2. Olor del cuerpo
• Una de las primeras y más
prominentes consecuencias de
la falta de higiene es el olor
corporal. Esto ocurre debido a
la interacción de las bacterias
y el sudor producido por las
glándulas apocrinas. Como las
bacterias prosperan en el
sudor sin lavar, con el tiempo
producen el olor comúnmente
asociado con el olor corporal.
El olor corporal también puede
provenir de malos hábitos en
el baño, lo que resulta en el
olor de las heces o la orina.
3. Mal aliento
• El mal aliento resulta una
consecuencia más fácilmente
reconocible de la falta de higiene.
Comúnmente se desarrolla a partir
de no cepillarse ni limpiarse con hilo
dental regularmente. El mal aliento
se forma debido a dos razones
principales. En primer lugar, las
bacterias prosperan en las partículas
de alimentos que se pegan a los
dientes. Como las bacterias digieren
la comida, sus subproductos resultan
en mal olor. Los alimentos también
pueden quedar atrapados en los
dientes y pudrirse con el tiempo,
produciendo un olor fétido, de
acuerdo con la American Dental
Association.
4. Enfermedades dentales
• No sólo la falta de higiene dental
causa mal aliento, también puede
conducir a la enfermedad dental. Al
permitir que las partículas de
alimentos y bacterias se acumulen en
los dientes, comienza a formarse una
capa llamada placa. Las bacterias de
la placa liberan ácidos, que rompen el
esmalte de los dientes. A medida que
este proceso continúa en el tiempo,
una sustancia dura llamada cálculo
puede formarse en los dientes,
irritando las encías que los rodean.
Esta irritación puede progresar a
gingivitis, lo que lleva a la inflamación
de las encías, que posteriormente
puede conducir a la enfermedad de
las encías. La enfermedad de las
encías causa infecciones, y con el
tiempo puede destruir los dientes.
5. Enfermedad general
• Las prácticas de higiene, como
lavarse las manos, son las maneras
más eficaces de prevenir las
enfermedades y su propagación, de
acuerdo con la Clínica Mayo y el
Center for Disease Control and
Prevention (CDC). Tus manos están
en constante contacto con el medio
ambiente y tu cara, lo que facilita el
transporte de la superficie de un
objeto o persona infectada, a tu nariz
o boca. Lavarse las manos con agua
limpia y jabón ayuda a reducir la
cantidad de bacterias en la piel, lo
que reduce la probabilidad de
contraer enfermedades como el
resfriado común, la influenza (gripe),
salmonelosis, hepatitis A, la fiebre
tifoidea, estreptococos y las
infecciones por estafilococos.