1. ESTAMOS EN SEMANA SANTA. CELEBREMOS LA
SEMANA SANTA
Siempre hemos tenido en las manos una sonrisa, esa sonrisa que
exportamos a nuestro entorno y que nos hace ser felices y hace ser felices a
nuestros compañeros, esa sonrisa que nos ha contagiado la voz del propio
amigo o la esperanza de un sentido general, donde mi Fe en las cosas
cotidianas me lleven a añorar lo que he vivido alrededor de un sueño
inmaculado que ha durado una vida genuina y positiva, una vida que cada vez
más se afianza en un espíritu religioso peculiar, ese espíritu que vio la luz
cuando mis padres me enseñaron la Expiración de Nuestro Señor en la calle un
viernes del año mil novecientos cincuenta y dos, desde entonces para mi
Santo, tenía siete días y un signo en la vida, estar presente, por nacimiento a
su lado.
Desde entonces, viernes, dolores y siete han sido hechos, no palabras,
que se han hundido en mí como un fenómeno especial, coronado, quizás por
ese arrullo infinito que acoge la Cruz entre sus alas.
¿Habéis sentido alguna vez el suave tacto de una pluma en vuestras
manos¿ ¿Habéis sentido alguna vez el beso de la brisa en vuestras mejillas?
¿Habéis acariciado la sonrisa de gratitud con vuestro corazón? Si así ha sido,
tenéis algo vivo en vuestro cuerpo, algo que no corre por las venas ni se
acumula en el cerebro.
Quisiera que soñarais conmigo mi sueño, en resumidas cuentas es
vuestro sueño, que soñarais con la libertad en la mano y el rostro lleno de
amor, amor por todos, el que Él derramó con su última lágrima y con la libertad
que Él nos dio para amar a los demás, porque amigos mios eso es la Semana
Santa, creo.
¿Por qué la llamamos la más importante del año?... ¿Una solamente?
No quiero redimir una vivencia que no existe en mí si no existe en ti, no
quiero redimir un acontecimiento social, cultural, vacacional o religioso, no
quiero que la angustia de los desprotegidos se prenda de mis ojos y los llene
simplemente de agua que no se encauza y no rompe barreras infranqueables,
no quiero que se me llene la boca de “Amargura”, “Soledad”, “Desolada” de
“Dolores” o que se me llenen los dedos de “Nazareno”, “Consuelo”, “Sepulcro”
“Columna” o “Expiración”, no quiero que “Pasión” me acobarde, no quiero
pararme en el tiempo, no quiero vivir demasiado poco… quizás una semana...
Quizás nada.
Quiero vivir con mis mejores ojos, mi sien por su sien llena llagas, que se
desgranan por los pueblos, los campos y los caminos desiertos de Él porque
sencillamente están desiertos de ti y de mí, llagas llenas de colores que van de
puerta en puerta, con la mano extendida pidiendo lo mejor que le puedas dar,
lo mejor de mí.
2. La caridad nos debe hacer crecer en el amor, nos debe hacer crecer y si
es posible desnaturalizarnos por amor, nos debe hacer memoria viva
resucitando y restaurando la vida; ¿Aún creéis que la Semana Santa es una y
sola una? Pobres de nosotros o mejor dicho pobres de aquellos que así
piensan.
Quiero volver enredado en un sueño firme, quiero, debo creer que está
en mí y que me ofrece su amor para poder transmitir por mi palabra y por mis
gestos una a una sus espinas y mi sueño enmarañado de paz. También he
soñado con sus pies sangrando, con sus manos sangrando, con sus ojos
sangrando, con su voz sangrando, con su pecho henchido expirando y me he
sentido pequeño, derrumbado, sucio.
Todos lo0s años, antes de Semana Santa habrá un Viernes de Dolores y
en siete días se habrá puesto el sol siete veces y llorado su madre otras tantas
noches… En mil novecientos cincuenta y dos yo esperé siete días para
bautizarme en “Blanco” nacer lo hice con mis padres de “Blanco” hasta hoy que
sigo naciendo, aunque no esté, aunque no me veáis.
Él me ve y yo sueño con Él, y estoy con Él enredado en sus dedos,
ahogado en sus lágrimas, como una espina en su sien, como un clavo en su
muñeca, en su Cruz, en el corazón de su Madre y quiero estar todo el año con
todos los que necesiten de mí.
Semana Santa de 2009.
Ángel Arcís García-Muñoz.
