Este documento presenta un resumen de la carrera del actor Brendan Fraser a través de 3 oraciones. Menciona algunas de sus películas más conocidas como La Momia y George de la Jungla, y describe cómo se hizo popular interpretando personajes en películas de aventura y comedias destinadas también a adolescentes.

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Fancine redactado en los meses de noviembre y diciembre de 2021 para el
Reto Fanzine 2021, que promete reunirnos,
aunque sea de a poco.
De Miguel Guillermo Ventayol Sarrion
Albacete, diciembre de 2021.
Precio 1 €.
O intercambio.

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TODOS QUIEREN SER BRENDAN FRASER
(En algún momento de sus vidas)

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INTRODUCCIÓN
Según la Wikipedia, Brendan James Fraser nació donde las
carreras de coches, Indianápolis, de Indiana, el día 3 de diciembre de
1968. Si eres de los míos, Indiana es el sitio donde empezó el
baloncesto, la cuna de Hoosiers y, amigo mío, el sitio donde Larry Bird
se echa las cervezas con la cuadrilla. Da para otro fancine, pero hoy
toca hablar de Brendan Fraser, aun a riesgo de que mi amigo Álvaro
Piqueras me acuse de plagio, porque, por estas casualidades de la vida,
rebuscando información, advertí que el periodista de Albacete pergeñó
un artículo en el digital AS con este mismo contenido en el mes de
octubre. Lo prometo Álvaro, solo te he copiado un par de líneas; el
resto se lo he copiado a otros y otras periodistas digitales; aunque,
como no los conozco en persona, me da lo mismo.
Según la Wikipedia conocemos a Brendan Fraser por películas
como Dioses y monstruos, George de la Jungla, la trilogía de La Momia;
The Quiet American, Crash, Bedazzled y Viaje al centro de la Tierra.
Tú y yo sabemos que ha hecho muchas más, para eso tendrías que
acceder a tu usuario de la Wikipedia, organizar tus ideas y mejorar el
texto: demasiado trabajo.
Sabemos que se separó de su mujer de toda la vida por estas
cosas que pasan a todo el mundo cuando llegas a los cuarenta, cuarenta
y pico, no preguntes, en los tíos se llama pitopausia. Como anécdota,
como tantas otras en Hollywood, es interesante decir que conoció a su
mujer en una fiesta de Wynona Ryder, a quien no podemos culpar de
todo en la vida, ni que fuera Yoko Ono. Wynona se merece otro fancine;
lo cual me hace pensar si a cada párrafo me surge un fancine nuevo,
¿en qué estoy perdiendo el tiempo? Debería ser fancinero profesional
y ganar dinero con ello.
Larry Bird, Wynona, Brendan. Tres apuestas seguras.
Si pones el nombre de Brendan en google, aparte del artículo
de Álvaro, lo primero que encuentras es por qué está gordo, qué
enfermedad tiene y qué le ha llevado a estar así: su divorcio (rollo,
rollo, rollo, dinero, dinero, dinero), el fallecimiento de su madre y
una situación complicada de abuso que posiblemente haya provocado
que la industria le tenga manía. Eso sí, en 2021 tiene tres pelis y
otras cuatro en 2022; pendientes, además, del estreno de The Whale que
podría ser un cambio interesante en su rol actoril, porque ya sabéis
la importancia que dan en Estados Unidos a estas cosas del cambio del
aspecto para hacer una película; ¡cómo si no hubiera demostrado de
sobra lo bueno que es!
Pero sí, guiarse por el buscador universal está condicionado
a que encuentres toda la basura del mundo en las dos o tres primeras
páginas…Luego, las gemas.

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Tampoco me apetece dar más datos pues si quieres investigar,
lo haces tú, para eso está google a partir de la tercera página, el
resto es publi o gente que sabe cómo colocar su web. No es falta de
profesionalidad o respeto, es que solo pretendo mostrar algunas cosas
del motivo real por el cual merece la pena centrarse en actores que
molan, que caen bien, que son buenas personas. Motivos por los que
todos querríamos ser Brendan Fraser.
(mírame, tengo un tucán en el antebrazo)

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BRENDAN, HÉROE DE LAS CAVERNAS
Tienes a Sam Sagaz, antes conocido como Mickey, haciendo de
chico inadaptado de instituto, cuyo mejor amigo es un tipo al que
nadie querría echarse como amigo, salvo quizás los tipos inadaptados
que escriben fancines. Además, monta en Vespa, ¡en Estados Unidos! y
viste de rosa porque le gusta el rosa. La película no puede empezar de
manera más obvia: chicos adolescentes estadounidenses inadaptados que
quieren dejar de serlo.
Tienes a Sam Sagaz, como digo, que antes fue el héroe de los
Goonies, con su amigo Stoney. Ambos viven en la típica ciudad
estadounidense llamada Encino, en California. Un sitio de esos donde
querrías vivir porque vivían Dave Grohl, Johnny Cash o Ice Cube. No es
coña, en serio, navegar en Internet tiene estas ventajas: personas
famosas que viven en…
Como cualquier cosa es posible en el país de Trump y la lejía
ingerida, se encuentran al hombre de las cavernas. ¿Por qué? Como
buenos estudiantes de filosofía, os respondería ¿por qué no? Y claro,
estos dos chavales, sin problemas reales en la vida (porque proceden de
familias adineradas o de clase media), se dedican a buscar un único
objetivo: cómo puede beneficiarles encontrar a un Hombre de las
Cavernas a nivel personal; ser más populares en el insti, ligar más.
Eso es algo que cualquiera haría si se encontrara al jefe de los Foo
Fighters en el súper comprando leche de oferta: hacerse amigo suyo
para ligar más en el instituto. “Oye, ¿te vienes a mi casa? Está Dave, y
lo mismo canta algo de Nirvana. Su bizcocho de manzana está
delicioso”.
En cierto sentido, para qué negarlo, la película es una
sucesión de tópicos que aparecen en los guiones estadounidenses desde
que el cine de adolescentes es cine y saca rendimiento. A nadie engaña.

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¡Pero salen Brendan Fraser y San Sagaz! En el Hombre de
California las cosas no siempre salen como tienen que salir si el
hombre de las cavernas es Brendan Fraser; más alto más guapo y más
molón que los dos amigos protagonistas; aunque uno de ellos estuviera
a unos decenios de subir a la Montaña de Fuego y salvar al pobre
Frodo una y mil veces. (Esta es otra historia).
Nos centraremos en comentar alguna cosilla del amigo
Fraser; el tipo del que vamos a hablar tanto como nos apetezca, tan
poco como consideremos, el tipo que no tiene pegas en hacer pelis
adolescentes, pelis infantiles, o pelis de Scorsese. Fraser se hizo
popular casi en el acto con esta y otras películas del mismo corte, con
un físico espectacular, con una sonrisa encanta suegras y, por
supuesto, porque se le daba bien el negocio de representar personajes.
¿El mejor inicio?
El hombre de las cavernas, donde empezó todo.
(El joven Brendan como hombre de las cavernas pringado de
barro aparece, como si nada, en el jardín trasero de una casa
estadounidense, ¿qué podría salir mal?)

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UN NUEVO INDI
Muchos quisieran parecerse a Indiana Jones, sabemos que es
imposible, literalmente imposible por mucho que las redes de
marketing de Hollywood lo intenten; ni siquiera el propio Harrison
Ford fue capaz de emularse a sí mismo una vez pasados los años. Y no
haré más alegatos en este sentido porque si alguien ha sido capaz de
parecerse un poco al personaje de aventuras ha sido Brendan Fraser
con su trilogía de La Momia. Una trilogía con altibajos, entendido.
Rascando un poco, comprobaremos que sí, pretendían hacer un
nuevo Indiana Jones, pero Fraser no lo es y no hay nada más sincero
que saber quién eres y aspirar a no ser algo diferente. En serio,
vuelvo a decirlo: ni siquiera Harrison Ford pudo hacer de Indiana
Jones una vez pasados los años. Zanjamos el tema.
El protagonista de La Momia no desmerece nada en absoluto
con su interpretación y el objetivo final de la saga. Sus películas lo
alzan en el olimpo de películas de aventuras de domingo por la tarde
que no te perderías por nada del mundo. ¿Cuántas veces la has visto?
Te reto a que digas menos de cuatro. Cuando sabes lo que vas a buscar y
lo encuentras, te conviertes en una persona satisfecha.
En la primera de las películas de la saga La Momia, Brendan
Fraser es un aventurero rescatado de la cárcel por una egiptóloga de
belleza perturbadora, ojos inquietos y torpeza absoluta (se supone que
una bibliotecaria y
egiptóloga tiene que
serlo, para que luego
su personaje crezca y
se transforme en
aventurera atrevida e
intrépida). La prota,
Rachel Weisz, tiene
varios puntos a su
favor: es inglesa y
está casada con
(Daniel Craig) James
Bond, ¡cuidado! ¿Se
puede ser pareja más
molona?
Fraser y ella viven aventuras al cincuenta por cien; esto no
es moco de pavo, no diría yo que es una película feminista, ¡no
exageremos!, pero la ventaja de tener a Rachel Weisz es que se come la
pantalla. Tiene su porcentaje, se deja salvar (es una película de
aventuras clásica con giros clásicos), pero su rol es determinante y
sin ella no habría Momia. De hecho, en la segunda parte el tándem
sigue funcionando muy bien, pero en la tercera (en la que no aparece
Weisz) ya no. No culparía del todo a la actriz protagonista, María
Bello. Además, en la tercera parte de la saga aparece Jet Li, solo por

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eso ya merece la pena la película. Aunque me quedo con las dos
primeras. (Nota mental: fancine de Jet Li).
En La Momia los protas, Brendan y Rachel, están acompañados,
en el papel de hermano bufón, bromista y un poco mangui, del también
inglés John Hannah; alguien a quien descubrimos en Cuatro bodas y un
funeral, que merece un fancine aparte, ¡otro más!
(Vigila lo que dices de Cuatro bodas y un funeral, porque es
un referente cinéfilo).
(Los de 4 bodas y un funeral)
A veces, en cantidad de ocasiones, tienes la sensación al ver
esta película, que el nuevo Indiana Jones no es tal, no se come la
pantalla todo el rato como le sucede a Harrison Ford (tampoco son
iguales, por supuesto), sino que deja su espacio al resto de compañeros,
actrices y actores de mucha calidad y cuyas escenas se te graban en la
retina. Son películas muy corales, como suele decirse; no te saturas de
un solo personaje. Algo que suele suceder en las películas que los
estudios construyen para sus estrellas: empacho de famoso/a.
Os pongo otro ejemplo, dos de los secundarios de la primera
entrega, Benny (Kevin J. O' Connor) o (Omid Djalili) Warden Gad Hassan
interpretan algunas de las escenas más humorísticas y recordadas de
la peli, donde un actor se puede lucir, porque no nos engañemos: el
final del siglo XX y el siglo XXI estamos tan acostumbrados a las
peleas, persecuciones y efectos especiales que los giros chocantes de
guion son más apetecibles y recordados que las simples carreras de
coches por las calles, los efectos especiales o, ¡tenía que decirlo!, las
escenas grabadas con un dron. El prota tiene su malo antagonista, el
malo malote, por supuesto. Además, tiene a estos otros que van dando
pie y conformando la creación de la historia de manera perfecta.
Es ahí donde Fraser se mueve bien, con esa conjunción de
personajes que lo convierten en el héroe desde que aparece hecho un
gorrinaco (si por gorrinaco entendemos a un militar que ha sufrido lo
suyo en la batalla, a quien el ejército enemigo mete en una cárcel de
Egipto), hasta que vuelve a aparecer en la escena de subirse al barco

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perfectamente perfumado y arreglado, provocando en la actriz
protagonista el primer gesto de satisfacción enamoradiza (no
olvidemos que es una peli de aventuras con un guion clásico).
Ah, sí, como he adelantado, en esta peli sale Arnold Vosloo;
uno de esos malos que, de tan bueno que es, hace mejor al protagonista.
A lo que me refiero es que Fraser lo tenía fácil por la cantidad de
estrellas que aparecen, pero complicado para no quedar relegado a un
segundo plano.
No lo hace. De hecho, continuó con la serie, pero ya sabéis lo
que pasa. La segunda le aguanta el tipo; en la tercera ya no aparece
Weisz (¿problemas de agenda? Puede ser, en esa época estaba grabando
una de esas pelis que enamoran a este fancinero: Definitely, Maybe;
con Ryan Reinolds. También hay quien dice que el papel femenino de la
tercera parte no estaba tan bien escrito como en las dos primeras).
Como conclusión, comparar a Brendan Fraser con Harrison
Ford es bobo, pero dos personajes separados por su generación
correspondiente como Rick O’Connell e Indiana Jones, y hermanados en
el entretenimiento, conviven y se retroalimentan.

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CORRE BRENDAN, CORRE
Hay películas que son claramente para niños, o infantiles.
Podría recordar aquí la frase de mi primo Rafa cuando decía que,
desde que nacieran sus hijos, había visto tantas películas infantiles
que las denominadas de adultos no le gustaban tanto. Sería por el
ritmo, por los colores; o porque de verdad, de verdad, son buenas.
¿Por qué nos gustan las películas de aventuras, adolescentes
o infantiles? Responder a esto es una obviedad en sí mismo, corremos
el riesgo de decir si algo es bueno o malo en sí mismo, corremos el
riesgo de que alguien quiera comparar los libros y películas
infantiles con las denominadas adultas y así establecer unos límites.
¿Es Conan Doyle para adolescentes o mayores, es literatura
adulta? ¿Y Julio Verne? Sí, Julio Verne y Brendan Fraser en la misma
frase, ¿no lo veías venir? ¿Acaso no hizo Brendan Viaje al Centro de
la tierra en su versión más molona adolescente mientras un
dinosaurio corría detrás de él? Para más inri, como en las malas
películas antiguas, se nota una barbaridad que corre en un escenario
fijo, con un croma detrás. ¡Qué le vamos a hacer! Jurassic Park gastó
todos los dinosaurios buenos.
Siempre se la juegan al pobre Brendan que debe pelear
contra los elementos.
¡Corre Brendan, corre!

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EL CORAZÓN DE TINT DE BRENDAN
Brendan Fraser es tan guapo que nunca lo invitarías a tu
casa, ni a una fiesta. Es tan guapo que no lo juzgarías por su
personalidad, su simpatía ni su buen rollo; salvo que seas uno de los
nuestros, tan acostumbrados a la belleza exterior que solo nos
juzgamos por el interior.
Tras este párrafo tan sincero, sigo.
Eso les pasa en Hollywood: son tan bellos que solo se juzgan
por el interior, por la calidad de sus obras y su calidad vital o
personal. Aunque a Brendan le suele suceder que nadie quiere
invitarlo a las fiestas porque les levanta los novios y las novias, sin
siquiera proponérselo porque los hombres de buen corazón, de corazón
de tinta, no hacen este tipo de maldades. De hecho, es bastante
probable que, por culpa de un tipo que le pellizcó el culo (literal),
entró en una grave depresión que lo alejó de las cámaras y el
escenario público. Supongo que por no arrancarle las manos de cuajo.
Unido a esa curiosa situación de los juicios públicos: depende del lado
del que caigas, sufrirás más o menos las consecuencias. El juicio
público lo sufrió Brendan Fraser por decir que alguien le había
acosado.
Fraser es capaz de enamorar adultos y encandilar infantes,
lo ha demostrado en muchas de sus filmaciones. Corazón de tinta es
una película adolescente, infantil, de las que podrías ver veinte veces
porque habla de las cosas que te gustan, ¡no lo niegues! Todos los
cuentos y novelas clásicas, todos los malotes de los cuentos juntos
escapando de sus propios libros para zambullirse en tu realidad y
fastidiarte, cosa que hacen los malotes porque sí.
Y Brendan es el tipo que arregla libros, el tipo que lee
libros; no los escribe (eso lo hace cualquier fancinero), los lee y
arregla, enseña a los demás a cuidar y amar los libros.
UUUUUUUUU
Qué susto, una película infantil adolescente que habla de
libros, habla de amar y cuidar libros, enseña clásicos, ensalza
personajes secundarios y nos transporta por mil mundos gracias a la
literatura. ¡Maldito Brendan! Ah, se me olvidaba, una de las claves de
esta película, basada en un libro (una trilogía) es que padre e hija
tienen una cualidad: al leer, dan vida a los personajes.
UUUUUUUUU
Mortimer Folchart, Brendan, viaja por el mundo buscando
librerías de viejo, a la caza de ejemplares dañados a los cuales
otorgarles algo más de vida, en la vida de sus lectores. Aunque lo que
realmente quiere es encontrar ese libro encantado que le ofrezca las
pistas para devolver al mundo de los vivos a su amada esposa
desaparecida en el mundo de los cuentos. Amor y librerías de viejo.

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Si esta película no te vuelve loco con la aparición de la
musa Hellen Mirren (solo escribir su nombre ya da calidad a este
fancine); tenemos al malote por excelencia, el puñetero Golum, Andy
Serkis, a quien recordaréis de películas como…busca la Wiki, tío; eso
sí, échate un rato esta Navidad visionando 24 hours party people. Ya
sabes, por las risas, por los Happy Mondays, por Love will tear us
apart, por esas cosas.
La cantidad de actrizazos y actorazas que aparecen en la
película (recuerda, infantil, adolescente, de niños, de leer) es tal que,
para más fastidio cinéfilo, sale un tipo que juega con fuego, un
malabarista. No es un traga fuegos, hace cabriolas y se quita la
camiseta mientras deleita a mayores y menos mayores. Le resta
protagonismo a nuestro Brendan; algo que ya sabemos a él no le
importa, porque suele compartir pantalla con muchos y muy buenos
actores (para otro momento dejamos ese concepto tan turbio de los roba
escenas. Buscad, si tenéis curiosidad, el enfado de Tommy Lee Jones con
Jim Carrey porque le robaba las escenas; o los trucos del mismísimo
dios Alfredo Landa para salir más y mejor que sus compañeros de
reparto). A este personaje se lo perdonamos, porque Paul Bettany es un
tipo (al que tampoco invitaríamos a una fiesta porque es claramente
más guapo que nosotros, tiene mejor torso y sabe hacer malabares con
fuego), pero que mola un disparate (venga, si has visto la versión
original de los Vengadores sabes que es la voz de Jarvis, J.A.R.V.I.S.
Que os veo poneros finolis). Y si no mola, te reto una vez más: está
casado con Jennifer Connelly, una persona que, solo por haber salido
en Érase una vez en América, ya merece todos nuestros respetos y
alabanzas. Otra pareja molona en el entorno de Brendan Fraser.

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Corazón de tinta es una película que voy a ver según termine
este artículo dentro de mi propio fancine, porque es tan divertida,
entretenida y apetecible que me hace pensar en el amor a los libros,
los cuentos de toda la vida, el rastreo de historias por el mundo y la
búsqueda del amor verdadero. Que no “farolero” (si no pillas la
relación es que no has visto La Princesa Prometida y solo conoces la
frase de Íñigo Montoya).

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CONCLUSIÓN, te lo vendo por 20 dólares
Hay actores que apenas necesitan películas para ser
reconocidos; en el siglo de las redes sociales, pueden salir en una o
hacer una simple promo y ser ultra mega famosos. A otros los
reconocen por los millones que generan en taquilla, los amores de sus
respectivas carreras; o si aparecen de manera continuada en las
mencionadas redes sociales. Algo así como cuando dicen de un actor de
teatro: ¿dónde ha estado todo este tiempo? Y se ve obligado a salir en
un programa de televisión a decir a esas personas que no van al
teatro: ¡He estado de gira dos años!
El problema no está en Brendan Fraser. Podría dejar de
hacer cine y seguiría siendo un referente de películas que no te
cansas de ver. ¿Aventuras, los buenos contra los malos, chistes
adolescentes, persecuciones, carreras, buen rollo, compañeros de
reparto excepcionales?
Venga, el reto final, ¿sabes una película que se llama (en
español) El billete o (en Estados Unidos) 20 bucks? No creo que te
suene, es de 1993 y la dirige Keva Rosenfeld. Una de esas películas en
las que aparecen tantas estrellas que es complicado brillar; salvo que
seas uno de los buenos, de quienes se crecen con los mejores, sin
necesidad de que le confeccionen guiones a medida; ni aparecer en el
90 % del metraje.
Es una historia de esas magníficas que puede tropezar
consigo misma porque una multihistoria donde tienes a Buscemi y Doc
(Alias Cristopher Lloyd) de compinches que roban licorerías, a Linda
Hunt de indigente con un don visionario, o a la mismísima Gladys
Knight como vendedora de bebedizos mágicos, corres el riesgo de ser
demasiado ambicioso, que los personajes y las intrahistorias se
solapen y trastabillen. Es uno de esos cuentos tantas veces relatado
al respecto de lo que podría suceder a un billete cuando pasa de mano
en mano; una moneda que fluye de tu bolsillo al camarero del bar, que
lo devuelve a una señora, quien, a su vez comprará el pan.
¿Las aventuras de un billete de veinte dólares o las
aventuras de un grupo de personas que se cruzan con ese billete de
veinte dólares? Merece la pena, si tienes la oportunidad, claro.
¿Te he dicho que sale Elisabeth Sue, escritora en ciernes, que
pelea con su padre –a quien sucede algo extraordinario en un bingo de
la iglesia parroquial que no te voy a desvelar-, y decide ir a España a
encontrarse consigo misma? ¿Os la cruzasteis en los 90?
Busca la película en tus recuerdos, búscala en el video club,
glubs, que no. Búscala donde puedas. Es una manera de descubrir, una
vez más, que Brendan Fraser, además de las cosas ya mencionadas, es un
buen actor. Vaaaale, que no hace falta decirlo, pero bueno, sí. Porque
si algo hemos aprendido estos últimos años es que…

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Ah, espera, espera, espera. Se me olvida que sale Brendan
Fraser con una de esas breves historias del tipo que lleva una vida
casi perfecta (porque tiene trabajo y novia), aunque no está contento
del todo. Sin darse cuenta, su vida se desmorona ante su triste mirada.
Brendan está sentado en el bordillo de una acera. Su aspecto es
desaliñado, si por desaliñado entendemos vestir con vaqueros, llevar
zapatillas de baloncesto y estar adecuadamente despeinado. Un tipo se
acerca y le ofrece invitarlo a comer a un restaurante cercano, da la
sensación de que pretende ligar. No. Le ofrece, después de que Fraser
rechace su invitación, un billete de veinte dólares. Brendan Fraser
responde: “No, no estoy tan mal como parece”.
¿A que no adivináis dónde y con quién se va al finalizar la
película?

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"Y en fin, lector amigo, si te cuesta dinero leer mi obra, échala las blasfemias
que quisieres, que tendrás razón; por si te la regalo yo, o viene a tus manos en
balde, disimula lo malo que en ella hallares, calla y déjala correr, pues no te cuesta
nada, y vivamos todos; que otras cosas peores tragarás al fin del día; y ya que te
agasajo yo en mis Prólogos, no me injuries, que si logro el fin para que escribo (que
esto sólo te callará mi amistad), puede ser que no te contemple tanto; y aunque no lo
logre, también me reiré de ti, si eres mordaz, como te tengo dicho en mis Pronósticos.
Y ahora, adiós, amigo."
(Extraído del prólogo del Viaje fantástico del Gran Piscátor de Salamanca de
Diego de Torres Villarroel. Edición digital de la plataforma Cervantes Virtual)

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