2. Sangre artificial Continuamente se piden donantes de sangre, pero estas donaciones, aunque valiosas, presentan numerosos riesgos para el receptor, incluidas enfermedades como la hepatitis C o el VIH. Ahora, según un artículo publicado el 10 de mayo en la versión en línea de TheGuardian, Lance Twyman, Doctor por la Universidad de Kent, trabaja en su laboratorio de la Universidad de Sheffield en el desarrollo de una nueva sangre artificial que sería totalmente estéril e incluso se podría fabricar en forma deshidratada. Esto facilitaría su transporte y permitiría almacenarla de cara al futuro, bastando con añadir agua posteriormente para obtener sangre del grupo 0 negativo (el donante universal). El hecho de poner sangre plástica en el cuerpo, aunque sea para salvar una vida, suena arriesgado, pero Twyman señala que las porfirinas son naturales. Según él, el componente polimérico sería ignorado por sistema inmunológico del cuerpo humano y existen usos médicos en la actualidad que reafirman su postura; sin embargo, de momento, su experimento se limita a tubo de ensayo. Según Twyman, una de las principales aplicaciones sería el campo de batalla o un lugar en el que se haya producido un desastre importante y donde aportar sangre con rapidez pueda salvar muchas vidas ya que, a diferencia de la sangre donada, ésta es fácil de almacenar y se mantiene a temperatura ambiente. Actualmente, se está desarrollando una segunda generación de moléculas para realizar una investigación más rigurosa y, si todo va bien, el uso en humanos podría ser lo siguiente.
3. Curación más rápida de heridas Según un artículo publicado esta semana en TechnologyReview, investigadores de la Universidad de Cincinnati afirman que un gel rico en plaquetas obtenidas de la propia sangre del paciente podría prevenir infecciones en heridas y cortes y acelerar, al mismo tiempo, su curación. Este descubrimiento implica que, en un futuro no distante, un "cocktail" concentrado de la sangre de una persona se podría utilizar en el vendaje de sus heridas, especialmente en pacientes con enfermedades como la diabetes que ralentizan el proceso de curación. El secreto está en las plaquetas. En los últimos años, los investigadores han experimentado con distintos geles de plaquetas, estudiando sus efectos en la reparación de huesos y curación de hematomas e hinchazón de tejidos. Pero, a pesar de que se han obtenido resultados positivos en algunos casos, David Hom, director de la División de Cirugía Reconstructiva y Cirugía Plástica Facial de la Universidad de Cincinnati, afirma que todavía no está claro de qué manera influirían estos geles en el proceso de curación de heridas en individuos sanos.
4. En un experimento publicado en la revista Archives of Facial PlasticSurgery, Hom, por aquel entonces en la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, y sus colegas estudiaron el efecto de los geles derivados de plaquetas en ocho individuos sanos. Para ello, Hom obtuvo muestras de sangre de cada sujeto y elaboró un gel individual para cada uno de ellos. Tras aplicar una anestesia local se realizaron pequeñas incisiones en los muslos de cada sujeto. Las heridas de una pierna se trataron con el gel y las de la otra con un antibiótico tradicional en pomada. Seis meses después, los sujetos volvieron para continuar el estudio y Hom y sus colegas observaron que las heridas tratadas con el gel se habían curado estadísticamente más rápido que las de control. Aunque Hom solo estudió los geles en individuos sanos, afirma que ahora espera hacerlo en pacientes con problemas crónicos de cicatrización de heridas, como diabéticos o personas que estén recibiendo un tratamiento de quimioterapiaSegún Robert Grant, Director de la División de Cirugía Plástica de la Universidad de Columbia, la aceleración observada en el proceso de curación de heridas en las personas sanas no es lo suficientemente importante como para considerar que el uso del gel sea rentable; la cuestión es si lo sería en pacientes con múltiples fracturas, que reciben radiaciones o con enfermedades vasculares. Y añadió que serán necesarios más estudios con pacientes de estos grupos para poder llegar a una conclusión.
5. Identifican nuevos genes del cáncer de mama Los científicos han descubierto que si alguno de estos cuatro genes está defectuoso se pueden incrementar las posibilidades de que se desarrolle un cáncer de mama; estas posibilidades pueden aumentar hasta un 60% si son dos los genes que están defectuosos. Esto explica por qué las mujeres que tienen algún pariente cercano con cáncer de mama tienen el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad y ofrece la esperanza de poder desarrollar un test que detecte estos genes en un futuro próximo. Los científicos esperan también que estas mismas técnicas ayuden a desvelar el origen de otros cánceres.Se cree que dos de los genes identificados, el FGFR2 y el TNRC9, incrementan el riesgo de cáncer de mama cerca de un 20% en las mujeres portadoras de una copia defectuosa de uno de ellos y entre un 40% y un 60% en las que poseen dos copias defectuosas. En las mujeres que poseen un defecto en alguno de los otros dos genes el riesgo aumenta en un 10%.Hasta un 10% de los cánceres de mama tienen un componente genético y los genes descubiertos por los científicos están relacionados con el 25% de ellos. Sin embargo, a nivel global los genes descubiertos equivalen tan solo a un 4%, es decir apenas unos 179 de los 44.000 cánceres de mama diagnosticados cada año. Las técnicas utilizadas son similares a las que ayudaron a identificar el gen de la obesidad hace un mes. Según el autor del estudio, Douglas Easton, director de la unidad de epidemiología genética de CancerResearchUK, en Cambridge: "Esto abre las puertas a nuevas líneas de investigación".