trajeados. La evidencia fotográfica sobre todo la existente en la colección: “Yacuiba de
antaño”8
y otros documentos gráficos demuestran que por ejemplo dichos pantalones
abombachados de diseño sobrio son utilizados de forma permanente por el hombre del
campo incluso antes de que se produjese la Guerra del Chaco (ver fotografía fechada en
agosto 1931). Pero aquí se da la primera invención, en 1969 el Dúo del Pasacanal
utilizaba la indumentaria de acuerdo a las características de la construcción identitaria del
criollo hasta ese estadio histórico, pero se sucedió lo siguiente: al alejarse de la frontera y
entrar en contacto con el interior de la nación boliviana, se los identificaba como si fueran
extranjeros y promocionasen tanto la música como la indumentaria del norte argentino:
“del gaucho”.
4. Fotografía: 15 de agosto de 1931, El Palmar. Fortunato Aré con su esposa María Manuela
Márquez. (Nótese los detalles de la indumentaria: Pantalón abombachado, cinturón ancho
y las botas altas hasta las rodillas).
Esto es resultado lógico de su condición de frontera, el criollo durante más de 50 años
había estado construyendo una identidad que poseía similitudes en lo que se refiere a la
indumentaria como lo podemos notar al comparar esta vestimenta con la vestimenta de
quienes interpretan la danza de la chacarera en el dibujo titulado: “La Chacarera” de
Aurora de Prieto (1947) que representa la danza de la chacarera interpretada por dos
bailarines argentinos y que forma parte de las ilustraciones del libro: “Danzas
Argentinas”9
.
5. La Chacarera de Aurora de Prieto
Pero son notorias las diferencias: El criollo del Chaco Tarijeño utilizaba botas altas y no
así bajas como es lo común al otro lado de la frontera, el pantalón también es más ancho.
En 1977 cuando los Canarios del Chaco, consiguen participar exitosamente del IV
Festival Folklórico Nacional de la Canción Estudiantil utilizan una indumentaria que les
permite asumir una identidad que no sea confundida por el jurado como “gauchos”. Se
produce uno de los primeros registros fotográficos de un sombrero de cuero con un
dobles como un símbolo que comienza desde ese momento a ser parte de la construcción
identitaria del criollo, pero también se puede evidenciar la utilización de ponchos con los
colores comúnmente utilizados en el Valle Central de Tarija y ya conocidos en el interior
del país y fácilmente asociados al sur de Bolivia, además de camisas blancas
acompañadas de corbatines rojos. Ya que sucedió que hasta 1994 en el Chaco Tarijeño
era normal y oficial para los actos cívicos la utilización de la bandera de Tarija, la bandera
Verde y Blanco no será declarada símbolo regional hasta ese año.
Los Canarios del Chaco, a lo largo de su trayectoria musical y de sus registros
fotográficos evidencian la utilización de la indumentaria de gala que incluía un sombrero
de paño, colores caquis en la ropa y sobre todo un poncho que difiere bastante del
poncho salteño pero con un cierto grado de proximidad al poncho jujeño que igual que el
poncho del Chaco Tarijeño se confunde con el color de la tierra. Es importante, señalar
que aquí surge uno de los símbolos más reconocidos del Chaco Tarijeño. El sombrero y
también la invención o asimilación en el imaginario del resto de la nación boliviana que un
poncho rojo con una delgada franja negra conocido como el “poncho salteño”10
fuese
propio del sur de Bolivia. Es a partir de 2011 que cantautores Yacuibeños como Luchin
Zeballos comienzan a revalorizar el poncho color tierra, utilizado por los criollos del Chaco
Tarijeño durante las primeras décadas del siglo XX. Esta revalorización surge como una
respuesta de la exagerada modificación de la vestimenta sobre todo de quienes
interpretan expresiones artísticas como la danza de la chacarera tanto en la misma región
del Chaco Tarijeño como en el interior de la nación Boliviana.
6. Fotografías de los “Canarios del Chaco” utilizando vestimenta identitaria del criollo del
Chaco Tarijeño.
Sin embargo en la narrativa poético-musical consolida como símbolo del chaco más que
del criollo al sombrero: “…Poco importa que la suela sea de vaca o de novillo lo que
importa es que el sombrero sea chaqueño y tenga brillo. […] Pero mucho más lo quiero
porque es como un distintivo de este Chaco tan precioso donde yo tranquilo vivo…”
(Pelicelli, 1996)11
la popularidad del tema es uno de los factores que influyen en la
desvalorización del sombrero de paño y que se imponga el sombrero de cuero como un
símbolo en la construcción identitaria del criollo del Chaco Tarijeño. La narrativa poético-
musical también nos va guiando por ese choque cotidiano que representa la convivencia
de lo rural y lo citadino: “…Me gusta verme en el barrio donde me vieron crecer el trompo
y las bolillas jugando hasta al anochecer […] ojos llenos de querencias violines dentro del
ser…” (Cuellar, 1999). Una cotidianidad que ya evidentemente se encontraba bastante
alejada de la realidad con la cual se conocía los territorios del Chaco como un lugar donde
“…no existe el concepto de Patria y el cuatrerismo está asolando las estancias…”12
un
pensamiento generalizado en 1904 en la capital del departamento y también en el interior
de la nación Boliviana era pues que la región del Chaco Tarijeño, carecía de una identidad
propia y era más bien una tierra asolada por diversas calamidades a la vez que por sus
condiciones naturales era un espacio territorial de difícil asentamiento para los pobladores
provenientes del interior.
Conclusión.
Ser frontera es la razón por la cual existen similitudes con la cultura del norte argentino, lo
cual no signifique una aculturación sino más bien contribuye con algunos elementos en la
construcción identitaria del criollo en el Chaco Tarijeño.
La evidencia fotográfica custodiada en la colección “Yacuiba de antaño” que constituye la
muestra de la vida social del campo y de la ciudad en los cien años del siglo XX son la
prueba de que no existió hasta finales de la década del 70 y comienzos de los 80 una
indumentaria definitiva que sea identitaria del criollo del Chaco Tarijeño, desde 2011
7. surge tanto en los intérpretes de música criolla, la búsqueda de nuevos símbolos que los
diferencien de los otros músicos e intérpretes de chacarera del norte argentino, lo que da
lugar a una revalorización de la indumentaria característica del criollo de los primeros
cincuenta años del siglo XX.
Tanto la narrativa musical, como el texto poético compilado y publicado por sus autores
recién a partir de la década del ochenta describen con simples alusiones la vestimenta del
criollo, pero si nos dan una visión de la laboriosa vida del campo. Es indudable que la
vestimenta es una tarjeta de presentación que pone en evidencia no solo una distinción
de clase u oficio, sino nuestras más profundas aspiraciones.13
En ese entendido la
vestimenta de los criollos del Chaco Tarijeño buscaba desde 1900 el poseer
características particulares que marquen una condición identitaria.
Bibliografía.
ARZE AGUIRRE, René. El silencio no me dejaba dormir: Entrevista a don Mario
Estenssoro. Revista Ciencia y Cultura. Nro. 11 La Paz, Diciembre de 2002
BARRIOS BUENO, Luis Carlos. Leocadio Trigo. Sociedad Científica de Estudiantes de
Derecho, Tarija. 2008
CLAROS LÓPEZ, José Luis. Apuntes sobre la fundación de Caiza: Los prisioneros
peruanos en su desarrollo. La Columna de Jose. Periódico El Chaqueño. Yacuiba,
edición de 9 de julio de 2012.
DE PIETRO, Aurora/CASTILLO, Cátulo. Danzas Argentinas. Editorial Peuser. Buenos
Aires, 1947.
DOMENECH, Hervé/CELTON, Dora/ARZE, Hugo/HAMELIN, Philippe. Movilidad y
Procesos Migratorios en el espacio de Frontera Argentino-Boliviana. IRD – UAJMS.
FERNÁNDEZ SILVA, Claudia. El vestuario como identidad, del gesto personal al
colectivo. Conferencia dictada en la 8va Jornada Académica de Diseño Industrial “las
personas y los diseñadores una buena sociedad” en Abril 28 de 2010. Universidad
Pontificia Bolivariana
JEREZ, Omar. Ciudad, identidades, y fronteras. Universidad Nacional de Jujuy,
Argentina/CONICET. 2002.
PELICELLI, Oliverio. Mi sombrero Chaqueño. 1996
8. 1
Fernández Silva, Claudia. El vestuario como identidad, del gesto personal al colectivo. Conferencia dictada
en la 8va Jornada Académica de Diseño Industrial “las personas y los diseñadores una buena sociedad” en
Abril 28 de 2010. Universidad Pontificia Bolivariana.
2
Pág. 56 Domenech, Hervé/Celton, Dora/Arze, Hugo/Hamelin, Philippe. Movilidad y Procesos Migratorios
en el espacio de Frontera Argentino-Boliviana. UAJMS
3
Criollo es una palabra que deriva del verbo "criar", un criollo es alguien que se ha criado en un
determinado territorio.
4
Pág. 3 Claros López, José Luis. Apuntes sobre la fundación de Caiza: Los prisioneros peruanos en su
desarrollo. La Columna de Jose. Periódico El Chaqueño. Yacuiba, edición de 9 de julio de 2012. Así sucedió
que algunos de los prisioneros de guerra tomados luego de la Batalla de Ingavi llegaron al Chaco Tarijeño
en 1843.
5
De Pietro, Aurora/Castillo, Cátulo. Danzas Argentinas. Editorial Peuser. Buenos Aires, 1947
6
“…Mi padre fue abogado y ejerció su profesión hasta los 90 años como Presidente de la Corte Superior del
Distrito de Tarija, pero era esencialmente un músico. Aparte del piano cultivaba otros instrumentos, formaba
parte de una especie de filarmónica; mi tío lo mismo, era otro músico que tocaba violín, de manera que
aunque ellos tuvieran unos antecesores de diversas actividades, la música constituyó un motivo esencial de
expresión espiritual o artística…” ARZE AGUIRRE, René. El silencio no me dejaba dormir: Entrevista a don
Mario Estenssoro. Revista Ciencia y Cultura. Nro. 11 La Paz, Diciembre de 2002
7
Jerez, Omar. Ciudad, identidades, y fronteras. Universidad Nacional de Jujuy, Argentina/CONICET. 2002.
8
Colección Fotográfica “Yacuiba de antaño”. Propiedad del Gobierno Autónomo Municipal de Yacuiba.
9
De Pietro, Aurora/Castillo, Cátulo. Danzas Argentinas. Editorial Peuser. Buenos Aires, 1947
10
Durante la guerra gaucha de la segunda década del siglo XIX, los soldados del general Martín Miguel de
Güemes, llamados "Los infernales", vestían un poncho rojo durante el combate. Tras la muerte de Güemes
en combate, se agregaron las dos franjas negras en señal de luto.
11
“Mi sombrero Chaqueño” Canción Letra y música de Oliverio Pelicelli. Interpretada por Juan Enrique
Jurado en 1996.
12
Pág. 2 Barrios Bueno, Luis Carlos. Leocadio Trigo. Sociedad Científica de Estudiantes de Derecho, Tarija.
2008
13
Fernández Silva, Claudia. El vestuario como identidad, del gesto personal al colectivo. Conferencia
dictada en la 8va Jornada Académica de Diseño Industrial “las personas y los diseñadores una buena
sociedad” en Abril 28 de 2010. Universidad Pontificia Bolivariana.