1. Todo el dolor (y la rabia transformadora) de Monte Olivo
Andrés Cabanas
La indiferencia de medios de comunicación y actores político-económicos
ante el asesinato de dos niños en Monte Olivo, Alta Verapaz, revela la
estrecha connivencia entre poderes empresariales, gobernantes y
mediadores de opinión, tanto nacionales como internacionales. Al mismo
tiempo, los silencios institucionales alientan la impunidad y facilitan que
hechos similares, incluso de mayor gravedad, vuelvan a repetirse.
En el análisis de los asesinatos de Monte Olivo es necesario tener en
cuenta al menos cuatro elementos estructurales, que rebasan una
visión local e individualizada (agresor en estado ebrio quien, de
forma casual, comete un hecho condenable, sin que la empresa y
gobernantes tengan responsabilidades).
El primer elemento contextual
ubica los asesinatos como
consecuencia de una permanente y
cada vez más agresiva campaña de
persecución de las luchas y de los
movimientos en defensa del
territorio (en general, de todos los
movimientos sociales), a los que
sistemáticamente se acusa de
criminales, terroristas, aliados con
actores espurios (narcotráfico y
otros), o se deslegitima al
pretender que actúan con
desinformación y están cooptados,
manipulados, asesorados y
financiados por organizaciones de
fuera (de la capital e
internacionales). En el marco de
una dictadura de facto
(hipercentralización del poder y
gobierno sin apoyo de la ley) se
niegan derechos reconocidos
constitucionalmente, entre otros la
libertad de acción (hacer lo que la
ley no prohíbe, artículo 5 de la
Constitución); los derechos de
reunión y manifestación, que no
pueden ser restringidos,
disminuidos o coartados (artículo
33); el derecho de asociación
(artículo 34); el derecho de libre
emisión del pensamiento (artículo
35); la legitimidad de la resistencia
para la protección y defensa de los
derechos y garantías consignados
por la Constitución (artículo 45); el
Memorial de Guatemala
Análisis crítico de la realidad
www.memorialguatemala.blogspot.com
memoriagua@yahoo.com
Autor: Andrés Cabanas Díaz
Tercera etapa
Documento número 5
31 de agosto de 2013
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Reconquista, número 5 Todo el dolor (y la rabia
transformadora) de Monte Olivo
derecho a la consulta reconocido
por la OIT.
Al estar alentada desde el gobierno
y las empresas, al ser replicada por
importantes columnistas y medios
de comunicación, la campaña
genera un ambiente favorable a la
persecución (física) de líderes
comunitarios.
Si en algunos momentos de los
muy violentos pronunciamientos
promovidos entre otros por la
Fundación contra el Terrorismo
(nunca rebatidos por autoridades)
nos preguntamos cuándo se
pasaría de las declaraciones a los
hechos, la respuesta es que ya
estamos en esa fase, y que parecen
no existir límites en la espiral de
agresión.
El segundo elemento analiza los
asesinatos en el marco de la
violencia estructural utilizada por
las empresas para la implantación
de su modelo. Este modelo,
construido al margen de las
voluntades comunitarias, de su
identidad, historia y cultura, de su
comprensión de la naturaleza como
ser vivo y por tanto sujeto (no
objeto a explotar), rompe
dinámicas históricas y resquebraja
las cohesiones (ya de por sí
amenazadas) comunitarias y
territoriales, así como lleva al límite
la capacidad de sobrevivencia de la
naturaleza.
A pesar de que empresas y
gobierno insisten en que este
modelo supone desarrollo para
todos, se convierte en la práctica
en impositivo, excluyente y
violento. Al operar en contextos
comunitarios muy adversos, hace
imprescindible el uso de la fuerza,
al tiempo que utiliza el diálogo de
forma táctica y complementaria.
El Estado neoliberal extractivista, oligarca, racista, patriarcal y
militar, presente en Monte Olivo
Tercer elemento: la democracia
guatemalteca (siempre en
construcción) y la lógica de la paz
(debilitada-extenuada) se resienten
ante el empuje de las empresas,
especialmente desde la llegada al
poder de los operadores del
proyecto oligárquico-militarista: el
equipo de Otto Pérez Molina y el
Partido Patriota.
Las dinámicas colectivas se pliegan
ante la pulsión de intereses
individuales y mercantiles, tanto de
empresas extranjeras como de
negocios nacionales o, en la
mayoría de los casos,
interconectados. Los derechos
individuales, sobre todo la
propiedad privada y la libre
locomoción (en general todos los
derechos y leyes favorables a la
inversión privada inconsulta)
dominan sobre los derechos
sociales y colectivos.
Sobre este esquema neoliberal
extractivista se superponen en
Monte Olivo (y en la mayoría de los
conflictos alrededor de empresas
extractivas) las agendas oligarca y
racista con sus correspondientes
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Reconquista, número 5 Todo el dolor (y la rabia
transformadora) de Monte Olivo
Estados (Estado neoliberal
extractivista, Estado oligarca y
Estado racista, siguiendo al
intelectual ecuatoriano Alberto
Acosta.
El Estado neoliberal promueve la
mercantilización incondicional de
los territorios. El Estado oligarca
considera Guatemala su finca, por
lo que no necesita disponer de
permisos para actuar en ella. El
Estado racista acepta, asume y
relativiza la agresión sobre
poblaciones indígenas (a las que
apenas se otorga actoría social y
política). Añadimos que el Estado
patriarcal legitima las violencias
sobre los cuerpos de las personas
(como instrumento de dominación)
y, en la Guatemala de hoy, se
fortalece el componente militarista
como medio y como espacio de
acumulación y poder en sí mismo.
¿Y la indignación?
En este clima de mercantilización
versus derechos sociales y de los
pueblos no tiene cabida la
indignación colectiva. “La lógica de
mercado y la política extractivista
que se aplica en Guatemala, llevan
implícita la naturalización de una
cultura de muerte. Como sociedad
estamos insensibles ante los
asesinatos de Hageo Isaac de 13
años y David Estuardo de 1
años”, afirma la escritora feminista
Paula Irene del Cid Vargas.
Se pregunta el periodista y escritor
Miguel Ángel Sandoval: “la muerte
por asesinato de dos niños de la
comunidad Monte Olivo, hijos de un
líder comunitario, debería ser
motivo para un duelo nacional.
Pero también, para ver con lupa el
trabajo de las empresas privadas
de seguridad en los llamados
mega-proyectos. ¿Es el reino de la
impunidad tolerado?
Aparente contradicción: el Estado
que busca homogeneizarnos, que
nos recuerda que todas y todos
somos guatemaltecos y nos cobija
bajo una misma bandera, se olvida
en Monte Olivo de plegar esta
bandera en señal de duelo, como
mínimo gesto simbólico. Lo visible
es la indiferencia institucional y de
todos los actores de poder.
Sin esperar otras respuestas
oficiales, el reto debe ser la
deducción de responsabilidades en
los asesinatos, las materiales y las
estructurales-intelectuales, aun si
no se pudiera demostrar que la
empresa dio la orden de disparar.
Sobre esta cadena de
responsabilidades (unas directas,
otras indirectas, unas presentes en
el momento de los hechos, otras
latentes) debe ejercerse el
seguimiento político y jurídico a los
asesinatos de Monte Olivo, al
tiempo que se fortalece la
solidaridad entre personas y
comunidades, la exigencia de
justicia y la solicitud de
resarcimiento a las familias
afectadas.
Además, es fundamental convertir
el dolor y la indignación en “unidad
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Reconquista, número 5 Todo el dolor (y la rabia
transformadora) de Monte Olivo
de las luchas”, como propone el
dirigente q´eqchi´Melvin Picón, lo
que implica la incorporación de
ciudadanía pasiva sin derechos a
los procesos de concientización y
movilización.
La lectura final (cuarto elemento)
de lo sucedido en Monte Olivo debe
tomar en cuenta la extrema
polarización social (manifestada
también en el ejercicio de la justicia
por mano propia contra el agresor).
La polarización deriva de la
ofensiva económica violenta de las
empresas (falsamente denominada
desarrollo y apoyada en los
poderes del estado), que no guarda
relación con los intereses y
demandas de las comunidades.
La reconstrucción, construcción y
fortalecimiento de articulaciones
entre organizaciones, comunidades,
pueblos y personas en lo individual,
alrededor de la defensa del
territorio, la naturaleza y las
personas; la defensa de la vida
contra todas las formas de violencia
y agresiones (sobre la tierra, los
cuerpos, la cultura, la memoria, la
historia…) es la garantía para
detener esta ofensiva depredadora
y evitar que la conflictividad –y la
historia- se desborden de nuevo.
Nota
El título del artículo se inspira en el documental Todo el dolor de Monte Olivo, elaborado por
Marcha Indigena, Campesina y Popular.
Relato del asesinato
El día 14 de agosto tres personas particulares, identificándose como supuestos Policías, llegan al
local donde trabaja el líder comunitario David Chen, indicándole que tienen que capturarlo para
presentarlo en el juzgado de Cobán. Sin embargo, al requerirles la orden judicial, no la muestran e
ingresan a la fuerza al local para someter al líder comunitario y llevárselo secuestrado. Por la
intervención de líderes que en ese momento se percatan de la presencia de dichas personas no
logran su cometido y huyen del lugar.
El viernes 23 de agosto el señor Guillermo Pacay Bol llega a la casa de habitación del líder
comunitario David Chen preguntando por él. Al darse cuenta que no se encuentra, intimida al
padre y hermano de David Chen con el arma de fuego, luego acciona el arma y en ese momento
causa heridas de gravedad a los niños Hageo Isaac Maas Guitz quien sufre una herida de bala en
la tráquea y al niño David Estuardo Pacay Maas herido en el cráneo, en estado grave, es
trasladado a la capital al hospital San Juan de Dios. Fallecen los días 27 y 26 de agosto,
respectivamente.
Texto completo:http://es.scribd.com/doc/163776547/Historia-Monte-Olivo
Referencias
Todo el dolor de Monte Olivo, http://www.youtube.com/watch?v=aS0depYI7oc
Coordinación y Convergencia Nacional Maya Waqib´ Kej:
http://convergenciawaqibkej.wordpress.com
Marcha Indígena Campesina y Popular: https://www.facebook.com/pages/Marcha-
ind%C3%ADgena-campesina-y-popular/207724279334698?fref=ts