Este documento analiza el poema "No meio do caminho" de Carlos Drummond de Andrade y su impacto en la poesía brasileña. El poema, publicado en 1928, causó controversia debido a su estilo sencillo y repetitivo que rompía con las convenciones poéticas de la época. Aunque inicialmente pasó desapercibido, con el tiempo generó numerosos elogios y críticas. En 1967, Drummond publicó "Uma pedra no meio do caminho", donde explicó su intención con el poema y recopiló las
1. 1
Carlos
Drummond
De Andrade
Unidos por las manos
y otros poemas
Muestrario de
Biblioteca Digital Poesía 12
2. 2
Unidos por las manos
y otros poemas
Carlos Drummond de
Andrade, Brasil
Edición digital gratuita de
Muestrario de Poesía 12
Primera edición: Septiembre 2008
Santo Domingo, República Dominicana
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3. 3
Contenido
Carlos Drummond de Andrade y la fábula de la piedra 4
Canto órfico 8
Dulce fantasma, por qué me visitas… 9
El mundo es grande… 10
En mitad del camino 10
Los que sufren 11
Mi corazón no es más grande que el mundo 11
No lo hagas 13
Permanencia 14
Búsqueda de la poesía 14
Reconocimiento del amor 16
Vamos, no llores… 17
Nota social 18
De frente a los últimos acontecimientos 19
Tristeza en el cielo 20
Poesía 20
Aniversario 21
Letanía de la huerta 21
Liquidación 21
Una plegaria para escritores… 22
La falta que ama 24
Aparición amorosa 25
Enemigo 26
Poemas de su libro a Don Quijote 27
Amar 35
Consuelo en la playa 36
Biografía de Carlos Drummond de Andrade 37
4. 4
Carlos Drummond de Andrade y la
fábula de la piedra
Rodolfo Mata
Con el paso del tiempo, un incidente fundacional
en la carrera literaria de Carlos Drummond de
Andrade (1902-1987) se ha convertido en una
fábula medular de la historia de la poesía brasileña
contemporánea. Cuando el poeta publicó "No
meio do camino" –en el número 3 de la Revista de
Antropofagia (julio de 1928)– seguramente no
imaginó que lanzaba una verdadera "piedra de
toque" en el desarrollo de la poesía brasileña: "No
meio do caminho tinha uma pedra / tinha uma
pedra no meio do caminho / tinha uma pedra / no
meio do caminho tinha uma pedra. // Nunca me esquecerei desse
acontecimento / na vida de minhas retinas tão fatigadas. / Nunca me
esquecerei que no meio do caminho / tinha uma pedra / tinha uma pedra no
meio do caminho / no meio do caminho tinha uma pedra". Si Mário de
Andrade le había comentado por carta,1 en 1924, que el poema era formidable
y que le parecía un ejemplo fuerte, bien logrado y "psicológico" (las
inclinaciones de Mário por ese tipo de análisis fueron frecuentes) del
"cansancio intelectual", cuando apareció en la provocadora revista, los elogios
no se repitieron, aunque tampoco hubo repudios, como los que se verían
después, sino que más bien el poema pasó un tanto desapercibido. El clima
belicoso de la llamada "fase heroica" del Modernismo –la vanguardia brasileña
que llevó a cabo la ruptura frontal con los cánones estéticos anteriores– se
había entibiado un poco: el uso de manifiestos comenzaba a declinar, el
desparpajo del poema piada (poema-broma) había perdido parte de su prestigio
original y, como Mário señalaría más tarde, se acercaba la hora en que la fase
de destrucción cedería su lugar a un ciclo constructivo.
Drummond estaba consciente de esta situación y por ello su primer libro
llevaría el modesto título de Alguma poesia (1930). No sólo le parecían
innecesarios los gestos de ruptura grandilocuentes en el panorama poético del
momento sino que tenía la certeza de que el lugar del poeta en el mundo
moderno es marginal. "Impossível compor um poema a essa altura da evolução
da humanidade. / Impossível escrever um poema –uma linha que seja– de
verdadeira poesia", nos dice al principio de "O sobrevivente", para rematar con
"Inabitável, o mundo é cada vez mais habitado. / E se os olhos reaprendessem a
chorar seria um segundo dilúvio. / (Desconfio que escrevi um poema)". Esta
5. 5
mezcla de ironía y humor, templados por la amargura y la resignación, está
presente en Alguma poesia, al lado de otros rasgos típicamente modernistas,
como el mencionado poema-piada ("É preciso fazer um poema sobre Bahia... /
Mas eu nunca fui lá"), el verso libre, el prosaísmo, los temas "no poéticos", las
"imágenes novedosas", etc. De esta manera, tenemos que este libro nace siendo
un punto de inflexión en la poesía brasileña, no sólo por el genio creativo de
Drummond, sino porque, como dice Wilson Martins, surgió en un ambiente
de "revolución estabilizada", en el que, agregaría, el poeta puede buscar más
tranquilamente su propio camino.
Pero entonces, regresando a "No meio do caminho", ¿cómo se dio la polémica
que desató este poema, según consignan casi indefectiblemente las referencias
a la obra de Drummond, por más escuetas que sean? La historia del poema da
pedra, como llegó a ser conocido, se inició realmente con su inclusión en
Alguma poesia; fue revisada ampliamente en Uma pedra no meio do caminho.
Biografia de um poema (Seleção e montagem de Carlos Drummond de Andrade;
estudo de Arnaldo Saraiva, Rio de Janeiro, Editora do Autor, 1967) y continúa
rindiendo frutos como un fenómeno de gran riqueza no sólo en la historia de
la poesía brasileña sino en la de la crítica literaria. Según Arnaldo Saraiva, la
publicación en libro, en 1930, provocó adhesiones y repulsas, aunque raros
ataques por escrito. Uno de los más graciosos es la parodia del indignado
Gondim da Fonseca (Correio da Manhã, Rio de Janeiro, 26/08/38), quejándose
de que ya no había rima y que cualquier incidente podía producir un poema,
"papagayando" cuatro o cinco veces lo mismo: "Eu tropecei agora numa casca
de banana. / Numa casca de banana! / Numa casca de banana eu tropecei
agora, / Caí pra trás desamparadamente, / E rasguei os fundilhos das calças! /
Numa casca de banana eu tropecei agora. / Numa casca de banana! / Eu
tropecei agora numa casca de banana!". De hecho, esta es una muestra de los
deseos de restauración del "orden" en la "Poesía" que más tarde fueron
propugnados por la llamada "Generación del 45".2 En ocasiones, éstos
llegaron a excesos preceptivistas, como los expresados por Domingos
Carvalho da Silva, según refiere Sérgio Buarque de Holanda: el buen verso no
debe contener palabras esdrújulas; la palabra "fruta" debe ser desterrada de la
poesía en favor de "fruto", al igual que "cachorro" en favor de "cão"; y el Océano
Índico es "más poético" que el Pacífico.3 De ahí que las acusaciones más
frecuentes a "No meio do caminho" sigan esa línea: 1) es irreverente con la
Divina comedia, "Nel mezzo del camin di nostra vita"; 2) las demasiadas
repeticiones son empobrecedoras; 3) la regencia del verbo "esquecer" es
incorrecta; 4) en vez de "haver", utiliza el verbo "ter" con valor impersonal,
dando cabida así a un brasileñismo muy frecuente en el habla cotidiana del
país, pero impropio en poesía.
Para la década de 1940, los elogios y los ataques se intensifican –refiere
Saraiva– por varias causas: 1) Drummond es una figura pública pues
sucesivamente ocupa un puesto importante en el Ministério da Educação,
invitado por su amigo Gustavo Capanema; se aproxima a Luis Carlos Prestes y
es director por unos meses del diario comunista Tribuna Popular; participa en la
6. 6
frustrada remodelación del Departamento Nacional de Informações (el
antiguo Departamente de Informação e Propaganda, órgano de censura de la
comunicación social durante el Estado Novo); y finalmente se asienta en la
jefatura de la sección de historia de la Direitoria do Patrimônio Histórico e
Artístico Nacional. 2) Goza de un prestigio literario sólido con 6 libros de
poesía publicados, uno de prosa, y una participación constante en la prensa
como cronista. 3) Surge la llamada "Generación del 45" que ve en Drummond
un sobreviviente de los primeros principios estéticos del modernismo y, por lo
tanto, un "peligroso" e inteligente adversario. De 1950 en adelante, dice
Saraiva, aumentan los elogios pero no desaparecen del todo los ataques e
ironías. A esas alturas parece que todo se ha dicho: glosas, parodias,
anécdotas, meditaciones, comentarios, etc., y "No meio do caminho" ha sido
calificado como: bufonada, babosada, poema chistoso, poema futurista, marca
indeleble de una fase de locura de la poesía brasileña, el poema más
característico de nuestra época prosaica y tan agitada, mensaje tan simple e
impresionante, poema formidable y estupendo, el poema que todos nosotros
quisiéramos haber escrito, la mejor cosa del mundo, etc.
De hecho, esta avalancha de opiniones fue la que llevó a Drummond a armar
Uma pedra no meio do caminho. Biografia de um poema. Necesitaba poner en claro
esta confusión que lo mantenía un tanto amargado, y exponer su punto de
vista, al lado de las reacciones contemporáneas a su aparición y las
impresiones que circulaban. De esta manera, dice Antônio Houaiss, se integró
un documento ejemplar de la sociología del gusto literario, en torno a la poesía
moderna en Brasil.4 En esta "biografía", Drummond afirma que su famoso
poema "não pretende expor nenhum fato de ordem moral, psicológica ou
filosófica" y que solamente quería "dar a sensação de monotonia e chateação, a
começar pelas palavras" (con lo cual confirma la apreciación inicial de Mário
de Andrade). Según el autor, el poema había servido hasta esas fechas "para
dividir no Brasil as pessoas em duas categorias mentais". Aunque nunca dijo
cuáles eran éstas, no hay duda que el fenómeno de división se había dado y
que el poema albergaba una consciencia crítica multiforme. Es decir, aunque
no se supiera con exactitud qué entrañaba, se percibía que había algo
profundamente crítico que inquietaba y abría la posibilidad a múltiples
interpretaciones.
"No meio do caminho" no fue un exabrupto modernista genial. Ya con
anterioridad Drummond se venía afiliando a la praxis modernista de violentar
la sintaxis, practicar el verso libre, el coloquialismo y el poema-piada, además de
que Mário de Andrade le había contagiado su nacionalismo. Sin embargo, el
nacionalismo drummondiano no resultó ser de exaltación sino de regreso a la
objetividad de las cosas. En una de sus tempranas colaboraciones en A Revista
(no. 1, julio 1925), el poeta ya apuntaba: "Agora, o escritor foge de teorias e
construções abstratas para trabalhar a realidade com mãos puras",
observación que recuerda el "ver com olhos livres" del Manifesto da Poesia Pau-
Brasil de Oswald de Andrade. En otra (no. 2, julio 1925), afirma: "Não podemos
oferecer nenhuma permeabilidade aos produtos e detritos das civilizações
7. 7
estrangeiras".5 Es aquí donde la "teoría del cansancio" encaja. La solución no
estaba en complicados manifiestos, ni en importaciones (o en su contraparte:
los exotismos de exportación), sino en el cotidiano brasileño y su lenguaje, en
el regreso a las cosas, en el nacionalismo "con signo de menos". Esto explica
que la otra piedra que se atravesó constantemente en el camino de Drummond
fue Itabira, ciudad del estado de Minas Gerais donde nació: en tupi, lengua
indígena presente en gran parte de los toponímicos brasileños, "itá" significa
"piedra", e "itá-bira" quiere decir "piedra levantada o empinada".
NOTAS
1 En 1924, Drummond conoció a Mário de Andrade, Blaise Cendrars y Tarsila de
Amaral, en el Grande Hotel de Belo Horizonte, cuando el grupo de la Semana de Arte
Moderno regresaba de su excursión a Minas. Fue entonces cuando inició una larga
correspondencia con Mário muy provechosa para su orientación literaria.
2 La "Generación del 45" es un concepto tan problemático en la historia de la literatura
brasileña como el papel de "No meio do caminho". En él se mezclan criterios
temporales, de preferencias estéticas y de política literaria pues, como apunta João
Cabral de Melo Neto, no fue un movimiento. Entre sus supuestos integrantes, observa el
poeta a quien se incluye frecuentemente en el grupo, había grandes diferencias.
3 Cf. Sérgio Buraque de Holanda, "Rebelião e convenção", Diário Carioca, 20/04/52,
en Sérgio Buarque de Holanda, O espírito e a letra. Estudos de crítica literaria II
(1948-1959), Antonio Arnoni Prado (comp.), Companhia das Letras, São Paulo, 1996,
p. 504.
4 Cf. Antônio Houaiss, "Introdução" a Carlos Drummond de Andrade, Reunião,
Livraria José Olympo, Rio de Janeiro, 1971, p. xxi.
5 Apud. Péricles Eugênio da Silva Ramos, Do Barroco ao Modernismo, p. 263.
8. 8
Canto órfico
La danza ya no suena,
la música dejó de ser palabra,
el cántico creció del movimiento.
Orfeo, dividido, anda en busca
de esa unidad áurea que perdimos.
Mundo desintegrado, tu esencia
reside tal vez en la luz, más neutra ante los ojos
desaprendidos de ver; y bajo la piel,
¿qué turbia imporosidad nos limita?
De ti a ti, abismo; y en él, los ecos
de una prístina ciencia, ahora exangüe.
Ni tu cifra sabemos. Ni aun captándola
tuviéramos poder de penetrarte. Yerra el misterio
en torno de su núcleo. Y restan pocos
encantamientos válidos. Quizás
apenas uno y grave: en nosotros
tu ausencia retumba todavía, y nos estremecemos
R una pérdida se forma de esas ganancias.
Tu medida, el silencio la ciñe, la esculpe casi,
brazos del no-saber. Oh fabuloso
udo paralítico sordo nato incógnito
la raíz de la mañana que tarda, y tarde,
do la línea del cielo en nosotros se esfuma,
tornándonos extranjeros más que extraños.
En el duelo de las horas, tu imagen
atraviesa membranas sin que la suerte
se decida a escoger. Las artes pétreas
recógense a sus tardos movimientos.
En vano: ellas no pueden ya.
Amplio
vacío
un espacio estelar contempla signos
que se harán dulzura, convivencia,
espanto de existir, y mano anchurosa
recorriendo asombrada otro cuerpo.
9. 9
La música se mece en lo posible,
en el finito redondo, donde se crispa
una agonía moderna. El canto es blanco,
huye a sí mismo, ¡vuelos! palmas lentas
sobre el océano estático: balanceo
del anca terrestre, segura de morir.
¡Orfeo, reúnete! llama tus dispersos
y conmovidos miembros naturales
y límpido reinaugura
el ritmo suficiente que, nostálgico,
en la nervadura de las hojas se limita,
cuando no forma en el aire, siempre estremecido,
una espera de fustes, sorprendida.
Orfeo, danos tu número
de oro, entre apariencias
que van del vano granito a la linfa irónica.
lntégranos, Orfeo, en otra más densa
atmósfera del verso antes del canto,
del verso universo, lancinante
en el primer silencio,
promesa del hombre, contorno aún improbable
de dioses por nacer, clara sospecha
de la luz en el cielo sin pájaros,
vacío musical a ser poblado
por el mirar de la sibila, circunspecto.
Orfeo, te llamamos, baja al tiempo
y escucha:
sólo al decir tu nombre, ya respira
la rosa trimegista, abierta al mundo.
Dulce fantasma, por qué me
visitas…
Dulce fantasma, ¿por qué me visitas
como en otros tiempos nuestros cuerpos se visitaban?
Me roza la piel tu transparencia, me invita
10. 10
a rehacernos caricias imposibles: nadie
recibió nunca un beso de un rostro consumido.
Pero insistes, dulzura. Oigo tu voz,
la misma voz, el mismo timbre,
las mismas leves sílabas,
y aquel largo jadeo
en que te desvanecías de placer,
y nuestro final descanso de gamuza.
Entonces, convicto,
oigo tu nombre, única parte tuya indisoluble
música pura en continua existencia.
¿A qué me abro?, a ese aire imposible
en que te has convertido
y beso, beso esa nada intensamente.
El mundo es grande…
El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.
En mitad del camino
En mitad del camino había una piedra
había una piedra en la mitad del camino
había una piedra
en la mitad del camino había una piedra.
Nunca olvidaré la ocasión
nunca tanto tiempo como mis ojos cansados permanezcan abiertos.
Nunca olvidaré que en la mitad del camino
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había una piedra
había una piedra en la mitad del camino
en la mitad del camino había una piedra.
Los que sufren
Las plantas sufren como nosotros sufrimos.
¿Por qué no habrían de sufrir
si esta es la llave de la unidad del mundo?
La flor sufre, tocada
por la mano inconsciente.
Hay una ahogada queja
en su docilidad.
La piedra es sufrimiento
paralítico, eterno.
Nosotros -animales- no tenemos
ni siquiera el privilegio de sufrir.
Mi corazón no es más grande que
el mundo
No, mi corazón no es más grande que el mundo.
Es mucho más pequeño.
En él no caben ni mis dolores.
Por eso me gusta tanto contarme a mí mismo
por eso me desvisto, por eso me grito,
por eso frecuento los diarios,
me expongo crudamente en las librerías:
necesito de todos.
Sí, mi corazón es muy pequeño.
Sólo ahora veo que en él caben los hombres.
Los hombres están aquí afuera, están en la calle.
12. 12
La calle es enorme. Más grande, mucho más grande
de lo que yo esperaba.
Más en la calle tampoco caben todos los hombres.
La calle es más pequeña que el mundo.
El mundo es grande.
Tú sabes como es grande el mundo.
Conoces los navíos que llevan petróleo y libros, carne y algodón.
Viste los diferentes colores de los hombres,
los diferentes dolores de los hombres,
sabes cómo es difícil sufrir todo eso, amontonar todo eso
en un solo pecho de hombre... sin que estalle.
Cierra los ojos y olvida.
Escucha el agua en los vidrios tan calmada. No anuncia nada.
Sin embargo, se escurre en las manos,
¡tan calmada! va inundando todo...
¿Renacerán las ciudades sumergidas?
¿Los hombres sumergidos -volverán?
Mi corazón no sabe.
Estúpido, ridículo y frágil es mi corazón.
Sólo ahora descubro cómo es triste ignorar ciertas cosas.
(En la soledad de individuo
desaprendí el lenguaje
con que los hombres se comunican).
Otrora escuché a los ángeles, las sonatas, los poemas,
las confesiones patéticas.
Nunca escuché voz de gente. En verdad soy muy pobre.
Otrora viajé por países imaginarios, fáciles de habitar,
islas sin problemas, no obstante exhaustivas
y convocando al suicidio.
Mis amigos se fueron a las islas.
Las islas pierden al hombre.
Sin embargo algunos se salvaron y trajeron la noticia
de que el mundo, el gran mundo está creciendo todos los días,
entre el fuego y el amor.
Entonces, mi corazón también puede crecer.
Entre el amor y el fuego,
entre la vida y el fuego,
mi corazón crece diez metros y explota.
-¡Oh vida futura! nosotros te crearemos.
13. 13
No lo hagas
Carlos, fácil, amor
es lo que ves:
hoy un beso, mañana nada,
y el siguiente día es Domingo
y por Lunes, quién sabe
qué sucederá.
Tonto, deberías resistir
o matarte, aún.
No lo hagas, Oh, no lo hagas.
Guárdalo todo para
la fiesta de bodas, nadie sabe
cuando vendrá,
o aún si.
Amor, Carlos, hijo de la Tierra,
pasaría la noche contigo
y, vencidas tus hesitaciones,
dentro crecería una maravillosa barahúnda:
rezos
estéreo
santos bendiciéndolos
avisos para las mejores marcas de jabón,
una barahúnda nadie sabe
de dónde, qué por.
ún caminas
melancólico, vertical.
eres la palmera, eres el grito
que nadie escuchó en el cine
y las luces se apagaron.
Amor en la oscuridad -no- amor por día
es siempre triste, Carlos, mi nijo,
pero no le vayas a contar a nadie,
ellos no saben y no tienen que
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Permanencia
Ahora recuerdo uno, antes recordaba otro.
Día vendrá en que ninguno será recordado.
Entonces en el mismo olvido se fundirán.
Una vez más la carne unida, y las bodas
cumpliéndose en sí mismas, como ayer y siempre.
Pues eterno es el amor que une y separa, y eterno
el fin
(ya comenzara , antes de ser), y somos eternos,
frágiles, nebulosos, tartamudos, frustrados:
eternos.
Y el olvido todavía es memoria, y lagunas de
sueño
cierran en su negrura lo que amamos y fuimos
un día,
o nunca fuimos y que con todo arde en nosotros
a la manera de la llama que duerme en la leña
apilada en el galpón.
Búsqueda de la poesía
No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un solo estático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan enemigo de la efusión
lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son
indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se prevalecen del equívoco y tientan el largo viaje.
15. 15
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.
No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de
espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.
No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.
No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.
Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.
Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas en el suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.
Acércate y contempla las palabras.
16. 16
Cada una
tiene mil fases secretas sobre la neutra faz
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?
Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
rolan en un río difícil y se transforman en desprecio.
Reconocimiento del amor
Amiga, cómo carecen de norte
los caminos de la amistad.
Apareciste para ser el hombro suave
donde se reclina la inquietud del fuerte
(o que ingenuamente se pensaba fuerte).
Traías en los ojos pensativos
la bruma de la renuncia:
no querías la vida plena,
tenías el previo desencanto de las uniones para toda la vida,
no pedías nada,
no reclamabas tu cota de luz.
Y te deslizabas en ritmo gratuito de ronda.
Descansé en ti mi fajo de desencuentros
y de encuentros funestos.
Quería tal vez -sin percibirlo, lo juro-
sádicamente masacrarte
bajo el hierro de culpas y vacilaciones y angustias que dolían
desde la hora del nacimiento,
estigma desde el momento de la concepción
en cierto mes perdido en la Historia,
o más lejos, desde aquel momento intemporal
en que los seres son apenas hipótesis no formuladas
en el caos universal.
¡Cómo nos engañamos huyéndole al amor!
Cómo lo desconocimos, tal vez con recelo de enfrentar
17. 17
su espada reluciente, su formidable
poder de penetrar la sangre y en ella
imprimir una orquídea de fuego y lágrimas.
Pero, él llegó mansamente y me envolvió
en dulzura y celestes hechizos.
No quemaba, no brillaba, sonreía.
No entendí, tonto que fui, esa sonrisa.
Me herí con mis propias manos, no por el amor
que traías para mí y que tus dedos confirmaban
al juntarse a los míos, en la infantil búsqueda del Otro,
el Otro que yo me suponía, el Otro que te imaginaba,
cuando -por agudeza del amor- sentí que éramos uno sólo.
Amiga, amada, amada amiga, así el amor
disuelve el mezquino deseo de existir de cara al mundo
con la mirada perdida y la ancha ciencia de las cosas.
Ya no enfrentamos al mundo: en él nos diluimos,
y la pura esencia en que nos transmutamos perdona
alegorías, circunstancias, referencias temporales,
imaginaciones oníricas,
el vuelo del Pájaro Azul, la aurora boreal,
las llaves de oro de los sonetos y de los castillos medievales,
todos los engaños de la razón y de la experiencia,
para existir en sí y para sí,
con la rebeldía de cuerpos amantes,
pues ya ni somos nosotros,
somos el número perfecto: Uno.
Tomó su tiempo, yo se, para que el «Yo» renunciase
a la vacuidad de persistir, fijo y solar,
y se confesara jubilosamente vencido,
hasta respirar el más grande júbilo de la integración.
Ahora, amada mía para siempre,
ni mirada tenemos para ver, ni oídos para captar la melodía,
el paisaje, la transparencia de la vida,
perdidos como estamos en la concha ultramarina de mar.
Vamos, no llores…
Vamos, no llores...
La infancia se ha perdido.
La juventud se ha perdido.
Pero la vida aún no se ha perdido.
18. 18
El primer amor ya pasó.
El segundo también pasó.
El tercer amor pasó.
Pero aún continúa vivo el corazón.
Perdiste a tu mejor amigo.
No realizaste ningún viaje.
No posees tierra, ni casa, ni barco,
pero tienes un perro.
Algunas duras palabras
en voz tenue, te golpearon.
Esas, nunca, nunca cicatrizan.
Sin embargo, ¿existe el humor?
Nota social
El poeta llega a la estación.
El poeta desciende.
El poeta toma un auto.
El poeta va para el hotel.
Y mientras hace eso
como cualquier hombre de la tierra,
una ovación lo persigue
hecha algarabía.
Banderolas
que despliegan sus alas.
Bandas de música. Cohetes.
Discursos. Gente con sombreros de paja.
Cámaras fotográficas disparadas.
Automóviles inmóviles.
Bravos...
El poeta está melancólico.
En un árbol del paseo público
(gestión de la actual administración)
árbol grueso, prisionero
de anuncios en colores,
árbol banal, árbol que nadie ve,
canta una cigarra.
Canta una cigarra que nadie oye
19. 19
un himno que nadie aplaude.
Canta, bajo un sol terrible.
El poeta entra en el elevador
el poeta sube
el poeta se encierra en su cuarto.
El poeta está melancólico.
De frente a los últimos
acontecimientos
¡Oh! seamos pornográficos
(dulcemente pornográficos).
¿Por qué seremos más castos
que nuestro abuelo portugués?
¡Oh!, seamos navegantes,
pioneros y guerreros,
lo que se quiera seamos,
sobre todo pornográficos.
Puede ser triste la tarde
y la mujer puede doler
como duele un puñetazo en el ojo
(pornográficos, pornográficos).
Están sonriendo tus amigos
de tu última resolución.
Pensaban que el suicidio
fuese la última resolución.
No comprenden, pobrecitos,
que lo mejor es ser pornográfico.
Propónselo a tu vecino,
al chofer de tu tranvía,
a todas las criaturas
que son inútiles y existen,
propónselo al hombre de gafas
20. 20
y a la mujer con el bulto de ropa.
Dile a todos: mis hermanos,
¿no queréis ser pornográficos?
Tristeza en el cielo
En el cielo también hay una hora melancólica.
Hora difícil, en que la duda también penetra
las almas.
¿Por qué hice el mundo? Dios se pregunta
y se responde: No sé.
Los ángeles lo miran con reprobación,
y caen plumas.
Todas las hipótesis: la gracia, la eternidad,
el amor
caen, son plumas.
Otra pluma, el cielo se deshace.
Tan manso, ningún fragor denuncia
el momento entre todo y nada,
o sea, la tristeza de Dios.
Poesía
Gasté una hora pensando un verso
que la pluma no quiere escribir.
No obstante, él está aquí dentro
inquieto, vivo.
El está aquí dentro
y no quiere salir.
Pero la poesía de este momento
inunda mi vida entera.
21. 21
Aniversario
¿Un verso para salvarte
del olvido sobre la tierra?
Si es en mí que estás olvidada,
el verso recordaría apenas
esta fuerza de olvido,
mientras la vida, sin memoria,
vaga atmósfera, se condensa
en la pequeña caja donde vives
como los muertos saben vivir.
Letanía De La Huerta
Huerta de los repollos, huerta del jiló
huerta de la lectura, huerta del pecado,
huerta de la evasión, huerta del remordimiento,
huerta del escaramujo y del sapo y del pedazo
de cuenco de color guardado por el recuerdo,
huerta de acostarme en el suelo a poseer la tierra,
y de poseer el cielo, cuando la tierra me cansa.
Liquidación
La casa fue vendida con todos los recuerdos
todos los muebles todas las pesadillas
todos los pecados que se cometieron en vida
o por cometer.
La casa fue vendida con sus golpes en la puerta
con su viento acanalado su vista del mundo
sus imponderables
por veinte, veinte contos.
22. 22
Una plegaria para escritores (de
todos tipos) que hay que leer con
diccionario en mano:
PLEGARIA INTRODUCTORIA
De la lectura sintagmática
De la lectura paradigmática del enunciado
De la lengua fáctica
De la factividad y de la no factividad en la oración principal
Libera nos, Domine.
De la organización categorial de la lengua
De la principalidad de la lengua en el conjunto de los sistemas semiológicos
De la concretez de las unidades en el estatuto que dialectiza la lengua
Del ortolenguaje
Libera nos, Domine.
Del programa epistemológico de la obra
Del corte epistemológico y del corte dialógico
Del sustrato acústico del culminado
De los sistemas genitivamente afines
Libera nos, Domine.
De la semia
Del sema, del semema, del semantema
Del lexema
Del clasema, del mema, del sentema
23. 23
Libera nos, Domine.
De la estrcturación semémica
Del ideolecto y de la pancromía científica
De la reliabilidad de test psicolingüísticos
Del análisis computacional de la estructuración silábica de las fablas
regionales
Libera nos, Domine.
Del vocoide
Del vocoide nasal puro y sin clausura consonantal
Del vocoide bajo y del semivocoide homorgámico
Del glide vocálico
Libera nos, Domine.
De la lingüística frástica y transfrástica
Del signo sinésico, del signo icónico y del signo gestual
De la clitización pronominal obligatoria
De la glosemática
Libera nos, Domine.
De la estructura exo-semántica del lenguaje musical
De la totalidad sincrética del emisor
De la lingüística generativo/transformacional
Del movimiento transformacionalista
Libera nos, Domine.
De las apariciones de Chomsky
De Mehler, de Perchonock
24. 24
De Saussure, de Cassirer, Troubetzkoy, Althusser
De Zolkiewsky, Jacobson, Barthes, Derrida, Todorov
De Greimas, Fodor, Chao, Lacan et caterva
Libera nos, Domine.
La falta que ama
Entre arena, sol y grama
lo que se evita se da.
Mientras la falta que ama
busca a alguien que no hay.
Está cubierto de tierra,
de completo olvido envuelto.
Donde el ojo más se aferra
la dalia es toda cemento.
La transparencia de la hora
corroe ángulos oscuros:
una canción que no implora
ni ríe, resbalando muros.
No se oye la polvareda
que el gesto esparce en el llano.
La vida se cuenta entera
en letras de conclusión.
¿Porqué es que revuela a tontas
el pensamiento en la luz?
¿Y porqué nunca se escurre
el tiempo, llaga sin pus?
El insecto petrificado
en la concha ardiente del día
une el tedio del pasado
a una futura energía.
25. 25
¿Se hará en el suelo simiente?
¿Todo va a recomenzar?
¿Es la falta o él que siente
el sueño del verbo amar?
Aparición amorosa
Dulce fantasma, ¿por qué me visitas
como en otros tiempos nuestros cuerpos se visitaban?
Me roza la piel tu transparencia, me invita
a rehacernos caricias imposibles: nadie
recibió nunca un beso de un rostro consumido.
Pero insistes, dulzura. Oigo tu voz,
la misma voz, el mismo timbre,
las mismas leves sílabas,
y aquel largo jadeo
en que te desvanecías de placer,
y nuestro final descanso de gamuza.
Entonces, convicto,
oigo tu nombre, única parte indisoluble
música pura en continua existencia.
¿A qué me abro?, a ese aire imposible
en que te has convertido
y beso, beso esa nada intensamente.
Amado ser destruido ¿por qué vuelves
y eres tan real y tan, igualmente, ilusorio?
Ya no distingo más si eres sombra
o sombra siempre fuiste, y nuestra historia
el invento de un libro deletreado
bajo pestañas soñolientas.
¿Habré un día conocido
tu verdadero cuerpo como hoy lo conozco
enlazando el vapor como se enlaza
una idea platónica en el aire?
¿El deseo perdura en ti que ya no eres,
querida ausente, persiguiéndome, suave?
26. 26
Nunca pensé que los muertos
el mismo ardor tuviesen de otros días
y nos lo transmitiesen con chupadas
de hielo y fuego candente matizados.
Tu visita ardiente me conforta.
Tu visita ardiente me acongoja.
Tu visita, apenas una limosna.
Enemigo
Voy a pelearme contigo.
Voy a recibir, voy a sangrar
pero voy a pelearme.
Tengo que pelearme contigo, tengo
que gritar en voz alta palabrotas
que me llenan la garganta.
Crecerán en el aire de la calle,
subirán hasta los voladizos
de las buhardillas
todos las oirán.
Yo las dije. El flacucho. El triste.
Tengo que pelearme
rodar por el suelo contigo, íntimamente
abrazados por la rabia.
Tengo que a puntapiés
herirte en el escroto.
Poco importa que tú me des el doble.
Poco importa que me destroces.
No llamaré a mi hermano para socorrerme.
Quiero ser el perdedor
que le gana al miedo.
Soneto de la locura
Es rica, mi pobre casa, en quimeras
y voy sin destino lidiando espantos,
mi nombre ha de romper obscuras eras,
tal cual Pentapolín, rey Garamanta.
27. 27
Ronda mi mente un tropel de batallas
jamás vistas en tierra, mar o infierno.
Si de la cocina escapa olor de ajo
me huele a aroma de la gloria eterna.
Doncellas a salvar, mil en la Tierra
y yo parto y mi rocín, chispa, grito,
fin a entuertos, héroe de seda y fierro,
y no duermo, angustiado, y ceno nubes
con la obsesión de que al fin la bendita
Edad de Oro de las alturas baje.
II
Consagración
Rocinante
pasta la hierba del sosiego.
La Mancha entera está en calma.
La llama oculta arde
en esta vehemente España interior.
De rodillas y ojos visionarios
me consagro caballero, andante, amante
de amor cortés para mi dama,
cristal perfecto de la perfección.
De aquí en adelante
he de girar, circunvagar, combatir
los errores, la falsedad
y cosechar, del pecho ensangrentado,
la palma esquiva y rara
que ha de ciñirme la frente
con las manos del Amor-Amante.
La fama
en la hierba rala
que Rocinante come
se guarda para mí,
la siento en todo,
en la sed que bebo
y en el viento que me arrastra.
28. 28
III
El fino propósito
Caña de pescar
pescando en el aire,
saltamontes montado
en magro corcel,
espectro de grillo
ciñendo loriga,
hilo de coser
que tuerce la brisa,
relámpago
ingenuo
furor
de solitarias horas en vela
cuando el designio invade
la noche obscura.
Espolea
al caballo,
espolea
al sin fin.
IV
Convite a la gloria
Juntos en la polvoreda de las encrucijadas
conquistaremos la gloria.
- ¿Y de qué me sirve?
-Nuestros nombres resonarán
en las campana de bronce de la Historia
- ¿Y de qué me sirve?
- Nadie jamás, en ninguno de los puntos cardinales
será tan grande.
- ¿Y de qué me sirve?
29. 29
- Las más inaccesibles princesas se curvarán
a nuestro paso
- ¿Y de qué me sirve?
- Por tu valor y por tu fervor
tendrás una isla de oro y esmeralda
- ¡Eso me sirve!
V
Uno en cuatro
A Z
b y
A&B Z&Y
Ab yZ
AByZ
cuatrigerminados
cuatrimiembra jornada
cuatripartida anhelo
cuatrivaliente búsqueda
ansia unificada
uncaballerouncaballounjumentounescudero
VI
El derrotado invencible
- ¡Gigantes!
(Molinos
de viento...)
- ¡Maldita
hechicería
signo
del ardid!
(Molinos y molinos
de viento...)
- ¡Gigantes!
30. 30
Sus brazos
de acero
¿me quiebran
la espina,
me vuelven
harina?
Pero brilla
San Telmo
que rige
e ilumina
mi valor.
Adolorido
molido
caído
perdido
curtido
muerto
yo sigo
persigo
lo celene
intento:
por la justicia en el mundo
lucho, iracundo
VIII
Lana y piedra
- ¡Mira a Alifanfarón y a sus guerreros!
¡Mira a Brandabarbarán y a Miulina!
¡Ve a Micocolembo y a Timonel!
- Señor, yo sólo veo unos carneros.
La lanza en ristre avanza y hiere a la lana,
traspasa ovejas como si atravesase
el corazón de fieros enemigos
- Basta, señor, esta pelea es vana.
(No basta, no, hasta que la boca sangre
y salten los dientes,
se quiebren las costillas
y el cuerpo ruede
colchón de dolores
31. 31
del héroe vencido,
no por Alí
sino a pedradas
de los pastores
enfurecidos.)
IX
Esdrujulerías de amor penitente
En esta tierra, páramo de mi soledad
a donde no llega la música
de la voz de Dulcinea
que por mí no suspira,
y que mal sabe que existo,
voy a hacer penitencia
de amor.
Voy a lamentar mis penas,
y a conmover a las piedras
lavándolas con lágrimas,
rompiéndolas a gritos,
voy a enloquecer a las águilas,
a cautivar hipogrifos
y a acariciar serpientes,
me arrancaré la vestimenta
de fierro y de grandeza
y sin calzones, ya desnudo
con los documentos del sexo
cínicamente expuestos,
para que aves y plantas
disfruten del espectáculo,
haré mil muecas,
la cabeza en el piso y los pies al aire
dando piruetas
saltos mortales vitales
de amor
de amor
de amor.
X
32. 32
Petición genuflexa
¡Oh! terrible
azote del demonio.
¡Oh! benigno
defensor de humillados
parapeto y amparo de la honra
espejo de galantería
dueño de olorosas y machas virtudes
roca de la voluntad en movimiento
constante,
satisface, mi amo, este requerimiento.
La ínsula
la ínsula
la ínsula prometida
esa maldita ínsula
dámela con urgentísima presteza.
Cubro de besos vuestras manos
por mí y por Teresa
futura prima dama
Panza.
XII
Pleito y contentamiento
- La fatigada fiesta de correr
peligros sin moneda
ya me pesa en los huesos.
Exijo mi salario de locura
y la suma del tiempo de servicio.
- Amigo Sancho, vete a la mierda,
que no aprecio favores mercenarios
y puedo tener doscientos escuderos
sólo ambiciosos del renombre eterno.
- Señor, ¿dejaros? Nunca.
Ya me derrito en lloro arrepentido.
Sigo con vosotros, sigo
hasta el ultísimo peligro
sin otra paga que vuestro afecto.
33. 33
Abracémonos pues, de almas lavadas,
que mi destino es ser
a vuestro lado
el caldo grueso junto al vino fino.
XIX
Soliloquio de la renuncia
Vuelvo por los caminos
en mi búsqueda;
que de mí yo me perdí
cuando me sentí gobierno.
Gobernar, qué tontería;
blanda prisión
de insomnios y cuidados.
¿De qué sirve vigilar
el interés de los hombres,
castigarlos o premiarlos,
si a Sancho el libre
labrador de otros tiempos
lo esclavizó el poder?
¿Si con su buey y su perro
su comarca niña
y todo lo que cupiera
en sus campos,
en ese imperio,
se gobernaría a sí mismo?
Por los caminos vuelvo
buscando a Sancho
para de nuevo Sancho
saberme y constatarme
con redoblado placer.
XX
En el camino de Zaragoza
Eran pastoras de sol
ninfas doradas
brotando de la corteza de los árboles
para cercarme
34. 34
entre murmullos de plata líquida
y mariposas cintilantes.
Ahora, toros
furiobufantes
me envuelven, derrumban y pisan,
entre lanzas y arreos enemigos
y el tropel de un combate que no me hará callar:
En estos bosques proclamo la belleza
de ninfas y pastoras
y la belleza mayor, que el eco prolonga
de Dulcineaneaneanea.
XV
El recado
Caballero que cae del caballo
parado
y ¡plas! lastima el cuerpo en el suelo
raspado...
¿Fue por artes, tal vez, del escudero
culpado?
No. Su destino está para siempre
trazado:
Cae de espaldas o dando cabriolas
mareado.
De ese modo nos deja su triste
recado,
de saber, cada día, su juego
frustrado
y, otra vez, en el barro, inventarlo
mayor.
XXI
Nocturno antefinal
35. 35
Duerme, Alonso Quijano.
Peleaste más de lo que ninguna pelea
(y perdiste).
Amaste más de lo que el amor se deja amar.
El ímpetu
el sereno
la desmesura,
fábulas que daban rumbo al sin rumbo
de tu vida llevada a golpes
y a culatazos,
¿de qué sirvió el todo de esa nada?
Villanos discuten y luchan a brazo partido
mientras duermes.
Neutras estatuas de alimañas velan
la arena obscura de tu sueño
desnudo de todo encantamiento.
Duerme, Alonso, andante
petrificado
caballero-desengaño.
Amar
Qué puede una criatura sino,
sino entre criaturas, amar?
amar y olvidar,
amar y mal amar,
amar, desamar, amar?
siempre, y hasta de ojos vidriados, amar?
Qué puede, pregunto, el ser amoroso
solo, en rotación universal, sino
rodar también, y amar?
amar lo que el mar trae a la playa,
lo que el sepulta, y lo que, en la brisa marina,
es sal, o precisión de amor, o simple ansia?
Amar solemnemente las palmas del desierto,
lo que es entrega o adoración expectante,
y amar lo inhóspito, lo áspero,
un florero sin flor, un piso de hierro,
y el pecho inerte, y una calle vista en sueno,
y una ave de rapiña.
36. 36
Este es nuestro destino: amor sin cuenta,
distribuido por cosas pérfidas o nulas,
donación ilimitada a una completa ingratitud,
y en la concha vacía del amor la búsqueda medrosa,
paciente, de mas y mas amor.
Amar nuestra falta misma de amor, y en la seguridad nuestra
amar el agua implícita, el beso tácito y la sed infinita.
Consuelo en la playa
Vamos no llores.
La infancia está perdida.
La juventud está perdida.
Pero la vida no se perdió.
El primer amor pasó.
El segundo amor pasó.
El tercer amor pasó.
Pero el corazón continúa.
Perdiste a tu mejor amigo.
No hiciste ningún viaje.
No posees carro, barco, tierra.
Pero tienes un perro.
Algunas palabras duras.
Con una voz mansa te golpearon.
Nunca nunca cicatrizan.
Pero ¿Y el humor?
La injusticia no se resuelve.
A la sombra de un mundo errado
murmuraste una protesta tímida.
Pero vendrán otras.
Sumado todo esto, deberías
precipitarte de una vez en las aguas
Estás desnudo, en la arena, en el viento.
Duerme hijo mío.
37. 37
Carlos Drummond de Andrade /
biografía
Poeta, periodista y político brasileño, nació en 31 de
octubre en la ciudad de Itabira, Minas Gerais (Brasil) en
1902. A los 23 años edita junto a otros escritores La Revista,
cuyo objeto era dar difusión a las expresiones del
"modernismo brasileño", movimiento que tiene su inicio
durante la Semana de Arte Moderna realizada en Sao Paulo
durante 1922.
En 1925 Andrade ingresó en la Facultad de Farmacia, se graduó aunque
nunca llegó a ejercer su profesión. Junto a su amigo Emilio Moura y otros
amigos fundó A Revista, que fue uno de los principales órganos de difusión
del modernismo local. En 1930 publica su primer libro Alguna poesía. En 1934
se trasladó definitivamente a Río de Janeiro, ocupando el cargo de jefe de
gabinete del nuevo ministro de Educación y Salud Pública. En ese mismo
año ve la luz su segunda obra Brejo das Almas y en 1940 Sentimiento do Mundo.
Al finalizar la segunda guerra mundial y caer el gobierno de Getulio Vargas,
ocupó por un corto período la dirección del diario Tribuna Popular. Regresó
al ministerio de Educación desempeñándose en la Dirección de Patrimonio
Histórico y Artístico. En forma paralela una intensa actividad periodística a
la vez que una riquísima labor poética. Ejerció en su país primero y luego
en el mundo la representación de los altos valores del modernismo de Brasil
(nacionalismo no dogmático, empatía con el pueblo, creatividad no
académica y libertad total a la palabra). En su momento no tembló su
conciencia al renunciar a un importantísimo premio nacional que iba
acompañado de una gran cantidad de dinero ya que éste era otorgado por el
entonces gobierno militar de su país.
Desde sus primeros libros la poesía de Drummond se destacó del resto; es
un obsequio verbal de la más alta calidad; es auténtica, legítima y grande.
Siempre mantuvo una estrecha relación con la gente ejerciendo el poema y
su prosa de prensa. Este enorme autor brasileño (tiene 28 libros de poesía
editados) es considerado por la crítica como uno de los mayores poetas del
Brasil.
Murió el 17 de agosto de 1987 en la ciudad de Río de Janeiro, doce días
después de la muerte de su única hija María Julieta Drummond de Andrade.
38. 38
Muestrario de Poesía
1. La eternidad y un día y otros 7. Para vivir mañana y otros poemas /
poemas / Roberto Sosa Washington Delgado.
2. El verbo nos ampare y otros poemas 8. Haikus / Matsuo Basho
/ Hugo Lindo 9. La última tarde en esta tierra y otros
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / Mahmud Darwish
poemas / Joaquín Pasos 10. Elegía sin nombre y otros poemas /
4. Habitante del milagro y otros Emilio Ballagas
poemas / Eduardo Carranza 11. Carta del exiliado y otros poemas /
5. Propiedad del recuerdo y otros Ezra Pound
poemas / Franklin Mieses Burgos 12. Unidos por las manos y otros poemas /
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Carlos Drummond de Andrade
Juarroz
Libros de Regalo
1. Llevar a Gladys de Vuelta a Casa 21. Luis Pie y Los Vengadores / Juan Bosch
y otros cuentos / Aquiles Julián 22. Ahora que vuelvo, Ton / René del Risco
2. Letras sin Dueños / Aquiles Julián 23. La casa de Matriona / Alexander Solzenitsin
3. Música, maestro / Aquiles Julián 24. Josefina, atiende a los señores y otros textos /
4. Una Carta a García / Elbert Hubbard Guillermo Cabrera Infante
5. 30 Historias de Nasrudín Hodja / 25. El bloqueo y otros cuentos / Murilo Rubiao
Aquiles Julián 26. Rashomon y otros cuentos /
6. Historias para Crecer por Dentro / Ryunosuke Akutagawa
Aquiles Julián 27. El traje del prisionero y otros cuentos /
7. Acres de Diamantes / Russell Conwell Naguib Mahfuz
8. 3 Historias con un país de fondo / 28. Cuentos árabes / Aquiles Julián
Armando Almánzar R. 29. Semejante a la noche y otros textos /
9. Pequeños prodigios / Aquiles Julián Alejo Carpentier
10. El Go-getter / Peter Kyne 30. La tercera orilla del río y otros cuentos /
11. Mujer que llamo Laura / Aquiles Julián Joao Guimaraes Rosa
12. Historias para cambiar tu vida / 31. Leyendas aymarás / Aquiles Julián
Aquiles Julián 32. La muerte y la muerte de Quincas
13. El ingenio del Mulá Nasrudín / Berro Dágua /Jorge Amado
Aquiles Julián 33. Un brazo / Yasunari Kawabata
15. Algo muy grave va a suceder en este pueblo / 34. Cuentos africanos 2 / Aquiles Julián
Gabriel García Márquez 35. Dos cuentos / Yukio Mishima
16. Cuatro cuentos / Juan Bosch 36. Mejor que arder y otros cuentos /
17. Historias que iluminan el alma / Clarice Lispector
Aquiles Julián 37. La raya del olvido y otros cuentos /
18. Los temperamentos / Conrado Hock Carlos Fuentes
19. Una rosa para Emily / William Faulkner 38. En el fondo del caño hay un negrito
20. El abogado y otros cuentos / y otros cuentos / José Luis González
Arkadi Averchenko
39. 39
39. La muerte de los Aranco y otros cuentos / 45. Cuentos hindúes / Aquiles Julián
José María Arguedas 46. El libro de los panegíricos / Rubem Fonseca
40. El hombre de hielo y otros cuentos / 47. Juana la Campa te vengará y otros cuentos /
Haruki Murakami Carlos Eduardo Zavaleta
41. Dos cuentos / Pedro Juan Soto 48. Venezuela cuenta 1 / Varios autores
42. Aquellos días en Odessa y otros cuentos / 49. La habitación roja / Edogawa Rampo
Heinrich Böll 50. Jóvenes cuentistas de América Latina 1 /
43. 12 cartas de amor y un amorcito y Varios Autores
otros cuentos / Juan Aburto 51. Caballo en el salitral y otros cuentos /
44. Rebelión en la granja / George Orwell Antonio Di Benedetto
CIENSALUD
1. Inteligencia de Salud y Bienestar: 7 pasos Cristina Gutiérrez
2. Cómo prevenir la osteoporosis Cristina Gutiérrez
Iniciadores de Negocios
1. La esencia del coaching Varios autores
2. El Circuito Activo de Ventas, CVA Aquiles Julián
3. El origen del mal servicio al cliente Aquiles Julián
4. El activo más desperdiciado en las empresas Aquiles Julián
5. El software del cerebro: Introducción a la PNL Varios autores
6. Cómo tener siempre tiempo Aquiles Julián
7. El hombre más rico de Babilonia George S. Clason
8. Cómo hacer proyectos y propuestas bien pensados Liana Arias
9. El diálogo socrático. Su aplicación en el proceso Humberto del Pozo
de venta. López
10. Principios y leyes del éxito Varios autores