El agua potable se define como apta para beber y usos domésticos, debe ser clara, inodora y fresca, conteniendo pequeñas cantidades de gases y sales disueltas pero sin materias orgánicas, gérmenes o sustancias químicas dañinas. Solo el 0.008% del agua dulce disponible en la Tierra se encuentra en lagos y ríos de fácil acceso, siendo el recurso hídrico potable un porcentaje muy pequeño del total.