1. MARÍA CUMPLE SU MISIÓN DICIENDO “SÍ”.
Queridos amigos: Todos tenemos experiencia y constancia de que no siempre es
fácil decir “SÍ”.
Todos hemos sentido en nuestro interior el miedo al sí: por el dolor del
desprendimiento, por la posibilidad de ser engañados, por el riesgo de no acertar.
Por eso, cuando observamos realidades humanas tan dramáticas, tan
deprimentes, tan desesperantes, sentimos ganas de rebelarnos contra Dios o
dudar de Él.
No nos decidimos a dar el SÍ.
María, “llena de gracia y confiada en que el Espíritu Santo vendrá sobre ella”,
se decide a decir SÍ al Señor exclamando: “Aquí está la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra”. (Lc. 1, 38).
La grandeza de María está en su capacidad de ser para los demás.
La grandeza de María está en el “en”, en el “de”, en el “con”, en el “por y
para”.
María es en Dios, de Dios, con Dios, por y para Dios.
María es para acoger a Dios y para ofrecérnosle a los demás.
Vamos a pedir al Espíritu del Señor, por mediación de María, que nos ayude a
vivir como Ella:
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Enséñanos, María, a vivir en comunión “con” Dios y “con” los demás.
Enséñanos, María a estar pendientes “de” los demás, y de modo especial, de los
más necesitados.
Ayúdanos, María, a saber estar “con” los demás acompañando y compartiendo.
Ayúdanos, María, a luchar “por” la verdad, la justicia, la santidad, el amor y la
paz.
Enséñanos, María, a estar dispuestos (como Tú( para acoger, para amar, para
corresponder y para acompañar.
María Inmaculada: la llena de gracia y del Espíritu, ayúdanos a decir SÍ al
Señor sirviendo, ayudando, protegiendo y acompañando a nuestros hermanos.
María: que nuestro SÍ (como el tuyo) encienda en nosotros la esperanza.
Gabriel.
Fiesta de la Inmaculada Concepción. Ciclo. A. Madrid. 8 de Diciembre de 2013.