1. EJEMPLO DE DIÁLOGO
PRIMER ACTO
El baño del departamento de Mónica. Un baño muy bien
amueblado y con acabados lujosos. La puerta está del lado
izquierdo. Azulejos de color amarillo pastel con figurillas que se
engarzan entre sí. El lavamanos tiene dos puertas en la parte
inferior, un espejo encima que toca el techo, al lado derecho un
retrete y a la diestra de este se encuentra la tina de hidromasaje.
Tres cuadros decorativos. Jabones de colores y una maceta.
ESCENA I
Mónica entra al baño, trae en la mano un teléfono inalámbrico,
cierra la puerta y se mira en el espejo de forma pensativa y como
reconociéndose a sí misma, mirándose extrañada como si su
reflejo no fuera el de ella misma. Se toca la cara.
Mónica: Mm! No cabe la menor duda; ya no tengo el mismo
aspecto, no soy la misma. Estos últimos veinte años han acabado
conmigo. Las bolsas debajo de mis ojos son de insomnio, las
patas de gallo al lado de las sienes son el resultado de la
experiencia insatisfecha y mediocre que he adquirido; esta marca
(señalando la marca que la sonrisa deja al paso del tiempo) es de
hipocresía. De vivir siendo la que no soy, mostrándome como
muñeca de porcelana a la cual no se le permite quebrarse y fingir
afecto por aquellas personas que no soportaba, (suspira con
desánimo y resignación).
Hace una pausa leve mientras continúa explorando su cara.
Mónica: Las arrugas en mi frente son por resguardarme en los
brazos protectores de mami y papi y haber sido lo que ellos
querían que fuera y no la que necesito ser o más bien la que soy y
se encuentra comprimida dentro de mí; encerrada en una jaula
irrompible e infranqueable muy dentro de mí y que sólo el
enfrentamiento con mis miedos y conmigo misma rompería
liberándola.
2. ESCENA II
Descuelga el teléfono y sin dudarlo, pero un poco temerosa,
marca con impaciencia un número.
Mónica: hola! (en tono sensual), ya extrañaba oír tu voz. Hace
días que no nos vemos y ya te necesito aquí conmigo, en todo lo
que he podido pensar sin perder un gramo de concentración es en
ti. Te necesito cerca. El no tener tus caricias me ponen loca y me
alteran... tú sabes (susurrando).
(PAUSA)
Mónica: Yo también te quiero (sentimental).
(PAUSA)
Mónica: Uf! (con asombro). Está bien intentémoslo.
Se desliza sobre el retrete, comienza a jugar con su cabello,
siguiendo con su cuello y cierra los ojos.
Mónica: Ahh! (en tono de suspiro).
Continúa con su mano acariciándose continuando con los senos
hasta llegar al sexo.
Reacciona, abre los ojos, se levanta y comienza a desvestirse. Se
quita la blusa con mucho tacto, se desabrocha el sostén y lo deja
caer al suelo. Sostiene el teléfono con el hombro y con ambas
manos se pellizca candentemente sus dos pezones hasta que se le
ponen duros. Los zapatos salen volando hasta el otro lado del
baño.
Mónica: Mm! (en tono extasiado).
Se des abrocha desesperadamente uno a uno los botones del
pantalón despojándose de éste y queda únicamente en calzones.
Mónica: ¡Prosigue por favor! No te detengas.
3. Fuera los calzones. Mónica queda completamente desnuda y
continúa extasiada. Comienza a masturbarse con la mano derecha
e interrumpe la acción para acostarse dentro de la bañera. Mónica
se queda recostada en la bañera haciendo gestos de placer y
acariciándose por completo con ambas manos.
SEGUNDO ACTO
Mónica y Mariana en el departamento de soltera de ésta última,
diez años atrás. Es un departamento pequeño, pero bien
amueblado. Sin lujos, pero sin una sola carencia. Se encuentran en
la cama de tamaño King Size en medio de la estancia, encima de
un edredón azul. Se alcanza a ver la cocina en segundo plano. Un
tostador y un extractor de jugos.
ESCENA I
Mónica y Mariana se encuentran haciendo el amor en la cama de
la segunda. Mónica se encuentra sentada sobre sus piernas y
Mariana recostada frente a ella. La primera acaricia con
delicadeza las piernas de la segunda y comienza a besarle los
dedos de los pies subiendo sin prisa y con todo cuidado por sus
piernas dándoles pequeños mordiscos entre beso y beso, así,
llegando hasta sus caderas continuando con los besos y
complementando con caricias da la vuelta a Mariana y continúa
por la espalda donde se detiene unos instantes.
Mónica: No cabe duda, eres lo único en mi vida. Espero esto dure
hasta la maldita eternidad, que ningún tiempo ajeno nos separe y
afrontemos con valor fortaleza y sinceridad todas las adversidades
que se nos antepongan en esta senda hacia el clímax de nuestras
vidas.
Mariana: Yo sólo espero que se cumplan nuestros sueños y que
todo lo que dices se convierta en realidad.
Llega hasta la punta de los cabellos y se los mese con
movimientos bruscos y alegres.
4. Al llegar ahí se abrazan fuertemente y se besan con pasión
desenfrenada. Dan vueltas de izquierda a derecha de derecha a
izquierda en un acto de amor convirtiéndose en un solo ser como
en un tiempo suspendido, el cual parece no tener fin.
Mariana, quién quedó sobre Mónica, coloca su sexo sobre el de su
pareja y comienzan a realizar movimientos pélvicos a lo largo de
dos minutos.
La que estaba arriba se recuesta a un lado de la de abajo y
comienzan a masturbarse la una a la otra.
Parece faltarles el aire, pero no se ven intenciones algunas de
cesar con el acontecimiento. Mónica se sube literalmente en
Mariana y se repiten los movimientos pélvicos. Después de dos
gritos (uno de cada una, pero que se confunden por la
uniformidad del tiempo en el orgasmo.)
ACTO TERCERO
El baño del departamento de Mónica. Un baño muy bien
amueblado y con acabados lujosos. La puerta está del lado
izquierdo. Azulejos de color amarillo pastel con figurillas que se
engarzan entre sí. El lavamanos tiene dos puertas en la parte
inferior, un espejo encima que toca el techo, al lado derecho un
retrete y a la diestra de este se encuentra la tina de hidromasaje.
Tres cuadros decorativos. Jabones de colores y una maceta.
ESCENA I
Mónica continúa extasiada en la tina con el teléfono entre el
hombro y la oreja.
Mónica: ¿Mi familia? Ya empezaste. Para que cortar un
momento tan hermoso como el que estábamos recordando sólo
por mi familia.
(PAUSA)
5. Mónica: Ah! Entonces no es mi familia eres tú. Eres tú la que
vuelve a lo mismo y lo mismo y lo mismo.
(PAUSA)
Mónica: Si lo quiero pero no lo puedo.
(PAUSA)
Mónica coge el teléfono y se para de un golpe, pero continúa
dentro de la bañera dando vueltas.
Mónica: No, definitivamente no me atrevo, pero lo quiero hacer.
No sé, esto es tan difícil y tan confuso. Llevamos ya diez años así,
por qué no continuar.
(PAUSA)
Mónica: No es que no te amé, eres la razón de mi vida. Eres el
motivo de cada mañana, la luna de todas las noches oscuras. Mi
inspiración. Pero qué van a decir. Me van a dejar en la calle y
luego que voy a hacer. Imagínate me voy a vivir contigo y si no
funciona. ¿De qué voy a vivir?, ¿en dónde dormiré? y peor, ¿qué
voy a comer? No sé hacer nada, ¿en qué trabajaría?
(PAUSA)
Mónica: Pues es necesario pensar en eso.
(PAUSA)
Mónica: ¿Qué tome el riesgo? ¡Tú hablando de riesgos! No sabes
el riesgo que corro cada vez que te veo, cada vez que me hablas,
cada vez que nos amamos. No sabes el riesgo que corro por la
simple y sencilla razón de estar sentada aquí hablando contigo.
Alguien podría escuchar nuestra conversación.
ESCENA II
Roberto sale a escena, se acerca a la puerta del baño, pega una
oreja en la puerta. Y toca:
6. Roberto: ¿Mónica? ¿Qué tienes amor? ¿Te sientes bien? Llevas
un buen rato ahí adentro, desde que llegué estás ahí. ¿Te pasa
algo?
Mónica: ¿Roberto? Has llegado; no, no me pasa nada mi amor.
Simples malestares estomacales ya sabes comes algo y te cae mal,
un poco pesado pero sólo eso, en un momento salgo ya se me está
pasando, para que cenemos.
Mónica cuelga el teléfono sin decir una palabra. Lo deja sobre el
lavabo, se cubre la cara, se sostiene el cabello, suelta un suspiro
de desahogo, abre la puerta y se sale del baño.
Roberto: ¿Qué tienes pequeña? ¿Eh? Me preocupas (La abraza
fuertemente contra su pecho y le da un beso en la mejilla).
Mónica: Ya te lo he dicho simples malestares estomacales, pero
ya se me pasaron, en serio no te preocupes (Mónica le da un beso
apasionado en la boca a Roberto, lo toma de la mano y comienzan
a caminar fuera de escena).
Mónica: ¿Tienes hambre para cenar? Mejor te invito un café.
Roberto: ¿En dónde siempre?
Mónica: Porqué no.
Roberto: Ha! Por cierto, espero que no se haya descompuesto la
contestadora. Porque ahorita que pasé por la sala estaba grabando.
FIN