16. Sed para siempre bendita, purísima Virgen, que os habéis dignado aparecer muy resplandeciente de luz, dulzura y hermosura en la solitaria gruta, y decir a la humilde niña que os contemplaba extasiada: "Yo soy la Inmaculada Concepción"
49. Oh María Madre Admirable, os suplico que todos los días de mi vida, vuestro lirio embalsame mis pensamientos, vuestro huso active mi trabajo, vuestro libro inspire mi oración, vuestro corazón guarde mi amor, vuestro amor anime mi vida, para que Jesús me reserve para el gozo eterno. Amén